El Gladiador y la Sinfónica en precaria visibilidad
Por Jaime Torres Gómez
Recientemente la Sinfónica Nacional de Chile, junto al Coro Sinfónico de la
Universidad de Chile, fueron parte de la exhibición en tiempo real de la aclamada
película El Gladiador, interpretando la integridad de la banda sonora
original compuesta por Hans Zimmer, de importante colaboración al ámbito
del Séptimo Arte.
Llevado a cabo en el Movistar Arena de Santiago -con capacidad para cinco mil
personas-, hace varios años vienen desarrollándose este tipo de presentaciones
en dicho espacio, con una fidelización de un amplio público evidenciado ante la
alta convocatoria generada, prácticamente copando la capacidad del recinto.
A diferencia de otras agrupaciones, en el caso de la Sinfónica Nacional, se trató
de la primera agrupación institucional que colaboraba en este perfil de
espectáculos, dado que normalmente se recurre a orquestas ad-hoc con músicos
de diversas procedencias. Por otro lado, no siendo parte del calendario
oficial de abono y de extensión anunciada a comienzo de año, obedeció a una
presentación anexa a dicha programación, y promovida sin mayor antelación.
Respecto a la pertinencia de este tipo de presentaciones, considerando la labor
principal de la decana orquestal del país, cual es la difusión de la música de
tradición escrita universal más su rol promotor de la música de los compositores
nacionales, en el caso de marras, a priori, podría enmarcarse en este contexto, y
por cierto interesante en el entendido de tratarse de música con méritos propios. A
la vez, ante la creciente demanda por las presentaciones de la Sinfónica Nacional
en su ámbito natural -temporada de abono y extensión-, una incursión adicional
como la referida podría ser riesgosa, y al límite de cierta sobreexigencia
productiva.
Así, a la postre, esta incursión se percibe interesante en tanto y cuanto ha sido
eventual y/o experimental, aunque de ninguna manera esencial para el desarrollo
artístico de la Sinfónica Nacional y del Coro, salvo, quizás, que sus réditos les
pudieran ser relevantes como para continuar por ese derrotero. En este caso, a la
luz de la visibilidad percibida, el balance no le es favorable ante la exigua
promoción de la Sinfónica como del Coro de la Universidad de Chile. Baste ver el
afiche promocional sin mención explícita de sendos elencos, quedando -orquesta
y coro- literalmente innominados, perdiéndose una buena instancia para
difundirlos debidamente a nuevos públicos.
La música, de Hans Zimmer junto a la colaboración de Lisa Gerrard, es de un
atractivo eclecticismo, fusionando influencias estilísticas (en momentos con citas
explícitas) de Wagner, Holst, Korngold, Rozsa e incluso algo de Richard Strauss.
A la vez, la incorporación de música vernácula de diversas procedencias (en
especial las canciones con vocalidades de obscuros colores y timbres
específicos), provee un funcional idiomatismo al cometido de soporte musical para
una película. Muy buen manejo de la armonía y la orquestación, más un buen
tratamiento de las líneas y texturas vocales en los coros y solista principal.
El producto del espectáculo, sin duda de buena factura al enmarcarse dentro del
concepto de “obra de arte total”, en cuanto síntesis sonora (música en vivo) y
visual (exhibición del filme), y no simple de recrear en vivo al tener que
sincronizarse los tiempos musicales a la continuidad de la reproducción visual.
Muy satisfactorios los resultados musicales de los elencos nacionales junto al
experimentado director británico Benjamin Pope, quien extrajo lo mejor de los
mismos y en perfecta correlación a la rigidez del devenir temporal de la cinta. A la
vez, destacadas intervenciones de la mezzo israelí Ayana Haviv en las partes
solistas (muy emotiva en la canción Now We Are Free) Y de excelencia la
amplificación, con buen balance y presencia sonora. Sólo lamentar la errática
calidad en la resolución de las imágenes, en momentos borrosas.
En suma, una grata experiencia en cuanto a propuesta artística global y sus
resultados musicales, aunque en deuda la efectividad de la difusión del nombre de
la Sinfónica Nacional y Coro Sinfónico de la Universidad de Chile.
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