Créditos: Servicio de Prensa del Teatro Colón, Fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli
Extraordinario recital de Bryn Terfel y Carla Filipcic Holm junto a la Filarmónica
Y UN DÍA, VOLVIERON LA CALIDAD Y LA EXCELENCIA
Martha CORA ELISEHT
Los intérpretes invitados al Ciclo de Abono de la Orquesta Filarmónica de
Buenos Aires no paran de desfilar y son de una jerarquía y calidad absolutas. En este
caso, se contó con una estrella de la lírica mundial: el bajo- barítono galés Bryn Terfel,
quien se presentó sobre el escenario del Colón junto a la soprano argentina Carla
Filipcic Holm el pasado sábado 11 del corriente dentro del abono de la mencionada
orquesta bajo la dirección de Julian Kuerti, donde se ofreció el siguiente programa:
- Obertura
- “Was dufter doch der Flieder”, de LOS MAESTROS CANTORES DE
NÜREMBERG- Richard WAGNER (1813-1883)
- “Abendlich strahlt der Ssonne Auge”, de EL ORO DEL RHIN- Richard
WAGNER (1813-1883)
- “Mild und leise”, de TRISTÁN E ISOLDA- Richard WAGNER (1813-1883)
- “Cabalgata de las Walkyrias”
- “Despedida de Wotan”, de LA WALKYRIA- Richard WAGNER (1813-1883)
- “Ha! Welch’ ein Augenblick”, de FIDELIO- Ludwig van BEETHOVEN (1770-
1827)
- “Son lo spirito che nega”, de MEFISTOFELE- Arrigo BOITO (1842-1918)
- “Ió son l’umile ancella”, de ADRIANA LÉCOUVREUR- Francesco CILEA
(1866-1950)
- Entreacto al Acto II
- “If I were a rich man”, de EL VIOLINISTA EN EL TEJADO- Jerry BLOCK
(1928-2010)
- “Summertime”
- “Bess, you is my woman now”, de PORGY & BESS- George GERSHWIN
(1898-1937)
- “Art is calling for me”, de LA ENCANTADORA- Victor HERBERT (1859-1924)
- “Stars”, de LOS MISERABLES- Claude- Michel SCHÖNBERG (1944)
No es la primera vez que el bajo- barítono galés visita la Argentina -debutó con un
recital en 2018, con Laura Ward como pianista acompañante-, pero sí en un recital con
orquesta. En cuanto a Julian Kuerti, también era la primera vez con la Filarmónica –
tanto en 2017 como en 2022, lo hizo junto a la Orquesta Estable- y, tras la tradicional
afinación de instrumentos y con un orgánico numeroso, el canadiense ofreció una muy
buena versión de la célebre obertura de LOS MAESTROS CANTORES DE
NÜREMBERG (título que falta desde 1980 en las Temporadas Líricas del Colón).
Seguidamente y, munido de un martillo y un zapato, Terfel hizo su aparición sobre el
escenario del Colón para brindar una excelente versión del aria de Hans Sachs (Was
dufter doch der Flieder/ Cómo huelen las lilas). Su caudalosa voz, su dominio escénico
y su maestría deleitaron los oídos de todos aquellos amantes de la música de Wagner. Lo
mismo sucedió encarnando a Wotan en el aria final de EL ORO DEL RHIN cuando el
padre de los dioses se dirige al Walhalla. Sin embargo y, pese al correcto manejo y
marcación de tempi por parte del director, se escucharon algunas pifias por parte de los
bronces -más específicamente, en las tubas wagnerianas-. Una lástima, porque empañó
el excelente nivel del resto de los instrumentistas. La voz y el dominio escénico de Sir
Bryn Terfel volvieron a brillar antes de dar paso a Carla Filipcic Holm, quien brindó una
exquisita versión de la muerte de amor de Isolda (Mild und leise, wie er lächelt). La
soprano argentina es una perfecta intérprete de dicho rol y lo demostró con creces sobre
el escenario del Colón, retirándose ovacionada.
Una entiende que la Filarmónica es una orquesta que maneja más repertorio
sinfónico que ópera, pero la celebérrima Cabalgata de las Walkyrias es una pieza que
forma parte del repertorio habitual de los programas de conciertos sinfónicos y recitales.
Hubo numerosos errores por parte de los bronces y se notó, pero no fue impedimento
para que Bryn Terfel volviera a brillar una vez más encarnando a Wotan en la bellísima
escena de Despedida antes de sumir en un sueño profundo a Brünhilde -su hija
predilecta- sobre la roca de la walkyria. No sólo cantó a la perfección este rol
wagneriano, sino que, además, demostró un perfecto dominio del escenario y los
tiempos previamente a la invocación a Loge -semidiós del fuego- para levantar la
muralla cuya llamarada protegerá a Brünhilde hasta que un verdadero héroe la rescate
de su letargo. En este caso, la Filarmónica tuvo una muy buena actuación en la
capitulación y coda finales, donde los diferentes leitmotives se ejecutaron perfectamente
para cerrar esta primera parte del concierto.
La segunda parte se abrió con otra aria del repertorio alemán: “Ha! Welch’ ein
Augenblick” (Pizarro) de FIDELIO. El galés volvió a lucirse como el malvado
corregidor y regente de la prisión donde Florestan está confinado en las mazmorras por
desobedecer las órdenes del tirano. Además de su impecable dominio escénico y su
maestría vocal, su perfecto dominio del alemán hizo posible una interpretación de alta
jerarquía. Pero aún faltaba el plato fuerte de la noche: la demostración plena de sus
dotes histriónicas y las inflexiones de su voz para encarnar al Diablo en
MEFISTOFELE, de Arrigo Boito. El público deliró al escucharlo chiflar en Son lo
spirito che nega -más conocida como aria del chiflido- y comenzó a aplaudir
rabiosamente antes que comenzara la segunda parte de la misma. Tras cantar la segunda
estrofa, el delirio fue total y el público lo ovacionó.
A continuación, Carla Filipcic Holm demostró que también sabe incursionar en el
repertorio italiano brindando una excelente versión de Ió son l’umile ancella, de
ADRIANA LÉCOUVREUR. Es un aria que puede ser interpretada tanto por una
mezzosoprano como una soprano dramática y, en este caso, quedó fehacientemente
demostrado que es la mejor soprano dramática de la Argentina en la actualidad. Otro
aluvión de aplausos para esta gran artista.
La comedia musical es un género en el cual Bryn Terfel también ha incursionado y
decidió ofrecer varios fragmentos de este género: el primero de ellos, como el lechero
Tevye en EL VIOLINISTA EN EL TEJADO, donde demostró que, además de ser un gran
cantante, es todo un showman. Bailó, actuó y cantó este rol que supieron inmortalizar el
actor israelí Topol y, a nivel local, Raúl Rossi. Por su parte, la Filarmónica brindó una
muy buena versión del entreacto al Acto II de dicha obra. Sin embargo, no convenció en
el aria que eligió para cerrar el recital: Stars, de LOS MISERABLES. Hubo momentos
donde la orquesta lo tapó, ya que lleva mucha percusión y su voz era apenas perceptible
al final. En cambio, Carla Filipcic Holm se lució en Art is calling for me (El Arte me
está llamando) de la opereta LA ENCANTADORA, del compositor irlandés Victor
Herbert. Fue compuesta en 1911 durante su estadía en Estados Unidos y narra la historia
de la prima donna de la ópera Vivien Savary, quien es presionada por el Ministro de
Guerra de Zergovia -Ozir- para seducir al príncipe Iván. Si éste se enamora de una
plebeya, debe abdicar al trono y, por lo tanto, Ozir se transformaría en el regente de
dicho país. Pero como Vivien se enamora de Iván, le pide al malvado Ozir los papeles de
abdicación y se encarga de destruirlos. Mientras tanto, la princesa Stellina – quien desea
ser artista y no quiere saber nada de política- es quien canta esta célebre canción en
tiempo de marcha. Un perfecto dominio escénico de la soprano argentina en este género
y una revelación para quienes tomaron contacto por primera vez con esta obra. También
se lució con la célebre canción de cuna de Clara (Summertime) de PORGY & BESS, al
igual que junto a Bryn Terfel en el duetto de amor de la única ópera de Gershwin
(“Bess, you is my woman now”). Una muy buena combinación entre bajo y soprano y
otra ovación de aplausos para este célebre dúo.
Al término del recital, se ofrecieron dos bises: una canción galesa tradicional a
cargo de Bryn Terfel, y otra aria de un musical de Irving Berlin: Anything you can do -
que fuera interpretada como obra de cierre en el recital brindado por Thomas Hampson
y Luca Pisaroni en 2019-, que pertenece a ANNIE GET YOUR GUN (1946), donde tiene
lugar una feroz competencia de destrezas entre ambos protagonistas, ya que uno lo
puede hacer mejor que el otro. Ambos cantantes se sacaron chispas sobre el escenario
de manera muy divertida bajo la magistral dirección de Kuerti. Otra ovación de aplausos
para los intérpretes, quienes se retiraron muy satisfechos.
En una entrevista que esta cronista mantuvo con Carla Filipcic Holm a la salida del
Colón, la soprano manifestó que había dedicado el aria de LA ENCANTADORA a la
memoria de la gran gestora de cultura uruguaya María Julia Caamaño -fallecida
recientemente-, quien le recomendó preparar dicha obra para un evento que iba a tener
lugar en ese país que, lamentablemente, no se concretó. Un merecido homenaje a quien
fuera presidente del Centro de Cultura Musical del Uruguay y que tanto hizo por la
cultura del país hermano.
En cuanto al desempeño de la orquesta, la Filarmónica debiera ejecutar con mayor
asiduidad la obra de Wagner. Si bien la Estable sobresale en el ámbito operístico, hay
muchas obras del genio de Bayreuth que forman parte del repertorio sinfónico y
debieran ejecutarse más a menudo, ya que hace rato que faltan de las temporadas líricas
oficiales. Una vez que se cuenta con intérpretes de jerarquía y excelencia vocal para
interpretarlas, debieran estar un poco más aceitadas para que todo suene perfecto.
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