domingo, 10 de julio de 2022

 Espectacular debut de la Sinfónica de Porto Alegre en el Colón

 

CON SABOR Y ACENTO GAÚCHO

Martha CORA ELISEHT

 

            Tras la pandemia, las orquestas extranjeras han retomado sus giras y permite que el público argentino vuelva a apreciarlas. Uno de los tantos debuts que quedaron postergados fue el de la Orquesta Sinfónica de Porto Alegre (OSPA), que se produjo finalmente sobre el escenario del Teatro Colón el domingo 10 del corriente con la participación del pianista Fabio Martino y la dirección de su titular -Evandro Matté-, quien además cuenta con el mérito de haber sido trompetista de la mencionada agrupación sinfónica durante más de 20 años.

            El programa estuvo integrado por las siguientes obras:

-          Mba’epu Porá – Arthur BARBOSA (1965)

-          Rapsodia sobre un tema de Paganini, op.43- Sergei RACHMANINOV (1873-1943)

-          Choros n°6- Heitor VILLA- LOBOS (1887-1959)

Fundada en 1950, la OSPA es un organismo vinculado a la Secretaría de Estado de Río Grande do Sul y realiza conciertos por todo el mencionado Estado. Además, es una de las orquestas sinfónicas más antiguas de Brasil, que ha recibido a numerosos músicos y maestros argentinos durante sus 72 años de existencia, según palabras textuales de su director al finalizar el concierto. Precisamente, uno de los maestros del compositor y arreglador Arthur Barbosa fue un compatriota: Darío Ntaca, con el cual estudió composición. Nacido en Ceará en 1965, Barbosa integra la fila de primeros violines de la orquesta y su obra Mba’epu Porá (Música bella, en idioma tupí- guaraní) fue compuesta y estrenada en 2018 para la inauguración de la nueva sala de conciertos de la OSPA bajo la dirección de Evandro Matté. Se trata de una fantasía sinfónica de casi 12 minutos de duración, donde se resume la historia musical de Río Grande do Sul: los sonidos de la selva -representados por silbatos y maderas en agudo, emulando el canto de las aves y el murmullo en trémolo a cargo de los contrabajos-, la música de los nativos -introducida por la flauta, con apoyo por parte de la percusión y las cuerdas-, de los europeos, los negros de África y de todo el mundo, pero con características particulares. El tema correspondiente al legado europeo -en escala heptatónica- está en ritmo de modinha (género típicamente brasileño), introducido por el trombón y retomado por las cuerdas en su conjunto. La obra culmina con una monumental fuga que conjuga todos los temas anteriores. La orquesta contó con un orgánico de aproximadamente 120 músicos en escena y sorprendió por la calidad y pureza del sonido, al igual que la excelente marcación e interpretación de Matté. Fue muy bien recibida por el público y el compositor salió a saludar para luego, volver a tomar su puesto.

La celebérrima Rapsodia sobre un tema de Paganini fue compuesta y estrenada en 1934 por la Orquesta de Filadelfia con la presencia del mismo Rachmaninov al piano bajo la dirección de Leopold Stokowski. Son 24 variaciones sobre el Capricho n°24 del mencionado compositor italiano, quien era además un virtuoso del violín. En esta ocasión, el joven pianista Fabio Martino logró una interpretación brillante y sumamente precisa como consecuencia de su excelente digitación y pulsación. Fue muy sutil en los pasajes suaves, aunque algo impetuoso en los tutti y pasajes fuertes. Por dicho motivo -según apreciación personal de quien escribe- sonó algo excedido, pero se vio compensado rápidamente por una interpretación sin fisuras. La correspondencia entre director y pianista fue total y el Colón estalló en aplausos al finalizar dicha pieza. Esto motivó a realizar un bis: Danza del gaucho matrero de Alberto Ginastera, donde Fabio Martino volvió a deslumbrar con su prodigiosa digitación y pulsación.

Si bien la palabra Choro significa “lamento” en portugués, representa un género típicamente brasileño, donde una serie de músicos (chorões) improvisan sobre un tema determinado. Heitor Villa- Lobos fue un cultor de dicho género y decidió llevarlo al terreno sinfónico, constituyéndolo en uno de los géneros más representativo de la música de su país. Compuso una serie de 14 Choros y choros bis entre 1920 y 1929, algunos de los cuales son para instrumentos de cuerda, orquesta o coro mixto y orquesta. El Choros n°6 data de 1926 y fue compuesto para gran orquesta (2 flautas, flautín, 2 oboes, corno inglés, 2 clarinetes, clarinete bajo, 2 fagotes, 1 contrafagot, 34 cornos, 3 trompetas, 4 trombones, tuba, 2 arpas, timbales, tam-tam, saxofón, xilofón, platillos, bajo, batería, celesta, cuerdas y numerosos instrumentos de percusión), que permite el lucimiento de todos los solistas de las principales secciones de instrumentos. La versión ofrecida por Evandro Matté al frente de la OSPA fue de excelente calidad, muy equilibrada y con un sonido pocas veces escuchado en el Colón por una orquesta latinoamericana. Una no recuerda que el público de platea se haya puesto de pie unánimemente para aplaudir a una agrupación sinfónica de América del Sur al final del concierto. Por dicho motivo, Evandro Matté decidió homenajear al país anfitrión con una monumental versión de Libertango de Astor Piazzolla, que sonó perfectamente bien y donde hizo que el público marcara el ritmo típico de esta pieza.

Al finalizar el concierto, Fabio Martino volvió a presentarse sobre el escenario para despedirse del público argentino junto al director y a la orquesta. No faltaron los tradicionales ramos de flores y los saludos de algunos colegas de las orquestas del Colón que se habían hecho presentes. Sería muy bueno que fuera el comienzo de una auténtica confraternidad y cooperación latinoamericanas que contribuya al crecimiento de músicos y compositores de diferentes países, así como también la difusión de sus obras. En estos tiempos que corren, la globalización cultural también es posible y factible

No hay comentarios:

Publicar un comentario