Memorable inauguración del Festival
Barenboim en el Centro Cultural Kirchner
EL SUTIL ENCANTO DE LA PERFECCIÓN
Martha CORA ELISEHT
Finalmente, llegó la inauguración
del Festival Barenboim 2018 en el Centro Cultural Kirchner- sala elegida por el
gran Maestro por su excelente acústica- el pasado viernes 13 del corriente,
junto a la Staatskapelle Berlin, para interpretar el primero de los tres
conciertos que dicho organismo ofrecerá en la Sala Sinfónica de dicha
institución. Se interpretaron la Sinfonía
n° 2 en Re mayor, Op. 73 y la Sinfonía
n° 1 en Do menor, Op. 68, dentro del Ciclo Integral de las Sinfonías de
Johannes Brahms (1833- 1897).
Las sinfonías de Brahms poseen tres características
que son fundamentales al momento de su interpretación: deben sonar de forma
solemne, marcial y, a la vez, romántica. Quizás por eso, al gran compositor
hamburgués no le gustaba componer sinfonías, ya que en aquella época, la
influencia de Beethoven era aún muy marcada. Sin embargo, en 1862, Brahms envía
a Clara Wieck Schumann el manuscrito del Allegro
de su Sinfonía n° 1 en Do menor
(misma tonalidad que el 4° movimiento de la Novena
Sinfonía de Beethoven) y comienza otra etapa de su vida. Recién en 1870 se
estrenó bajo la dirección de Hans von Bülow, quien la calificó como “la Décima de Beethoven”, lo que afianzó
a Johannes Brahms como compositor sinfónico. Sus cuatro movimientos son de una
perfección absoluta (Un poco sostenuto-
Allegro/ Andante sostenuto/Un poco allegretto e grazioso/ Adagio- Allegro non
troppo ma con brio) y, en este caso, la versión ofrecida por Barenboim al
frente de la agrupación alemana fue sublime, respetando las indicaciones de la
partitura y logrando que una obra celebérrima sonara magistralmente, en todo su
esplendor. Los contrapuntos entre cuerdas, maderas, cornos y timbales sonaron
magníficamente. La respuesta del
público que se dio cita en La Ballena
Azul fue unánime, estallando en aplausos y numerosos vítores. Y, como de
costumbre, Barenboim señaló a cada uno de los solistas de los diferentes grupos
de instrumentos- destacando la labor de la Concertino Jiyoon Lee-.
A diferencia de la 1° Sinfonía, la Sinfonía n° 2 en Re mayor se caracteriza por ser más romántica,
original y luminosa- algunos la subtitulan como “Pastoral”-. Es una de las más conocidas y ejecutadas- junto con la
1° y 4° Sinfonía forman parte habitual de las temporadas y Ciclos de Conciertos
en todo el mundo- y también consta de 4 movimientos: Allegro non troppo/ Adasgio non troppo/ Allegretto grazioso (quasi
andantino)/ Allegro con spirito. Es en el 3° movimiento de esta Sinfonía
donde Brahms despliega su originalidad y comienza a afianzarse como un
compositor plenamente sinfónico. La versión ofrecida por Barenboim descolló en
excelencia sonora y calidad interpretativa, lo que se tradujo en múltiples
vítores y los consabidos “Bravo!!” por
parte del público.
El Ciclo se completará con otros dos
conciertos, que tendrán lugar el domingo 15 y el viernes 20 del corriente,
alternando con dos funciones extraordinarias, donde se ejecutarán solamente las
Sinfonías de Brahms. El concierto final del día 20, en cambio, ofrecerá un
programa consagrado a Debussy- al cumplirse 100 años de la muerte del
compositor- y Stravinsky, donde se
interpretará Imágenes y La Consagración de la Primavera,
respectivamente. Promete ser espléndido y vibrante, acorde a lo que Barenboim
tiene acostumbrado al público argentino: cautivar a la audiencia con el sutil
encanto de una perfección absoluta en materia musical.
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