domingo, 2 de julio de 2023

 

Muy buena presentación de la Orquesta Sinfónica Municipal de San Martín en el CCK

 

NUNCA SE VIO TAN LLENO AL AUDITORIO

Martha CORA ELISEHT

 

            El título de una de las canciones suecas más conocidas (Så skimrande var aldrig havet- Nunca se vio tan bello al océano), compuesta e inmortalizada por ese inagotable bohemio que fue Ebert Taube da el pie para ilustrar lo acontecido el pasado domingo 2 del corriente en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner (CCK), donde tuvo lugar un concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica Municipal de Gral. San Martín (Provincia de Buenos Aires) bajo la dirección de Javier Mas y la presencia de Antonio Formaro como solista invitado para ejecutar el siguiente programa:

-          Obertura de “El Rapto en el Serallo” K.384- Wolfgang A. MOZART (1756-1791)

-          “Impresión nocturna”- Andrés GAOS BEREA (1874-1959)

-          “Los Incas”- Alfredo SCHIUMA (1885-1963)

-          Concierto n°1 en Si bemol menor para piano y orquesta, Op.23- Piotr I. TCHAIKOVSKY (1840-1893)

La mencionada agrupación sinfónica fue creada en 1965 y constituye una de las orquestas más renombradas del conurbano bonaerense. Se ha presentado en numerosas salas en Capital Federal y el Gran Buenos Aires, al igual que en el interior del país, donde hizo presentaciones en Corrientes, Bariloche y Salta. No sólo ha grabado tres discos de larga duración, sino que, además, participó en el film Hombre mirando al sudeste de Eliseo Subiela interpretando la 9° Sinfonía de Beethoven. En esta ocasión, Javier Mas hizo su presentación sobre el escenario para dar una breve reseña sobre las obras. La consabida ausencia de programas de mano se ha convertido en algo habitual en el CCK y, por dicho motivo, no queda otra que brindar un micrófono para que los músicos o directores de orquesta puedan ilustrar al público sobre las obras comprendidas en el programa.

Mozart compuso El rapto en el serallo en 1782 como singspiel (ópera con diálogo hablado, sin recitativos) y se estrenó en Viena durante ese mismo año, transformándose en un éxito rotundo. Su obertura es colorida y breve, donde se introducen dos temas: uno, de carácter oriental -representado por bombo, platillos, triángulo y flautín, que emulan los instrumentos usados por las bandas de jenízaros turcos- y, otro, más occidental. La orquesta ofreció una muy buena versión, pero una percibió cierto exceso en la percusión. Probablemente, el hecho que los instrumentos de percusión se ubican al fondo del escenario -donde se empleó mármol para decorar en lugar de madera- origina cierta reverberación del sonido que se percibe como amplificado. Seguidamente, Javier Mas volvió a dirigirse al público para comentar la obra de Gaos Berea -compositor y violinista nacido en Galicia, discípulo de Eugène Ysaÿe y radicado en la Argentina desde 1895 hasta su muerte-. Escrita para orquesta de cuerdas, se estrenó en París en 1937 y es un nocturno de exquisita musicalidad que va paulatinamente in crescendo y alterna con numerosos pianissimi, que deben ser ejecutados con precisión y sutileza. Posee numerosos ribetes impresionistas y cierto tinte romántico wagneriano, con un muy buen efecto de profundidad a cargo de las violas, cellos y contrabajos en contrapunto con los violines. La dirección de Javier Mas fue estupenda y fue un auténtico placer poder descubrir a Impresión Nocturna y gozar una versión de gran calidad.

A continuación, la orquesta se presentó con un orgánico prácticamente completo para interpretar los tres números finales del poema sinfónico Los Incas (Himno al Sol, Kachampa y Final). Se lo conoce también como Cortejo del Inca y es uno de los dos poemas sinfónicos de la producción del compositor ítalo- argentino, quien se desempeñó durante muchos años como secretario de Cultura de la Intendencia de Gral. San Martín, motivo por el cual el Conservatorio de Música de esta localidad del Gran Buenos Aires lleva su nombre. Se inicia con una melodía en tono grave por parte de los contrabajos, timbales y fagot que continúa con un trémolo en cuerdas graves, va in crescendo hasta llegar al tutti orquestal. Posee ciertas reminiscencias de Atipac, el valiente guerrero de Pascual de Rogatis, de OLLANTAY de Constantino Gaito y El Cóndor pasa. El fagot solista junto con los contrabajos y un pizzicato en cellos da la introducción de Kachampa en ritmo de carnavalito y huayno, apoyado por las cajas y el xilofón. Los solistas instrumentales tuvieron muy destacadas actuaciones y se lucieron; sobre todo, los metales y el timbal en el crescendo final. Otra obra rescatada de un letargo prolongado, que fue muy bien recibida por el público mediante un aplauso largo y sostenido.

El celebérrimo Concierto n°1 en Si bemol menor para piano y orquesta, Op.23 de Tchaikovsky constituye el paradigma del concierto romántico para piano y orquesta. Compuesto en Moscú entre 1874 y 1875, fue originalmente dedicado a Nikolai Rubinstein, quien fuera su profesor en el conservatorio de Moscú. Sin embargo, cuando Rubinstein lo ejecutó, manifestó su desagrado. Profundamente decepcionado por la actitud de su profesor, Tchaikovsky decidió cambiar la dedicatoria a Hans von Bülow, quien lo estrenó en Boston en Octubre de 1875, gozando de un éxito rotundo que predomina hasta la actualidad. Sus tres movimientos (Allegro non troppo e molto maestoso (en Re bemol mayor)- Allegro con spirito (en Si bemol menor) / Andantino semplice- Prestissimo (Re bemol mayor) / Allegro con fuoco (Si bemol mayor)) representan un auténtico desafío para el solista, ya que las cadencias, arpegios y pasajes son de extrema dificultad técnica. Por ser una obra tan famosa universalmente, cualquier falla se aprecia enseguida. En la presente versión, Antonio Formaro salió airoso de tamaño desafío merced a su prodigiosa interpretación -pese a que hubo algunas imperfecciones al inicio-. No sólo lo ejecutó de memoria, sino que, además, demostró su maestría al encarar el concierto con gran precisión. La orquesta supo acompañarlo debidamente y se logró una magnífica versión de tan célebre obra, con un sonido característico de una orquesta europea.  Como no podía ser de otra manera, el público estalló en aplausos y vítores al final del concierto.

Parece que el 2023 es un año muy propicio para las orquestas del Gran Buenos Aires, ya que una amplia mayoría se han presentado en los principales escenarios porteños. Sin embargo, esta es la primera vez donde se habilitaron las tres bandejas del Auditorio Nacional en un concierto con entrada libre y gratuita. Con excepción de conciertos organizados por intérpretes de altísimo nivel con entradas pagas y localidades agotadas, nunca se vio al Auditorio Nacional tan lleno de gente. La jerarquía de los intérpretes lo mereció totalmente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario