Xavier Inchausti, la Maestra Patricia Pouchulu y la Orquesta de la Asociación "La Bella Musica" durante el concierto que dicha entidad llevó a cabo en el Teatro Avenida de Buenos Aires.
Muy buen concierto de la Asociación LA BELLA MÚSICA en el Teatro Avenida
SOLEMNIDAD ROMÁNTICA ALEMANA CON PASIÓN LOCAL
Martha CORA ELISEHT
Con motivo de cumplirse 200 años de presencia alemana en Argentina y de
amistad entre los dos países durante el transcurso del corriente año, la Asociación
Cultural LA BELLA MÚSICA decidió conmemorar este evento mediante un concierto
denominado “LA GRAN TRILOGÍA ROMÁNTICA ALEMANA”, que tuvo lugar el
pasado miércoles 12 del corriente en el Teatro Avenida, donde participó la orquesta
sinfónica de la entidad bajo la dirección de Patricia Pouchulu y el violinista Xavier
Inchausti en calidad de solista. Asimismo, contó con el auspicio institucional de la
Embajada de Alemania en Argentina y la Cámara de Industria y Comercio argentino-
alemana.
Integrada por prestigiosos músicos pertenecientes a las orquestas más
importantes del país (Filarmónica de Buenos Aires, Sinfónica Nacional, Orquesta de
Cámara del Congreso de la Nación, Estable del Teatro Colón, Sinfónica Juvenil
“Libertador Gral. San Martín” y Nacional de Música Argentina “Juan de Dios
Filiberto”) y, con la presencia de Demir Lulja como concertino, la orquesta de la
Asociación interpretó el siguiente programa:
- Obertura de “TANNHÄUSER”, WWV 70- Richard WAGNER (1813-1883)
- Concierto en Mi menor para violín y orquesta, Op.64- Félix MENDELSOHN
BARTHOLDY (1809-1847)
- Sinfonía n°1 en Do menor, Op.68- Johannes BRAHMS (1833-1897)
Inspirada en la leyenda homónima del caballero Tannhäuser, su encuentro con Venus
y en hechos verídicos -el concurso de canto del Wartburg organizado por el Landgrave
Herman I de Turingia y su nuera Santa Isabel de Hungría, quien será el personaje de
Elizabeth en el drama-, la quinta de las óperas de Wagner narra la lucha entre lo sagrado
y lo profano y la redención mediante el amor, motivo recurrente en toda su obra. Su
estreno tuvo lugar en Dresde en 1845, pero no tuvo una buena recepción por su extensa
duración -más de 3 horas y media-, su complejidad dramática y porque no se contaba
con un heldentenor adecuado para interpretar el rol protagónico. Por dicho motivo,
Wagner realizó una revisión de su ópera en 1860 para ser representada en París al año
siguiente (versión de París) en contraposición a la versión de Dresde. Posteriormente, la
obertura se engarzó con la primera escena del 1° acto en 1875 (versión de Viena). En
este caso, se representó la versión de Dresde, que reúne los dos temas descriptos
anteriormente: el sagrado – un Andante maestoso introducido por el clarinete y seguido
por los cornos y fagotes, que representa a los peregrinos y el perdón, introducido por las
violas y violoncellos, de fuerte cromatismo- y el profano, que representa la bacanal
llevada a cabo en el Venusberg y que culmina con el himno que el protagonista entona y
dedica a la diosa del amor durante el 1° acto. Posteriormente, el tema de Venus se va
desvaneciendo para dar lugar y volver a exponer con gran solemnidad el tema de los
peregrinos (ritornello). Pese a algunas imprecisiones en las entradas del tema de
Venusberg, se logró una buena versión de esta célebre obertura, que- como en este caso-
se representa como pieza habitual en los programas de conciertos.
A continuación, Xavier Inchausti hizo su presentación sobre el escenario junto a
Patricia Pouchulu para brindar una brillante, colorida y romántica versión del
celebérrimo concierto de Mendelssohn, cuyos tres movimientos (Allegro molto
appassionato/ Andante/ Allegretto non troppo- allegro molto vivace) fueron ejecutados
en forma attaca (sin interrupción), acorde a la partitura original. Bien es conocida la
maestría del violinista bahiense en el dominio de su instrumento merced a su prodigiosa
digitación, matices y fraseo, pero la versión que logró fue sublime. Si se tiene en cuenta
que una escuchó una muy buena versión de esta misma pieza hace menos de 15 días
atrás por la Filarmónica de Buenos Aires, la interpretación ofrecida por Inchausti fue
netamente superior y, por lo tanto, adquirió un carácter superlativo. Por su parte, la
directora sorprendió por el dominio de tempi y el vuelo que logró la orquesta en la
interpretación de esta obra cumbre del romanticismo alemán, compuesta en 1838 en
honor a su amigo Ferdinand David, quien era un encumbrado violinista. No obstante, se
tardó mucho en componer y, por lo tanto, su estreno se produjo recién en 1845 por la
Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig bajo la dirección de Niels Gade y el propio
David como solista. Su éxito fue inmediato y pasó a ser parte del repertorio de un
virtuoso del instrumento. A su término, el público estalló en una ovación de aplausos y
vítores.
Como obra de fondo, se eligió un clásico sempiterno: la Sinfonía n°1 en Do menor,
Op.68, cuya composición demoró nada más ni nada menos que 15 años, debido a que
Brahms era sumamente autocrítico e inseguro. Por dicho motivo, destruyó muchos de
sus escritos y composiciones de juventud. Además, la impronta de Beethoven todavía
estaba muy fresca tanto en el ambiente musical de la época como en los amigos del
compositor, quienes se preguntaban si iba a ser o no capaz de continuar con su obra.
Quizás por este motivo, en 1877 Hans von Bülow la denominó “la Décima de
Beethoven” por las similitudes que presenta con la oda a la alegría de la Novena
Sinfonía y el tema del Destino de la Quinta Sinfonía del genio de Bonn, pese a que
Brahms era muy sarcástico a la hora de enfrentar este tipo de comentarios. El estreno de
esta obra monumental tuvo lugar en 1876 en Karlsruhe y consta de 4 movimientos: Un
poco sostenuto- Allegro- meno Allegro/ Andante sostenuto/ Un poco allegretto e
grazioso/ Adagio- Piú andante- Allegro non troppo, ma con brío- Piú allegro. Forma
parte del repertorio de las principales orquestas sinfónicas del todo el mundo y goza de
una inmensa popularidad. Si bien posee numerosas influencias beethovenianas, el estilo
de composición es propio del genio de Hamburgo, cuyas tres principales características
son: romántico, solemne y marcial. En este caso, se logró una muy buena versión de
esta consabida obra de repertorio, ccon estupendas intervenciones de los solistas de las
diferentes secciones de instrumentos, destacándose el gran solo de violín a cargo de
Demir Lulja al final del segundo movimiento y el de Matías Tchicourel (clarinete) a
principio del tercero, al igual que el de oboe. También tuvo una destacada actuación el
solista de contrafagot durante el 1° y 2° movimientos, al igual que la cadencia a cargo
de los trombones en el último movimiento. Por su parte, Patricia Pouchulu tuvo una
muy buena marcación de tempi y logró una gran versión de esta magnánima y célebre
sinfonía merced a su labor y al grado de profesionalismo de los músicos a su cargo. La
audiencia coronó su labor con un aplauso firme y sostenido, seguido de numerosos
vítores. La directora aprovechó la oportunidad no sólo para convocar al orgánico de la
orquesta para ofrecer como bis una muy buena versión de la célebre Marcha nupcial del
Sueño de una Noche de Verano de Mendelssohn, sino también de convocar a sus
alumnas para repartir rosas a todos los músicos en un gesto de confraternidad y en
mérito a su labor.
“En estos tiempos de intolerancia y falta de empatía, es maravilloso poder
compartir este momento con ustedes y hacer que prevalezcan valores fundamentales
como el respeto y la amistad”, dijo Pouchulu al finalizar el concierto luego de haber
repartido las flores y despedirse del público hasta el año próximo. También mencionó
que era la primera vez que dirigía este tipo de obras y no solamente lo hizo muy bien,
sino que supo fusionar la trilogía romántica alemana con acento local y pasión
argentina.
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