sábado, 12 de abril de 2025

 

Esta foto es la síntesis de la invalorable e infatigable labor del Maestro Mario Benzecry como Director Fundador y Titular de la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional "Libertador General San Martín", aquí en un pasaje de "Una Vida de Héroe" de Richard Strauss.


Vibrante concierto de la Sinfónica Nacional Juvenil en el Palacio Domingo Sarmiento


UN PEQUEÑO GIGANTE AL TECLADO RODEADO DE HÉROES

Martha Graciela Cora Eliseht CORA ELISEHT


La Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil “Libertador Gral. San Martín” no para

de cosechar éxitos y elogios. El organismo sinfónico integrado por jóvenes músicos de

todo el país inició su temporada de conciertos en la Facultad de Derecho con gran

suceso de público y crítica y el pasado domingo 6 del corriente hizo lo mismo en el

Auditorio Nacional del Palacio Libertad Domingo F. Sarmiento bajo la dirección de su

titular -Mario Benzecry- con la participación del pianista Joaquín Oliva Uberuaga y la

oboísta Agustina Zalba para brindar el siguiente programa:

- “Oblivion” (versión para oboe y orquesta de cuerdas)- Astor PIAZZOLLA

(1921-1992)

- Concierto n°1 en Mi bemol mayor para piano y orquesta- Franz LISZT (1811-

1886)

- Una Vida de Héroe (Ein Heldesleben), Op.40- Richard STRAUSS (1864-1949)

Luego de la presentación de la orquesta, sus últimos logros y novedades y una

breve referencia de las obras comprendidas en el programa a cargo del maestro

Benzecry, se llevó a cabo la tradicional afinación de instrumentos -en este caso, sólo

cuerdas- y, posteriormente, Agustina Zalba -quien se desempeña como oboe solista de la

orquesta- hizo su presentación sobre el escenario en compañía del director para brindar

una muy buena versión del célebre clásico piazzoliano. Precisamente, se eligió la

transcripción para oboe por sus matices y su similitud con el violoncello, logrando un

sonido redondo del instrumento solista en la cadencia y el glissando.

De los dos conciertos para piano y orquesta compuestos por Liszt, el Concierto

para piano y orquesta n.º 1 en mi bemol mayor R 455, S.124 es el más bello y el que

más dificultades presenta para el solista. En la partitura, Liszt lo catalogó

como concerto symphonique, ya que no posee la estructura de un concierto clásico

dividido en 3 movimientos, sino que los mismos (Allegro maestoso/ Quasi adagio/

Allegretto vivace- Allegro animato/ Allegro marziale animato) se ejecutan sin

interrupción – de manera atccca-, donde existe un solo de triángulo que marca la

transición hacia los dos últimos, motivo por el cual también se lo conoce como “el

concierto del triángulo”. Dedicado al compositor y pianista Henry Litolff, fue

compuesto en 1849, pero su estreno recién se produjo seis años más tarde en Febrero de

1855, con el compositor al piano y Héctor Berlioz en el podio. Independientemente de

la maestría de Mario Benzecry al frente de la orquesta, Joaquín Oliva Ubereaga es un

pianista con mayúsculas. Tiene sólo 15 años, pero una digitación, pulsación y precisión

asombrosas, además de una memoria prodigiosa. Se mostró muy seguro y firme desde

los primeros compases del movimiento inicial y supo resolver perfectamente las

cadencias, arpegios, glissandi y los característicos trinos de este concierto. Dentro de

los solistas instrumentales, se destacaron la flautista, el clarinetista y la percusionista


que estuvo a cargo del mencionado solo de triángulo, logrando un maravilloso

contrapunto con el pianista. Luego de las brillantes coda y recapitulación finales, el

público se puso unánimemente de pie para ovacionar a los intérpretes. Que una

recuerde, sólo se vivió algo similar en el Auditorio Nacional en 2023 durante el

concierto inaugural de temporada de la Sinfónica Nacional bajo la dirección de Mariano

Chiacchiarini, con participación del pianista Antonio Formaro tras la interpretación del

Concierto n°2 para piano y orquesta de Saint- Saëns. Esto motivó al solista a ofrecer

una vibrante y precisa versión de La Campanella de Liszt, donde Oliva Ubereaga volvió

a brillar y deleitar al público.

Una vida de héroe (Ein Heldesleben), Op.40 de Richard Strauss representa el

inicio del ciclo de poemas sinfónicos en su etapa de madurez como compositor. Posee

una estructura sinfónica de sonata con rondó dividida en 6 partes con títulos

descriptivos: El Héroe (introducido al unísono por los violoncellos, las violas y los

cornos en Mi bemol mayor, que recuerda a la apertura de la Heroica de Beethoven), Los

adversarios del Héroe, (efecto logrado mediante una serie de chillidos, gruñidos

cromáticos y atonales en madera y metales), La compañera del Héroe (representada por

un solo de violín), El campo de batalla del héroe, (introducido por la percusión y

seguido por la trompeta en ¾, llamando a la batalla hasta que el protagonista vence con

una majestuosa fanfarria en 4/4), Las obras de paz del Héroe (con reminiscencias de

otros poemas sinfónicos del autor, como Till Eulenspiegel y Don Quijote) y La retirada

del mundo y consumación, que se ejecutan sin interrupción. Lleva una poderosa

orquestación (maderas por 4, flautín, corno inglés, contrafagot, 2 clarinetes en Si bemol,

1 en Mi bemol y clarinete bajo), 8 trompas, 5 trompetas, 3 trombones, 1 tuba tenor en Si

bemol, tuba, 2 arpas, cuerdas y abundante percusión), motivo por el cual es muy difícil

de interpretar -incluso, la fanfarria lleva orquesta fuera de escena-. Según comentarios

del maestro Benzecry, la obra constituye una representación del compositor que refleja

su personalidad: él es el Héroe de su poema, la compañera, su esposa y los adversarios,

los críticos – magistralmente representados en contrapunto entre el violín y los cornos-y

Las Obras del Héroe, sus propias composiciones. Se estrenó en 1899 en Frankfurt con

la presencia del propio Strauss en el podio. La presente versión de este difícil y

complejo poema sinfónico sonó de manera brillante y vibrante. Es una pena que se

desconozcan los nombres de los principales solistas instrumentales debido a la ausencia

de programas de mano -o, en su defecto, de un código QR-, porque es injusto no

mencionarlos en la presente crónica.

El éxito y la excelencia son constantes que parecen acompañar a la Orquesta

Sinfónica Nacional Juvenil “Libertador Gral. San Martín”. Tras su primera gira

internacional a Japón realizada el año pasado con motivo de su 30° aniversario, el

organismo sinfónico sigue cosechando logros y triunfos. Debido a que la Secretaría de

Cultura de la Nación pasó a depender directamente de Presidencia de la Nación, la

orquesta pasó a depender de la Dirección de Cultura -sita en el Palacio Libertad

Domingo F. Sarmiento- y últimamente, posee su sede dentro de dicho centro cultural.

Una excelente noticia para comenzar el año, que parece ser muy próspero y prometedor

para la orquesta que mejor ha representado al país en el exterior y que continúa en la

senda de la perfección.

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