Fotografía Servicio de Prensa Teatro Colón, Crédito: Máximo Parpagnoli
ENTRE REENCUENTROS Y
NOVEDADES
Teatro
Colón, temporada 2023: Ballet. Actuación del Ballet Estable del Teatro Colón,
Director: Mario Galizzi. Bailarín Invitado: Davide Dato (Integrante del Ballet
de la Staatsoper Wien). Programa: “Suite en Blanc” (Lalo/Lifar), “Windgames” (Tchaikovsky/De Bana) Coreógrafos
Repositores: Charles Judd (“Suite en Blanc) con asistencia de Stephanie
Roublot. Aída Badía (Windgames). Escenografía y Vestuario: Andre Dignimont
(Suite en Blanc), Vestuario: Stephanie Bäuerle (Windgames), Iluminación: Rubén
Conde (“Suite en Blanc”), James Angot (“Windgames”). Participación de la
Asociación de Profesores de la Orquesta Estable del Teatro Colón. Concertino y
Solista: Oleg Pishenin. Dirección Musical: Jan Latham Koenig. 06 de Agosto de 2023.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
Pasaron
veinticuatro larguísimos años para que el público porteño pudiera volver a
apreciar “Suite en Blanc”, la creación de Serge Lifar basada en la música de
otro Ballet “Namouna” de Eduard Lalo en el escenario del Teatro Colón. Si bien durante
mucho tiempo la programación de Ballet se basó en los “clásicos”
(con demasiada alternancia entre “Giselle” y “El Lago de los Cisnes” e incluso
este último en alguna ocasión como cierre de temporada en época de
festividades), muchas otras obras quedaron injustamente relegadas (“Coppelia”
por caso) y en este renglón debemos ubicar a esta creación pensada para mostrar
lo mejor de un cuerpo de baile que se precie de ser.
Lifar tomó diez números del Ballet de Lalo y protagonizó
su estreno en París en 1943 junto a un grupo de notables bailarines en plena
ocupación alemana durante la segunda guerra mundial. La selección incluyó:
Obertura, “La Sieste”, “Theme Varie” (Pas de Trois), “Serenade”, “Presto” (Pas
de Cinq), “Variación de la cigarette”, “Mazurka”, “Adagio”, “Parade de Foire”, “Variación
de la Flute” y “Fete Foraine”. La escena es despojada. En esta versión
encontramos solamente una plataforma elevada para desplazar tanto a solistas
como al cuerpo de baile resaltando la acción.
Para esta reposición, Mario Galizzi dispuso
para el estreno al mejor grupo de bailarines disponibles. Por ello no extrañó ver dentro de una misma obra
a Juan Pablo Ledo, Federico Fernández, Jiva Velázquez, Carla Vincelli, Rocío
Agüero; Camila Bocca, Emmanuel Abruzzo, Iara Fassi, Paula Cassano, Ludmila
Galaverna, Vinicius Vasconcelos entre otros, sumados a los bailarines de fila.
Sería muy injusto de mi parte señalar a
algunos e ir en detrimento de otros. Si en cambio hay que hacer notar que esta
nueva gestión de Mario Galizzi le insufló al Ballet Estable aire nuevo, ganas
de trabajar y deseos de superación y se
ve claramente en cada presentación. El espectacular cierre con Juan Pablo Ledo
y Federico Fernández alzando a sus respectivas compañeras en el centro de la
escena desató una cerrada ovación haciendo justicia por la labor desarrollada
por todo el cuerpo de baile. Como se ve ha sido nuevamente un rotundo acierto
rescatar esta obra de un inmerecido olvido. La reposición de Charles Jude con
asistencia de Stephanie Roublot apuntó justamente a resaltar todos los
detalles, logró precisión de desplazamientos y extrajo lo mejor de cada intérprete.
Un
vestuario de Ballet clásico sobriamente diseñado por Andre Dignimont,
responsable además del sencillo y eficaz dispositivo escénico, fue realzado por
la iluminación siempre acertada de Rubén Conde. Nada quedó librado al azar.
En cambio resultó irregular el acompañamiento
brindado por Jan Latham Koenig al frente de la Asociación de Profesores de la
Orquesta Estable del Teatro Colón con momentos de suma estridencia y percusión
desbocada que no son propios del estilo francés.
“Windgames ”es una obra que Patrick de Bana
fue estrenando en etapas desde el año 2013 y en el todo recién en 2021. Tomando
como base una obra del repertorio sinfónico (Concierto para Violín y Orquesta
Op. 35 de Tchaikovsky), desarrolla en ella un trabajo basado en las creaciones
que los Ballets Russes estrenaron a comienzos del siglo veinte, por lo cual hay
elementos de danza moderna con el soporte musical de una partitura consagrada.
Es un trabajo distinto y novedoso en donde el lenguaje y la plasticidad de los
cuerpos se unen a la técnica que cada bailarín despliega sobre el
escenario. Durante los tres movimientos
del Concierto se suceden seis episodios, algunos en conjunto y otros en solos o
dúos. Aquí pude apreciar la indudable categoría artística de Davide Dato,
proveniente de Ballet de la Opera de Viena. Con técnica impecable, vigor y
notables movimientos desplegó una energía arrolladora en escena. Muy buenas respuestas
brindaron en las escenas números 2,3 y 5
las parejas de baile compuestas por Igor Vallone y Paula Cassano, Camila Bocca
y Martín Vedia y Antonio Luppi e Iara
Fassi. Jiva Velázquez mostró una vez más su reconocida solvencia en la escena
Nº 4 y el conjunto conformado por Luciano García, Vinicius Vasconcelos, Franco
Noriega, Alan Pereyra, y Sebastián Bustos actuó con solvencia. Vale entonces
destacar la labor de Aída Badía como coreógrafa repositora ante la atenta
mirada del autor De Bana.
Moderno, sobrio y atildado el vestuario de
Stephanie Bäuerle y muy ajustada la iluminación de James Angot.
Sabido es de la exigencia del Concierto para
Violín y Orquesta op.35 de Tchaikovsky, el que requiere un solista de fuste y
una buena orquesta. Además de ser el Concertino, Oleg Pishenin es un reconocido
solista y lo demostró con creces en esta oportunidad en que debió hacerlo desde
el foso. Hubo que sincronizar, baile,
concierto y ajuste orquestal. Aquí sí Jan Latham Koenig hizo una labor
convincente con Pishenin como estupendo solista y una Orquesta que siguió al
detalle al director y a su compañero para que los interpretes estuvieran a
gusto y que le dispensaran al solista el gran aplauso harto merecido. Y el
público sumándose con fervor para ovacionar a todos por igual.
Donato Decina
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