miércoles, 5 de julio de 2023

 

ACERTADO ENFOQUE DE URLEZAGA PARA UN RETORNO MUY ESPERADO

 

Teatro Argentino de La Plata, temporada 2023. Ballet: “Romeo y Julieta”, en tres actos basada en la obra teatral de William Shakespeare  con nueva producción escénica. Música: Serguei Prokofieff. Coreografía: Iñaki Urlezaga. Intérpretes: Julieta Paul (Julieta), Bautista Parada (Romeo), Valentín Fernández (Mercucio), Emanuel Gómez (Benvolio), Martín Alcaraz Quintana (Teobaldo), Paula García Brunelli (Sra. Capuleto), Christian Pérez (Sr. Capuleto), Paula Elizondo (Sra. Montesco), Matías Romano (Sr. Montesco), Sebastián Huici (Príncipe de Venecia), Cecilia Mattioli Zartmann-Aldana Jimenez-María Belén Burghi (Prostitutas), Gabriela Amalfitani (Nodriza), Lisandro Casco (París), Eugenio Grassi (Fray Lorenzo). Escenografía: Sergio Massa (Realizada en talleres del Centro Provincial de las Artes, Teatro Argentino de La Plata), Vestuario: Mariano Toffi, Iluminación: Roberto Traferri, Diseño Audiovisual: Iru Landucci. Ballet Estable del Teatro Argentino de La Plata, Dirección: Leandro Ferreira Morais. Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata, Dirección: Diego Censabella Farré. Función de 02 de julio de 2023.

 

     NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Se eligió un título convocante y acorde con el retorno a casa luego de tantos años sin dar pasos en su escenario: “Romeo y Julieta”, con la inmortal música de Serguei Prokofieff (a quien además se homenajea a 70 años de su desaparición física) y una nueva visión, en este caso la de Iñaki Urlezaga, tantas veces protagonista El y ahora coreógrafo. No pudo ser más acertado. Por el lleno prácticamente total. Por la participación integra de figuras de la casa, las que estuvieron a tono con el espectáculo y por la estupenda visión de Urlezaga de la historia basada en Shakespeare.

 

  La concepción del querido Iñaki hace hincapié en las emociones, incluso en  las de personajes secundarios cuya actuación es muy reducida en otras versiones. Con un comienzo con tremendas trifulcas en la plaza de Verona entre Capuletos y Montescos, el Principe de Venecia convoca a las cabezas de ambas familias a deponer las armas y reconciliarse. Mientras los caballeros simulan diplomáticamente hacer lugar a esa solicitud, las damas no ocultan su relajo y desprecio. Cuando en la fiesta de quince años de Julieta aparecen con el rostro cubierto Romeo y sus amigos para hacer sus correrías, Teobaldo lleno de furia sale a buscarlos mientras el padre trata de detenerlo y cumplir así con el “pacto de no agresión”. Ello no será impedimento para que imponga a París, amigo de Teobaldo, como novio prometido de la adolescente, con la aquiescencia de su hijo y de su esposa. El “flechazo” que Romeo provoca en la joven, hace que ésta, al serle impuesto Paris como novio, lo rechace de inmediato. Llegará el romance y lo consabido, el retorno a las provocaciones y las luchas, las muertes de Mercucio y Teobaldo, y aquí una vuelta de tuerca: la desesperación de la Sra. Capuleto por su hijo muerto, el reproche encendido a Romeo mientras su esposo pareciera ver un héroe en su difunto hijo y posteriormente darse cuenta ella de que algo grave pasa en Julieta, que de una joven fresca e inocente se va convirtiendo en una mujer férrea defensora de su amor con su rechazo permanente a París , por lo que esa boda sería inconveniente. Sumado a ello, una espectacular caracterización de Mercucio, el fiel amigo.  Gertrudis cómplice y confidente de Julieta, más que una nodriza, y un Fray Lorenzo guardián como nunca del amor secreto. Todo esto lleva a ver las cosas desde una óptica diferente, más allá de que el final sea el mismo, aportándole mayor interés  al espectador por esta historia.

 

  El Teatro Argentino desarrolló en sus talleres una realización escénica de época a cargo de Sergio Massa, la que si bien fue efectiva conllevó el eterno problema de que desde los costados no pudiese percibirse en su totalidad, restándole visual a los espectadores que debieron ubicarse por el orden de llegada en esas posiciones. La misma fue realzada con imágenes de fondo de paisajes del ambiente de Verona del mil quinientos efectuada por Iru Landucci. Completó la escena una correcta iluminación de un especialista como Roberto Traferri.

 

  El cuerpo de baile platense, dirigido por Leonardo Ferreira Morais lució muy ajustado y fue justamente aplaudido por el público. En cuanto a la Orquesta Estable bajo la Dirección de Diego Censabella, acompañó de modo muy correcto, más allá de algunas imprecisiones que pudieron apreciarse.

 

  Yendo a los protagonistas, los analizaremos por sus intervenciones de menor a mayor. Sobrio el príncipe de Sebastián Huici, Un Fray Lorenzo sumamente bien caracterizado por Eugenio Grassi. Desenfado y espontaneidad en el trío de prostitutas que compusieron Cecilia Mattioli Zartmann, Aldana Jimenez y María Belén Burghi. Entrañable actuación de Gabriela Amalfitani como Gertrudis la Nodriza, confidente y cómplice de Julieta con estupenda gestualidad. Lisandro Casco compuso a un París al que no pareció importarle el rechazo de Julieta. Ignoro si así le fue marcado. Paula Elizondo y Matías Romano compusieron correctamente a los esposos Montesco. La primera se llevó las palmas con la expresividad en el rechazo a los Capuleto. Emanuel Gómez fue un correcto Benvolio, dando siempre el pié escénico en cada situación. Christian Pérez como el Sr. Capuleto dio el punto justo de su personaje siendo el hombre que hace y deshace a su antojo. Como contrapartida, Paula García Brunelli fue una formidable Sra. Capuleto con una composición inmejorable de la atribulada mujer. Pocas veces se halló tanta expresividad para un rol de flanco. Espectacular dupla conformaron Valentín Fernández con un soberbio Mercucio , chispeante, pleno de desparpajo, gracia y despliegue y su antagonista, Martín Alcaraz Quintana con un arrogante y soberbio Teobaldo que canallescamente asesina al primero por la espalda. Es una pena que el programa de mano no consigne quién tuvo a su cargo la instrucción de esgrima, la que fue excelente a todas luces, descollando en ello ambos bailarines.

 

  Bautista Parada fue un muy buen Romeo, deslumbrado y pleno de amor por Julieta, que debe huir de  Verona para no complicarla a Ella. Gran despliegue tanto desde lo físico como lo actoral, con una plena conexión con su compañera. Justamente, la gran heroína de la noche fue Julieta Paul con una descollante Julieta a partir de una plena entrega. Fue adorable criatura adolescente en el comienzo, férrea  mujer al final,  decidida a correr el mismo destino que su amado, coronando de este modo una labor consagratoria.

 

 La euforia final del público estuvo plenamente justificada tras recibir un noble producto surgido de la creatividad de Iñaki Urlezaga.

 

 

Donato Decina

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