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domingo, 31 de diciembre de 2023
jueves, 21 de diciembre de 2023
Foto: Prensa Teatro Colón, Fotografía del Maestro Arnaldo Colombaroli
Cierre de la Temporada del Ballet Estable del Colón con “EL CORSARIO”
UNA DE PIRATAS, EN TIEMPOS DEL IMPERIO OTOMANO
Martha CORA ELISEHT
Para cerrar una brillante temporada, originalmente, el Ballet Estable del Teatro
Colón tenía previsto reponer LA BAYADERA de Ludwig Minkus, con coreografía de
Rudolph Nureyev y la participación de los primeros bailarines invitados Natalia
Osipova y Daniel Camargo en los roles protagónicos. Debido a que no se abonó el
canon correspondiente a la Fundación Nureyev en concepto de derechos de autor, se
decidió reponer una obra de repertorio del Ballet Estable: EL CORSARIO, con música
de Adolphe Adam (1803-1856), Cesare Pugni (1802-1870), Riccardo Drigo (1846-
1930) y Léo Delibes (1836-1891), con coreografía de Anne- Marie Holmes.
Lamentablemente, la pareja Osipova/ Camargo canceló sus actuaciones previstas para
las funciones de abono en el Colón; por lo tanto, el Director del Ballet Estable -Mario
Galizzi- convocó a los primeros bailarines y solistas de la compañía para la difícil tarea
de suplantar a estas primerísimas figuras de la danza internacional. Asimismo, marcará
la despedida de dos grandes bailarines: Carla Vincelli y Edgardo Trabalón, quienes se
retiran del Ballet Estable con este título luego de una exitosa carrera.
Las funciones tendrán lugar entre los días 17 al 30 del corriente y cuentan con la
participación de Manuel Coves y Ezequiel Silberstein al frente de la Orquesta
Filarmónica de Buenos Aires; escenografía de Christian Prego, vestuario de Aníbal
Lápiz e iluminación de Rubén Conde, con reposición coreográfica de Leonardo Cuestas,
Natalia Sarraceno y Vagram Ambartsounian.
Quien escribe tuvo la oportunidad de asistir a la función del miércoles 21 del
corriente, con el siguiente reparto: Ayelén Sánchez (Medora), Gerardo Wyss (Conrad),
Jiva Velázquez (Alí), Beatriz Boos (Gulnara), Edgardo Trabalón (Birbanto), Luisina
Rodríguez (esposa de Birbanto), Facundo Luqui (Lankendem), Julián Galván (Pashá),
Rodrigo Cuadra (asistente del Pashá), Caterina Stutz, Paula Cassano y Ludmila
Galaverna (pas de trois del 1° acto); las parejas formadas por Marisol López Prieto y
Martín Vedia; Candela Rodríguez Echenique y Sebastián Bustos (pas de six del 2° acto)
y las siguientes solistas para el Jardín Animado: Cecilia Lucero (Rojo), Jazmín Aguirre
(Naranja) y Lola Mugica (Amarillo). Participaron refuerzos a cargo de los alumnos de
danza del Instituto superior de Arte del Teatro Colón (ISATC).
Inspirado en la novela homónima de Lord Byron (1814) y en la ópera de Verdi,
EL CORSARIO se estrenó en la Ópera de París en 1856, con música de Adolphe Adam
y coreografía de Joseph Mazilier. Lamentablemente, Adam no pudo disfrutar de su
éxito: falleció unos pocos meses después de su estreno. A diferencia de otras joyas del
ballet romántico francés como LA SYLPHIDE y GISELLE, se traslada al relato de las
aventuras de los piratas y sus incursiones dentro del Imperio Otomano, donde no faltan
todos los ingredientes para una buena trama: los mercaderes de esclavas (Lankendem),
la corte oriental del Pashá Said, llena de exotismo y sensualidad; la galantería, la
ambición, el amor y la caballerosidad. En 1858, Jules Perrot montó su coreografía para
esta obra en el Teatro Bolshoi de Moscú y quedó automáticamente incorporada al
repertorio. Allí es donde Marius Petipa -quien interpretó el rol de Conrad- incorporó el
pas d’esclave del 2° acto, con música de Von Oldenburg. Posteriormente, se presentó en
1868 una nueva versión, creada especialmente para su esposa Marie con música de
Cesare Pugni y se incorpora el Jardín Animado del 3° acto, con música de Léo Delibes.
Finalmente, en 1899 EL CORSARIO toma su versión definitiva con música de Riccardo
Drigo, quien, a su vez, es el autor del celebérrimo pas de deux (pas de trois, en la obra
completa) que se representa como pieza independiente dentro del repertorio del ballet
clásico y que data de 1915. Esta nueva producción reemplazó definitivamente a la
versión francesa y es la que se representa en la actualidad.
La coreografía de Anne- Marie Holmes resultó ser efectiva, ya que trabaja sobre
el componente emocional de cada personaje y permite destacar el virtuosismo de los
principales solistas. Manuel Coves es un conocido director de ballet -a quien se apreció
el año pasado en GISELLE- y ofreció una muy buena versión de la partitura,
adaptándola al tiempo del bailarín. Las escenas de conjunto estuvieron correctamente
llevadas a cabo, con muy buena coordinación (Danza de los piratas del 1° acto, con un
muy buen dominio de escenas de esgrima en el cruce de los alfanjes y el empleo de
arcos y guirnaldas de flores en el Jardín Animado del 3° acto). En esta última escena se
destacaron dos jóvenes bailarinas: Cecilia Lucero y Jazmín Aguirre -alumnas de danza
del ISATC-, que lo hicieron con suma gracia y precisión de movimientos. La labor de
Lola Mugica Calvo dentro de este número fue excepcional, ya que su cambré, pliés y
developées fueron de una precisión absoluta. Lo mismo sucedió con el trío formado por
Caterina Stutz, Paula Cassano y Ludmila Galaverna en el pas de trois del 1° acto, donde
esta última se destacó por su impecable postura sobre el escenario, además de su
souplée y su cambré. (Realmente, una considera que está para bailar roles de mayor
peso y trascendencia, ya que nunca decepciona). Otra que también tuvo un muy buen
desempeño fue Luisina Rodríguez -quien debió reemplazar en último momento a
Magdalena Cortés- como la esposa de Birbanto junto a Edgardo Trabalón,
destacadísimo intérprete de este rol y que le sienta de maravilla. Junto a las parejas
formadas por Candela Rodríguez Echenique y Sebastián Bustos y Marisol López Prieto
y Martín Vedia brindaron un soberbio pas de six en el 2° acto, mientras que Julián
Galván y Rodrigo Cuadra se destacaron como el Pashá Said y su asistente.
Beatriz Boos es una bailarina que está realizando una carrera meteórica y fue
una Gulnara estupenda, al igual que Facundo Luqui como Lankendem. Sus piruetas
fueron perfectas, al igual que sus dotes histriónicas y plasticidad. Ambos se destacaron
en el pas de deux del 1° acto, donde el mercader la presenta al Pashá Said para venderla
como esposa. Y supo coquetear muy bien junto a Rodrigo Cuadra en la escena del 3°
acto.
En cuanto a los roles principales, Jiva Velázquez se llevó los laureles y fue lo
mejor de la noche. Independientemente de ser un bailarín acrobático, el rol de Alí
también le sienta de maravilla y descolló con sus piruetas, fouéttes y solage en el
celebérrimo pas de trois del 2° acto junto a Ayelén Sánchez y Gerardo Wyss. Ella dio
vida a una excelente Medora, con perfecta técnica, gracia y desempeño actoral.
También se lució en el pas de deux entre Conrad y Medora del 2° acto. Una hubiera
esperado más de Wyss en el rol protagónico, ya que no tuvo una actuación tan destacada
con respecto de sus compañeros de elenco.
En líneas generales, fue una buena función, pero de inferior calidad si se las
compara con otros títulos dentro de la presente temporada, que contó con figuras
descollantes. Hubiera sido fantástico coronarla con solistas internacionales, pero no
pudo ser. Por lo tanto, el elenco nacional supo tomar el toro por las astas con un muy
buen desempeño. Es muy bueno que se le dé oportunidad a jóvenes valores y, asimismo,
tener en cuenta a gente muy valiosa dentro de la compañía que merece algo más que un
rol secundario.
lunes, 18 de diciembre de 2023
Monumental versión de la 9°
Sinfonía de Beethoven por la Sinfónica Juvenil en el CCK
CON
TODA LA PASIÓN, GARRA E ÍMPETU JUVENIL
Martha
CORA ELISEHT
En
cercanía a la fecha de nacimiento de Ludwig van Beethoven (16 de Diciembre de
1770), la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional “Libertador Gral. San Martín”
decidió homenajear al genio de Bonn con la más célebre de sus obras: la Sinfonía
n°9 en Re menor, Op.125 (“Coral”), hecho que tuvo lugar el pasado domingo
17 del corriente en la Sala Sinfónica -Auditorio Nacional- del Centro Cultural
Kirchner (CCK), con participación de la Orquesta Sinfónica Juvenil Bonaerense,
el Coro LAGUN ONAK, el Coro de la Facultad de Derecho de la Universidad
de Buenos Aires -ambos dirigidos por Miguel Pesce- y el Coro Polifónico
Evangélico Nacional, dirigido por María Constanza Bongarrá. La dirección
orquestal estuvo a cargo de Mario Benzecry, con participación de los siguientes
solistas: Jacquelina Livieri (soprano), Alejandra Malvino (mezzosoprano),
Fermín Prieto (tenor) y Lucas Devebec Mayer (bajo).
Previamente
al inicio del concierto y, munido de un micrófono ante la habitual ausencia de
programas de mano, el maestro Benzecry se dirigió al público para realizar algunos
anuncios y agradecimientos a las autoridades allí presentes y a los numerosos invitados,
entre los cuales se encontraban el actual Secretario de Cultura de la Nación
-Leonardo Cifelli-; la Directora de la Dirección Nacional de Organismos
Estables -Mariela Bolatti-; el Sr. Embajador de Japón en la Argentina -Hiroshi
Yamaguchi, quien fue invitado a pasar al estrado para declararlo amigo de la
Orquesta, motivo por el cual recibió un diploma conmemorativo- y su par
marroquí -Fares Yassir-, al igual que al cuerpo de profesores que realizan
tareas de perfeccionamiento de los músicos integrantes de la Sinfónica Juvenil.
También agradeció a Agustín Andrade - Director Ejecutivo de la Orquesta
Sinfónica Juvenil Bonaerense, organismo dependiente del Programa de Coros y
Orquestas de la Provincia de Buenos Aires- por la participación de esta
agrupación en forma conjunta, fundada en Junio del corriente año.
La
inmensa popularidad alcanzada por la 9° Sinfonía radica en que se trata
de una obra universal, que subraya los valores fundamentales del hombre –
libertad, igualdad, fraternidad- dentro del marco de un elemento trascendental:
la alegría. Tal es así, que el poeta alemán Friedrich von Schiller (1759-1805)
tuvo que cambiar el título a su poema Ode an der Freiheit (Oda a la
libertad) por Ode an der Freude (Oda a la alegría), compuesto entre
1785 y 1786, cuyo texto servirá como fuente de inspiración a Beethoven para
componer su célebre sinfonía. A finales del siglo XVIII, el movimiento alemán Sturm
und Drag (Tormenta e Impulso) rechazaba el racionalismo riguroso y provocó
una ruptura con las formas cortesanas vigentes hasta aquel entonces, subrayando
valores tales como la libertad y los sentimientos. Esto dio origen al
romanticismo, del cual, Beethoven ha sido su máximo exponente. No sólo porque
se atrevió a romper con el esquema cerrado de las formas musicales, sino porque
dejó de lado instituciones como el mecenazgo para vivir como compositor -algo
que ya había iniciado Mozart en Viena-. El manuscrito de Schiller llegó a manos
de Beethoven en 1793 y, tras leerlo, el genio de Bonn quedó tan encantado con
el texto, que decidió musicalizarlo. No fue nada sencillo debido a su larga
extensión -16 estrofas- y también a que -hasta ese momento- nunca se había
incluido la participación de un coro dentro de una sinfonía. Por lo tanto,
había que adaptarlo musicalmente y diferenciarlo del texto original de
Schiller. Por dicho motivo, cuando la Sociedad Filarmónica de Londres le
encarga la composición de la sinfonía en 1817, Beethoven decide llamarlo Ode/Hymn
to Joy (Oda/ Himno a la alegría). La composición comenzó en 1818 y lo más
difícil fue lograr una introducción musical para poder adaptar adecuadamente el
texto de Schiller. En una conversación con Anton Schindler -biógrafo y amigo
personal del compositor-, éste narró: “Lo más difícil fue la composición del
4° movimiento, donde la lucha comenzó como nunca. El objetivo era encontrar de
un modo correcto la introducción a la oda de Schiller, hasta que, un
día, Beethoven entró a un cuarto y gritó: “¡Lo tengo! ¡Lo tengo! Déjenos cantar
la oda del inmortal Schiller”. No obstante, Beethoven siguió trabajando
hasta encontrar las palabras con las cuales, el bajo introduce la parte vocal: “O
Freude! Nicht diese Tönne!”. El movimiento es una sinfonía en miniatura
dentro de una sinfonía, debido a su perfecta síntesis entre lo instrumental y
lo vocal. Tras 10 años de no realizar
apariciones en público debido a su sordera, el estreno tuvo lugar en 1824 en
Viena. Al no poder escuchar, Beethoven siguió su sinfonía con la partitura
hasta que uno de los músicos lo tomó del brazo para que pudiera apreciar su
éxito. El público lo ovacionó en medio de un sinfín de aplausos y agitando
pañuelos al aire. Su partitura original forma parte de la herencia espiritual
de la humanidad y se encuentra en el Registro de la Memoria Mundial de la
UNESCO desde 2001, además de ser el Himno oficial de la Unión Europea.
En
la presente versión, los integrantes de ambas orquestas se fusionaron en un
solo cuerpo para brindar una versión luminosa, brillante, con perfecto dominio
de los tempi dentro de los 4 movimientos que la integran (Allegro ma
non troppo, un poco maestoso/Scherzo: molto vivace- Presto/ Adagio molto e
cantábile- andante moderato- Tempo primo- Andante/ Finale: Presto- allegro ma
non troppo- Vivace- adagio cantábile-Allegro assai- Alla marcia- Allegro assai
vivace-Andante maestoso- Allegro enérgico, sempre ben marcato- Allegro ma non
tanto- Prestissimo). A pesar de algunas imperfecciones en las entradas o
por parte de algún instrumento, la labor desempeñada por los integrantes de
ambas orquestas fue sumamente convincente, logrando un sonido auténticamente
beethoveniano. Por su parte, los coros estuvieron muy bien preparados, con un
perfecto equilibrio vocal desde el “Freude” inicial. El desempeño de las
voces solistas fue sublime desde la introducción a cargo del bajo, con una
destacadísima actuación de Lucas Devebec Mayer, seguido por Fermín Prieto y el
excelente dúo formado por Jacquelina Livieri y Alejandra Malvino. El equilibrio
entre los solistas, coros y orquesta permitió una auténtica amalgama sonora
bajo la magistral batuta de Mario Benzecry, que fue aplaudida intensamente ni
bien finalizó la obra. El CCK se puso unánimemente de pie tras una estupenda
versión de tan archiconocida sinfonía, que no sólo representó el final del
presente ciclo de conciertos, sino también el cierre de una temporada exitosa
para la Libertador Gral. San Martín, que se perfila como una de las mejores
orquestas del país. La pasión, el ímpetu y la garra de los jóvenes lo hicieron
posible.
jueves, 14 de diciembre de 2023
Foto: Luciana D'Attoma Dirección Nacional de Elencos Estables
UN FINAL DE CICLO
CON EXPECTATIVAS
Centro
Cultural Kirchner, temporada 2023. Concierto Sinfónico-Vocal-Coral de cierre de
la temporada 2023 de los Elencos Estables de Cultura de la Nación. Solistas:
Antonella Zanetti (Soprano), Ricardo González Dorrego (tenor), Alejandro Spies
(Barítono). Orquesta Sinfónica Nacional, Director: Carlos Vieu. Coro Polifónico
Nacional, Director: Antonio Domeneghini. Coro Nacional de Niños, Directora: María
Isabel Sanz. Programa: Carl Orff : “Carmina Burana”. Auditorio Nacional, 13 de
Diciembre de 2023.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
Ante un lleno
total del Auditorio Nacional, parte de los Elencos Estables de la hoy
Secretaría de Cultura de la Nación llevaron a cabo el Concierto de Cierre de la
Temporada 2023. Previo al inicio, una querida colega como lo es Margarita Pollini,
quién se encarga de la coordinación artística y la programación del Coro Polifónico Nacional, dio la
bienvenida al público micrófono en mano y agradeció en nombre de los Artistas
ubicados en el escenario la decisión del flamante Secretario de Cultura de la
Nación Leonardo Cifelli de mantener en el cargo de Directora Nacional de Elencos
Estables a Mariela Florencia Bolatti,
quién se desempeña en dicha función desde el año 2015, periodo durante el cual
se logró jerarquizar la carrera artística a través de un nuevo convenio
colectivo de trabajo para dichos elencos. También se aprovechó la ocasión para
dar la bienvenida a Valeria Ambrosio (de recordada gestión como Directora
General del Teatro Argentino de la Plata en la parte final de la gestión de Daniel
Scioli como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires) como flamante Directora
del Centro Cultural Kirchner. El público se sumó de manera espontánea al
aplauso de los artistas.
La obra elegida para este concierto fue “Carmina
Burana” de Carl Orff, obra que marcó para este compositor un antes y un después
en su carrera y que con las posteriores “Catulli Carmina” y “El Triunfo de
Afrodita” integró la trilogía conocida como “Los Triunfos”. Bien conocida es
esta obra, basada en canticos de Beuern, ciudad conocida por un monasterio ubicado
en sus adyacencias. Es una síntesis de los gozos profanos y la influencia del
amor. Carlos Vieu demostró conocer la obra hasta en los más mínimos detalles.
Con absoluta autoridad trazó toques personales como por ejemplo en pasajes en
tempi algo más lento de lo habitual para pasar luego a un Accelerando en modo
vertiginoso. Instantes de tensión bien administrada y otros de suave y
conmovedor lirismo. Aquí entró también a tallar la gran categoría y preparación
del Coro Polifónico Nacional a cargo de Antonio Domeneghini con sus
extraordinarios integrantes quienes además de ser notables solistas en la mayoría
de los casos, conforman un equipo completo, bien amalgamado, de homogéneo
sonido y sus prestaciones no decaen en absoluto en calidad. El Coro Nacional de
Niños brindó una actuación de impecable factura de la mano de su titular, María
Isabel Sanz. En cuanto a la Sinfónica Nacional exhibió momentos de altísimo
vuelo interpretativo. Sobresalieron las labores tanto de Amalia Pérez en Flauta
como de Sofía Kujta en clarinete. Algunas pequeñísimas imperfecciones en nada
empañan una estupenda labor. Finalmente tres solistas de altísimo calibre. La para
mí debutante absoluta Antonella Zanetti de magnífico timbre, buena emisión y un
decir de calidad. Alejandro Spies de descollante labor con momentos en los que
debió emplear al máximo su zona aguda y salió airoso, para luego utilizar a
fondo su estupenda zona grave. Por último la formidable intervención de Ricardo
González Dorrego en la célebre Canción del Cisne con pleno dominio de su zona
aguda, perfecto decir y apoyo en una magnífica gesticulación en consonancia con
el texto.
Tras la ovación gigantesca que saludo a este
trabajo, los nuevos funcionarios acompañados por Mariela Bolatti saludaron en
el escenario y el Maestro Vieu aprovechó la oportunidad para interceder y
solicitar a título personal que los Organismos puedan trabajar exclusivamente
en el escenario para una mejor preparación de las presentaciones y que con
buena voluntad se podrían organizar los tiempos de ocupación del escenario,
sobre todo en lo que hace a preparación de obras como la ofrecida. Saludó la
presencia en la platea del Director/Fundador del Coro Polifónico Nacional,
Roberto Saccente (labor desde 1966 a 1986), quien a sus 91 años aún se mantiene
activo y anunciar que se repetirían los dos momentos finales (“Ave Formosissima”
y “O Fortuna”), invitando a quienes quisieran volverla a escuchar a darse cita
el Viernes 15 en Ramos Mejía (Av. De Mayo y Rosales) con fuegos de artificio al
final. Vale la pena concurrir.
Donato Decina
martes, 12 de diciembre de 2023
Muy buen concierto de la Sinfónica y el Coro de la Municipalidad de 3 de Febrero en la
basílica de Lourdes
ORGULLOSAMENTE BONAERENSES Y A MUCHA HONRA
Martha CORA ELISEHT
Dentro del santoral de la iglesia Católica Apostólica Romana, el 11 de Febrero
se conmemora la celebración de Nuestra Señora de Lourdes, una de las vírgenes más
veneradas en el país. Por dicho motivo, todos los días 11 de cada mes se celebran misas
y diversos eventos en el santuario ubicado en Santos Lugares, donde el pasado lunes 11
del corriente se ofreció un concierto en conmemoración de dicha virgen, prácticamente
coincidente con la celebración de la Inmaculada Concepción de María el 8 de
Diciembre pasado. Participaron la Orquesta Sinfónica y el Coro de la Municipalidad de
Tres de Febrero bajo la dirección de Ezequiel Fautario y Débora Maccarone
respectivamente, junto al conjunto vocal Vox Animæ, bajo la dirección de Santiago
Cano y los solistas Perla Hrynkiewiecz (soprano), Diana Delfino Flood (contralto),
Fabián Frías (tenor) y Emiliano Rodríguez (bajo) para brindar el siguiente programa:
- Stabat Mater en Sol menor, D.175- Franz SCHUBERT (1797-1828)
- Misa en Do mayor, Op.86- Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827)
Tras la tradicional afinación de instrumentos y la presentación de los organismos
intervinientes a cargo del locutor oficial del municipio, Ezequiel Fautario hizo su
presentación para realizar una breve reseña sobre las obras debido a la ausencia de
programas de mano. El Stabat Mater (Estaba la Madre) es una composición religiosa
que data del siglo XIII y narra el dolor y el sufrimiento de la Virgen María ante la
crucifixión y posterior muerte de su único hijo, Jesús. Hubo más de 200 compositores
que llevaron los versos de este poema medieval escrito en latín a la música -entre otros,
Giovanni Battista Pergolesi, Antonio Vivaldi, Franz Liszt, Zoltan Kódaly y Antonin
Dvořak-, pero el de Franz Schubert es uno de los menos representados. Compuesto en
1815, es una obra de corta duración -no más de 13 minutos- que se caracteriza por ser
sumamente romántico y cuya música presenta una belleza singular. Sólo incluye 4 de
las 20 estrofas del Stabat Mater original, que se repiten como “variaciones de gran
alcance” en forma continua, luego de una breve introducción orquestal. A diferencia de
otras composiciones religiosas de Schubert, donde un único movimiento se divide en
tres secciones, el Stabat Mater D. 175 se representa como un solo movimiento continuo.
Originalmente, Schubert quiso emplear cornos en vez de trombones en su orquestación,
pero no pudo hacerlo por dos motivos: en primer lugar, las trompas de aquella época
carecían de válvulas para lograr ciertas notas y, en segundo lugar, la tonalidad en Sol
menor hacía imposible su uso. Por lo tanto, decidió emplear trombones en vez de
trompas. Al año siguiente, el genio vienés compone su Stabat Mater en Fa menor,
D.383, de mayor duración en forma de un oratorio breve. En este caso, el coro estuvo
magníficamente preparado y la orquesta sonó muy bien afinada para otorgar una versión
exquisita de dicha obra, caracterizada por ser dramática y, a su vez, romántica.
Seguidamente, el grupo vocal Vox Animæ hizo su presentación junto a los
solistas- quienes integran el Coro Municipal de Tres de Febrero- para brindar una
majestuosa versión de la Misa en Do mayor, Op.86 de Beethoven, compuesta en Viena
en 1807 por encargo del príncipe Nikolas Esterházy. Consta de 5 secciones (Kyrie/
Gloria/Credo/ Sanctus/ Agnus Dei), donde algunas abarcan varios números. Mientras
que el imponente y jubiloso Kyrie inicial es un Andante con moto assai vivace quasi
allegretto ma non troppo en la tonalidad inicial de Do mayor a cargo de los solistas y el
coro en un canon a 4 voces, el Gloria se divide en 3 partes: Gloria (Allegro con brio, a
cargo del tenor), Qui tollis pecsata mundi (Allegro mosso, a cargo de la contralto) y
Quoniam tu solus sanctus (Allegro ma non troppo, con participación de los solistas y el
coro). A su vez, el Credo se divide en 5 partes: Credo (Allegro con brío, coro), Et
incarnatus est (Adagio, con participación de los 4 solistas y el coro), Et resurrexit
(Adagio, con participación del bajo), Et in Spiritum Sanctus (Allegro) y Et vitam Venturi
saeculi (Allegro ma non troppo). Estas dos últimas secciones contaron con una
excelente participación de los dos coros y el cuarteto de solistas, cuyas voces estuvieron
muy bien seleccionadas y preparadas para asumir un compromiso de gran envergadura.
Por su parte, la orquesta sonó espléndida, con muy buen desempeño de los solistas
instrumentales (en especial, el fagot y el cuarteto de maderas). La excelente labor
desempeñada por el coro se hizo sentir en las dos primeras secciones del Sanctus
(Sanctus, adagio y Pleni sunt coeli, Osanna, allegro), mientras que el cuarteto de
solistas descolló en el Benedictus (Allegretto ma non troppo) mediante un canon a 4
voces perfectamente equilibrado. El movimiento se cierra con el Osanna in excelsis
(Allegro) a cargo del coro. En contraste con el jubileo demostrado en el movimiento
anterior, el Agnus Dei abre con un poco andante en Do menor a cargo del coro, mientras
que el Dona nobis pacem se divide en dos partes: la primera, a cargo del cuarteto de
voces solistas (Allegro ma non troppo en Do mayor) y cierra con un andante con moto a
cargo del Coro en la misma tonalidad para recapitular con el tempo del Kyrie inicial.
Una joya sinfónico- coral magistralmente interpretada, donde el numeroso público que
se dio cita en el templo disfrutó a más no poder, culminando con un sinfín de aplausos y
vítores.
Una basílica o una iglesia siempre es el ámbito más apropiado para la ejecución de
música religiosa, donde el sonido se eleva hasta alcanzar alturas celestiales y las voces
suenan angelicales, independientemente que la acústica del templo permita que el
sonido se multiplique y que una orquesta formada por algo más de 40 músicos suene
como si fuese exactamente el doble o el triple. En este caso, se dio una perfecta
conjunción entre orquesta, coro y solistas para lograr una magnífica versión de ambas
obras. Los organismos artísticos de la Municipalidad de Tres de Febrero pueden sentirse
orgullosamente bonaerenses y lo demuestran con creces todo el tiempo sobre los
diferentes escenarios donde les ha tocado participar.
domingo, 10 de diciembre de 2023
UNA ESTUPENDA NOCHE CON
EL BARROCO
Ciclo Musical
“Orfeo en Barracas”, temporada 2023. Actuación del Ensamble “Tempo Barroco”,
Director: Fabrizio Zanella. Solistas:
Pablo Saraví-Fabrizio Zanella (Violines), María Carranza (Soprano), Matías
Tomasetto (Tenor). Programa: Obras de Zipoli, Falconieri, Frescobaldi,
Monteverdi y Corelli. Templo de Santa Felicitas, 09 de Diciembre de 2023.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
Al tomar conocimiento de que a una escasa semana
de haberse retirado de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Pablo Saraví se
presentaría como invitado dentro del ciclo “Orfeo en Barracas” que se
desarrolla en el templo de Santa Felicitas (el actual, no el Escondido) junto
al ensamble “Tempo Barroco” que dirige el violinista Fabrizio Zanella, la
atracción fue inmediata. Máxime si se tiene en cuenta de que se trata de una agrupación
que emplea instrumentos construidos a la usanza de la época de ese estilo, que
incluye en sus filas a notables exponentes del mismo como los hermanos Manuel y
Miguel de Olaso (en órgano y archilaud respectivamente) Hernán Cuadrado (en
viola da gamba) y Gabriel Said (en percusión) y sumados a todos ellos las voces
de María Carranza (soprano) y Matías Tomasetto (Tenor). El programa ofrecido
incluyó obras que abarcaron desde el período inicial hasta llegar casi al
desemboque del período tardío por lo que se denominó “Música Instrumental y
Vocal en la Italia del 1600”.
Tras las palabras de bienvenida del Padre Carlos
Pereira, quien lució parte de sus hábitos que había empleado en la misa que
había tenido lugar previo al concierto, los Maestros ingresaron a la nave
central del templo antes de la escalinata del altar y con una introducción del Director del
conjunto, Fabrizio Zanella, quien de modo conciso explicó las obras a
escucharse, el conjunto, con el propio
Zanella y Pablo Saraví como solistas, abordó la sonata a dos violines y bajo
continuo de Domenico Zipoli. A lo largo de sus cuatro movimientos pudo
apreciarse el refinamiento del grupo y
la alta calidad interpretativa de ambos solistas quienes se prodigaron
en toda la obra y arrancaron del público los primeros aplausos cerrados de la
noche.
Seguidamente, el conjunto pasó al momento musical
más extenso del concierto en donde se interpretaron una interesante selección de
páginas de Andrea Falconieri, músico napolitano que vivió en el llamado “Reino
de Nápoles y las Dos Sicilias” en tiempos de la dominación española. La Integraron: “L’Eróica” (Sinfonía [hoy se la
denominaría “Obertura”]) de extenso desarrollo, “La Gioiosa” (Fantasía), “La
Mirándola” (Canzona), “Allemanda detta la Ciriculia”, “Gallarda a tre”, “Sinfonía
Seconda”, “Bella Lisarda” y “La Mala Spina”. En dichas páginas puede percibirse
una clara influencia del estilo español que caló hondo en las composiciones de
esa época. El conjunto aportó instantes de muy alta calidad, tanto por el
soporte brindado por los hermanos de Olaso desde sus respectivos instrumentos
como por la sólida participación de Hernán Cuadrado en Viola da Gamba, la reiteración de las buenas intervenciones de la dupla
Zanella-Saraví y sumado a todo ello los delicados momentos que desde la
percusión aportó Gabriel Said, fundamentalmente en las dos danzas de cierre que
de inmediato cautivaron al público, el que tributó una muy cálida y justificada
ovación a los intérpretes.
Entrando en el momento reservado a la voz y
el ensamble, descubrimos en María Carranza a una muy delicada voz de gratísimo
timbre para abordar “Se l’aura spira tutta vezzosa” de Girólamo Frescobaldi uno
de los compositores fundamentales del barroco. El sobrio aporte instrumental
llevó a que esta interpretación fuera estupenda en todo el sentido, tras lo cual
llegó el turno del tenor Matías Tomasetto para aportar su muy buena voz en el
celebérrimo “Se dolce il tormento” de Claudio Monteverdi, padre de lo que hoy
conocemos como ópera. Ambas voces desarrollaron junto al ensamble una muy buena
versión de “Amor, che deggio far?” del propio Monteverdi, gratísima en la
escucha en otro de los instantes más logrados del concierto.
Retornando a lo puramente instrumental se
volvió a Falconieri con unas danzas rápidas estupendamente vertidas que hicieron
el deleite del público, tras lo cual el Mtro. Zanella invitó a Pablo Saraví a
que asumiera la dirección del grupo para abordar la Sonata para dos violines y
bajo continuo de Arcangelo Corelli en donde Saraví dio rienda suelta a su
apasionamiento por el género, secundado de manera estupenda por Zanella como el
segundo violín, llegando aquí sin dudas al momento más alto de la velada.
Hubo lugar para bises. Con al aporte del
Violinista Javier Weintraub, invitado por el ensamble en otros conciertos de
este ciclo, se tuvo el gusto de escuchar una magnífica versión del célebre “Canon”
de Pachelbel y luego, ante el pedido (casi ruego) del Padre Pereira y en donde
Matías Tomasetto se sumó, ahora como percusionista, otra danza rápida que
enfervorizó al público constituyéndose así en el broche de oro de una dignísima
velada.
Donato Decina
jueves, 7 de diciembre de 2023
Créditos: Prensa del Teatro Colón, Fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli
UNA EMBAJADA ARTISTICA
PARA UN IMPORTANTE ACONTECIMIENTO
Teatro Colón,
temporada 2023. Función Extraordinaria. Actuación de The Geidai
Philarmonia Orchestra Tokyo, Director: Kazuki Sawa. Solista: Eitetsu Hayashi
(Wadaiko [Tambor Japones]). Programa: Obras de Smetana, Matsushita y Brahms. 06
de Diciembre de 2023.
NUESTRA OPINION: BUENO
Durante el corriente año, el Imperio Japonés y la República
Argentina celebran el 125º aniversario del establecimiento de relaciones
diplomáticas. Dícese que los primeros inmigrantes nipones de los que se tenga
constancia en Ntro. territorio fueron ubicados allá por 1886. Varios hitos
mutuos tuvieron lugar hasta el presente, pero el más significativo es el
tratado de migración de 1961 firmado en Tokyo durante la gira del Presidente
Constitucional Argentino Dr. Arturo Frondizi, cuya entrada en vigor tuvo lugar
en 1963. Por ambas partes se registraron visitas de artistas, deportistas,
delegaciones comerciales e incluso militares (En 1903 Argentina adquirió a
Japón dos acorazados de la época aquí conocidos como Moreno y Rivadavia. En
recuerdo del primero hasta se compuso una célebre marcha militar). Para
celebrar esta feliz circunstancia, se ofreció un concierto en el Teatro Colón de Buenos
Aires en el que se presentó la Geidai Philarmonia Orchestra Tokyo, agrupación originada en la Universidad de Bellas Artes y Música de
Tokyo, en 1898 (También cumple 125 años) en la Tokyo Music School, la que luego
viró hacia la actual universidad. Para tener una idea cabal, esta orquesta
estrenó en Japón las sinfonías Nºs. 5 y 9 de Beethoven y la Nº 6 “Patética” de
Tchaickovsky. La agrupación se presentó
bajo la dirección del Mtro. Kazuki Sawa, quien además de Director de Orquesta
es Violinista, reconocido músico de
cámara y actualmente es profesor emérito de la Universidad de las Artes, tras
haber sido Presidente de la misma y Decano del Departamento de Música.
La programación ofrecida la constituyeron dos
obras de “punta” conocidas por todos: “El Moldava” (integrante del ciclo “Ma
Vlast” [de mi Patria]) de Bedrich Smetana y la 4ª Sinfonía en Mi menor, Op. 98
de Johannes Brahms, mientras que en el centro se produjo un estreno absoluto en
la Argentina cual es “Hi-Ten-Yu” para Tambor japonés y Orquesta de Itsao
Matsushita. Llamó poderosamente la atención la ausencia de música argentina, en
momentos en que cada vez con mayor frecuencia las orquestas de primer nivel
mundial ofrecen obras de Alberto Ginastera y Astor Piazzolla (máxime en el caso
de este último con la devoción que los japoneses profesan por el tango). Así
como en los últimos tiempos van ganando más protagonismo nombres como Osvaldo
Golijov y Esteban Benzecry (En el caso de este último su mono-opera “Garasha”
inspirada en una historia en el Japón del 1500 se estrenó en tierra nipona con
rotundo éxito). También el hecho de que el programa de mano recibido, tanto
como la gacetilla de prensa, tuvieron carencia total de comentarios, sobre todo
de la obra japonesa ofrecida en estreno, en momentos en que un público
mayoritariamente neófito, integrado fundamentalmente por japoneses y
descendientes de los mismos, seguramente pisaba el Colón por vez primera. Me provocó
mucha pena esta situación. Además debería observarse el hecho que traer una
agrupación de arriba de 75 músicos con un traslado aéreo que como mínimo debe
haber insumido al menos 36 horas de viaje y con una diferencia horaria de 12
horas por un solo concierto sin la posibilidad de ofrecer al menos uno más es
un verdadero despropósito.
Entrando de lleno en la música escuchada, se
apreció una interesante lectura de “El Moldava” de Smetana a partir de la
elegancia originada en los gestos del Mtro. Sawa, haciendo honor a sus
conocimientos surgidos como instrumentista y desde la música de cámara, hecho
que motivó una excelente respuesta de las cuerdas del conjunto. Sin embargo se
apreció un sonido excesivamente “forte”
en el timbal, característica que se mantuvo en casi todo el concierto y que por
momentos conspiró con todo lo bueno desarrollado por el resto del conjunto.
El punto más alto de la noche se produjo con
la interpretación de “Hi-Ten-Yu” para tambor japonés de Isao Matsuyita con la
participación del solista Eitetsu Hayashi.
De lo poco que se ha hallado sobre el compositor es que es un vasto creador de
canciones las que han llegado a los registros grabados. Aquí parte con un
instrumento que es empleado en la música tradicional japonesa. Eitetsu Hayashi
es un profesional de vastísima trayectoria, el que por muchos años formó parte
del conjunto soporte del Ballet “Kodo”, el que años atrás se presentó en el ciclo
del Mozarteum Argentino en el Teatro Coliseo en tiempos del Colón cerrado por
el “Masterplan” y del cual el tambor
Wadaiko es fundamental en la música que se emplea en las danzas. Este solista
muestra una condición física envidiable, ya que la interpretación surge desde la
entrega física, la música parte de los planos más bajos hasta estallar un “fortísimo”.
La orquesta se integra como sostén con una intervención uniforme, hasta que
tras un grito emanado desde lo gutural por parte del solista estalla el
conjunto todo atacando una melodía por momentos demoledora, tras lo cual
retorna la calma y la música tanto desde el solista como de la orquesta se va
extinguiendo de manera paulatina. Debe decirse que el Colón “rugió” con el final
de la obra aclamando a los intérpretes y a la tercera salida se produjo la
aparición del solista junto a otros dos jóvenes instrumentistas para abordar
otra obra de similares características en la que la energía domina y la entrega
de los solistas fue total. Tras largas ovaciones se llegó al intervalo.
La parte final nos trajo una apenas correcta
versión de la Cuarta de Brahms en donde llamaron mi atención algunas pifias y
el hecho de que más allá de los gestos del director que pedía enfatizar las
sutilezas, estas quedaron por alguna razón a mitad de camino. Más allá de que
la idea de la obra era la correcta, la misma no se plasmó por completo en esta
versión. Sin embargo, el público sostuvo
el aplauso y tras varias salidas del Mtro. Sawa al escenario, este concedió un
único bis: la “Rapsodia para Orquesta” de Yuzo Toyama, la que seguramente se
escuchó por primera vez en la Argentina por intérpretes netamente japoneses con
un brillante despliegue de energía que hizo delirar a la sala, para que todos,
Orquesta, Director y Solistas visiblemente conmovidos salieran una última vez a
agradecer el fervor de la gente.
Donato Decina
miércoles, 6 de diciembre de 2023
Fotografía cortesía de la Dra. Martha Cora Eliseht tomada con equipo propio
CONDECORACIÓN AL MAESTRO SEBASTIANO DE FILIPPI COMO
CABALLERO DE LA ORDEN DE LAS ARTES Y LETRAS DE FRANCIA
Martha CORA ELISEHT
El pasado martes 5 del corriente se realizó un acto en la Embajada de
Francia donde se condecoró al Maestro Sebastiano De Filippi con el máximo
galardón que el gobierno francés otorga a un artista: la Orden de Caballero de
las Artes y las Letras (Chévalier dans l’Ordre des Arts et Lettres) por su labor
como músico y ensayista.
El acto se celebró con la presencia del Sr. Embajador de Francia en la
Argentina- Romain Nadal- y el Encargado de Asuntos Culturales de la
Embajada, Sr. Émilien De Petris, entre otras autoridades y contó con la
presencia de numerosos invitados, entre los cuales estuvo el Presidente de la
Asociación de Críticos Musicales de la Argentina, Sr. Carlos A. Ure.
Además del maestro De Filippi, fueron condecorados los siguientes
artistas y escritores: el productor musical Leandro Frías, el ensayista y escritor
Alejandro Katz, el dibujante y humorista Miguel Repiso (Rep) y la productora y
realizadora cinematográfica Agustina Llambi Campbell, quienes recibieron de la
mano del embajador Nadal -quien se dirigió al público y a cada uno de los
premiados en un perfecto castellano- sus respectivas condecoraciones.
En la actualidad, Sebastiano De Filippi se desempeña como director
titular de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación -cargo ganado por
concurso en 2013- y es uno de los mejores directores de orquesta del país. Es
asimismo autor de numerosos libros (Alta en el cielo, Ensayos de Ópera y
Notas Sinfónicas, entre otras obras) y ha recibido el título de Caballero y Oficial
en la Orden al Mérito de la República Italiana, entre sus múltiples antecedentes
y premios.
Créditos. Prensa Teatro Colón, fotografía del Maestro Arnaldo Colombaroli
Muy buena reposición de “LA CIUDAD AUSENTE” en Colón Contemporáneo
AUSENCIA Y SOLEDAD, UN COMÚN DENOMINADOR
Martha CORA ELISEHT
Con motivo de cumplirse el 10° aniversario de la desaparición física de Gerardo
Gandini (1936- 2013), el Teatro Colón decidió homenajearlo con una de sus óperas: LA
CIUDAD AUSENTE que, a su vez, marcó el fin del ciclo Colón Contemporáneo y cuyas
representaciones tendrán lugar entre los días 5 al 7 del corriente, con escenografía de
Carles Berga, dirección de escena de Valentina Carrasco, vestuario de Luciana Gutman
e iluminación de Peter Van Praet. A su vez, esta producción cuenta con los siguientes
asistentes: Diego Censabella en dirección musical, Lorenzo Nencini, en dirección de
escena; Martina Nosetto, en vestuario y Mercedes Camejo, en escenografía.
La dirección musical está a cargo de Christian Baldini al frente de la Orquesta
Estable del Colón, con participación del siguiente reparto: Oriana Favaro (Elena),
Sebastián Sorrarain (Macedonio), Gustavo Gibert (Ingeniero Russo), Alejandro Spies
(Junior), Andrés Cofré (Fuyita), Mairín Rodríguez (Ana), María Castillo de Lima
(Lucía Joyce), Constanza Díaz Falú (la Mujer Pájaro), Mariano Fernández Bautista
(Hombre Viejo), Iván Maier (Estudiante de Música), Santiago Martínez (Doctor Jung),
Verónica Cano (Enfermera), Darío Leoncini (Ayudante) y el conjunto de 6 sopranos
integrado por Laura Polverini, Analía Sánchez, Natacha Nocetti, Izumi Ishigaki, Selene
Lara Iervasi y Cintia Velázquez. También participó un elenco de figurantes encabezado
por Pablo Giles Pereyra, bajo la coordinación de María Eugenia López.
Publicada en 1992, la novela LA CIUDAD AUSENTE de Ricardo Piglia es un
relato basado en una idea crítica sobre otra novela: Museo de la novela de la Eterna, de
Macedonio Fernández (1874-1952), donde su autor “no trató de producir una réplica
del hombre, sino una máquina de producir réplicas” según palabras textuales de Piglia.
En ausencia de la mujer amada (Elena de Obieta), su alma se transforma en objeto de
representación y éste, a su vez, dará origen a la réplica. Pero a diferencia de la novela de
Piglia, la ópera de Gandini no es una pieza musical basada en la obra homónima, sino
que se trata de dos objetos diferentes. En el caso particular de LA CIUDAD AUSENTE
y, a modo de palíndromo, Gandini comienza y termina el relato con dos variables en
común: la ausencia de la persona amada (Elena), cuya alma -atrapada en una máquina-
se encuentra en soledad, que es la otra variable mencionada y, además, el motivo con el
cual la ópera comienza y termina. Los diferentes personajes femeninos que aparecen en
la recorrida que el periodista Junior realiza por el museo en compañía del guardián
Fuyita – la Mujer Pájaro, la cantante lírica Lucía Joyce y el coro formado por 6
sopranos- representan diferentes facetas de Elena, al igual que la ausencia y soledad a
las que su alma se ve sometida. Un círculo brillante con forma de luz dicroica simboliza
su alma, atrapada e inmortalizada dentro de una máquina a la cual, nadie puede acceder
y aguarda desesperadamente que alguien acuda a su rescate. Sólo el periodista Junior -
quien se encuentra escribiendo un artículo de investigación sobre el tema, pese a las
recomendaciones de su amiga Ana y de Fuyita de no seguir profundizando en ello- se
atreverá y perecerá en el intento.
El estreno de LA CIUDAD AUSENTE tuvo lugar en el Teatro Colón en 1995 y,
posteriormente, se representó en el Teatro Argentino de La Plata en 2011. Ésta es la
tercera vez que la ópera de Gandini se vuelve a ofrecer en menos de tres décadas y
posee un lenguaje musical tonal, con atisbos de atonalidad y numerosos contrapuntos
entre las diferentes secciones de instrumentos, al igual que magníficos glissandi en el
dúo de pianos alternando con la percusión, metales y cuerdas. Asimismo, cuenta con
numerosos inserts de música de diferentes épocas. Para el cuadro de la Mujer Pájaro,
Gandini apela al clasicismo mozartiano; para la escena de amor entre Macedonio y
Elena, a los grandes dúos de ópera del siglo XIX y, en el caso de Lucía Joyce, alterna
parte de LA TRAVIATA con Finnegan’s Wake. En otros pasajes, también se aprecian
reminiscencias del expresionismo de Alban Berg con ribetes de La Consagración de la
Primavera de Stravinsky. Por dicho motivo, no es fácil de dirigir ni de representar. No
pareció ser un obstáculo para Christian Baldini, cuya dirección fue magnífica desde el
inicio hasta el final. Supo conducir perfectamente a la Orquesta Estable con brillo y
enjundia, al igual que al elenco de cantantes. La selección de las voces no pudo haber
sido mejor, ya que el nivel de canto e interpretación han sido excelentes. Es una obra
donde todos son protagonistas -pese a la mayor preponderancia de las voces femeninas-
y no existen los roles coprimarios. Por lo tanto, sería muy injusto destacar la labor de un
cantante por sobre otro, ya que todos estuvieron espléndidos.
Si bien la puesta en escena estuvo acorde al título de la obra, no necesariamente
tenía que tratarse de una ciudad en ruinas. En declaraciones ofrecidas a un medio de
prensa, Valentina Carrasco dijo que …”se trataba de una búsqueda en forma de capas,
como si fueran estratos arqueológicos”. No es necesario montar una escenografía a
base de bolsas de residuos negras hechas añicos, simulando escoria y restos de
máquinas, bicicletas, hierros retorcidos y oxidados para representar la ausencia. Sí
estuvieron muy correctas la iluminación y los efectos de video simulando una nebulosa
al inicio y final de la obra, con la enorme luz dicroica mencionada anteriormente en
alusión a la máquina, al igual que el uso del escenario giratorio para los cambios de
escena. Ahora bien: ¿por qué el interior de la galería de un museo tenía que estar en
ruinas?... ¿Y por qué el bar de Ana tenía que ser un auto?... Tampoco se entendía qué rol
cumplía el figurante -caracterizado como un astronauta en vez de un arqueólogo- en
medio de semejante nivel de destrucción. El estilo de Valentina Carrasco continúa
siendo el mismo: pobre y carente de recursos. Lo demostró hace años atrás en Colón
Ring y persiste en la misma tesitura. Una ya está saturada de ver puestas de escena
mersas, pedorras y carentes de imaginación, indignas de un escenario como el del
Colón.
De no ser por este detalle, la presente reposición ha sido muy buena desde el
punto de vista musical, actoral y vocal. Un merecido homenaje al creador del Centro de
Experimentación del Colón (CETC) y a uno de los músicos más brillantes que ha dado
la Argentina. Es un placer contar con títulos nacionales dentro de una temporada lírica
y, en este caso, un perfecto cierre de Colón Contemporáneo.
martes, 5 de diciembre de 2023
INTERESANTISIMO
CICLO EN LA AMIA
Ciclo de
Extensión Cultural de la Asociación Mutual Israelita Argentina (A.M.I.A.),
temporada 2023. Función de cierre. Opera:”Nabucco” de Giuseppe Verdi con
libreto de Temistocle Solera (Versión Semi montada con vestuario y
proyecciones). Intérpretes: Mauro Esposito (Nabucco), María Belén Rivarola
(Abigail), Marina Biasotti (Fenena), Juan González Cueto (Ismael), Luciano
Straguzzi (Zaccaria), Hernán Quinteros (Abdallo). Chorale Lyrique de Buenos
Aires, Directora: Silvia Aloy. Vestuario: Mariela Daga, Asistente de Dirección:
Gustavo Espósito. Dirección General: Mauro Espósito. Dirección Musical: Juan
Casasbellas. 04 de Diciembre de 2023.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO.
Desde hace
algunos años, la Asociación Mutual Israelita Argentina (A.M.I.A.) desarrolla
una política de extensión cultural abierta a la comunidad toda con especial
hincapié en la música y dentro de esta en la Opera. A lo largo del corriente
año y con dirección general del barítono Mauro Espósito se desarrollaron seis
funciones con títulos reconocidos por el público en el auditorio que la entidad
organizadora posee en su sede de la
calle Pasteur. El título elegido para el cierre: “Nabucco” de Giuseppe Verdi,
caro para muchos de los asistentes por la historia del pueblo judío en tiempos
de Nabucodonosor, Rey de Babilonia. Y así revivieron en el escenario las
escenas del asalto al templo de Baal, los delirios del Rey al creerse más que Dios, el odio y la
venganza acumulados en Abigail al saberse esclava y no hija natural del rey. El
desplazamiento del monarca, la asunción de la impostora al trono, la conversión
de Fenena (Verdadera hija de
Nabucodonosor) al judaísmo, consolidando
así su amor por el joven Ismael, la predica de Zaccaría el Sumo sacerdote y líder
del pueblo. Nabucco que recupera su conciencia y encuentra que el trono ha sido
usurpado, su arrepentimiento, la promesa de reconstrucción del templo judío y
Abigail que desplazada se quita la vida.
Todo este planteo fue resuelto de manera hábil e inteligente por Mauro Espósito
con un semi-montaje el que careciente de escenografía, se vio resaltado por
proyecciones de los lugares históricos en los que la acción transcurre y
completado por un muy buen vestuario de época aportado por Mariela Daga,
utilizado de manera tal que por el color se identificaba a los conjuntos (rojo
para los babilonios, azul para los hebreos). También se logró una muy buena
iluminación escénica, siempre en apoyo de los intérpretes. Todo esto fue coordinado
de manera eficiente por Gustavo Espósito, verdadera mano derecha del Director
de Escena. Al ser un espacio muy reducido, es imposible pensar en un soporte
orquestal. Por ello se recurrió a audios de la obertura y de inicios de escena
para ser ensamblados luego con el piano, y aquí jugó la “Verdadera Orquesta”
que fue la experimentadísima Julia Inés Manzitti desde el teclado, con una
labor sin fisuras para que los interpretes se mantuvieran seguros a lo largo de
la noche. Otro papel fundamental le cupo
al Chorale Lyrique de Buenos Aires dirigido por la Maestra Silvia Aloy. Voces
que con entusiasmo y total entrega fueron el soporte de la acción. Mauro Espósito
con innegable oficio, buen gusto en el decir y con timbre robusto dio vida al
protagonista expresando todas las tribulaciones que en el surgen a lo largo de
la obra. Marina Biasotti volvió a encontrarse con Fenena tras la notable recreación
que hiciera junto a Adelaida Negri en el Teatro Avenida. Tuvo presencia, soltura escénica y voz muy firme siendo con
justicia muy aplaudida. Luciano Straguzzi creció con el correr de la función
pudiendo finalmente desplegar en escena todos sus solidos recursos vocales para exponer a Zaccaría, el Sumo Sacerdote. Más
allá de alguna nota tirante, fue satisfactorio el nivel de Juan González Cueto
como Ismael, llegando al punto más alto en las escenas de conjunto. Una voz de
interesante timbre fue la de Hernán Quinteros como Abdallo y le suma una buena
presencia escénica. Es un elemento a tener en cuenta. La gran triunfadora de la
noche fue María Belén Rivarola quién en el rol de Abigail ratificó su
extraordinario momento escénico por el cual el Colón la distinguió como Inés
para cantar el rol junto a Anna Netrebko en “Il Trovatore”. Timbre robusto,
presencia en el escenario, voz que corre por toda la sala. La labor más
descollante de toda la función.
Todo esto fue posible gracias a la
concertación de Juan Casasbellas, notable intérprete que en cada ocasión en la
que se lo llama demuestra su experiencia y su pulso firme en la conducción de
espectáculos líricos. Digno broche de oro para el 2023. Esperamos las novedades
para el 2024.
Donato Decina
lunes, 4 de diciembre de 2023
Teatro Municipal de Viña: desperfilada reinauguración…
Por Jaime Torres Gómez
Luego de casi 14 años de inutilización del emblemático Teatro Municipal de Viña
del Mar, producto de las refacciones tras el terremoto del 27 de febrero del 2010,
el pasado 1 de diciembre se concretó la anhelada puesta en marcha de
patrimonial coliseo artístico.
Como axioma, toda localidad urbana, indistintamente de sus dimensiones,
virtuosamente es valorada conforme la masa crítica de sus habitantes, en cuanto
su capacidad de brindar debido valor agregado a un patrimonio intangible básico
como es la vida cultural en su conjunto, siendo fundamental el rol de las
instituciones locales que facilitan su cultivo.
Para un debido fomento de lo cultural per se, debe proveerse una infraestructura
ad-hoc que facilite su transmisión. Y en el caso de las artes musicales y de la
representación, la disposición de un teatro es condición sine qua non para dar vida
a lo generado por la propia comunidad y lo foráneo.
Viña del Mar, coloquialmente conocida como la Capital Turística de Chile, ha
contado por casi 100 años con un coliseo artístico de relevante valor
arquitectónico, correspondido con una vasta y reconocida actividad artística. Por
tal razón, el costo de prescindir del mismo por tantos años es irreparable…, al
punto que es menester un cuestionamiento ex post de optar por una remodelación
inorgánicamente más allá de los daños específicos producidos por el 27F, con la
resultante de privar a varias generaciones poder conocer un inmueble de mucha
historia y centro de gravedad de las actividades culturales más gravitantes de la
ciudad…
El perfil tradicional del TMV principalmente ha discurrido hacia los espectáculos
escénicos y musicales doctos, no obstante abierto a ámbitos populares de calidad
que no fagocitaran la natural jerarquía docta, dándose una saludable convivencia
entre ambos mundos. Así, por décadas, hubo una Temporada Oficial del Teatro,
organizada tanto por la misma Municipalidad a través del Área de Cultura, o bien,
por muchos años, por la Corporación Cultural de Viña, solventada por el municipio,
concibiéndose espectáculos en base a un riguroso criterio curatorial, y en
consecuencia disponiendo para la ciudad un acceso a lo mejor posible de lo
regional, nacional e internacional.
La esperada reinauguración del pasado 1 de diciembre, definitivamente, no
respondió a los estándares editoriales tradicionales enunciados, con una narrativa
sesgada respecto a la propia historia del TMV, signada de un pseudo glamour no
en sintonía a la señorial tradición socio-cultural viñamarina, donde la frivolidad por
relevar ciertas figuras de lo popular -cuyos ámbitos son naturalmente otros-, no fue
congruente al histórico perfil del mismo TMV…
La transmisión en vivo de esta reinauguración por Canal Nacional (TVN) dio
cuenta de una errónea conceptualización de la difusión cultural, en este caso
parcializando el quehacer del decano coliseo artístico viñamarino al no mostrar en
su totalidad el desarrollo del espectáculo, cuyos damnificados fueron destacados
músicos del ámbito clásico local, deviniendo en meros teloneros de un evento
claramente orientado hacia lo popular con el show de Los Jaivas, estos últimos
hegemonizando el conjunto del hito…
En otro orden, al ver la parrilla de espectáculos anunciada para el resto de
diciembre (enero aún sin información), no hay proporción con el mediático evento
inaugural visto en televisión, no disponiéndose de figuras relevantes del mundo
artístico nacional e internacional, dando cuenta de la potencial (y/o real)
incapacidad del municipio de Viña por invertir en espectáculos con mayor valor
agregado… Si bien lo local es imprescindible tenga espacio en el TMV, en el caso
de marras era esperable, al menos durante los primeros días de la puesta en
marcha del teatro, la presencia de espectáculos foráneos de relevancia que sin
duda habrían dado un plus a esta inmediata puesta en marcha.
Finalmente, aprendiendo de las lecciones desde el 27F en adelante…, aún es
tiempo de replantear el perfil curatorial del Teatro Municipal de Viña, en el
entendido que hoy es una realidad su puesta en marcha, conjuntamente al alto
nivel de su infraestructura para montajes de grandes espectáculos. Sólo confiar en
la receptividad y creatividad de los responsables de su administración en
orientarse al mejor derrotero posible…
domingo, 3 de diciembre de 2023
Créditos: Prensa Teatro Colón. Fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli
Brillante cierre del Ciclo de Abono de la Filarmónica en el Colón
BROCHE DE ORO EN LA DESPEDIDA DE UN GRANDE
Martha CORA ELISEHT
En el último mes del año, la Temporada y los ciclos de Abono organizados por el
Teatro Colón llegan a su fin. En el caso particular de la Orquesta Filarmónica de Buenos
Aires (OFBA), el pasado sábado 2 del corriente tuvo lugar el concierto de clausura del
Ciclo de Abono de esta entidad, que contó con dos acontecimientos: la presencia del
violinista ruso Maxim Vengerov -uno de los mejores intérpretes mundiales de dicho
instrumento y un coloso de la música- en calidad de solista y la despedida del
concertino Pablo Saraví tras 40 años de permanencia en la orquesta.
La dirección musical estuvo a cargo de Elías Grandy y se interpretaron las
siguientes obras:
- Concierto para violín y orquesta en Re menor, Op.47- Jan SIBELIUS (1865-
1957)
- Obertura Leonora n°3, Op.72 b- Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827)
- Suite de “El Pájaro de Fuego” (versión 1919)- Igor STRAVINSKY (1882-
1971)
Cuando Pablo Saraví hizo su presentación sobre el escenario del Colón, el público
estalló en aplausos y vítores a modo de homenaje a este eximio artista, quien -entre sus
múltiples antecedentes y su extensa trayectoria- es miembro fundador y primer violín de
la World Orchestra for Peace (organismo creado por Sir Georg Solti en 1995), fundador
del Cuarteto Petrus y concertino de la academia Bach de Buenos Aires. Por lo tanto,
correspondía que se despidiera como concertino de la Filarmónica en su último
concierto. Tras la tradicional afinación de instrumentos, Elías Grandy y Maxim
Vengerov hicieron su presentación sobre el escenario para brindar una de las versiones
más brillantes que se recuerden del mencionado Concierto en Re menor de Sibelius.
Compuesto en 1903, es uno de los más bellos dentro de su género, pero también,
uno de los más difíciles debido a la enorme variedad de matices entre los tres
movimientos que lo integran (Allegro moderato/ Adagio di molto/ Allegro ma non tanto)
y de pasajes de extrema dificultad técnica. Debido a que despertó críticas ambiguas en
su estreno, fue revisado posteriormente y su primera interpretación tuvo lugar en Berlín
en 1905, bajo la dirección de Richard Strauss y la participación de Karl Hariř como
solista. El éxito alcanzado fue rotundo y es la versión que persiste hasta la actualidad.
Posteriormente, en 1990 se escuchó la versión original en Helsinski dirigida por el
propio compositor, con participación del violinista sueco Víctor Novaček, pero sin
éxito, dadas las profundas discrepancias existentes entre el original y su revisión. En el
Allegro moderato inicial escrito en forma de sonata en Re menor, el violín solista abre
el concierto prácticamente sin introducción orquestal previa y domina la música con un
tema típicamente escandinavo, apoyado por los clarinetes. Las cuerdas recién entran en
el segundo tema de este movimiento, pero lo interesante es que la cadenza se emplea
como parte del desarrollo. De más está decir que la excelencia del solista y de la
orquesta hicieron posible no sólo que la presente versión fuera brillante y perfecta de
cabo a rabo, sino también que el bellísimo cantábile del 2° movimiento (Adagio di
molto, en Si bemol menor) sonara como los dioses. Es el más romántico de los tres y se
inicia con una melodía a cargo de los vientos de carácter impresionista, que deja en
suspenso la frase hasta la entrada del violín, que la ejecuta de manera más
temperamental. Y, en este caso, de manera sublime, merced al virtuosismo de Vengerov
y del ímpetu de Elías Grandy, quien resultó ser un director joven y talentoso. Contagió
su entusiasmo a la orquesta, que acompañó de forma magistral al solista durante todo el
concierto; muy especialmente, con un excelente contrapunto entre el contrabajo solista y
el timbal en la introducción del movimiento final (Allegro ma non tanto, en Re menor),
previamente a la entrada del violín. El movimiento final se caracteriza por su intensidad
rítmica en ritmo de polonesa/ mazurka sobre notas dobles y ahí es donde reside su
enorme dificultad técnica. Posteriormente, la orquesta introduce el segundo tema con
matices de vals, pero brindando protagonismo al solista en un tutti lleno de armonías
con una particularidad: cuando la resolución parece inevitable, el violín regresa con el
tema inicial y con la misma frase. A partir de allí, la orquesta adquiere cromatismo y el
solista -a toda velocidad y con un fraseo sumamente dificultoso- se mueve en cascada
para terminar con una sola nota, que da lugar al final del concierto. El impecable fraseo,
técnica y la avasallante digitación de Maxim Vengerov hicieron posible -junto a una
Filarmónica que sonó como nunca- una versión antológica. El rugido del Colón se hizo
sentir y el público ovacionó al solista y al director. Tras numerosos aplausos y vítores,
se produjo otro hecho trascendental: Vengerov invitó a Pablo Saraví a afinar sus violines
y se dirigió en inglés al público para anunciar el bis: una monumental versión del 1°
movimiento del Doble concierto para violines y orquesta de cuerdas en Re menor, BWV
1043 de Johann S. Bach, donde ambos músicos hicieron gala de su virtuosismo. Al
finalizar, Maxim Vengerov y Pablo Saraví fueron ovacionados y sumamente aplaudidos;
no sólo por el público presente, sino también por los propios integrantes de la orquesta.
De las cuatro oberturas que Beethoven compuso para su única ópera (FIDELIO), la
Leonora n°3, Op.72 b es la única que se interpreta dentro del repertorio de las salas de
conciertos sinfónicos. Narra perfectamente el argumento de la obra: Leonora desciende
a las mazmorras para rescatar a su esposo Florestan -detenido injustamente por el
corregidor Pizarro-. La oscuridad, el canto de Florestan recordando días mejores, el
motivo de la libertad, el solo de trompeta fuera de escena que marca la liberación del
protagonista y una poderosa recapitulación sinfónica de carácter heroico y triunfalista
cierra esta joya orquestal, compuesta entre 1804 y 1805. La Filarmónica brindó una
versión sumamente precisa y luminosa de la consabida obertura, donde Elías Grandy
hizo gala de su ímpetu y precisión.
Concebido originalmente como un conte dansé (cuento bailado) inspirado en
leyendas rusas, El Pájaro de Fuego se estrenó como ballet en 1910 en la Ópera de París
y fue la primera colaboración que Stravinsky hizo para la compañía de Sergei Diaghilev
Les Ballets Russes, con coreografía de Mijail Fokine y vestuario de Leo Baskt. Su
estreno fue un suceso rotundo desde su inicio y, posteriormente, se hicieron varias suites
orquestales. La más conocida y representada es la de 1919, que consta de 5 números:
Introducción- Danza del Pájaro de fuego- Variación- Jorovod (Ronda de las princesas)-
Danza infernal de los súbditos de Kaschei- Berceuse (Nana)- Final. Es otro de los
“caballitos de batalla” de la Filarmónica y, en esta ocasión, el equilibrio sonoro fue
sublime, con grandes intervenciones de todos y cada uno de los instrumentistas para
lograr una versión vibrante, que fue in crescendo a medida que transcurría la melodía.
El rugido del Colón se hizo sentir una vez más y, tras los aplausos, se hizo presente el
Director General del teatro -Sr. Jorge Telerman- para despedir a Saraví entregándole un
diploma enmarcado en mérito a su labor desempeñada tras 40 años de permanencia en
la orquesta. La ovación fue total y el violinista se retiró de la mejor manera: aplaudido
por su público.
El concierto de cierre del presente Ciclo de Abono no pudo haber sido mejor. La
presencia de dos gigantes del violín sobre el escenario del Colón y la despedida de
Pablo Saraví fueron el broche de oro para una excelente temporada en materia de
conciertos. A partir de ahora, se cierra una nueva etapa en la historia de la Filarmónica y
comienza otra, que promete ser tan enjundiosa como la actual.
Creditos: Ricardo Mandel/Por Siempre Coloneros. Gracias querido Amigo y Colega por compartir esta fotografía con Ntros.
spectacular cierre del Festival CHOPINIANA en el Palacio Paz
EL POETA DEL PIANO, POR LA POETISA DEL PIANO
Martha CORA ELISEHT
El Festival Internacional de piano CHOPINIANA 2023 es uno de los eventos más trascendentales de la temporada de música clásica, que tiene lugar en Buenos Aires todos los años entre los meses de Septiembre a Noviembre. El pasado miércoles 29 de Noviembre tuvo lugar el concierto de cierre de la edición 2023 de dicho Festival, organizado por la Fundación CHOPINIANA en el Palacio Paz -Círculo Militar-, a cargo de la presidente de la entidad: la talentosa pianista Martha Noguera, donde se ofreció un recital integrado exclusivamente por obras de Frederic Chopin (1810- 1849), que se detallan a continuación:
- Nocturno n°1 en Do menor, op.48
- Balada en La bemol mayor, Op.47
- Andante spianato y Gran Polonesa brillante en Mi bemol mayor, Op.22
- Rondó en Mi bemol mayor, Op.16
- Vals en La bemol mayor, Op.42, n°1
- Sonata en Si menor, Op.58
El evento contó con la presencia de los siguientes sponsors: la Embajada de la República de Polonia en Buenos Aires, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el Instituto Italiano de Cultura, el Instituto Adam Mickiewicz, la Societá Concerti Sorrento y la Seccional CABA de la Unión de Trabajadores Gastronómicos y Hoteleros de la República Argentina (UTHGRA). Asimismo, se hicieron presentes representantes diplomáticos de Japón, España y la Sra. Embajadora de Polonia en la Argentina, Sra. Aleksandra Piatkowska, quien se desempeña -asimismo- como Presidente Honoraria de la Fundación.
La sala Levalle del Palacio Paz contó con una notable afluencia de público, percibiéndose claramente que había mucha gente de pie. Posteriormente, fue ubicada para poder dar lugar al inicio del concierto. Tras las palabras de presentación a cargo del encargado de Asuntos Culturales del Palacio Paz - Coronel (RE) Castiglione-, la Embajadora Aleksandra Piatkowska pronunció unas palabras alusivas antes de la presentación de Martha Noguera, quien ofreció un espléndido recital desde los primeros compases del célebre Nocturno en Do menor, continuando con la bellísima Balada en La bemol mayor, Op.47. Ambas obras datan de 1841 y fueron publicadas en vida del gran compositor polaco. Asimismo, este recital tuvo una particularidad: a medida que se ejecutaban las obras, las interpretaciones de Martha Noguera fueron creciendo en intensidad hasta culminar con una versión memorable del Andante spianato y Gran Polonesa brillante en Mi bemol mayor, op.22. Chopin compuso la Gran Polonesa brillante en 1830 -originalmente, para piano y orquesta- pero entre 1834 y 1835 agregó el Andante spianato a modo de una extensa introducción par piano solo. Por lo tanto, transcribió la obra completa para piano tal como hoy se la conoce y la versión ofrecida por Noguera fue excepcional. Su prodigiosa memoria y su perfecta interpretación le valieron numerosos aplausos, pese a que la acústica de la sala Levalle pudo haberle jugado en contra en los tutti y los pasajes de mayor volumen. Lamentablemente, el mármol de Carrara no absorbe adecuadamente el sonido, sino que produce cierta reververancia y estridencia.
En la apertura de la segunda parte del recital, Martha Noguera interpretó una de las piezas para piano menos representadas: una magistral y vibrante versión del Rondó en Mi bemol mayor, Op.16, que consta de dos partes: Andante/ Allegro vivace. Lo mismo sucedió con el celebérrimo Vals en La bemol mayor, Op.42, n°1. Ambas obras fueron compuestas entre 1840 y 1841 y no es casual que el programa comprendido en el presente recital haya incluido obras que datan de ese período del compositor. También pertenece a dicha etapa la Sonta en Si menor, Op.58, compuesta en 1844 y que posee 4 movimientos: Allegro maestoso/ Scherzo: molto vivace/ Largo/ Finale: presto, non tanto, que fueron ejecutados de manera exquisita y sublime, merced a su prodigiosa digitación y pulsación. Como no podía ser de otra manera, el auditorio estalló en aplausos y vítores. Pero a diferencia de otros conciertos, primero, se entregaron a la intérprete numerosos ramos de flores y presentes, y luego, se ofreció el bis. En un recital dedicado a Frederic Chopin, no puede faltar la celebérrima Polonesa en La bemol mayor, Op.53 (“Heroica”), de la cual, Martha Noguera es una eximia intérprete y lo demostró con creces para poner punto final al concierto de cierre del Festival.
La presente edición de CHOPINIANA contó con pianistas de la talla de Adrián Kreda y Tamara Granat (Polonia) y los argentinos Eduardo Delgado -quien tuvo que reemplazar a Edda María Sangrigoli por razones de salud-, José Luis Juri y Martha Noguera, quien tuvo a su cargo el cierre del ciclo. Un merecido homenaje al poeta del piano por la poetisa del piano