Buena reposición de “LUISA MILLER” con algunos altibajos por CLÁSICA DEL SUR
NO ALCANZA SÓLO CON BUENAS INTENCIONES
Martha CORA ELISEHT
Tras casi 60 años de ausencia de los escenarios porteños, la compañía de ópera
independiente LÍRICA DEL SUR decidió reponer uno de los grandes títulos de Giuseppe
Verdi: LUISA MILLER, compuesta en 1849 con libreto de Salvatore Cammarano
basado, a su vez, en la obra de teatro de Schiller Kabale und Liebe (Intriga y amor). Las
funciones correspondientes a la presente producción se están llevando a cabo en el
Auditorio Oscar Smith (Teatro Luz y Fuerza de la Capital Federal) entre los días 11 de
Agosto hasta el 16 de Septiembre inclusive y cuentan con la dirección musical de César
Tello, dirección escénica de Gabriel Villalba y producción artística de Juan Carlos
Montamat y Miguel Alberto Balea. Además, cuenta con la siguiente ficha técnica:
escenografía de Zacarías Gianni, vestuario de Teresa Pasquini, María Teresa Martínez y
Norma Dudan; iluminación de Guido Lombardo y utilería de Juan Carlos Montamat.
Participan Lidia Forastieri y Mariana Roccatagliata como asistentes de dirección
artística y musical.
Quien escribe tuvo la oportunidad de asistir a la función del pasado sábado 2 del
corriente, con el siguiente reparto: Eugenia Coronel Bugnon (Luisa Miller), Marcelo
Iglesias Reynes (Sr. Miller), Federico Rosales (Rodolfo), Augusto Nureña Santi (Wurm),
Bruno Sciaini (Conde Walter), Mónica Koggionis (Duquesa Federica), Natalia Vivas
(Laura) y Tomás Eckart (Mensajero). Participaron la orquesta y el coro de la compañía,
cuya coordinación estuvo a cargo de Lidia Forastieri y Daniel Malandrino.
A pesar de toda la adversidad económica que atraviesa el país, es notable
apreciar la avidez que tiene el público por ver una de las óperas menos representadas de
Verdi en todo el mundo – 14° lugar en Italia y se dio por última vez en el Metropolitan
Opera House de New York en 2018-. El auditorio Oscar Smith posee una platea para
aproximadamente 500 asistentes y estaba cubierta hasta la mitad de su capacidad. La
producción contó con traducción simultánea al castellano y proyección de video como
escenografía. Una vez más, se demuestra que se puede montar una ópera con escasos
recursos, pero bien administrados: en este caso, con algunos elementos de utilería (un
banco de piedra en el jardín de la casa de Miller, una mesa, dos sillas y un candelabro de
pie para las escenas en el castillo del Conde Walter y el interior de la casa de Luisa) para
brindar el marco escénico. Un marco móvil adornado con guirnaldas sirvió
perfectamente bien para el desarrollo de la primera escena del 1° acto, donde tiene lugar
el cumpleaños de la protagonista. Lamentablemente y, por desperfectos mecánicos, los
cambios de escena se hicieron a telón abierto. Cabe destacar la muy buena labor
desempeñada por Teresa Pasquini, Norma Dudan y María Teresa Martínez al elaborar
un vestuario de época para los protagonistas e integrantes del coro (tanto de aldeanos
como de cortesanos), que constituyó uno de los puntos más altos de la presente
reposición.
En cuanto a las voces, el coro actuó como un protagonista más, muy bien
preparado, pese a que -como en todo coro de compañía independiente- hubo
preponderancia de voces femeninas por sobre las masculinas. No obstante, sonó muy
bien, al igual que los roles secundarios y los protagonistas. La sorpresa de la noche fue
la mezzosoprano Mónica Koggionis como Federica, con una muy buena actuación y
caracterización de su personaje. Fue una de las más aplaudidas en el duetto junto a
Rodolfo (“Della parola amara perdona al labbro mio”) y en el duetto junto a Luisa del
2° acto. Quienes también tuvieron una muy buena actuación fueron Augusto Nureña
Santi y Bruno Sciaini encarnando a Wurm y el Conde Walter respectivamente. Este
último se lució en sus arias principales (“Il mio sangue la vita darei”) y ambos
descollaron en el dúo del 2° acto (“L’alto retaggio non ho bramato”), siendo
sumamente aplaudidos. Por su parte, el barítono Marcelo Iglesias Reynes también tuvo
una muy buena actuación como el padre de la protagonista desde su primera aria
(“Sacra la scelta é d’un consorte” y “¡Ah! Fu giusto il mio sospetto”), siguiendo con
las escenas de mayor intensidad dramática hasta el dúo junto a su hija (“La figlia vedi,
pendita”) y el trío final (“O figlia, o vita del cor paterno”), donde tuvo una muy buena
actuación junto a la protagonista y Rodolfo. El tenor Federico Rosales -quien debió
reemplazar a Gabriel García- posee una voz bella, bien timbrada, con buenos matices,
pero despareja. Sonó algo apagada en el dúo inicial (“T’amo d’amor ch’esprimere”) y
fue creciendo en intensidad a medida que se iba afianzando en el rol. No obstante, no le
alcanzó para el aria más célebre de esta ópera (“Quando le seré al placido”), donde se
lo notó exigido. Estuvo mejor en su interpretación en el último acto (“¡Ah! Tu perdona
il fallo mio”) hasta el parlamento final donde mata a Wurm (“La pena tua mira”) antes
de morir envenenado.
En cuanto a la protagonista, Eugenia Coronel Bugnon encarnó el rol principal de
manera impecable del principio al fin. Posee una voz caudalosa, con buenos matices,
línea de canto, brillo y coloratura en los pasajes. Sus dotes histriónicas le sirvieron para
ofrecer una muy buena interpretación de la doliente Luisa, quien pasa en un solo día de
ser amada (“Lo vidi e ‘l primo palpito”) a ser traicionada mediante un ardid urdido por
el malvado Wurm, quien está enamorado de ella y a quien detesta (“A brani, a brani, o
pérfido”). Fue sumamente aplaudida luego del aria del 2° acto (“Tu puniscimi, o
Signore”) y del 3° (“La tomba e un letto sparso di fiori”), antes del dúo junto a Rodolfo
tras haber bebido el veneno (“Ah, piangi il tuo dolore”) y en el trío final, donde yace
moribunda en brazos de su padre (“Padre, ricevi l’estremo addío”). Desde ya, fue
ovacionada al final. No puede decirse lo mismo de la dirección musical a cargo de César
Tello, donde la orquesta sonó -por momentos- muy desafinada y con numerosos
desacoples, lo que opacó una función que tuvo un gran desempeño vocal. Una pena.
Una celebra que se repongan obras de esta envergadura o títulos que faltan desde
hace mucho tiempo en las temporadas oficiales; sobre todo, cuando intervienen
profesionales de calidad, y más aún, cuando se cuenta con escasos recursos. Es muy
meritorio y loable por parte de la compañía, pero no alcanza solamente con las buenas
intenciones. Es preferible hacer menos funciones, pero donde todo suene perfecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario