Excelente concierto a cargo de la Sinfónica
Nacional en el CCK
SOBRE
LA GUERRA Y LA SOLEMNIDAD
Martha
CORA ELISEHT
Alguna
vez, el lector se preguntará qué quiso decir el cronista al titular una nota o
un artículo. En este caso, se refiere concretamente al repertorio brindado en
el concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional el pasado miércoles 5 del
corriente en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner (CCK) bajo la
dirección del maestro Federico Sardella, con la participación del Coro Nacional
de Música Argentina y el periodista Santiago Giordano como locutor, compuesto
por las siguientes obras:
-
Fanfarria para un
hombre común- Aaron COPLAND (1900-1990)
-
“Malvinas” (poema
sinfónico coral) (estreno)- Pedro CHEMES (1964)
-
Sinfonía n°4 en Mi
menor, Op.98- Johannes BRAHMS (1833-1897)
Posteriormente
a la entrada de los instrumentos de bronce y percusión para el desarrollo de la
mencionada obra de Copland, Santiago Giordano ofició como presentador del
programa y comentarista. Se refirió principalmente a la obra del compositor
argentino Pedro Chemes sobre la guerra de Malvinas, que se presentó en calidad
de estreno -cumpliendo con uno de los objetivos principales de la Sinfónica
Nacional-. De paso, comentó también que la célebre Fanfarria para un hombre
común fue originalmente concebida como obra de guerra. Se compuso por
encargo del director de orquesta Eugene Goosens en 1942, como homenaje a los
caídos durante la Segunda Guerra Mundial. De las 18 fanfarrias presentadas por
requerimiento a distintos compositores, la de Copland prevaleció y se
transformó no sólo en una de las obras más conocidas de este gran compositor
estadounidense, sino también “en honrar un tributo al hombre común en la
fecha del impuesto sobre la renta”, según sus propias palabras. Se estrenó
en 1943 y está escrita para los siguientes instrumentos: 4 trompas en Fa, 3
trompetas en Si bemol, 3 trombones, tuba, timbal, bombo y doble gong.
Posteriormente, Copland la incorporó como tema principal del 4° movimiento de
su Sinfonía n°3. Los bronces de la Sinfónica Nacional sonaron
magistrales, al igual que los instrumentos de percusión, desarrollando una
impecable versión de tan consabida obra.
Seguidamente,
el resto de la orquesta hizo su presentación sobre el escenario de la Sala
Sinfónica junto al Coro Nacional de Música Argentina, donde uno de sus
integrantes ingresó provisto de una caja. El poema sinfónico presentado en calidad
de estreno consta de tres movimientos: Plaza de Mayo furiosa el 30 de Marzo
de 1982/ Plaza de Mayo eufórica por la recuperación de las Malvinas/ Hundimiento
del Crucero Gral. Belgrano y desolación por la pérdida de las islas. Para
ello, Chemes emplea elementos vanguardistas fusionados con temas del folklore
argentino y -en ciertos momentos- ribetes de tango. El resultado es una obra de
muy buena línea melódica, atrayente para el espectador, que traduce en música
los sucesos históricos sobre un tema tan caro a la historia argentina y
que -hasta entonces- ha sido poco abordado en el ámbito de la música clásica. Junto
con “Islas de fuego” -estrenada por la Orquesta Nacional de Música
Argentina “Juan de Dios Filiberto” hace pocos días atrás-, son las únicas obras
de música clásica que versan sobre el tema. El tema de la indignación popular
contra el régimen militar del 1° movimiento está muy bien abordado por parte
del coro, donde se alternan pasajes musicales con gritos de protesta, mientras
la orquesta responde con un muy buen logrado contrapunto en glissandi entre
la percusión, trompetas y trombón bajo - notables actuaciones de Jonathan
Bisulca y Jean Pierre Huemac, respectivamente-. El segundo movimiento abre con
una cadencia a cargo de las cuerdas en contrapunto con la tuba, creando un
clima de niebla y misterio que envuelve a las islas, hasta desembocar en una
melodía en tono mayor que indica que las Malvinas han sido recuperadas. El solo
de violín -a cargo del concertino Gustavo Mulé- muestra una breve
conciliación hasta la entrada de la percusión y los metales, indicando el
comienzo de la guerra previamente a la entrada del coro. Por último, el efecto
de cuerdas divididas crea un panorama de desolación causado por el hundimiento
del crucero Gral. Belgrano y la indiferencia hacia los excombatientes por ambas
partes. Un solo de bombo previo a la entrada de las cuerdas en ritmo de baguala
recrea la derrota militar, retomada por el lamento del coro ante la pérdida del
territorio. Aquí es donde el solista de caja se luce marcando el ritmo mientras
el coro proclama “Recuerda la historia de los vencidos/ la historia de la
muerte de mirada y vida combativa/ recuerda”. Hacia el final, el trombón
bajo, la tuba y la flauta crean esa atmósfera de dolor y desolación con la que
culmina la obra. Fue muy bien recibida por el público y se invitó al compositor
a subir al escenario en medio de numerosos aplausos y vítores.
La
Sinfonía n°4 en Mi menor, Op.98 es la última que compuso Brahms durante
el verano de 1884 en Mürzzuschlag y la estrenó en 1885 al frente de la
Meiningen Court Orchestra. Se caracteriza por el énfasis especial sobre la nota
Do en sus cuatro movimientos: Allegro non troppo (Mi menor) / Andante
moderato (Mi mayor) / Allegro giocoso- Poco meno presto- Tempo I (Do
mayor) / Allegro enérgico e passionato- Piú allegro (Mi menor).
Independientemente de ser una obra maestra y la predilecta de las sinfonías del
genio de Hamburgo por parte de quien escribe, la versión ofrecida por la
Sinfónica Nacional sonó majestuosa. Si bien hubo algunas imperfecciones entre
los cornos en el 1° movimiento, no por ello le restó mérito. La impecable
dirección de Federico Sardella permitió el completo lucimiento de la orquesta
en toda su dimensión, sacando un sonido puro y característico de la música de
Brahms: romántico, solemne y marcial. Hacía rato que una no escuchaba una
versión tan perfecta de la mencionada sinfonía por una orquesta argentina - la
última vez por parte de una, la memorable versión ofrecida por Luis Gorelik en
2016 al frente de la Estable del Colón en la Usina del Arte- y el público se
puso unánimemente de pie al final en medio de una ovación de aplausos.
Cuando
se estudia periodismo, lo primero que se enseña es la síntesis. Se dice que el
título de una nota es la síntesis más perfecta de la misma. El programa
ofrecido por la Sinfónica Nacional incluyó obras relacionadas con la guerra y
una obra magistral y solemne como es la 4° Sinfonía de Brahms en otra
noche que será recordada por la gran versión de esta última obra, cuyos acordes
todavía persisten en los oídos del público.
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