Muy buen debut de Theo Platt junto
a Neil Thomson en el Abono de la Filarmónica
UNA
AUTÉNTICA DEMOSTRACIÓN DE VIRTUOSISMO
Martha
CORA ELISEHT
Dentro
de ciclo de Abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (OFBA), la
participación de numerosos directores y solistas de prestigio siguen coronando
una magnífica labor realizada durante el transcurso del corriente año. El
pasado sábado 18 del corriente le tocó el turno al director inglés Neil Thomson
y al fagotista alemán Theo Platt en calidad de solista acompañante de
presentarse sobre el escenario del Teatro Colón para ofrecer el siguiente
programa:
-
“Saravá”- Clarice
ASSAD (1978)
-
Gran Concierto en Fa
mayor para fagot y orquesta, Wo.O23, S.63- Johann
Nepomuk HUMMEL (1778-1837)
-
Sinfonía n°5 en Si
bemol mayor, Op.100- Sergei PROKOFIEV
(1891-1953)
La
obra elegida para la apertura del presente concierto fue compuesta por encargo
de la Orquesta Sinfónica del Estado de Saõ Paulo en 2013 con motivo del
aniversario del nacimiento de Vinicius de Moraes sobre el tema homónimo de este
gran compositor de música popular brasileña. Se inicia con un glissandi en
piano, cajas y xilofón y es colorida, con muchos elementos del folklore del
país vecino (samba, modinha) y latinoamericano, motivo por el cual, la
orquestación lleva un orgánico profuso. Permite el lucimiento de los solistas
de las diferentes secciones de instrumentos y, fundamentalmente los metales (trompetas,
trombones y tuba) llevan la melodía en diferentes momentos de la obra, mientras
la percusión introduce la monumental batucada previa a la coda final,
donde pueden apreciarse ribetes de temas de Vinicius (Canto de Ossana y
Samba da Bençao). Una muy buena labor por parte de la orquesta, que fue
coronada por numerosos aplausos.
Si
bien la obra original anunciada en el programa de mano era el Concierto para
fagot y orquesta de Nino Rota, fue reemplazada en último momento por el Gran
Concierto para fagot y orquesta en Fa mayor, Wo.O23 S.63 de Johann Nepomuk
Hummel, compositor austrohúngaro quien fuera alumno de Mozart y cuya obra se
encuentra escasamente difundida en el país, pese a haber sido un niño prodigio
y un compositor muy prolífico en su época. Fue compuesto en 1805 y, junto con
sus homónimos de Weber y Mozart, forma parte de la trilogía de conciertos clásicos
escritos para dicho instrumento. Su característica principal es la presencia de
pasajes sumamente difíciles en una sucesión de escalas ascendentes y
descendentes que alternan con arabescos y trinos que requieren
una gran demostración de virtuosismo por parte del solista en los tres
movimientos que lo integran (Allegro moderato/ Romanza: andantino e
cantábile/ Rondó: vivace). El joven Theo Platt se desempeña como fagot
solista de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt y, por lo tanto, no
sólo demostró ser un auténtico virtuoso de dicho instrumento, sino que supo
explotar intensamente los matices del fagot en los tonos agudos y graves. El
hecho de haberlo tocado de memoria ya de por sí representa un valor agregado en
la interpretación de esta pieza, que sonó sumamente mozartiana por ser
remanente de la escuela clásica de Viena. La Filarmónica supo acompañarlo muy
bien bajo la impecable marcación y manejo de tempi por parte del
director, quien bajó el volumen de la orquesta en varias ocasiones para
resaltar la actuación del solista. El Colón estalló en aplausos tras su
interpretación, motivo por el cual Theo Platt interpretó un bis:
MATTHEWMATICS (transcripción para fagot de una pieza compuesta por el
oboísta Matthew Holligan), que resultó otra demostración de virtuosismo, pero
desde una perspectiva más atonal y dodecafónica.
Como
obra de cierre y, con un orgánico prácticamente completo, la Filarmónica
ofreció una vibrante versión de la Sinfonía n°5 en Si bemol menor, Op.100 de
Prokofiev, que sonó brillante, con mucho vuelo y equilibrio orquestal en sus 4
movimientos (Andante/ Allegro marcato/ Adagio/ Allegro giocoso). Compuesta
en 1944 durante la Segunda Guerra Mundial, Prokofiev sostuvo que “la concebí
como una sinfonía de la grandeza del espíritu humano. Es un himno para un
hombre libre y feliz, a sus maravillosos poderes y a su puro y noble espíritu”.
Se estrenó en la Gran Sala del Conservatorio de Moscú en enero de 1945 con la
participación de la Orquesta Sinfónica Estatal de la URSS y el compositor al
podio. Uno de los asistentes al estreno fue el pianista Sviatoslav Richter, quien
recordó a Prokofiev como “un monumento en un pedestal”. La obra tuvo un
éxito rotundo desde su inicio y ha permanecido como una de las obras más
importantes del compositor.
Un
puede entender que haya cierta demora en la impresión y entrega de programas de
mano y, por lo tanto, no haya tiempo de poder corregirlos. Ahora bien: ¿qué
hubiera costado agregar una hoja adicional indicando el cambio de un concierto
por otro, como se ha hecho en numerosas oportunidades?... Si bien se avisó
sobre el cambio de programa mediante gacetillas en Internet y en las redes
sociales, no hubiera costado nada anunciarlo por altoparlantes antes de iniciar
el concierto, tal como se realiza cuando un cantante lírico es reemplazado por
otro. Un papelón más mediante el cual, el Colón tiene acostumbrada a su
audiencia y pareciera menospreciarla rutinariamente. Es algo que no se puede
admitir y mucho menos, tolerar. Sobre todo, cuando se cuenta con los medios
apropiados como para hacerlo correctamente.
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