sábado, 31 de julio de 2021

 

 

 

SOSTENIDO EN LOS ACIERTOS

 

Teatro Colón, Temporada 2021, Concierto a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Ezequiel Silberstein. Solistas: Iván Rutkauskas (Piano), Fernando Ciancio (Trompeta). Programa: Obras de Shostakovich y Tchaickovsky (30 de Julio de 2021).

 

NUESTRA OPINION. BUENO

 

  Previo a la apertura el próximo viernes 6 del abono de cuatro conciertos en sucesivos viernes durante todo Agosto, la Filarmónica presentó este concierto que venía de la programación originalmente presentada, cuya conducción recayó en Ezequiel Silberstein, actual Regente de la carrera de Academia Orquestal del Instituto Superior de Arte del Teatro y Titular de la Orquesta Académica de dicho Organismo. Como solistas se desempeñaron Ivan Rutkauskas (Maestro Interno del Colón) y Fernando Ciancio (Solista de Trompeta de la Filarmónica), quienes actuaron como tales en la primera obra del programa, el Concierto para Piano Trompeta y Cuerdas Nº 1 de Dimitri Shostakovich. Obra perteneciente al período de mayor expansión de su fermento creativo, coetánea entre otras del ballet “La Edad de Oro”, la Sinfonía Nº 4 y la Opera “Lady Macbeth de Mtensk”, nos permite apreciar todo su talento, el uso de la ironía y la mordacidad a través de los giros y guiños a otros compositores tanto contemporáneos a El como a favoritos suyos. Un expansivo discurso en el primer movimiento, con el piano como protagonista principal y la trompeta acentuando pasajes, da paso a un extenso “largo” (especialidad de este gran compositor) en donde ahí si ambos solistas se unen en una pintura plena de melancolía y expresividad, la que llevará a dos movimientos enlazados entre sí en donde desde tras una cadencia del piano el “allegro” de cierre hará que los solistas su unan en un coda plena de acentuaciones “Beethovenianas” que culminan la obra de modo impactante. Iván Rutkauskas desplegó todos sus recursos interpretativos con plena energía.Expuso las acentuaciones de la partitura de manera convincente, plasmó junto a Fernando Ciancio una interpretación del movimiento largo que constituyó el punto más alto de la velada y el remate en el cierre alcanzó momentos de alto impacto. Fernando Ciancio fue un muy buen sostén de su compañero solista y, como ya lo expuse, en el segundo movimiento se unió de forma tal que el clima creado de total melancolía por ambos interpretes mostró al verdadero Shostakovich, el que expresa en los pentagramas su sentir y (¿porque no?) su desazón ante lo que vendrá (algo que por otra parte el final de su sinfonía Nº 4 muestra más que ningún otro trabajo anterior o posterior suyo). Junto a ellos, las cuerdas de la Filarmónica conducidas por Silberstein arrancaron con un acompañamiento llamativamente impreciso, el que se fue corrigiendo a medida que la interpretación avanzaba. Aun así faltó el sonido homogéneo que le reconocemos a la Orquesta en cada presentación. De cualquier manera, el final mostró  un acople más que correcto, logrando un cierre convincente a la versión.

 

  La segunda parte (la que por protocolo sanitario vigente se ofrece sin solución de continuidad), la constituyó la serenata para Cuerdas de Tchaickovsky, en la que el conjunto volvió a mostrar llamativos desbalances, alcanzando los mejores momentos en la Elegía (vaya paradoja, pareciera que los momentos de melancolía de ambas obras del programa fueron las cumbres. ¿Querrá decirnos algo todo eso?). Sorprendió (al menos desde mi posición en la que fui ubicado en la sala) la falta de amalgama en el sonido y algunos desacoples. Aun así el espíritu alcanzado en el tercer movimiento y la enjundia del final, lograron que el público se entusiasme y se retire conforme de la sala.

 

Donato Decina

domingo, 25 de julio de 2021

 

Excelente concierto de cámara a cargo del Cuarteto Soldi y músicos invitados en el CCK

 

UNA SCHUBERTEADA DE ALTO VUELO

Martha CORA ELISEHT

             Franz Peter Schubert (1797-1825) fue un músico excepcional y sumamente prolífico. Además de ser el máximo representante de la canción de cámara alemana (lied), compuso 8 sinfonías, oberturas, un sinfín de obras de música de cámara y un ballet (Rosamunda, Princesa de Chipre), cuya célebre obertura forma parte de los tradicionales programas de conciertos. Pese a ser un compositor muy talentoso, su obra no gozó de gran popularidad en su época. Tal es así, que sus obras se interpretaban en reuniones de amigos, que pasaron a la historia como las schuberteadas. Dentro de su habitual programación, el Centro Cultural Kirchner (CCK) decidió organizar un concierto en homenaje al gran compositor vienés el pasado sábado 24 del corriente en la Sala Sinfónica –Auditorio Nacional- a cargo del Cuarteto Soldi, integrado por Freddy Varela Montero y Tatiana Glava (violines), Gloria Pankaeva (cello) y Adrián Felizia (viola) más un ensamble instrumental compuesto por los siguientes músicos: Oscar Carnero (contrabajo), Mariano Rey (clarinete), Gabriel La Rocca (fagot) y Fernando Chiappero (corno). El programa estuvo compuesto por las siguientes obras:

-          Cuarteto para cuerdas en La menor, Op.13, D 804 (“Rosamunda”)

-          Octeto para cuerdas y vientos en Fa mayor, D 803

Como ya es habitual desde el inicio de la pandemia, Freddy Varela Montero agradeció la presencia del numeroso público que se dio cita en la Sala Sinfónica y dio una breve reseña de las obras, comenzando por el mencionado Cuarteto en La menor –más conocido como “Rosamunda”, porque su segundo movimiento es un extracto de la música incidental de dicho drama, inspirado en la obra homónima de Helmina von Chézy-. Fue compuesto entre Febrero y Marzo de 1824 y está dedicado al violinista Ignaz Schuppanzigh, quien fuera integrante del Cuarteto de cuerdas patrocinado por Ludwig van Beethoven y quien la estrenó el 14 de Marzo de ese mismo año. Consta de 4 movimientos (Allegro ma non troppo/ Andante/ Menuetto: Allegretto- Trío/ Allegro moderato) que poseen reminiscencias de otras obras del mismo autor. Mientras que el Andante forma parte de la música incidental que da su nombre al cuarteto, el Allegro ma non troppo hace referencia al lied “Gretchen am Spinnade” (Gretchen en la rueca) y el Menuetto, a Die Götter Griechenlandes (“Los dioses de Grecia”). Dentro de la presente versión, el 1° movimiento se caracterizó por poseer un muy buen tinte dramático, con gran profundidad sonora y un sonido perfecto en la cadencia por parte de los violines, al igual que el excelente contrapunto ofrecido por Gloria Pankaeva en cello. Por su parte, Adrián Felizia ejecutó de manera impecable el solo de viola, brindando el sonido romántico característico de las obras de Schubert. Lo mismo sucedió en el Andante, donde el cuarteto logró una perfecta armonía en el crescendo, que se mantuvo en el Menuetto –excelente labor de Adrián Felizia en diálogo con los violines- y donde una vez más, Gloria Pankaeva ofreció un magnífico solo de cello. Por su parte, Varela Montero sobresalió en la cadencia del movimiento final y demostró ser un excelente guía durante los 30 minutos que dura la pieza. Naturalmente, el Auditorio Nacional respondió con un cálido aplauso al finalizar la misma.

Seguidamente, se realizó la presentación del resto de los músicos y se dio una breve reseña del Octeto en Fa mayor para cuerdas y vientos. Es la más extensa de las obras de cámara de Schubert y fue compuesta por encargo del clarinetista y mecenas Ferdinand Troyer en 1824, quien le sugirió que compusiera una partitura al estilo del Septiminio de Beethoven. El resultado fue una sinfonietta dividida en 6 movimientos (Adagio- Allegro- Piú allegro/ Adagio/ Allegro vivace- Trío- Allegro vivace/ Andante- Variaciones- Un poco piú mosso- Piú lento/ Menuetto- Allegretto- Trío- Menuetto- coda/ Andante molto- Allegro- Andante molto- Allegro molto), donde cada uno de los instrumentos posee una variación en cada uno de los movimientos. Y al igual que en otras obras de Schubert, el 1° movimiento hace alusión al lied “Die Wanderer”(El viajero), mientras que el tema con variaciones del 4° movimiento está inspirado en la ópera “El amigo de Salamanca”. Y al igual que en el Septiminio en Mi bemol mayor de Beethoven, el 1° y el último movimientos comienzan con una introducción lenta para desembocar en el Allegro, donde el violín y el clarinete ejercen un fantástico contrapunto, seguidos por el contrabajo y el corno. Este diálogo entre instrumentos prosigue en el Adagio y continúa en el Allegro vivace del 3° movimiento, donde los solistas de instrumentos de viento ejercieron una magnífica labor en todas y cada una de sus interpretaciones. Fue muy destacable la labor de Oscar Carnero en el solo de contrabajo y el contrapunto por parte de Gabriel La Rocca en fagot. Por su parte, tanto Mariano Rey como Gloria Pankaeva y Freddy Varela Montero se destacaron en los contrapuntos de sus respectivos instrumentos, mientras que Adrián Felizia tuvo una impecable labor de llevar la melodía –a cargo de la viola- en contraposición con el pizzicato por parte de los violines en el 5° movimiento. Y en el último, el impresionante trémolo a cargo del cello brindó ese clima oscuro y sombrío previo al brillante Allegro final en tono mayor. La labor de los músicos fue espléndida y sonó auténticamente schubertiana hasta el final.

Pese a la ovación de aplausos por parte del público, esta vez no hubo bises. Quizás se debió a la exagerada longitud de las obras –fue un concierto que duró prácticamente más de dos horas-, pero tampoco hicieron falta. Gracias a la pandemia se ha podido disfrutar de una auténtica schuberteada de alto vuelo, con  obras que raramente se representan y con intérpretes de gran jerarquía, reflejando el propósito del compositor.

sábado, 17 de julio de 2021

 

Muy buen inicio de la Temporada 2021 en el Colón

 

Altri Canti

Teatro Colón

Martes 13 de julio de 2021


Escribe: Graciela Morgenstern

 

Altri Canti. Espectáculo lírico con música de Claudio Monteverdi                                                      

Textos: Ottavio Rinuccini, Francesco Petrarca, Gabriello Chiabrera, Torquato Tasso y Gian Battista Guarini

Cantantes: Oriana Favaro, Constanza Díaz Falú y Daniela Tabernig (sopranos); Adriana Mastrángelo (mezzosoprano); Víctor Torres y Alejandro Spies (barítonos), Hernán Iturralde y Iván García (bajos) , Santiago Martínez y Pablo Urban (tenores) y Martín Oro (contratenor).

Director musical: Marcelo Birman. 

Director escénico: Pablo Maritano. 

Escenografía: Nicolás Boni. 

Vestuario: Renata Schussheim. 

Iluminación: José Luis Fiorruccio. 

Video: Matías Otálora.

 

Con estricto protocolo sanitario, observado a la perfección, se dio inicio a la actual Temporada Lírica del Colón. El espectáculo, que reunió obras con música de Claudio Monteverdi, se llamó "Altri Canti" y constituyó un muy buen comienzo de temporada, teniendo en cuenta las condiciones que la pandemia impone.

Constó de tres partes principales, el prólogo "Hor che'l ciel", la primera parte,  "Ballo delle ingrate", pasando por el "Combattimento di Tancredi e Clorinda", con texto de Tasso, para finalizar con el epílogo "Ave Maris Stelle",  que refieren al "Octavo Libro de Madrigales", en las que se exhiben sentimientos como la ira, la calma y el ruego. Los diferentes cuadros compusieron un todo equilibrado, en el que se conjugaron escenas de tensión, dolor y castigo, con la diáfana serenidad y un toque de humor en la segunda parte.  

La versión contó con un elenco homogéneo, integrado por reconocidos cantantes de nuestro medio. Si bien estos artistas no se especializan en el barroco, todos ellos lograron sortear las dificultades estilísticas que las obras imponían y realizaron una muy buena labor, destacándose, en la primera parte, Hernán Iturralde en el rol de Plutón y Adriana Mastrangelo como Venus, quienes dieron muestra acabada de sus cualidades vocales y entrega. En tanto, en la segunda, Daniela Tabernig vertió una versión impecable de  "Soave libertate" y "Lamento della ninfa", uno de los momentos más encumbrados de la noche. También, en "Il Combattimento di Tancredi e Clorinda", se destacaron Oriana Favaro, Iván García y Víctor Torres. Otro gran momento lo constituyó "Ave María Stella", en el epílogo, con la participación de casi todo el plantel interviniente, un momento sublime.

En un foso elevado casi hasta el nivel del escenario y con cuatro sacabuches ubicados en los palcos avant-scène, se presentó una orquesta integrada por una veintena de instrumentos de época, bajo la conducción de Marcelo Birman, quien dirigió con nervio y entusiasmo, aunque sin subrayar las sutilezas de algunas partes de las partituras.

Pablo Maritano presentó una producción escénica inteligente y atractiva, logrando que las diferentes obras que integraban el espectáculo compusieran un todo coherente. Utilizó distintos planos del escenario, con un espacio central y cuatro ventanas que se abrían y cerraban a ambos lados. Donde transcurrían las diferentes escenas. No cabe duda de su ingenio para dar dinamismo al espectáculo. A este efecto general contribuyeron el excelente vestuario de Renata Schussheim, realizado en blanco, negro y rojo, la escenografía de Tulio Boni, la muy eficaz iluminación de José Luis Fiorruccio y las proyecciones de videos a cargo de Matías Otálora.

Dadas las circunstancias en los tiempos que corren, el espectáculo estuvo bien pensado, constituyó un todo armónico, de muy buen nivel y se disfrutó, lo que fue un buen comienzo de temporada.

 

CALIFICACION: MUY BUENO

viernes, 16 de julio de 2021

 

 

 

UNA NOCHE ESTUPENDA

 

Teatro Colón, temporada 2021: Concierto a cargo de la Orquesta Estable del Teatro, Solista, Violín Concertino y Director: Freddy Varela Montero, Solista Vocal: Carla Filipcic Holm (Soprano). Programa: Obras de Beethoven y Schubert. 15 de julio de 2021.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Dentro de la programación que viene ofreciendo el Colón del modo más ajustado posible a lo anunciado para la presente temporada, se inscribe este concierto de la Orquesta Estable de la Casa en la que su Concertino Titular, Freddy Varela Montero, asumió nuevamente el rol de Solista y Director además de guiar  a sus compañeros para acompañar a una de las voces femeninas argentinas del momento: Carla Filipcic Holm, en una noche por demás interesante  con muy buenos resultados finales.

 

   Si bien como ocurre en la actualidad por los protocolos sanitarios el programa es abordado sin solución de continuidad, el mismo tuvo dos partes bien diferenciadas con el segmento de obras de Beethoven en primer lugar, para luego cerrar con la Quinta Sinfonía en Si bemol mayor de Franz Schubert. Para comenzar, Freddy Varela Montero asumió el rol de Solista y Director, contando con su compañero de atril en la asistencia para la guía del conjunto, abordando la célebre “Romanza Nº 2” en Fa mayor Op.50. Varela Montero hizo aquí gala de delicadeza extrema, noble sonido y total compenetración con la página, muy buen secundado por sus compañeros, alcanzado momentos rayanos en la excelencia. Así esta página breve, sentida e intensa fue muy bien recibida por el público.

 

  Luego hizo ingreso al escenario Carla Filipcic Holm, quien acompañada por la Estable bajo la Guía de Varela Montero interpretó la célebre escena de concierto “Ah, Perfido!, marcada como op.65 del Genio de Bonn. Obra iniciada con un recitativo con texto de Metastasio, describe los sentimientos encontrados de una mujer ante una ruptura amorosa. Aquí Carla Filipcic Holm puso todas sus condiciones al servicio de la partitura: registro robusto, impecable emisión, gratísimo fraseo y estupendo decir, además aprovechó sus muy buenas condiciones actorales. Freddy Varela Montero estuvo atento a todos los detalles, dejó respirar, estuvo impecable en las entradas y  ataques y la Estable lució plenamente ajustada, redondeando un muy buen acompañamiento.

 

 En cuanto a la Quinta Sinfonía de Schubert, fue presentada por Varela Montero y la Estable en una versión en absoluto estilo, pulcra, con matices más que interesantes, discurso orquestal sostenido en el primer movimiento, un Andante correctamente llevado (aunque considero que no le hubiera venido mal por momentos un tempi algo más agil). El Minuetto posterior tuvo una exposición muy convincente y el Allegro Vivace   final que se ofreció constituyó un muy buen remate para esta versión. Los sostenidos aplausos del público llevaron al Director a ir poniendo de pié a todos sus compañeros por orden de familia de instrumentos que se hallaban presentes en el escenario, haciendo justicia en ello, pues he percibido un mayor entendimiento entre todos, en este camino iniciado con el Concierto de fin de Febrero pasado en Parque Centenario. De ahí en más la Estable fue creciendo en cada presentación y está reencontrándose con el buen sonido que le conocemos.

 

Donato Decina

 Nueva edición 2021 del tradicional concierto en la capital francesa

 

EN BLEU, BLANC ET ROUGE

Martha CORA ELISEHT

 

            Desde hace un tiempo a esta parte, LE CONCERT DE PARÍS se ha transformado en un clásico más dentro de los tradicionales festejos que se realizan en la Ciudad Luz con motivo de celebrarse un nuevo aniversario de la Revolución Francesa el 14 de Julio de cada año. Y pese a la pandemia de COVID 19 y a la aparición de nuevas variantes del SARS- Cov-2, la edición 2021 se desarrolló con presencia de público frente al escenario sito al pie de la Torre Eiffel, con la participación de la Orquesta Nacional de Francia, el Coro y la Maîtrisse de Radio France y los siguientes artistas: la soprano Pretty Yandé, el tenor Piotr Beczala, la mezzosoprano Clémentine Margraine, el barítono Edwin Crossley- Mercer, los violinistas Rénaud Capuçon y Raphäelle Moreau, la acordeonista Ksenija Sidorova, el trompetista Ibrahim Maalouf y el pianista Alexander Kantorow, bajo la dirección de Simone Young.

            A diferencia de la edición del año pasado, que se caracterizó por poseer intérpretes de calidad para ejecutar un repertorio trillado y remanido, este año se dio mayor importancia y trascendencia al repertorio francés. Prueba de ello ha sido la apertura del concierto –al igual que el año pasado- con la tradicional Marcha Radovsky de LA CONDENACIÓN DE FAUSTO de Héctor Berlioz, pasando por Salut à la France de LA FILLE DE RÉGIMENT  de Donizetti –a cargo de Pretty Yandé- , la tradicional Habanera de CARMEN, el Aria de la flor (“La fleur que tu m’avais jetté”) y el dúo del 2° Acto (“Là bas, là bas sûr la montaigne) entre Carmen y Don José a cargo de Clémentine Margraine y Piotr Beczala acompañados por el Coro. Tampoco faltaron las tradicionales canciones parisinas a cargo del Coro de la Maîtrisse de Radio France, acompañados por el trompetista Ibrahim Maalouf, quien  ofreció como número final una transcripción para conjunto de trompetas de La Marsellaise sobre la orquestación tradicional de Berlioz. Por su parte, el repertorio para orquesta fue variado –desde el tradicional Va pensiero de NABUCCO de Verdi, pasando por la obertura de FIDELIO de Beethoven hasta una excelente versión de One trip in a rainbow way de John Adams-, pero la revelación fue la presencia de Ksenija Sidorova en una monumental transcripción para acordeón y orquesta de Libertango de Astor Piazzolla, que ha sido un digno homenaje al compositor argentino con motivo del centenario de su nacimiento.  Asimismo, el pianista ruso Alexander Kantorow brindó una estupenda versión del 3° movimiento del Concierto n° 2 para piano y orquesta de Tchaikovsky.

            Por su parte, el barítono Edwin Crossley- Mercer entonó arias de LAS BODAS DE FÍGARO (“Non piú andrai” y “Cinque… dieci”) –esta última, junto a Pretty Yandé- y de DON  GIOVANNI de Mozart. El cuarteto de cantantes ofreció una buena versión de “Bella figlia dell’amore” de RIGOLETTO, mientras que el dúo Capuçon- Moreau se destacó en la interpretación del Largo ma non troppo del Concierto para dos violines e Johann S. Bach. Es una lástima que no haya aparecido el nombre de la clavecisnista que acompañó a ambos músicos en su interpretación.

            Tras los acordes del Himno Nacional de Francia, la noche cerró con el tradicional festival de fuegos artificiales y luces láser proyectadas sobre la Dame de Fer, iluminando la noche parisina. Pero esta vez, hubo una sorpresa: una magistral versión del Hymne à l’amour a cargo del violoncelista Gauthier Capuçon, acompañando a dos parejas de danza contemporánea desde el interior de la Torre Eiffel. Un final muy acertado para una nueva edición de este tradicional concierto, que se transmite en vivo y en directo por televisión para todo el mundo y que reúne a grandes intérpretes de fama internacional para transmitir el mensaje de libertad, igualdad y fraternidad representado en los colores de la bandera francesa

lunes, 12 de julio de 2021

 

 

 

SIN DECAER EN NINGUN MOMENTO

 

“Compañía Lírica Libre”(Mar del Plata-Bs. As.): “Lohengrin, Oscuro Bravante” (Versión libre de “Lohengrin” de Richard Wagner para canto, piano y clarinete en formato miniserie de 8 Capítulos). Elenco: Fermin Prieto (Lohengrin/Gottfried Von Bravant), Georgina Esposito (Elsa Von Bravant), Marina Biasotti (Ortrud), Mauro Esposito (Friederich Von Telarmund). Piano: Jonas Ickert, Clarinete: Gonzalo Borgognoni. (Filmada en Pandemia con los interpretes grabando desde sus lugares de residencia). Dirección de Cámaras: Adriana Padra/Mariano García. Puesta en Escena y Dirección General: Pablo González Aguilar. (Disponible en su totalidad para ver en la red social You Tube)

 

  El 9 de Enero pasado en una transmisión en directo de “De Paraíso para Usted” desde el Balneario de Punta Mogotes, Pablo González Aguilar presentaba al aire lo que por entonces era un proyecto que hoy acaba de transformarse en realidad, una miniserie en versión libre de “Lohengrin” de Richard Wagner. Tanto Martha Cora Eliseht, como Graciela Morgenstern desde el estudio de On Radio, como quien esto escribe allá en Punta Mogotes, transmitimos al Director escénico Ntro. interés y Ntras. Inquietudes a medida que íbamos conociendo los detalles que Pablo González Aguilar mencionó en esa entrevista. Hay que reconocer la honestidad con la que se ha realizado este trabajo, amén de las dificultades que la producción afrontó durante el rodaje y la post-producción. La idea base con la que este producto fue concebido es de una compañía lírica que en Amberes (Bélgica) decide montar una versión libre de Lohengrin en plena ocupación Nazi durante la segunda guerra mundial. La diferencia fundamental con el  original es que aquí se presentan a los hermanos Bravantes (Gottfried y Elsa) sosteniendo una relación incestuosa la que es descubierta por la pareja conformada por Friederich Von Telarmund y Ortruda. La desaparición de Gottfried como es bien sabido lleva a Telarmund a pretender ocupar en la corte del Rey Heinrich la posición del primero  y desde allí tejer una telaraña que le permita mantenerse junto al centro del poder. Elsa será acusada de ser quien oculte a su hermano y ante la propuesta del Rey sobre quien desea defenderla, la aparición de un caballero traído por un cisne, quien decide ser el defensor, desata el drama. Allí veremos, culpa, intriga, duda, muerte y un final abierto acorde con la diferencia sustancial que la propuesta plantea.

 

  Hay momentos escénicos que tuvieron mayores facilidades de filmación que algunos otros, ya que los interpretes que dieron vida a la dupla Telarmund/Ortrude (Mauro Espósito/Marina Biasotti) al ser pareja en la vida real no tuvieron inconvenientes a la hora de filmar sus intervenciones. Más difícil fue el hecho de que el protagonista (Fermín Prieto) se halló en su Mendoza Natal al momento de desatarse la pandemia  y que Georgina Esposito (Elsa) reside en Mar del Plata, por lo que dos actores debieron asumir los roles en los respectivos lugares de filmación  apareciendo de espaldas a la cámara.

 

  Vocalmente, a lo largo de los ocho capítulos encontramos a Mauro Espósito exhibiendo el mejor registro vocal, innegable oficio y sólida presencia escénica. Su Telarmund convence de punta a punta redondeando una actuación formidable. Marina Biasotti, también hace gala de su oficio en un rol que por momentos requiere una fortísima carga dramática. Lo manejó con cuidado e inteligencia. Verdadera prueba de fuego constituyó para la soprano Georgina Espósito el asumir el rol de Elsa Von Bravant. Tiene buen timbre y correcta emisión. Si bien se la apreció exigida en algunos episodios (entre el 5 y el 7), logró salir airosa del desafío. También convence desde lo actoral. Llegamos así al protagonista. Fermín Prieto convenció de punta a punta. Ha robustecido el registro y su emisión es impecable, mostró seguridad y buena línea de canto, convenciendo además desde lo actoral. En 2020  elogié la labor como acompañante de Jonas Ickert y lo vuelvo a reafirmar en el presente comentario. impecable, prolijo, en el punto justo del acompañamiento. Junto a El, Gonzalo Borgognoni se revela como un estupendo clarinetista quien durante sus intervenciones redondea la atmósfera musical que acompaña a la escena.

 

    La Dirección fílmica corrió por cuenta de Adriana Padra y Mariano García, con cámaras Manejadas por la propia Padra en Mar del Plata y Gustavo Espósito en Buenos Aires. La escena estuvo ajustada en todo momento, se aprovecharon locaciones que para los frecuentadores de Mar del Plata son ampliamente conocidas. Mencionaré solo una de Ellas y es que en la escena de la boda de Lohengrin y Elsa se utilizó la iglesia abandonada sita en la Autovía 2 entre Vivoratá y Coronel Vidal, lo que si nos situamos en que la acción de la versión libre tiene epicentro en Amberes en 1940, no pudo haber sido más acertada la elección

 

  Y finalmente, la labor de Pablo González Aguilar como Director Escénico y creador de este trabajo ha sido de muy buena factura, acorde con el nivel de todos sus trabajos anteriores. Plasmó la historia en tres niveles; el histórico, el de 1940 con los interpretes luciendo vestuario de esa época para graficar los ensayos y el actual de pandemia, con las imágenes de la Amberes actual en pandemia y de la Argentina de hoy con las impactantes imágenes de 2020, junto a los interpretes vocales e instrumentales en sus casas grabando las pistas de audio de la producción. Utilizó inteligentemente imágenes de archivo de noticiarios fílmicos ingleses y alemanes, comparó las guerras tanto de Bravante, como la Segunda conflagración Mundial  con la devastadora pandemia actual, aunque la segunda con sus aproximadamente 55 millones de muertos es algo que lamentablemente no puede ser comparado con nada. Para no contar con lujo de detalles el final y que Uds. mismos lo vean, diré que el tema incesto tiene un final abierto, aunque más cercano al original Wagneriano con recursos que el mismo Wagner proporciona en esta y alguna otra de sus obras, reflejando que el Director ha leído con lujo de detalles el libreto y su propuesta sea absolutamente valedera.

 

Donato Decina

domingo, 4 de julio de 2021

 

Espléndida reapertura de actividades presenciales en el Centro Cultural Kirchner

 

RITORNO CON SPIRITO

Martha CORA ELISEHT

 

            Tras el receso provocado por la nueva epidemia –mal denominada “segunda ola”- de COVID 19,  el Centro Cultural Kirchner (CCK) reabrió sus puertas a las actividades presenciales con una serie de conciertos de cámara, que comenzaron el pasado sábado 3 del corriente en la Sala Sinfónica –Auditorio Nacional- con la participación del dúo formado por Oleg Pishenin (violín) e Iván Rutkauskas (piano), quienes interpretaron el siguiente repertorio:

-          Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827): Sonata para violín y piano en Fa mayor n°5, Op.24 (“Primavera”)

-          Richard STRAUSS (1864-1949): Sonata para violín y piano, Op.18

           A las tradicionales medidas de protocolo sanitario (aforo del 30%, distanciamiento social, uso de alcohol en gel y de barbijo en el interior de la sala de conciertos) se agregó una nueva modalidad: quienes no hayan adquirido sus localidades de manera virtual con anticipación no podrán ingresar al Centro. Ya no hace falta la aplicación CUIDAR para poder asistir, pero lo primero que se debe mostrar al personal es la entrada. Este último se destaca por su amabilidad y su gran predisposición para brindar una excelente atención al público. Los habituales programas de mano han sido reemplazados por pantallas instaladas en el foyer y en la entrada de la sala.

            Las obras fueron ejecutadas con precisión, dulzura, ímpetu, garra, maestría  y por sobre todas las cosas, pasión. Este cúmulo de ingredientes fue indispensable e imprescindible para brindar una interpretación magnífica y lograr una perfecta correspondencia y simbiosis entre ambos músicos. La precisión y la maestría de Oleg Pishenin se notaron desde los primeros compases de la mencionada sonata de Beethoven en sus cuatro movimientos (Allegro/ Adagio molto espresivo/ Scherzo: Allegro molto- trío/ Rondó: Allegro ma non troppo), haciendo gala de su magistral fraseo y lirismo, además de una técnica impecable. E Iván Rutkauskas fue un perfecto acompañante, que se lució en los pasajes para su instrumento en el Adagio molto espresivo y fundamentalmente, en el Scherzo y el Rondó. El resultado fue un estupendo equilibrio sonoro y un final brillante, que recibió numerosos aplausos y vítores por parte del público.

            Si bien el repertorio de cámara de Richard Strauss es menos conocido que su producción sinfónica y operística, la Sonata para violín y piano Op.18 es una obra de singular belleza, caracterizada por su cromatismo y expresividad. Compuesta durante su juventud, consta de tres movimientos: Allegro ma non troppo/ Improvisación: andante cantábile/ Finale: Andante- Allegro. Una vez más, el dúo Pishenin- Rutkauskas encaró las dificultades técnicas que posee esta obra con precisión y maestría, pero también, con la cuota de pasión necesaria para imprimirle el característico sello romántico del compositor. Los pasajes para piano (arabescos, crescendi, diminuendi, cantábile) fueron perfectamente resueltos por Iván Rutkauskas, mientras que Oleg Pishenin se destacó en un espectacular final donde el violín tiene un pasaje en cascada sumamente difícil, caracterizado por rubatos y ostinatos. Al finalizar, los numerosos aplausos y vítores por parte del público obligaron al dúo a hacer un bis: una transcripción para violín y piano de un número de la Suite de Romeo y Julieta de Sergei Prokofiev, donde los músicos volvieron a lucirse en su interpretación.

            Todos los conciertos tendrán lugar los sábados a las 19 horas y las entradas pueden adquirirse a partir del miércoles anterior a cada concierto hasta agotar reserva mediante la página web: www.cck.gob.ar. Actuarán intérpretes de la jerarquía de Sebastián Masci, Amalia Pérez, Virginia Correa Dupuy, Lucrecia Jancsa, Tamara Benítez, Marina Calzado Linage, Luis Caparra, Freddy Varela Montero, Elián Ortiz, Mariano Rey, Gloria Pankaieva, Gabriel La Rocca y Fernando Chiappero, entre otros. Un programa muy variado, con intérpretes de primer nivel y entrada libre y gratuita es la propuesta que ofrece el CCK en esta vuelta a la presencialidad. Ojalá que la situación sanitaria mejore para poder volver a apreciar a los artistas en su ámbito natural, tras un silencio muy prolongado. Y parafraseando a los movimientos de las obras musicales, que sea el ritorno con spirito que lleva por título esta nota y que fue la principal característica de este concierto inaugural.    

sábado, 3 de julio de 2021

 

 

 

UN MAHLER MUY INTIMO

(Gracias A Schömberg)

 

Teatro Colón (Temporada 2021): Apertura del ciclo de abono de conciertos a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (Temporada del 75º Aniversario), Director: Enrique Arturo Diemecke. Solistas: Guadalupe Barrientos (mezzosoprano), Gustavo López Manzitti (Tenor). Programa: Gustav Mahler: “La Canción de la Tierra” (Una sinfonía para orquesta y voces solistas) en versión de cámara de Arnold Schömberg y Rainer Riehn completada en 1931. 02 de julio de 2021.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

 Si bien el cierre actual no fue tal extenso como el largo silencio de un año y cuatro meses anterior, la nueva vuelta del Colón tuvo una expectativa que superó lo musical, al punto que una televisora que no es “del palo” del actual oficialismo de la Ciudad destacó  un móvil de exteriores en la puerta de la sala para cubrir el ingreso de la concurrencia, más  el de autoridades del gobierno capitalino.  Me sorprendió muy gratamente una vez más el comportamiento del personal de sala y de seguridad, a tono con la circunstancia que se vivía, tanto como el formidable trato de la gente de prensa una vez más, lo que ya es una constante en todo este traumático periplo.

 

  El arreglo de Arnold Schömberg y Rainer Riehn de “La Canción de la Tierra” de Gustav Mahler estaba pautado para la malograda temporada 2020, es decir,  antes de la pandemia.  Reprogramada para fin de Marzo pasado, debió una vez más posponerse, pero afortunadamente ahora se la incluyó para esta reapertura. Si tenemos en cuenta que el pasado 18 de Mayo se cumplieron 110 años de la desaparición física de este gran compositor, el contexto de pandemia con sus trágicas consecuencias para Ntro. País y en el mundo entero, y que coincida con la vuelta del Colón tras el forzado segundo silencio, no pudo ser más oportuna su inclusión  tanto como hacerla en este arreglo y como única obra de programa, cumpliendo además con todos los protocolos sanitarios que la situación impone, tanto por duración del concierto como por haber el teatro mantenido las mismas disposiciones de índole sanitario que rigieron durante Marzo pasado. Y en verdad,  obró también como el mejor homenaje posible a las víctimas, a quienes dieron también su vida por combatir al virus y a quienes batallan incansablemente día a día contra esta terrible enfermedad. La fuerza de la música y las palabras, potenciadas por este arreglo formidable, lograron imponer el mensaje de despedida, primero de los tres que Mahler dejó para la posteridad durante la progresión de su enfermedad y el paulatino deterioro de su salud.

 

  La obra original dispone de una gran concentración de fuerza orquestal, aunque empleada en gran parte por sectores de instrumentos, con lo cual para la versión que se empleó, pudo facilitar el arreglo sin alterar y en algunos casos como ya dije  hasta potenciar muchos pasajes. Mahler recibió de un amigo personal un libro de poetas chinos en traducción al alemán hecha en finales de la década de 1860 (Paradojas del destino, la década en la que el compositor nació). En un contexto de situaciones difíciles (Renuncia a la Opera de Viena, fallecimiento de una de sus hijas , descubrimiento de la endocarditis bacteriana que acabó finalmente con su vida, la cual, además, tampoco  fue nada fácil en New York hacia donde viajó para hacerse cargo de la Dirección Musical del “Met” por tres temporadas y otras dos al frente de la hoy New York Philarmonic), estos poemas actuaron como disparador para esta nueva composición denominada una sinfonía para voces solistas y orquesta (tal vez para superar la valla del número 9 en  sinfonías en la que solo alguno de los grandes de la música que pudieron llegar al mismo se detuvieron) . Escuchada la obra podemos decir que  las dos mejores definiciones serían o una “cantata”(la menos probable), o un ciclo de canciones con orquesta  (la más ajustada). En todas ellas hay momentos asignados a un registro en particular. El de Tenor en los poemas impares (canto que llama a disfrutar de los pequeños placeres de la vida, productores, estos de las mayores gratificaciones personales) y el de mezzosoprano (o también barítono) para las pares, que son aquellas que transmiten, dolor, melancolía y hasta una despedida tal vez abierta en la que perderse eternamente en senderos, montañas y disfrutar del brillo de los días y la soledad de los paisajes devuelven la calma y, porque no, abren la posibilidad de un reencuentro allí.

 

    Schönberg y Reihn delinearon esta adaptación en épocas en que se hacía muy difícil costear conciertos de grandes agrupaciones orquestales en ámbitos privados (fin de la Primera Guerra Mundial y Crac de 1929), utilizaron un conjunto que según la decisión de quien conduzca puede admitir hasta no más de 24 instrumentos, manteniendo en todo momento la esencia de la obra. Diemecke empleó 17. El resultado fue ampliamente convincente.

 

  Yendo a la parte estrictamente musical, haremos ante todo honor a los integrantes de la Filarmónica  que intervinieron en esta versión: Xavier Inchausti (Primer Violín con extraordinarias intervenciones solistas), Nelly Guevara (Segundo Violín), Denis Golovin (Viola), Benjamín Báez (Violonchelo), Javier Dragun (Contrabajo), Claudio Barile (Flauta, también con soberbias intervenciones), Néstor Garrote (Oboe), Paula Llan de Rosos (Corno Ingles), Matías Tchicourel (Clarinete), Alfonso Calvo (Clarinete Requinto), Sebastián Tozzola (Clarinete Bajo), Gabriel Larocca (Fagot), Fernando Chiappero (Corno), Christian Frette y Federico del Castillo (Percusión), Marcelo Ayub (Piano) y Felipe Delsart (Organo). Todos fueron sostenes fundamentales de la excelencia en la interpretación.  En cuanto a las voces solistas, Gustavo López Manzitti demostró con creces que está atravesando el mejor momento de su carrera.  Exhibió timbre robusto, capacidad de matizar, dar el sentido justo al texto expresando como pocas veces vi a un cantante en esta obra. Éxito Rotundo. Guadalupe Barrientos enfrentó un desafío que trascendió lo operístico, como ha sido esta vez internarse en el arte del lied, faceta en la que yo jamás la había escuchado. Emergió airosa del severo compromiso, cumpliendo con absoluta corrección las dos primeras intervenciones, pero compenetrándose fundamentalmente en la parte final de “Despedida”(acaso la canción más larga de la historia con su casi media hora de duración según  la versión), fragmento este que deja a la interprete expuesta en escena más allá del enlace instrumental entre los dos poemas que la conforman. Supo conmover al decir y logró de ese modo conquistar al soberano.

 

  Enrique Arturo Diemecke, retornó por sus fueros. Dio la impresión de que este parate forzado le hizo mucho bien para avocarse al interprete por sobre el gestor y el directivo. Ratificó las cualidades que le conocemos como interprete Mahleriano. El conjunto virtualmente “cantó”, le respondió y logró plasmar un final introspectivo pocas veces escuchado, poniendo en foco las virtudes de este arreglo que necesitaba manifestarse de ese modo. Aprovechó las mejores condiciones (boca de escenario cerrada, distancia óptima entre instrumentistas ubicados sobre el sobre-escenario y le extrajo todo el jugo a la partitura y el arreglo. Visiblemente conmovido en todo momento, envió al final su gesto de saludo a la Directora General, tanto como midió sus palabras a la concurrencia al inicio del concierto. Fue una noche digna del Colón.

 

Donato Decina