lunes, 6 de mayo de 2024

 Muy buena presentación de “AIRES ARGENTINOS” por el Ensamble Lírico Orquestal


UN DESCUBRIMIENTO DEL REPERTORIO VERNÁCULO

Martha CORA ELISEHT


La difusión de la música argentina y -principalmente- de compositores de

música clásica local es una labor que se viene realizando con esfuerzo y ahínco en los

últimos años. Lamentablemente, de no ser porque coincide con el aniversario del

nacimiento o del fallecimiento de algún compositor vernáculo, la música clásica local se

representa muy poco. Y, en el caso de los compositores de ópera argentinos, peor. Con

excepción de la inclusión de “AURORA” de Héctor Panizza en la Temporada Lírica del

Teatro Colón para el transcurso del corriente año, las óperas locales brillan por su

ausencia. Por dicho motivo, el Ensamble Lírico Orquestal decidió rescatar el repertorio

de compositores locales de la talla de Julián Aguirre (1868-1924), Ernesto Drangosch

(1882-1925), Héctor Panizza (1875-1967), Zenón Rolón (1856-1902), Miguel Rojas

(1845-1904), Alberto Ginastera (1916-1983), Carlos López Buchardo (1881-1948) y

combinarlos con autores de música popular como Ariel Ramírez (1921-2010), Carlos

Gardel (1890-1935) y Alfredo Le Pera (1900-1935) para crear un espectáculo

denominado “AIRES ARGENTNOS”, cuyo estreno tuvo lugar el pasado domingo 5 del

corriente en el teatro EL POPULAR de Balvanera, con el siguiente elenco: Ximena

Farías (soprano), Rodrigo Olmedo (tenor), Patricia Carro (recitado), Laura Gerolimetti

y Federico Carrizo (bailarines). Participó el Coro de la entidad, dirigido por Gustavo

Codina y contó con el acompañamiento musical de Gustavo Codina y Sergio Bungs

(piano y teclados).

La producción contó con la ambientación de Cecilia Layseca, iluminación de

Gonzalo Berdes, vestuario de Diana Flaschi, coreografía de Luciano Garbullo y

dirección escénica de Cecilia Layseca.

AIRES ARGENTINOS es el primero de un ciclo de espectáculos denominado

“Ópera en EL POPULAR” y su principal objetivo no sólo es difundir la obra de

compositores locales, sino también mostrar al público que toda su vida cantó un aria de

ópera sin saberlo: la Canción a la bandera de AURORA, cuyo texto original fue

compuesto en italiano por Luigi Illica en 1908 y, posteriormente, traducido al castellano

en 1947 por Josué Quesada y Ángel Petitta para su enseñanza obligatoria en las escuelas

durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón. Sin embargo, el espectáculo no se

inicia con un aria de ópera, sino con el Kyrie de la celebérrima MISA CRIOLLA de Ariel

Ramírez. Compuesta en 1964 por encargo de la Comisión de Iglesias de América Latina

por iniciativa de los sacerdotes Osvaldo Catena y Jesús Gabriel Segade, se transformó

en un ícono de la música religiosa a nivel mundial y adquirió fama desde su estreno.

Escrito en ritmo de baguala y vidala, abre la obra con el coro a boca chiusa hasta la

introducción de las voces. En este caso, el Coro del Ensamble Lírico estuvo muy bien

preparado y conto con la participación de Patricia Carro como recitante. Seguidamente,

Ximena Farías interpretó un aria muy poco conocida de la ópera CHAQUIRA LIEU, de

Miguel Rojas: “Cual nace hermosa flor…”, con libreto de Rafael Barreda (1879), de


carácter nostálgico como consecuencia de un amor contrariado. Posteriormente, se unió

al coro femenino para interpretar el rol de Lía y las dactilógrafas en LA GRUTA DE

LOS MILAGROS, de Ernesto Drangosch (1921) con libreto de Ricardo Hicken.

Concebida como opereta en tres actos, narra los enredos amorosos entre los personajes

principales y su nombre se debe al poder amoroso que ejercen las aguas de un manantial

de la gruta. Tanto la solista como el coro tuvieron un correcto desempeño. A

continuación, Rodrigo Olmedo brindó una excelente versión de la célebre Canción a la

bandera de AURORA, donde hizo gala de sus recursos vocales y su impecable línea de

canto.

Una vez despejado el escenario, el bailarín Federico Carrizo hizo un número

con elementos (silla) al compás del Triste n°3 en La menor del Primer Cuaderno de

Aires Nacionales Argentinos de Julián Aguirre, donde descolló por su plasticidad,

acompañado al piano por Gustavo Codina. Tras su interpretación, el Coro se presentó

para interpretar el Coro de los Cobradores de la zarzuela UNA BROMA INESPERADA

de Zenón Rolón, con libreto de Rafael Barreda. Compuesta en 1900, narra un tema muy

actual: la estafa a un grupo de trabajadores por parte de un vivillo que se hace pasar por

extranjero. Hay un fragmento donde las voces masculinas deben cantar en falsete y lo

hicieron perfectamente bien. Junto con la Canción del Carretero de López Buchardo,

fueron los mejores momentos del recital a juicio de quien escribe. Ximena Farías

ofreció una bella versión de la célebre Canción del árbol del olvido de Alberto

Ginastera. Compuesta en 1938 con letra de Fernán Silva Valdez, es un clásico que se

interpreta muy a menudo como bis -tanto en recitales líricos como en conciertos-. La

compañía se unió en EL DÍA QUE ME QUIERAS, de Gardel y Le Pera sobre el poema

homónimo del mexicano Amado Nervo, donde Rodrigo Olmedo y Ximena Farías

brindaron una hermosa versión, mientras la pareja de bailarines formada por Federico

Carrizo y Laura Gerolimetti ofreció un número de expresión corporal con elementos de

danza clásica y contemporánea fusionados con tango. Tras los aplausos, el Ensamble

hizo otro número de LA GRUTA DE LOS MILAGROS: coro y baile general, para cerrar

con un aria para tenor y coro de la zarzuela UNA FARRA DE NOCHEBUENA, de Zenón

Rolón: “El vino es la dicha que barre las penas”, compuesta en 1897 con texto de

Carlos Castillo. Mientras el Coro llevó la parte principal y el acompañamiento, Rodrigo

Olmedo se lució nuevamente en su aria. Los bailarines acompañaron con un número de

danza para cerrar el espectáculo. Por supuesto, hubo dos bises: AURORA y “El vino es

la dicha que barre las penas”, definido por Cecilia Layseca como el “Brindisi” de LA

TRAVIATA argentino.

Ahondar e investigar sobre obras olvidadas de compositores vernáculos no es

una tarea fácil y, además, demanda mucho tiempo. Al finalizar, Gustavo Codina

mencionó que este proyecto nació en 2021 pero por diferentes motivos, no se pudo

concretar hasta ahora. También se refirió a algunas características de los compositores y

por qué sus obras cayeron en el olvido. En el caso particular de Zenón Rolón, porque

era descendiente de esclavos libertos, mientras que la opereta de Drangosch jamás se

estrenó. Por lo tanto, ha sido todo un descubrimiento y un mérito del Ensamble Lírico

Orquestal el haber rescatado obras de compositores locales importantes, injustamente

olvidadas y que se pudieron representar tras un letargo sumamente prolongado.

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