Muy buen concierto a cargo de la
Sinfónica Municipal de Avellaneda en el CCK
ORGULLOSAMENTE
BONAERENSE 2
Martha
CORA ELISEHT
Desde
su fundación por decreto del intendente José Aphalo en 1949, la Orquesta
Sinfónica Municipal de Avellaneda cuenta con una importante trayectoria a lo
largo de todos estos años. No sólo ha participado en las temporadas líricas del
Teatro Roma de dicha ciudad, sino también en numerosos recitales de figuras
nacionales e internacionales y conciertos sinfónicos. Tras haber convocado a
concurso para cubrir cargos vacantes en Febrero del corriente año, la
mencionada agrupación se presentó en la Sala Sinfónica del Centro Cultural
Kirchner (CCK) el pasado domingo 23 del corriente, bajo la dirección de
Ezequiel Fautario y con la participación de la flautista Maia Perduca como
solista, en un programa compuesto por las siguientes obras:
-
“El tarco en flor” (poema
sinfónico)- Luis GIANNEO (1897-1968)
-
Concierto en Mi menor
para flauta y orquesta de cuerdas, Op. 57- Saverio
MERCADANTE (1795-1870)
-
Sinfonía n°2 en Re
mayor, Op. 73- Johannes BRAHMS (1833-1897)
Desde
la tradicional afinación de instrumentos, se pudo constatar que la orquesta
estaba muy bien afinada y afiatada, lo que sirvió para tener una
representación brillante durante todo el concierto. Tras hacer su aparición
sobre el escenario del Auditorio Nacional y, ante la constante carencia de
programas de mano, Ezequiel Fautario se dirigió al público para explicar el repertorio
y hacer una breve reseña sobre las obras. Y agradeció mucho a la orquesta y sus
integrantes por incluirlo siempre en su programación. Asimismo, se dirigió al
público solicitando acompañar las actividades de la orquesta, que se anuncian
oportunamente mediante las redes sociales. La jornada comenzó con una muy buena
versión de la mencionada obra de Luis Gianneo, que data de 1930 y que fuera compuesta
durante su estancia en Tucumán. La orquesta sonó sólida, muy compacta, con un
muy buen desempeño de los timbales y la percusión para culminar con un
bellísimo solo de violín, ejecutado de manera impecable por el concertino.
Si
bien dejó una riquísima producción de óperas, Saverio Mercadante sólo dejó unas
pocas obras en el repertorio de conciertos: el Concierto para clarinete en
Si bemol mayor, Op.101 y tres conciertos para flauta, de los cuales, el Concierto
en mi menor para flauta y orquesta de cuerdas, Op.57 es el más conocido.
Consta de 3 movimientos (Allegro/ Andante/ Allegro) de los cuales, el
último ha servido como cortina musical de programas radiales durante la década
del ’60. Si bien posee una línea melódica clásica, con pasajes que -por
momentos- recuerdan a Mozart y Beethoven, no forma parte del repertorio
habitual para dicho instrumento. Por lo tanto, no sólo ha sido un mérito muy
importante para la orquesta incluirlo en su repertorio, sino también contar con
una instrumentista de los quilates de Maia Perduca para su ejecución. Además de
desempeñarse como flauta solista en la Sinfónica Municipal de Avellaneda,
integró las Orquestas Estable del Colón (contratada) y Sinfónica Nacional
(interina). No sólo brindó una excelente interpretación, sino que, además, lo
hizo cursando un embarazo bastante avanzado. Fue su concierto de despedida
antes de tomar su licencia por maternidad, lo que le valió un sincero aplauso
por parte del público.
La
Sinfonía n°2 en Re mayor, Op. 77 es una de las más hermosas obras de la
tetralogía sinfónica de Brahms y consta de 4 movimientos: Allegro non
troppo/ Adagio non troppo/ Allegretto grazioso- rondó/ Allegro con spirito. El
tema bucólico del 1° movimiento ha hecho que se catalogue a esta sinfonía como “Pastoral”
sin realmente serlo, ya que es más bien nostálgico, mientras que el Adagio
non troppo es más romántico y envolvente. El vertiginoso Allegretto
grazioso es un rondó con un contrapunto magistral, rico en matices,
fresco y vivaz hasta desembocar en el monumental Allegro con spirito, escrito
en forma de sonata y que representa un desafío para el director de orquesta. Un
muy buen dominio del contrapunto, una perfecta marcación de los tempi, con
fuste, garra, entusiasmo e interpretación con impronta y sello personal
hicieron que Ezequiel Fautario brindara una muy buena versión de esta sinfonía.
Tal así fue, que el Auditorio Nacional estalló en aplausos al final del
concierto y se puso de pie de forma cuasi unánime.
En
el caso particular de esta cronista, ha sido una grata sorpresa descubrir una
orquesta sinfónica de muy buen nivel, con un sonido muy compacto e instrumentistas
de excelente calidad. Al igual que su par de 3 de Febrero -casualmente, también
bajo la dirección de Fautario-, ha sonado como un organismo sinfónico
orgullosamente bonaerense y con creces para demostrarlo.
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