martes, 3 de octubre de 2023

 “Festivalazo” musical…


                                                                                       Por Jaime Torres Gómez

La continuidad de actividades de la Sinfónica Nacional casi no ha parado…, con

una permanente producción no sólo en su sede del Teatro de la Universidad de

Chile, expandiéndose (en Santiago) al Teatro Municipal de Las Condes, como

parte de un exitoso convenio entre ambas instituciones.

Anteriormente se ha hecho referencia a la creciente fidelización del público de Las

Condes, producto de una debida dosificación programática, redundando en una

gradual formación del mismo, amén de las inmejorables facilidades de acceso,

tanto en lo económico como a su privilegiado emplazamiento.

Denominado “Festival del Clarinete”, el reciente programa de la Sinfónica en

el Municipal lascondino contempló obras muy tradicionales, como el Concierto

para Clarinete de W.A. Mozart, junto a la Obertura de la ópera “Las Bodas de

Fígaro”, del mismo Mozart, y la Sinfonía N° 2 de J. Brahms.

Dirigida por su titular, Rodolfo Saglimbeni, nuevamente la decana agrupación dio

muestras de su buen nivel, realzándose más ante los autorizados requerimientos

de la batuta más la presencia de una reconocida figura internacional como solista.

A priori, a diferencia de anteriores presentaciones de la Sinfónica en este espacio,

felizmente en esta oportunidad existió una sustancial mejora en la aplicación del

Sistema Constellation, como amplificación de apoyo, no distorsionándose la

sonoridad propia de la orquesta.

En la primera parte, con un binomio de obras mozartianas, al comienzo si bien se

dio un anodino enfoque de la Obertura de Las Bodas de Fígaro -con tempi

quizás muy reposados más grueso espesor sonoro-, empero, hubo buen ajuste

general.

Seguidamente, haciendo gala al carácter “festivalero” a la denominación del

programa…, una triunfal versión del extraordinario Concierto para Clarinete del

genio de Salzburgo. Gran cometido del destacado clarinetista francés Florent

Héau, ofreciendo una de las versiones más entrañables en décadas presenciadas

localmente.

Con inapelable autoridad, Héau desentraña con profundidad y sin efectismo la

trama interna de esta obra, compuesta poco antes de morir y de cautivantes

claroscuros. Con homogénea línea e innegable belleza tímbrica, el fabuloso

clarinetista desplegó una galería de fraseos, matices y acentos de pleno sentido

interno, más notable sentido del todo. Y Saglimbeni, absolutamente colaborador y

en plena comunión artística con el autorizado solista. Gran calidad de sonido y

ensamble de los sinfónicos.


Luego de algunos años ausente en la Sinfónica, finalizó con una notable versión

de la Segunda Sinfonía de J. Brahms, obra siempre bienvenida. A diferencia de

las otras sinfonías brahmsianas, se trata de un paréntesis en carácter, más bien

asociado a lo “bucólico” (tal como en la Sinfonía Pastoral beethoveniana). De

atrapantes contrastes (con visos dialécticos), con motivos de dramáticos tintes y

otros de tierna amabilidad, finalmente prima un aura de jubiloso espíritu.

Gran lectura de Saglimbeni, de absoluta coherencia expositiva global y pletórica

en matices, hermosos fraseos, transparencias y gran progresividad expresiva.

Gran respuesta de los sinfónicos, traducido en un triunfo artístico inapelable, y

debidamente justripreciado por el numeroso público asistente.

En suma, una presentación no sólo radicada en un festival del clarinete, sino de

un verdadero “festivalazo musical”…

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