domingo, 30 de junio de 2024

 

HILACION HISTORICA QUE TRANSCURRIO POR CARRILES PREVISIBLES

 

Teatro Colón, Temporada 2024. Octavo Concierto de Abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Srba Dinic. Solistas: Denis Golovin (Viola), Mariano Rey (Clarinete). Programa: Obras de Von Weber, Bruch y Schumann. 29 de Junio de 2024.

 

NUESTRA OPINION: BUENO.

 

  Tras el comprometido programa contemporáneo ofrecido la semana pasada,  la Filarmónica de Buenos Aires, esta vez bajo la dirección del bien conocido y valorado Maestro Srba Dinic, se presentó con un programa que estableció una perfecta hilación entre el Romanticismo y el Post-romanticismo con un resultado final de versiones dentro de la corrección pero que llamativamente alcanzaron al destaque solo por instantes.

 

  El comienzo estuvo marcado por la interpretación de la Obertura de la ópera “Der Freischütz” de Carl María Von Weber, la que está construida a partir de los pasajes fundamentales de los protagonistas dentro de la obra, la que fue expuesta con corrección a partir de ataques seguros. Sin embargo, llamativas imprecisiones dentro de la fila de cornos al comienzo de la página hicieron que el resultado final quedara un tanto deslucido a partir de esta situación.

 

  El concierto continuó con otra rareza de la producción de Max Bruch a 24 horas de que la Sinfónica Nacional expusiera la también poco frecuentada Sinfonía Nº 2. En este caso se trató del Concierto para Clarinete y Viola en Mi menor, op. 88 en el que los solistas fueron ese extraordinario intérprete llamado Mariano Rey y Denis Golovin, solista de Viola de la Orquesta. La obra tiene los habituales elementos del concierto: Tres movimientos, pasajes de estilo “Brahmsiano” (Al modo del “Doble concierto”) y momentos reservados a cada solista con cadencias conjuntas. Fue un verdadero deleite escuchar a Mariano Rey en sus intervenciones. Versátil, dueño de un refinamiento y de seguridad plena terminó por destacarse ampliamente. Golovin tiene buen sonido aunque un tanto chico, buena técnica y supo amoldarse con su compañero y el conjunto. Dinic por su parte guió muy bien a la Filarmónica cuidando en todo momento los desbordes y que los solistas tuvieran el merecido realce. Tras unos breves aplausos los intérpretes regresaron para ofrecer al público un dúo de Shostakovich en donde aquí sí se encontraron en perfecta amalgama y a la par, siendo merecidamente ovacionados por el público.

 

  La Segunda parte  encontró a la Filarmónica en una versión de la Sinfonía Nº 4, op.120 de Robert Schumann en la que llamativamente Dinic empleó  tiempos contrastantes que fueron desde lo “ralentado” hacia la total dinámica. Puede rescatarse dentro de este panorama el estupendo solo de Violín brindado por el Concertino Xavier Inchausti en el segundo movimiento y todo el cuarto movimiento que fue lo más logrado por el conjunto en toda la noche. Tal vez poco, pero lo suficiente para destacarlo.

 

Donato Decina

 

LO INFRECUENTE, MUY BIEN HECHO

 

Orquesta Sinfónica Nacional, Temporada 2024. Concierto. Director: Emmanuel Siffert. Solista: Luis Roggero (Violín). Programa: Obras de Lalo y Bruch. Auditorio Nacional, 28 de Junio de 2024.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  En una nueva presentación dentro del ciclo del cte. año, la Sinfónica Nacional se presentó en el Auditorio Nacional del CCK una vez más bajo la conducción del Mtro. Emmanuel Sieffert,  para abordar un programa integrado por una página a mi entender injustamente olvidada más otra muy poco frecuentada de un gran compositor. Veamos entonces que ocurrió a lo largo del concierto.

 

  La velada marcó el regreso como solista de Luis Roggero,  por muchísimos años primer violín concertino del conjunto. En esta ocasión fue un intérprete de lujo de la “Sinfonía Española” de Eduard Lalo con un brillante acompañamiento de la Orquesta que siguió a la perfección las precisas indicaciones del Mtro. Siffert.  Manejo total del “pianissimi”, las sutilezas y muy seguros ataques, hicieron de este trabajo una actuación consagratoria con una obra que merecería estar con mucha mayor frecuencia en los atriles. La euforia del público se impuso y logró sacarle al solista un Bach a modo de bis en una interpretación muy sentida. Lamentablemente al llegar al final en el que Roggero fue extendiendo el acorde hasta llegar a  su total extinción, algunos comenzaron a aplaudir. Pareciera que los silencios no se toleran.

 

  En la segunda parte se pudo apreciar la poco frecuente Sinfonía Nº 2 de Max Bruch. Escrita en tres movimientos, impregnada de total influencia “Brahmsiana”, la página respeta los cánones del post-romanticismo y transcurre dentro de los carriles habituales sin llegar a las alturas del Concierto para Violín y Orquesta o de “Kol Nidrei”. El Maestro Siffert concertó una versión en la que buscó realzar muchos momentos de la partitura, incluso en instantes en donde había poco para destacar, haciendo un esfuerzo por demás valorable, revelándonos un trabajo con aristas interesantes pero con pocas innovaciones dentro del género. Valió la pena conocerlo, salir de lo habitual y rescato la labor del Maestro que logra extraerle a la Sinfónica Nacional un bellísimo sonido para redondear muy buenos trabajos.

 

  Donato Decina

jueves, 27 de junio de 2024




Los Compositores Eliel Garberi, Cristian Axt y Julio Viera ovacionados por el público, el maestro Ezequiel Silberstein y los Miembros de la Orquesta Nacional de Música Argenntina "Juan de Dios Filiberto" al Término del Concierto en el Auditorio Nacional.







 Muy buen concierto a cargo de la Orquesta “Juan de Dios Filiberto” en el CCK


LOS MEJORES HOMENAJES SE HACEN EN VIDA

Martha CORA ELISEHT


Dentro de los organismos pertenecientes a la Dirección Nacional de Elencos

Estables (DNEE), existen dos de sus organismos sinfónicos cuyo objetivo es difundir y

promocionar la música de autores argentinos: la Orquesta Sinfónica Nacional y la

Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”. Esta última se

presentó bajo la dirección de Ezequiel Silberstein el pasado miércoles 26 del corriente

para ofrecer un concierto formado íntegramente por obras de compositores vernáculos

en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner (CCK), con participación de los

siguientes solistas: Natalia González Figueroa (piano) y Martín Caltabiano (narrador).

El programa estuvo compuesto por las siguientes obras:

- Concierto n°1 para piano y orquesta “Girando Argentina”- Cristian AXT

- “La noche boca arriba”- Julio VIERA

- “Crónica Norteña”- Eliel GARBERI


Nacido en Buenos Aires y radicado desde hace algunos años en Viena, Cristian Axt

es un notable pianista, productor y compositor, cuya música se caracteriza por la fusión

de varios géneros (neoclásico, contemporáneo, experimental, música de películas, etc.),

utilizando principalmente elementos y ritmos folklóricos argentinos, como lo demuestra

en su Concierto n°1 para piano, orquesta y bombo legüero. Fue compuesto en 2008 y se

estrenó localmente en 2009 por la Orquesta de Cámara de Rosario dirigida por Lucio

Bruno Videla, con la participación de Natalia González Figueroa al piano y Fabián

Fábrega al bombo. En este caso, se presentó en calidad de reestreno local, donde tanto la

pianista como el solista de percusión tuvieron una notable labor desde los primeros

compases, donde el piano se ensambla con la orquesta en los tres temas del concierto. El

primero -en ritmo de zamba- se caracteriza por tener una muy buena línea melódica que

se desarrolla mediante una serie de variaciones a cargo de los diferentes instrumentos,

mientras el bombo marca el ritmo. El segundo es más lírico, donde el piano lleva la

melodía en un cantábile para desembocar en el último tema en ritmo de malambo, que

permite el lucimiento de los instrumentos solistas y las cuerdas para cerrar con una

recapitulación donde se vuelve al tema inicial. El desempeño de Natalia González

Figueroa y de Ezequiel Silberstein fue soberbio y, una vez finalizada la obra, se invitó al

compositor -quien se encontraba presente en la sala- a subir al escenario.

Nacido en 1943, Julio Viera es un destacado compositor y profesor de composición.

Se graduó en 1972 como Licenciado en Música -con especialización en Composición-

en la Universidad Católica Argentina, donde posteriormente, fue designado Profesor

Titular de Composición en la Facultad de Música dependiente de dicha universidad.

También fue profesor de Composición y Orquestación en la Universidad Nacional de La


Plata, entre otros cargos. Ganador del Premio KONEX de composición en 2009, sus

obras han sido interpretadas en Europa, Japón y Estados Unidos y se caracterizan por su

estilo modernista. Basada sobre el cuento homónimo de Julio Cortázar -publicado en

1955 en Final del Juego-, La Noche boca arriba representa una ilustración musical

sobre dicho relato, donde los efectos sonoros traducen el plano onírico que sufre el

protagonista del cuento, sumergido en un estado de confusión mental por haber sufrido

un accidente automovilístico, que se mezcla con un guerrero azteca que ce prisionero de

los toltecas. A medida que las inflexiones de voz del narrador van cambiando y se hacen

más intensas, la música aumenta en intensidad. El ensamble entre la música y el relato

ha sido muy bueno, merced a la voz de Martín Caltabiano y a la precisión de entradas y

manejo de tempi por parte del director. Al finalizar, también se lo invitó al compositor -

que se encontraba presente en la sala- a subir al escenario y saludar al público.

Oriundo de Santos Lugares, Eliel Garberi es un joven pianista, compositor y

arreglador egresado del Conservatorio de San Martín. Ha ganado el Primer Premio de la

Asociación Argentina de Compositores en 2022 por su obra Neblinas -con motivo de

cumplirse los 40° años de la gesta de Malvinas- y en 2023, se produjo el estreno

mundial de Crónica norteña en la misma sala, donde también participó la Orquesta

Nacional de Música Argentina bajo la dirección de Sebastián Giraudo. Compuesta en

2020 como una obertura fantasía, narra la gesta patriótica del general Manuel Belgrano

al frente del Ejército del Norte. Es una obra de línea melódica neoclásica, cuya apertura

está a cargo del solo de clarinete con trémolo en cuerdas, seguido de un contrapunto

entre fagot y contrabajo. Posteriormente, se escucha una cadencia a cargo de los

violines en ritmo de carnavalito y zamba, alternando con ritmos del folklore norteño

antes del tutti orquestal. Una fanfarria a cargo de los cornos anuncia la batalla luego del

redoble de tambor. Estos temas se repiten alternadamente hasta la coda final, que

anuncia el triunfo de las fuerzas patriotas mediante una sonoridad brillante, donde se

puede apreciar un insert del Himno Nacional Argentino. La orquesta volvió a ofrecer

una muy buena versión tras la cual, se aplaudió al compositor -que se encontraba

presente en sala- y a quien también se invitó a pasar al escenario. Pero aquí se dio una

particularidad: todos los compositores se encontraban presentes. Por lo tanto, Ezequiel

Silberstein los invitó a subir al escenario para que el público los aplaudiera.

Pese a que no hubo tanta afluencia de público como en otras ocasiones, se trató de

un concierto muy bueno, formado íntegramente por obras de compositores nacionales

que se encontraban presentes en el auditorio. Un gesto para imitar, ya que el

reconocimiento y el aplauso son el mejor homenaje que un artista puede recibir. Por

ende, los mejores homenajes son aquellos que se reciben en vida.

 


Marianela Nuñez y Federico Fernandez en el momento culminante del Gran Pas de Deux de "La Bella Durmiente del Bosque" Créditos:Prensa Teatro Colón, Fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli



Ovación para Marianela Núñez en la última función de “LA BELLA DURMIENTE”


UN SUEÑO HECHO REALIDAD


Martha CORA ELISEHT


¿Quién no ha soñado alguna vez con la fantasía de ser princesa y encontrar el

amor de la mano del príncipe azul?... Afortunadamente, el maravilloso mundo del ballet

lo hace posible y permite volver a vivir esos inolvidables momentos de la infancia.

Dentro de los ballets inspirados en cuentos de hadas, LA BELLA DURMIENTE DEL

BOSQUE no sólo es uno de los más bellos, sino también el sueño de cualquier aspirante

a étoile y la primera contribución entre Piotr I. Tchaikovsky (1840-1893) y el

coreógrafo francés Marius Petipa (1818-1910) merced al pedido del director de los

Teatros Imperiales de Rusia -Iván Vsevolovski- en 1888, quien le encargó la

composición de un ballet que resaltara el esplendor de la dinastía Romanov mediante su

comparación con la corte francesa de Luis XIV.

Este gran clásico de la danza se presentó en el Teatro Colón entre los días 11 al

25 del corriente con coreografía de Mario Galizzi -actuar director del Ballet Estable-,

escenografía de Christian Prego, vestuario de Aníbal Lápiz e iluminación de Rubén

Conde. Las principales figuras del Ballet Estable del Colón estuvieron a cargo de los

roles protagónicos, mientras que, en las funciones de abono, el rol protagónico estuvo a

cargo de Marianela Núñez como primera bailarina invitada del Royal Ballet de Londres.

Carlos Calleja y Ezequiel Silberstein se alternaron en la dirección musical al frente de la

Orquesta Estable y se contó con la participación de numerosos figurantes coordinados

por María Eugenia López más alumnos de la carrera de danza del Instituto Superior de

Arte del teatro (ISATC).

Quien escribe tuvo la oportunidad de asistir a la última representación, que tuvo

lugar el martes 25 del corriente dentro del Abono Nocturno, con el siguiente reparto:

Marianela Núñez (Aurora), Federico Fernández (Príncipe Desiré), Ayelén Sánchez

(Hada de las Lilas), Rocío Agüero (Carabosse), Matías Santos (El Rey), Analía Sosa

Guerrero (la Reina), Julián Galván (Maestro de ceremonias), Gerardo Wyss (Caballero

del Hada de las Lilas), Igor Vallone (Caballero de Carabossse), Ludmila Galaverna,

Paula Cassano, Stephanie Kessel, Beatriz Boos, Eliana Figueroa (Hadas), Marcone

Fonseca, Alan Pereyra, Martín Vedia, Sebastián Bustos, Vinicius Fernandes

Vasconcelos (Caballeros de las Hadas), Alejo Cano Maldonado (Oro), Magdalena

Cortés (Amatista), Candela Rodríguez Echenique (Diamante), Luciano García

(Pulgarcito) y la pareja formada por Yosmer Carreño y Catalina Stutz (El Pájaro Azul y

la Princesa Florise). Asimismo, Stephanie Kessel y Catalina Stutz tuvieron a su cargo

las variaciones del Vals de las Guirnaldas junto a Emanuel Abruzzo y Facundo Luqui.

La dirección musical estuvo a cargo de Carlos Calleja.

La eterna lucha entre el bien y el mal es la constante de este gran clásico de

Charles Perrault (1687), cuyo argumento fuera el elegido por el príncipe Vsevolovski

para encomendar a Tchaikovsky la composición de un ballet en 1888 con coreografía de


Petipa, quien escribió una lista muy detallada de instrucciones respecto de los

requerimientos musicales. Si bien Tchaikovsky se basó en la versión de los hermanos

Grimm sobre dicho cuento, Vsevolovski incluyó en el ballet otros personajes de los

cuentos de Perrault: Caperucita Roja y el Lobo, Pulgarcito, El Gato con Botas,

Cenicienta y El Pájaro Azul. Rápidamente, el compositor puso manos a la obra y

terminó la orquestación en 49 días siguiendo al pie de la letra las indicaciones de Petipa.

Los dos leitmotives que representan el bien y el mal -encarnados en Carabosse y el

Hada de las Lilas, respectivamente- se alternan durante toda la obra y sirven como hilo

conductor de la trama, mientras que en el 3° Acto -Las Bodas de Aurora- se coloca el

foco sobre los personajes de los cuentos de hadas invitados. La princesa es presentada

en sociedad a los 16 años (casualmente, en una etapa como lo es la adolescencia, que

marca la transición de niña a mujer y el hecho de despertar mediante el amor). Desde su

estreno en 1890, la obra tuvo un gran éxito, pero, lamentablemente, Tchaikovsky no

pudo disfrutar del suceso de su obra fuera de Rusia debido a su fallecimiento en 1893.

En la versión coreográfica de Mario Galizzi, el conflicto entre el bien y el mal se

plantea desde el prólogo, donde Carabosse y el Hada de las Lilas se presentan con sus

respectivos séquitos. Para interpretar al hada maléfica, Galizzi recurre a una bailarina

actriz, quien debe interpretar una coreografía sumamente compleja. Además, da mayor

protagonismo al Príncipe Desiré en el 3° acto mediante una visión de Aurora

presentada por el Hada de las Lilas y elimina algunos personajes incluidos en el ballet

original (El Gato con Botas, Caperucita y el Lobo), pero mantiene las secuencias de

danza académica y números célebres como el Vals de las Guirnaldas, El Pájaro Azul y

Las piedras preciosas. Ha sido un acierto y un mérito muy grande del director al

incorporar en esta versión a alumnos de danza del ISATC (niños y adolescentes) en el

famoso Vals de las Guirnaldas que abre el 1° acto, donde se destacaron las parejas

formadas por Caterina Stutz/ Emanuel Abruzzo y Stephanie Kessel/ Facundo Luqui. El

trabajo de ensayo, disciplina y coordinación se reflejó perfectamente en las escenas de

conjunto y en los bailarines que formaron los séquitos de las Hadas y de la malvada

Carabosse. Unido esto a la magnífica puesta en escena de Christian Prego, el colorido

vestuario diseñado por Aníbal Lápiz y la excelente iluminación de Rubén Conde, fue un

espectáculo que descolló por su suntuosidad, jerarquía y buen gusto.

Carlos Calleja dirigió a la Orquesta Estable con la precisión y la maestría

habituales. Es uno de los mejores directores de orquesta de la actualidad y especialista

en ballet, ya que acompaña acorde al tiempo del bailarín. El concertino Freddy Varela

Montero se destacó en sus solos y alcanzó su clímax en la variación de Aurora del

Grand Pas de Deux del 3° acto.

En cuanto a los roles secundarios, además de las parejas anteriormente

mencionadas en el Vals de las Guirnaldas, hubo varias revelaciones: en el prólogo,

Beatriz Boos y Eliana Figueroa se llevaron los laureles como el Hada de la Montaña

Nevada y el Hada del Bosque de Pinos en sus respectivas variaciones. Y en el 3° acto,

Magdalena Cortés y Candela Rodríguez Echenique también se lucieron como Amatista

y Diamante en el pas de trois de Las piedras preciosas junto a Alejo Cano Maldonado

(Oro), quien pese a tener un traspié en su variación, supo solucionarlo adecuadamente.

Otra de las revelaciones de la noche fue Luciano García como Pulgarcito, donde

descolló con sus pirouhettes, cabrioles y sisonés ejecutadas a la perfección. El delirio


fue total tras la presentación de Yosmer Carreño y Caterina Stutz como El Pájaro Azul y

la Princesa Florisse. Él deslumbró con su elegancia y precisión en la ejecución de los

entrechats, cabrioles, sisonés y solage; ella, en la gracilidad de los pliés, panchés y

developées. Hacía mucho tiempo que una no veía una semejante coordinación y

pulcritud de movimientos en este célebre pas de deux.

En cuanto a los roles principales, Ayelén Sánchez brindó una soberbia

interpretación del Hada de las Lilas, secundada por su séquito de 6 bailarinas y por

Marcone Fonseca como su caballero, quien también se lució con elegancia y distinción

en sus movimientos. Y Rocío Agüero demostró un notable crecimiento profesional para

ejercer un rol tan complejo desde lo histriónico y coreográfico como Carabosse: muy

precisa en los giros, pirouhettes, fouettes y sostenues y, al mismo tiempo, demostrar en

el escenario sentimientos de ira, enojo y venganza. Por su parte, Federico Fernández

también se destacó en su interpretación del Príncipe Desiré mediante su precisión en los

entrechats, glissés y, fundamentalmente, en las cabrioles y el solage del Grand Pas de

Deux del 3° acto. También tuvo una gran actuación en la escena de la visión del 2° acto.

Y, en cuanto a la protagonista, Marianela Núñez está atravesando el mejor momento de

su carrera y lo demostró con creces desde el divertissement del 1° acto, al igual que en

el celebérrimo Adagio de la Rosa, donde brilló en sus sostenutos junto a los

pretendientes interpretados por David Juárez, Gerardo Wyss, Alejo Cano Maldonado y

Antonio Luppi. Su excelente cambré, sus panchés, developées y fouettes fueron

sublimes, al igual que su bourrée. Por algo es una prima ballerina assoluta del Royal

Ballet de Londres y recibe una auténtica ovación cada vez que se presenta en el Colón.

Su interpretación junto a Federico Fernández del Grand Pas de Deux del acto final fue

de una excelsa precisión y el público estalló en aplausos tras su interpretación.

Tras haberse cerrado el telón, los aplausos continuaron y los principales

intérpretes tuvieron que salir muchas veces a saludar al público en un teatro atiborrado

de gente -hablando mal y pronto, no cabía un alfiler-. Un cierre perfecto para la última

representación de este clásico en una auténtica noche de Colón y un sueño hecho

realidad.

martes, 25 de junio de 2024

 Sublime actuación de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación


¡TUSIND TAK FOR SIDST!

(Mil gracias por lo último)


Martha CORA ELISEHT


Si bien no se utiliza el signo de admiración al inicio de una exclamación en

danés, bien vale la pena hacerlo para ilustrar y resaltar el título de esta nota, que

representa la síntesis del último concierto ofrecido por la Orquesta de Cámara del

Congreso de la Nación en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo el

pasado lunes 24 del corriente, denominado “AURORA BOREAL” y cuyo eje temático

fue música perteneciente a compositores escandinavos. La dirección musical estuvo a

cargo de Ezequiel Fautario y participaron los siguientes solistas: Florencia Ciaffone

(violín) y Damián Rojas (viola), quienes ofrecieron el programa que se detalla a

continuación:

- Pequeña suite para instrumentos de cuerda, Op.1- Carl NIELSEN (1865-1931)

- Suite para violín, viola y orquesta de cuerdas, Op.19- Kurt ATTERBERG

(1887-1974)

- Romanza en Do mayor, Op.42- Jan SIBELIUS (1865-1957)

- Suite de los tiempos de Holberg, Op.40- Edvard H. GRIEG (1845-1907)

Tras la tradicional afinación de instrumentos a cargo del concertino Pablo

Pereyra, Ezequiel Fautario hizo su presentación para dar comienzo al concierto con la

mencionada obra de Nielsen, que data de 1888. En aquel entonces, tenía 22 años y

todavía estudiaba composición con Orla Rosenhoff en el Conservatorio Real de

Copenhague. Su estreno tuvo lugar en el Tivoli Hall en Septiembre de ese mismo año

bajo la dirección de Balduin Dahl, quien era un auténtico descubridor de jóvenes

talentos. Consta de tres movimientos, cada uno de los cuales posee un subtítulo:

Preludio (Las Danaides), Intermezzo (La danza de la caridad) y Final (La procesión de

Baco). Si bien en el preludio inicial puede apreciarse una notable influencia de Brahms,

Nielsen ya desarrolla su estilo personal característico, donde muestra elementos de la

tonalidad expansiva unidos a numerosos contrapuntos. El intermezzo es un rondó en

tiempo de vals que posee reminiscencias -por momentos- que recuerdan la Danza de

Anitra de PEER GYNT, donde la orquesta tuvo un excelente desempeño, mientras que el

Final se abre con un tema lento, elegíaco para desembocar en una sonata animada

donde se reintroduce el tema inicial. Es una obra muy poco difundida en el medio local

y ha sido un auténtico placer apreciar una versión soberbia desde todo punto de vista.

En lugar de retirarse junto al director para retornar posteriormente como solistas,

tanto Florencia Ciaffone como Damián Rojas se ubicaron en el escenario para

interpretar la Suite para violín, viola y orquesta de cuerdas de Atterberg, compositor

sueco prácticamente desconocido en Argentina y que fuera cofundador de la Sociedad

de Compositores de su país en 1918 junto a Wilhelm Stenhammar y Hugo Alfvén. La


mencionada suite data de 1917 y también consta de 3 movimientos: Preludio/

Pantomima/ Visión. Si bien Atterberg se considera perteneciente al período romántico

tardío, el preludio está escrito en estilo neobarroco (con ciertas reminiscencias de

Vivaldi o Albinoni), donde los solos del violín y la viola se lucen en contrapunto a cargo

de los instrumentos graves en el cantabile. Tanto Florencia Ciaffone como Damián

Rojas tuvieron un gran desempeño, que alcanzó su clímax al inicio del 2° movimiento

(Pantomima), introducido por el violín y secundado por la viola en escala diatónica que,

posteriormente, es tomada por el resto de los instrumentos. El movimiento final (Visión)

es un rondó en ritmo de ¾, donde la orquesta y los solistas se lucieron en una versión de

excelencia. El manejo de los tempi y la precisa marcación de Ezequiel Fautario

completaron el resto.

La Romanza en Do mayor, Op.42 para orquesta de cuerdas fue compuesta por

Sibelius en 1904 y estrenada ese mismo año bajo el nombre de Andante en Turku por la

orquesta Turun Soitannolinen Seura con el compositor al podio. Data de la misma época

de la Sinfonía n°2 en Re mayor, su Concierto para violín y orquesta en Re menor y el

célebre Vals Triste. La orquesta brindó una bellísima interpretación de esta pieza, donde

existen pasajes que poseen reminiscencias de las obras ya mencionadas.

Como en todo buen concierto de música escandinava que se jacte como tal, no podía

faltar una obra de Grieg. Por ende, se eligió la celebérrima Suite de los tiempos de

Holberg, Op.40, que sonó sumamente compacta, precisa y vibrante en sus 5

movimientos: Preludio (Allegro vivace), Sarabanda (Andante), Gavota (Allegretto. Un

poco mosso), Aria (Andante religioso) y Rigaudon (Allegro con brío), donde Grieg

recrea las melodías de época barroca e introduce temas típicos del folklore noruego

(halling en la Gavota y springar en el Rigaudon). Data de 1884 y fue compuesta

originalmente para piano con motivo del bicentenario del nacimiento del escritor

Ludvig Holberg (1684-1754), considerado el padre de la literatura danesa y noruega.

Posteriormente, se realizó la adaptación para orquesta de cuerdas en 1885 y es la que se

representa en la actualidad. La presente versión fue excelente desde los primeros

compases, con gran desempeño de todos y cada uno de los integrantes de la Orquesta de

Cámara del Congreso y asimismo, de Ezequiel Fautario. La labor del conjunto se vio

coronada con una ovación de aplausos y vítores. Y, al igual que en otros conciertos, se

entregaron diplomas al director y los solistas por parte de Raúl Granado -quien

reemplazó en último momento al Director de Cultura del Senado de la Nación Daniel

Abate- y Andrea Barbieri- representante de Cultura de la Cámara de Diputados-.

Si una tuviera que definir una característica del concierto en danés o en noruego,

sólo cabe un término: Spændende!! (mezcla de fascinante, sorprendente y sublime), que

aplica perfectamente al repertorio elegido y la calidad de la interpretación. Ha sido uno

de los mejores conciertos de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación en lo

que va del año y una de las mejores versiones que una pudo apreciar en materia de

música clásica escandinava dentro del país como experta en el tema.

domingo, 23 de junio de 2024

 Excelente actuación de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación en el CCK


PARA LA BUENA MÚSICA, NO HAY FERIADO QUE VALGA

Martha CORA ELISEHT


Durante los feriados puente para fomentar un fin de semana largo pueden pasar

dos cosas: que se aproveche con fines turísticos o para realizar tareas o actividades que

quedan postergadas durante la semana. Y, en caso de no poder viajar, suelen ofrecerse

espectáculos de muy buen nivel como el brindado por la Orquesta de Cámara del

Congreso de la Nación, que tuvo lugar en el auditorio Nacional del Centro Cultural

Kirchner (CCK) el pasado viernes 21 del corriente bajo la dirección de su titular -

Sebastiano De Filippi-, donde se interpretaron las siguientes obras:

- “Figarillo”- Juan Bautista ALBERDI (1810-1884)

- Danzas populares rumanas, Sz. 56/68- Bela BARTÓK (1881-1945)

- Cinco danzas griegas- Nikolaos STALKOTTAS (1904-1949)

- La Muerte y la Doncella en Re menor, D.810 (transcripción para orquesta de

cuerdas)- Franz SCHUBERT (1797-1828)


Ante un auditorio prácticamente colmado de gente -se habilitaron las bandejas

superiores-, la orquesta hizo su presentación para brindar el consabido Figarillo, minuet

compuesto por Juan Bautista Alberdi en 1837 y que alude al apodo con el escribía en el

periódico La Moda -fundado por él mismo durante dicho año- sobre música, literatura,

poesía, vestimenta y costumbres. Es un clásico del repertorio de cámara nacional y el

conjunto brindó una muy buena versión.

Seguidamente, se interpretaron las Danzas populares rumanas Sz.56/68 de Bela

Bartók en orquestación de Arthur Willner. Compuestas originalmente para piano en

1915, reúne los siguientes números: Danza con bastón, danza del brazo, danza en el

lugar, danza con cornamusa, polca rumana y danza rápida, donde el compositor inserta

temas folklóricos típicos de dicho país y de su Hungría natal. Constituye otra de las

especialidades del ensamble, donde el concertino Pablo Pereira se lució en todos los

solos a su cargo y acompañado magistralmente por el resto. La precisión y la marcación

de De Filippi fueron perfectas y sumamente precisas. Lo mismo sucedió en la

interpretación de las Cinco danzas griegas de Nikos Stalkottas (Epirótica/ Cretiscense/

Tsamicótica/ Arcádica/ Clefticense), compuestas entre 1931 y 1936 tras su regreso a su

tierra natal. En ellas, el compositor fusiona danzas folklóricas típicas de diferentes

regiones griegas con elementos de la Segunda Escuela de Viena. Los músicos se

destacaron en una versión de fuste, colorida y vibrante.

Previamente a la segunda parte del concierto, el maestro De Filippi tomó el

micrófono para dedicar la obra de Schubert a la memoria del maestro Guillermo Opitz,

personalidad trascendental de la música de cámara en el país y especialista en la

materia, fallecido ese mismo día. En este caso, se eligió una transcripción para cuerdas


del Cuarteto para cuerdas en Re menor, Op.14 (“La muerte y la doncella”), inspirado

en su lied homónimo con texto de Matthias Claudius, compuesto por Schubert en 1817

y publicado póstumamente en 1832. Sin embargo, no fue hasta bien entrado el siglo XX

cuando alcanzó fama mundial gracias a David Oistrach, quien fuera el principal difusor

de muchas de las obras del compositor vienés. Consta de 4 movimientos: Allegro/

andante con moto/ Scherzo: allegro molto/ Presto, que narran el enfrentamiento de una

joven moribunda y la muerte, que se le presenta para acompañarla a dormir el sueño

eterno. Esta bellísima obra ya es una especialidad de la orquesta -la interpretó durante el

transcurso del corriente año bajo la dirección de Pablo Saraví- y sonó perfecta desde su

violenta apertura al unísono del 1° movimiento, que muestra una carrera por parte de la

doncella a través del dolor, la angustia y la resignación, que culmina con un acorde

agonizante en Re menor. En cambio, el Andante con moto es de carácter apacible y

representa a la muerte, donde el concertino, el solista guía de segundos violines, la

segunda viola, el primer violoncello y el contrabajo se lucen en espléndidos solos, como

sucedió en esta ocasión por parte de Pablo Pereira, Catriel Galván, Federico Butera,

Mariana Levitin y Adrián Speziale respectivamente. El poderoso Scherzo -que, por

momentos, remeda el leitmotiv del descenso al Nibelheim en EL ORO DEL RHIN-

culmina con un trío que muestra un carácter más lírico para desembocar en el vibrante

Presto final en ritmo de tarantela, que era la danza que protegía tanto de la locura como

de la muerte, ejecutado con una impecable maestría y precisión. Una vez más,

Sebastiano De Filippi hizo gala de su excelente marcación y dominio de los tempi,

motivo que le valió una ovación de aplausos y vítores por parte del numeroso público

que se dio cita esa noche en el Auditorio Nacional.

Una vez más, el hecho de brindar espectáculos de alto nivel con entrada libre y

gratuita hace que la concurrencia sea masiva. Esto demuestra que, pese al feriado

puente, el público se encuentra sumamente ávido por asistir a funciones de jerarquía y

lo demostró con un Auditorio Nacional prácticamente al tope de su capacidad. Para la

buena música, no hay domingo ni feriado que valga.

 




El Mtro. Pablo Druker durante el concierto contemporáneo del Teatro Colón Fotografía del Mtro.Arnaldo Colombaroli.


LUCIO LA FILARMONICA EN UN COMPROMETIDO PROGRAMA CONTEMPORANEO

 

Teatro Colón, temporada 2024. Séptimo concierto de abono y primero de programación contemporánea a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Pablo Druker. Solista: Alejandro Aldana (Violín). Programa: Obras de Chin, Adès y Adams. 22 de Junio de 2024.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  En esta oportunidad y con la advocación del Título de la Obra de John Adams “Harmonielehre” se llevó a cabo el séptimo de los conciertos de abono de la temporada 2024 confiado a la ya experimentada guía de Pablo Druker, un verdadero especialista en este repertorio, en un programa dedicado a tres de los actuales creadores del firmamento musical: Unsuk Chin, Thomas Adés y John Adams. Tres estilos a veces parecidos, a veces diferentes para interpretaciones de altísimos riesgo y compromiso.

 

 El inicio tuvo lugar con el estreno de “Frontispicio para Orquesta” de Unsuk Chin, la gran compositora surcoreana, en donde hay influencias de grandes compositores, una escritura muy personal, instantes de fortísima intensidad y gran desarrollo discursivo. La Filarmónica a partir de la solvencia de Druker, brindo una muy buena versión dada la calidad de todos los instrumentistas que la conforman.

 

 La obra de mayor elaboración en esta programación ha sido “Concentric Paths” de Thomas Ádes, un concierto para Violín y Orquesta en el que Alejandro Aldana (Brasileño de padres argentinos y Concertino de la Orquesta del Teatro Municipal de Sao Paulo) descolló como solista. Momentos de extenso discurso matizados con frases de línea melódica, un segundo movimiento muy reconcentrado expuesto con suma precisión y una parte final dinámica que tendrá un instante último de seca culminación. Por momentos el solista se integra a la Orquesta, mientras que en otros debe desarrollar una extensa labor. Aldana estuvo a la altura de las circunstancias y la Filarmónica con la segura guía de Druker lo acompañó con notable categoría.

 

  La parte final nos trajo a John Adams, su forma minimalista y su desarrollado trabajo “Harmonielehre” una obra en tres movimientos que hacen honor a dicha forma musical en la que se imponen citas a Mahler, Wagner, Schönberg y Sibelius. Desarrollos muy extensos pero sumamente llevaderos. Druker condujo la obra con pulso muy firme y aquí vale destacar a todos los maestros de la orquesta que intervinieron en esta versión ya que mencionar a algunos podría producir injustas omisiones.

 

  Una noche distinta, con una sala virtualmente llena que rompe con el mito de que la música contemporánea no convoca y la presencia de dos valores plenamente identificados con el género, quienes aportaron lo mejor de sí mismos.

 

Donato Decina


 

LA  RATIFICACION DEL MUY BUEN MOMENTO

 

C.C.K., Temporada 2024. Presentación de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación, Director: Sebastiano de Filippi. Programa: Obras de Alberdi, Bartok/Willner, Stalkottas y Schubert. Auditorio Nacional, 21 de Junio de 2024.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Dentro de la programación del año 2024 del C.C.K. se encuentra enmarcada esta presentación de la Orquesta de Cámara del Congreso Nacional, la que en las últimas tres ediciones en disputa obtuvo el premio a la mejor Orquesta de Cámara según la votación de la Asociación de Críticos Musicales de Argentina.

 

   El programa estuvo conducido por su titular, Sebastiano de Filippi. Atento a que el próximo Lunes 24 hará  su presentación habitual de los últimos Lunes de cada mes y en esa ocasión con el Maestro Ezequiel Fautario como invitado, el programa ofrecido en esta oportunidad incluyó obras que el conjunto ya ha ofrecido ante el público, pero entiendo que lo importante ha sido comprobar el estupendo sonido que la Orquesta desplegó ante un Auditorio Nacional muy colmado, mejor aún que el que se percibe habitualmente en los conciertos que brinda en el Salón de los Pasos Perdidos  del Palacio Legislativo y destacar la precisa guía del Maestro De Filippi, el conductor que en los últimos 11 años supo darle a la agrupación carácter, rostro, frondoso repertorio y fino sonido.

 

  Pudo volverse a apreciar “Figarillo” de Juan Bautista Alberdi,  aquí en una versión que agregó una pátina de melancolía en la interpretación. Las “Danzas Populares Rumanas” de Bela Bartok en orquestación de Arthur Willner y que llevan la numeración de catálogo Sz 56/68 en un tempi un tanto más lento que en la anterior ocasión en que las escuché pero lo suficientemente contundentes en el resultado final, lo que otro tanto le cabe a las Cinco Danzas Griegas de Nikolaos Stalkottas, menos vertiginosas que en la anterior ocasión pero sumamente ajustadas para alcanzar una versión de suma jerarquía.

 

  Tras un brevísimo intervalo, el Mtro. De Filippi hizo uso de la palabra para en primer lugar dedicar este concierto a la memoria del Mtro. Guillermo Opitz, figura señera de la música argentina lamentablemente fallecido ese día, enumerar las obras del programa y anunciar que se interpretaría la versión en arreglo no especificado para Orquesta de Cuerdas del Cuarteto “La Muerte y la Doncella” de Franz Peter Schubert, además de efectuar un breve comentario al público de la obra a escucharse. Fue una versión plena de intensidad, con instantes de introspección contrastados con otros de suma enjundia en la que el conjunto fue “hasta el hueso” redondeando la mejor interpretación de las obras ofrecidas en este concierto y que llevó al público a manifestarse con una sonora ovación en retribución al producto recibido.

 

  El balance final nos entregó la presentación de una Orquesta muy bien trabajada, abordando obras que no por conocidas no dejan de ser un verdadero compromiso y la certeza, luego de escucharla en el Auditorio Nacional, de que el país cuenta con un grupo modelo que se supera en cada presentación.

 

Donato Decina

jueves, 20 de junio de 2024

 



Recital del Florilegium Musicum

Fundado en 1981 por la maestra Graciela Plancic, el Florilegium

Musicum es un conjunto de música antigua de extensa trayectoria.

El pasado 15 de junio brindó un recital en un ámbito privado, marco

intimista para una música que, además de su belleza, presenta numerosos

aspectos de interés: por la hermosura de las obras, el significado que tuvieron

en su época, a lo largo del extenso arco que abarcó el recital - desde la baja

edad media al barroco- y por las explicaciones que permitieron guiar su

escucha.

Fueron interpretadas Cinco cantigas de Alfonso X “El Sabio” (1221-

1284), para rave, fídula, arpa, picos y percusión; A l´entrada del temps clar,

anónimo, para picos, cromornos y percusiones; Saltarello, Italia, siglo XII, para

flauta soprano y dos panderetas; Schiarazula Marazula, de Giurgio Mainiero

(1530-1582), para arcos, bordones y cañas; Fantasía para tres flautas, de

Thomas Morley (1557-1602), para dos flautas soprano y flauta alto de pico;

Greenseleeves, para violín barroco, flauta, arpa medieval y cuerdas;

Chaconna The Fairy Queen, de Henry Purcell (1659-1695), para cuerdas,

soplos y continuo; Largo del concierto El Invierno, de Las Cuatro

Estaciones, de Antonio Vivaldi (1678-1741), para violín barroco y tres violas

da gamba; Marcha “para la ceremonia de los turcos” , de Jean Baptiste

Lully (1632-1687); Dos danzas a la diosa de la danza “Terpsichore”:

Süagnoletta y Courante, de Michael Praetorius (1571-1621) y Oy comamos

y bebamos, de Juan del Encina (1468-1529).

Como es posible apreciar, en el programa hay tanto obras muy

conocidas como piezas de extracción religiosa y danzas y ritmos que

acompañaban a la vida cotidiana.

La rica y extensa charla con la maestra Graciela Plancic, luego del

concierto, se refirió –lo mismo que su exposición durante las obras- a la

descripción de los instrumentos, a los dialectos en que las obras eran

cantadas, a su dinámica y al modo en que, originadas en gran parte en una

época marcadamente oral, como la Edad Media, lograron llegar hasta

nosotros. Un capítulo fascinante que también abordo el maestro Horacio Lanci

en sus programas Curiosidades medievales y Carmina Burana, de su serie Un

viaje al interior de la música.

Afinación diferente a la actual, modos antiguos, una textura donde hay

variaciones tanto como líneas lentas y envolventes, el solo hecho de estar ante

ese instrumental es de por sí una experiencia: el arpa medieval, de forma

triangular; las flautas dulces y sus registros; los cromornos, con su arco curvo y

doble lengüeta. El ravé morisco es un instrumento cordófono con arco curvo,

de tres cuerdas, afinado en quintas; la fídula es un antecesor de las violas da

gamba. Pudimos apreciar a las violas da gamba en sus distintos registros, tal

como aparecen en la película Todas las mañanas del mundo y recordar a Mari

Marais, cuando decía que el instrumento podía abarcar todas las gradaciones

de la voz y los sentimientos humanos. La mandora es un instrumento de

cuerda, de cuatro órdenes de cuerdas, dos simples y dos dobles; el violín

barroco, con un arco diferente y sin microafinadores, el teclado afinado con

registro de clave. Una gama de voces muy distintas entre sí.


También la percusión es variada: el tambor de copa, llamado también

debake o tov; las castañuelas, el sistro: tabletas de metal apoyadas sobre una

pequeña caja de resonancia; el aro con sonajas; panderetas; triángulo,

campanita y cascabeles.

No es fácil conseguir tales instrumentos, adquiridos privadamente por los

integrantes del conjunto, alguna vez gracias a los préstamos del Fondo

Nacional de Las Artes. Es posible conseguir algunos en el país y el resto en

Europa –sobre todo en Alemania e Inglaterra- y en Estados Unidos.

Hacer música antigua parece ser una especie de cruzada y de entrega.

La maestra Graciela Plancic y su esposo, el violoncellista Alfredo

Bouvier contaron sus encuentros con Jordi Savall, a quien siguieron en

actuaciones europeas y que invitó a la maestra Plancic a que probara su viola

da gamba, un objeto prácticamente sagrado para ella.

Fue un viaje en el tiempo y también hacia el interior, al rescate de

antiguos sonidos y de la actitud y decisión que lleva a poder producirlos.

La pasión por la Edad Media los llevó al estudio de la gastronomía,

buscando libros de recetas anteriores a la llevada de los españoles a América

–es decir sin papa ni tomate- y también a hacer el vino hipocrás, muy presente

hasta el siglo XVIII, que, elaborado por la propia maestra Graciela Plancic

pudimos degustar: un vino vigorosamente especiado, con las proporciones

justas de ingredientes.

El conjunto Florilegium Musicim está integrado por: Mariela Acuña,

flautas de pico, cromornos y percusión; Nadine Pilcic: flautas de pico,

cromornos; Verónica Giné: fídula, viola da gamba; Alfredo Bouvier, viola da

gamba, laúd. Percusión; Graciela Plancic: flautas de pico, mandora, viola da

gamba y percusión.

Como músicos invitados participaron: Josefina Lyall, violín barroco;

Florencia Olivieri, ravé morisco; Felipe Genovese, contrabajo; Leopoldo

Gaillour, arpa medieval y continuo.

Egresada de la Universidad Nacional de Rosario, la maestra Graciela

Plancic integró el Conjunto Pro-Música de Rosario y participo en giras en el

país, Estados Unidos y Centro y Sud América. Es directora de coros y ha

llevado una extensa actividad en la investigación, que la hizo acreedora al título

“Mérito Académico” y ciudadana ilustre, por sus investigaciones académicas.

Es además una excelente animadora.

La música es siempre un viaje que emprendemos, uno en el cual alguien

nos ensena un camino, algo nuevo y nos brinda una experiencia que es lo que

es a costa del estudio, la dedicación y la entrega.


Eduardo Balestena

 

EN TOTAL ESTADO DE GRACIA

 

Orquesta Sinfónica Nacional, Temporada 2024. Concierto: Director: Carlos Vieu. Programa: Obras de Anatoli Liadov  y Richard Strauss. Auditorio Nacional, 19 de Junio de 2024.

 

  NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Un programa harto interesante, tanto por la complejidad como por la entrega de Director y Dirigidos, fue el que la Orquesta Sinfónica Nacional presentó en el Auditorio Nacional del CCK bajo la batuta de Carlos Vieu. Dos obras que por sus características remiten al post-romanticismo y que hallan en pasajes de suma delicadeza melódica puntos de contacto entre sí, mientras que en la segunda de ellas encontramos una de las mayores expresiones de expansión orquestal de toda la historia. Menudo desafío para todo organismo sinfónico que se precie de ser de calidad.

 

  El concierto se inició con las “Ocho Canciones  Populares Rusas” del Op.58 de Anatoli Liadov, las que en manos de Vieu,  sumada a la versatilidad interpretativa que la Sinfónica Nacional demuestra permanentemente, resultaron un verdadero acierto en su inclusión. Pasajes de notable resolución, fundamentalmente en vientos y cuerda, claro enfoque por parte del Director y respuestas interpretativas de fuste, hacen que esta versión sea muy elogiable.

 

  Hablar de “Una Sinfonía Alpina”, Op.64 de Richard Strauss es decir asumir una empresa de bravura tanto para el Director como para la Orquesta. Un orgánico de arriba de 100 músicos. Inclusión de órgano, máquina de Viento, accesorios poco comunes en percusión (además de Strauss tan solo Mahler y algún otro músico hacen empleo de los cencerros). Veintidós pasajes que se escuchan sin solución de continuidad, banda fuera del escenario, gran cantidad de bronces son algunas de las características de esta gigantesca obra. Carlos Vieu logró transmitir enjundia a un conjunto que sumamente motivado respondió prácticamente a la perfección. Imperfecciones apenas perceptibles no empañan en modo alguno a la esencia de la obra. La interpretación no decayó en ningún momento redondeando una versión dignisima a partir del gran trabajo del Mtro. Vieu y que hace honor a la más rica historia de la Sinfónica Nacional, para que el público con una generosa ovación agradeciera la extraordinaria labor brindada por todos.     

 

Donato Decina

 

REVELACIONES MUSICALES POR UN CONJUNTO EN FRANCO CRECIMIENTO

 

Ensamble Concentus, temporada 2024. Concierto de inicio de sus cuatro presentaciones del corriente año, Director: Ricardo Sciamarella. Solista: Alejandra Malvino (Mezzosoprano). Participación: Néstor Caniglia (Actor). Dramaturgia: Betty Gambartes y Diego Vila. Programa: Obras de Franz Joseph Haydn. Teatro Avenida: 18 de Junio de 2024.

 

NUESTRA OPINION. MUY BUENO.

 

  Tal como lo expresó el Mtro. Ricardo Sciamarella en su visita a Ntro. programa de Streaming el pasado Sábado 15, el Ensamble Concentus efectuó su primera de las cuatro presentaciones pautadas para el presente año en el Teatro Avenida de Buenos Aires. Este primer programa presentado tuvo enfoque en la música de Franz Joseph Haydn a través de dos composiciones de su período final, sumado a una obertura de ópera prácticamente desconocida entre nosotros al igual que de una de sus composiciones de ese mencionado período final. Fueron ellas: La obertura de la Opera “Armida” y la “Scena di Berenice” (Aria de Concierto), mientras que la obra final fue la bien conocida sinfonía Nº 104 “Londres” que le dio el título a este concierto: “Un Vienés en Londres”. Dentro de este título, pudo apreciarse al actor Nestor Caniglia interactuando tanto con la solista vocal, Alejandra Malvino, como con el propio Maestro Sciamarella con textos de Betty Gambartes y Diego Vila. Mientras que en el primer caso encarnó a Demetrio, amor que no le corresponde a la protagonista Berenice, en donde recrearon diferentes textos de amor correspondientes a grandes páginas de conocimiento universal, en el segundo, caracterizado como el compositor,  dialogó en tono de comedia con el Director del conjunto, dando un carácter distendido a la presentación. Gambartes y Vila procuraron así presentar el drama potenciando la actuación posterior de Malvino y en el segundo caso remarcar al compositor ya consumado, del que muchos posteriores tomaron sus obras como referencia, viviendo su mayor momento de gloria.

 

  Resultó un acierto la inclusión de la mencionada Obertura de “Armida”, de la que al carecer de registros me lleva a preguntar si acaso no ha sido el estreno absoluto en la Argentina, más cuando se la rescató después de muchísimo tiempo en 1968 en concierto y la ópera completa en 1981 según la estadística a 2018 del sitio Opera Base. Por su estructura se percibe la habilidad de componer en Haydn  donde va entrelazando los diferentes temas principales que conforman su obra, manteniendo la tensión y dándole un final conciso y contundente.

 

    Alejandra Malvino se reveló como muy buena actriz y entregó una actuación sumamente meritoria en la “Scena di Berenice”, un aria que bien  pudo ser guía para otros compositores como Beethoven y su “Ah Perfido” y para la que Haydn seguramente encontró referencia a Mozart y sus arias de concierto. Música y texto se unen para configurar una fuerte carga dramática y llamativamente el compositor hace hincapié en muchos pasajes en las notas agudas para una voz de Mezzosoprano. Nunca se había tenido oportunidad de escuchar a Malvino en una obra de esa complejidad y sorteó esos pasajes de bravura de modo estupendo sin fisura alguna. Sciamarella y el conjunto brindaron un formidable acompañamiento, por lo que debe tomarse como un todo esta labor, cosa que el público así lo entendió y brindó por ello la merecida primera ovación de la noche.

 

   Escuchar la Sinfonía “Londres” con instrumentos a la usanza de época fue un verdadero deleite y el “Concentus” brindó una versión magnífica tanto por los “tempi” adoptados por Sciamarella, el enfoque, la dinámica y el contagio que le proporcionó a los músicos para que la versión sea una de las más perfectas que este cronista haya escuchado en vivo. Esto se puso de manifiesto en el final, hecho de manera vibrante, lo que llevó al público a pedir un bis, el que con total acierto fue la reiteración de ese último movimiento con el mismo entusiasmo y la misma energía que en la primera ocasión, magnífico broche de oro que invita a que se retorne el 16 de Julio próximo a escuchar el “Requiem” de Mozart en la forma más fiel al original. Experiencia harto recomendable.

 

Donato Decina  

 Impactante inicio del ciclo “ROMÁNTICOS Y REVOLUCIONARIOS” en el Avenida


UNA PROPUESTA DIFERENTE CON IDENTIDAD PROPIA

Martha CORA ELISEHT


El Ensamble CONCENTUS es uno de los mejores grupos especializados en

música de cámara del país y el primero en Sudamérica en realizar historicismo musical.

Una de sus principales características es no sólo ejecutar versiones de compositores

clásicos y románticos con instrumentos de época (corno di basetto, oboe d’amore,

clarinete y trompeta barrocas, timpani), sino también, brindar obras de compositores

prácticamente desconocidos a nivel local o aquellas que se ejecutan en muy raras

ocasiones. Para este año, su director musical y fundador - Ricardo Sciammarella –

decidió redoblar la apuesta y organizar un ciclo de 4 conciertos denominado

“ROMÁNTICOS Y REVOLUCIONARIOS” en el Teatro Avenida de la Ciudad de

Buenos Aires, el primero de los cuales (“UN VIENÉS EN LONDRES”) tuvo lugar el

pasado martes 18 del corriente bajo la dirección musical de su titular con participación

de la mezzosoprano Alejandra Malvino y el actor Néstor Caniglia (demiurgo) para

brindar un programa íntegramente formado por obras de Franz Joseph Haydn (1732-

1809), que se detalla a continuación:

1) Una noche de Mayo…

- Obertura de “ARMIDA”, Hob. XXVIII: 12 (1793)

- Aria de Berenice (mezzosoprano) (1795)

2) Una visita inesperada

- Sinfonía en Re mayor n°12, Hob. I:104 (“Londres”) (1795)


¿Por qué “Un vienés en Londres”?... Debido a la muerte de su mecenas -Nicolas

Esterházy- en 1790, Haydn se había quedado sin trabajo como Kapellmeister, ya que al

sucesor del príncipe no le interesaba la música. Por dicho motivo, aceptó la propuesta

del empresario alemán Johann Peter Salomon para viajar a Londres y poder estrenar sus

sinfonías con una gran orquesta entre 1791 y 1792. Sus conciertos tuvieron una

asistencia masiva, motivo por el cual retornó a Londres entre 1793 a 1795, período al

cual se refiere el presente espectáculo y donde se produce el estreno local de ARMIDA,

considerada por el mismo Haydn como su mejor ópera.

Basada en el relato Jerusalén liberada de Torquato Tasso, fue compuesta y

estrenada en la corte de los Esterházy en 1784 y obtuvo gran popularidad en el Imperio

Austro Húngaro. Posteriormente, desapreció del repertorio operístico y se rescató en

1968 en una versión de concierto en Köln y, posteriormente, en Berna. Su estreno en

Estados Unidos se produjo recién en 1981 y no hay registros de que alguna vez se haya

representado en Argentina. Por lo tanto, podría decirse que se trató de la primera

representación a nivel local. Su obertura – escrita en Si bemol mayor, símbolo del

mundo sarraceno- es una perfecta síntesis argumental en sí misma, llena de colorido y


dramatismo típicos del compositor y representa una conjunción entre lirismo,

sinfonismo y profundidad del relato. La maestría de Haydn respecto de la orquestación

– que, a diferencia de otras obras de época, incluye tambor y platillos- se vio reflejada

en la interpretación del ensamble, logrando una versión vibrante y precisa.

La principal característica de este ciclo es la incorporación de escenas de

dramaturgia a cargo de un actor (demiurgo), que cuenta con la supervisión de una

directora excelsa como Betty Gambartes, secundada por Diego Villa. En este caso,

interpretó a Demetrio previamente a la interpretación del aria de Berenice en la primera

parte, donde Alejandra Malvino brindó una versión magistral. Su amplio dominio del

registro, tesitura y color vocales junto a sus dotes histriónicas lo hicieron posible. La

iluminación de Roberto Traferri resultó muy efectiva para la ilustración de las escenas.

Si bien la participación de Néstor Caniglia como narrador fue muy

enriquecedora en la primera parte – donde interpretó estrofas de LA VIDA ES SUEÑO

de Calderón de la Barca mezcladas con los célebres versos de HAMLET de

Shakespeare-, se lo notó sobreactuado en su interpretación de Haydn previamente al

inicio de la segunda parte (Una visita inesperada), antes de que la orquesta comience a

tocar, lo que resultó algo tedioso para gusto personal de quien escribe. El diálogo entre

compositor y director de orquesta ha sido original, pero una cree que se le podía haber

sacado más el jugo a esta propuesta ofreciendo un argumento más enriquecedor desde el

punto de vista de la composición de la última Sinfonía n°104 en Re mayor “Londres”.

Es la duodécima de las denominadas “sinfonías de Londres” (n°93-104) y,

paradójicamente, la última del compositor. Data de 1795 y su denominación, del siglo

XIX. Consta de 4 movimientos: Adagio- allegro/ Andante/ Menuet- Allegro- Trío/

Finale: Spiritoso, que fueron ejecutados con una precisión y una maestría impecables.

El hecho de usar instrumentos de época hizo que sonara de manera diferente a las

versiones ejecutadas por una orquesta sinfónica moderna, lo que enriqueció la

interpretación. Tanto así fue, que el público presente estalló en aplausos y vítores al

finalizar la misma, motivo por el cual Sciammarella decidió repetir el último

movimiento de la sinfonía en lugar de ofrecer otro bis, el cual sonó aún mejor. El

público aplaudió unánimemente de pie el encore tras su finalización.

Esta propuesta será una constante a lo largo de todo el ciclo cuyo, próximo

concierto tendrá lugar en la misma sala el 16 de Julio. Pese a tener una amplia difusión

y una entrada a valor accesible para los estudiantes de música, no se tradujo en una

notoria afluencia de público. De todas formas, ha sido un excelente debut de ciclo,

lunes, 17 de junio de 2024

 La Sinfónica diversificada….


                                                                                     Por Jaime Torres Gómez

El desarrollo de la nutrida programación de la Sinfónica Nacional se ha

desarrollado, al menos en cuanto a cambios de obras, sin tropiezos.

Cabe destacar la versatilidad programática encabezada por la

tradicional temporada de abono en el Teatro de la Universidad de Chile, y

expandida a otras salas de Santiago como el Teatro Municipal de Las

Condes y últimamente en el emblemático Teatro Oriente, en la comuna

de Providencia, con adecuaciones de los programas al perfil del público-objetivo.

Del Ciclo Grandes Quintas, desarrollado entre marzo y abril en Teatro de la

Universidad de Chile, cabe destacar los dos últimos programas a cargo de Paolo

Bortolameolli, como invitado, y el titular sinfónico, Rodolfo Saglimbeni.   

En el caso de Bortolameolli, consagrado director nacional con activa circulación

internacional, se trató de un esperado retorno a la Sinfónica, luego de varios (y

accidentados…) años de ausencia, revistiendo alta expectación presenciar su

trabajo con la decana orquestal del país, luego de recientes triunfos con

la Novena de Mahler junto a la Filarmónica de Santiago y

la Novena de Beethoven con la Sinfónica Nacional Juvenil. Con un atractivo

programa –conforme al perfil histórico de la Sinfónica, con amplio arco de

repertorio-, contempló obras de Leni Alexander, Xavier Monsalvatge y P.I.

Tchaikovksy.

De completo acierto la inclusión de “Equinoccio”, de la destacada compositora

polaca-germana-chilena Leni Alexander (1926-2005), en el centenario de

su nacimiento, y sin duda figura fundamental en la música de tradición escrita

en Chile. Adscribiendo estéticamente a la atonalidad, serialismo y aleatoriedad,

en Equinoccio se da un continuum de gran riqueza tímbrica y colorística, donde no

necesariamente se reconocen elementos que clarifiquen su relato, convirtiendo tal

misterio, finalmente, en una

fortaleza… Y Bortolameolli, algo distante, se circunscribió a una lectura de

rigor por sobre un mayor auscultamiento del pathos interno, no obstante

una profesional respuesta de los sinfónicos.  

Por distinto carril el resultado en las magníficas Cinco Canciones

Negras del catalán Xavier Monsalvatge (1912-2022), largamente ausentes. Obra

de cautivante enjundia melódica y colorida orquestación,

la versión ofrecida triunfó en idiomatismo, dándose total conexión entre una

empoderada Nancy Gómez (mezzo) y la batuta. Un irredargüible logro…

En la segunda parte, una errática Quinta Sinfonía de Tchaikovsky, en

comparación a la triunfalmente presenciada al mismo Bortolameolli años atrás. En

esta oportunidad, ante una extemporánea ansiedad que no coadyuvó a develar


la inmanencia discursiva -en sí de desgarrador relato-, se tradujo en aleteos sin

tregua contrastante (en lo anímico). Con una adopción de vertiginosas

velocidades (especialmente en el último

movimiento), confundieron arrebato con destemple..., donde, felizmente,

la Sinfónica se mostró dúctil a las indicaciones de la batuta, con buen empaste

sonoro y ajuste grupal.

Y con la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler se cerró el Ciclo de Grandes Quintas,

ameritando reeditar otro ciclo numerológico de grandes sinfonías. A cargo del

magnífico titular sinfónico, Rodolfo Saglimbeni, contempló además el Aria de

la Suite N° 3 de J.S. Bach, en orquestación del mismo Mahler, dándose una

interesante organicidad programática.

Gran trabajo de Saglimbeni en sendas obras, obteniendo máxima jerarquía de

los sinfónicos, más plena autoridad en la Quinta mahleriana al hilvanar un discurso

sin tropiezos desde la marcha fúnebre inicial hasta el endemoniado Rondó-

Finale del quinto movimiento. Notables transiciones temáticas a lo largo de esta

compleja (y fragmentada) sinfonía, obteniéndose irreprochable unidad discursiva.

La Sinfónica, en estado de gracia, rindió con máxima calidad, no siendo

hiperbólico relevar esta versión como un genuino “producto de exportación”…

La siguiente presentación, de radical giro y nuevamente a cargo de Saglimbeni,

consideró un atractivo Concierto Familiar denominado “La Magia de la

Orquesta”, contando con la presencia del destacado actor nacional Pablo

Ausensi. Del todo interesante las dos obras especialmente concebidas para fines

educacionales del norteamericano Russell Peck (1945-2009), en la línea de la

famosa “Guía Orquestal para la Juventud”, de Benjamin Britten.

La primera de ellas, “La Emoción de la Orquesta”, presenta lúdicamente los

instrumentos y la forma de tocarlos en el contexto de un orgánico orquestal.

Posterior y complementariamente, “Tocando con Estilo”, otra lúdica narrativa

presentando al director de orquesta como líder en las indicaciones de carácter y

articulación, entre varios, como elementos básicos para introducir cambios de

carácter (ánimo) y estilo. Y como segunda parte, una selección de piezas clásicas

conocidas, incluyendo una pertinente exhibición de música popular a cargo de los

bronces de la Sinfónica, dando cuenta de calibrada versatilidad. Excelente

recepción del transversal público etario.  

Posteriormente, como primera presentación, se retomó el exitoso ciclo en el

Teatro Municipal de Las Condes, abarcando un segmento de público que no

suele asistir a la sede de la Sinfónica. En esta oportunidad se contó con el regreso

del ascendente director nacional Christian Lorca, con exitosas presentaciones

previas con la misma Sinfónica, y ahora con un programa de mayor envergadura

respecto a los anteriores junto a la misma orquesta.

Consultó en la primera parte las “Vísperas Solemnes de un Confesor”, de W.A.

Mozart, luego de muchos años de ausencia local. Obra de buena factura y atípica


dentro de la música religiosa del genio de Salzburgo, contó con excelentes

participaciones solistas de Andrea Betancur (soprano), Fernanda Carter

(contralto), Leonardo Navarro (tenor) y Javier Weibel (barítono), junto a la

Camerata Vocal de la Universidad de Chile. Magníficas indicaciones de

carácter, tempo y dinámicas de parte del maestro invitado.

Seguidamente, con un interesante criterio contrastante, una sólida versión de los

“Cuadros de una Exposición”, de M. Mussorgsky (en la recurrente

orquestación de M. Ravel). Obra bastante ofrecida localmente, incluso en la

misma sala de Las Condes hace dos años con atronador éxito, habría sido

deseable haber programado otra obra conocida de menos habitualidad, como una

forma de ayudar a formar a nuevos públicos. De calibrada interioridad, Lorca

enfrenta la obra no necesariamente privilegiando la rutilancia de la colorida

orquestación raveliana, optando por una mirada contemplativa respecto al relato

interno, validándolo como un director de indiscutida seriedad. Excelente respuesta

global de los sinfónicos.

Y continuando con la itinerancia, después de más de una década, un retorno al

emblemático Teatro Oriente en Providencia, en esta oportunidad inscrito dentro

de las actividades de aniversario de dicha comuna.

Adrede no se asistió… como una forma de exteriorizar la disconformidad al

programa, donde la selección de Grandes Clásicos en nada aportó a una debida

formación de público… En consecuencia, imposible avalar programas sin mayor

organicidad, con extractos inconexos de obras (movimientos aislados de sinfonías,

entre varios desaciertos…), perdiéndose una magnífica oportunidad de retornar al

Oriente con un programa en sintonía a la importante trayectoria de dicho espacio.

Sólo esperar que en futuras presentaciones se revierta tal desacierto…

 




La Impactante presencia del Barítono Will Liverman,  todo un lujo en la estupenda versión del oratotio "Elías" de Mendelsohn. Créditos: Luciana D'Attoma, Dirección Nacional de Elencos Estables.



Mendelssohn en la Sala Sinfónica


Muy buena versión de Elías (Elijah)


Sala Sinfónica (CCK)

Viernes 14 de junio de 2024 

Escribe: Graciela Morgenstern


Oratorio Elías (Elijah), Op. 70, de Félix Mendelssohn-Bartholdy

Libreto tomado de los textos bíblicos del primer Libro de los Reyes.

Elenco: Will Liverman, Juliet Schlefer, Monique Spells, Tyrese Byrd

The Washington Chorus

University of Michigan Chamber Choir

Coro Nacional de Niños (Directora: María Isabel Sanz)

Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional Libertador San Martín

Dirección musical: Eugene Rogers


Elías, el último gran oratorio compuesto por Félix Mendelssohn-Bartholdy, se ofreció en

la Sala Sinfónica, en una muy buena versión.

Se trata de una obra monumental, tal vez uno de los más hermosos oratorios escritos

durante el siglo XIX. Compuesto en 1846 con libreto de Karl Klingemann para

el Birmingham Festival, es una obra muy interesante a nivel musicológico y estético. La

elección de la figura del profeta Elías no es arbitraria, pues tiene una connotación

claramente romántica. Tal como dice Marina Hervás Muñoz, "la maestría de Mendelssohn

se revela en su tratamiento barroco del relato, lo cual nos permitiría reflexionar sobre las

vinculaciones temáticas y expresivas que podrían trazarse entre el barroco y el

romanticismo. No se trata solamente del interés del músico alemán por autores como

Bach y Händel, cuya influencia es patente a lo largo de toda la obra, sino también de su

comprensión de la historia de la música como capítulos no aislados que él supo poner en

movimiento y diálogo"

La versión del pasado viernes 14 de junio, presentó al barítono Will Liverman, debutante

en nuestro medio, en el papel protagónico. Liverman, cantante en franco ascenso en

escenarios de Estados Unidos, incluyendo el Metropolitan Opera House y The Lyric Opera

of Chicago, ha sido merecedor de varios premios, por su versatilidad que le permite


abordar obras de diferentes géneros y estilos. Con voz sonora y emotiva expresión,

conquistó los aplausos del público por su rotundez vocal, buena técnica y expresividad.

Otro acierto fue la actuación de la soprano Juliet Schlefer, quien exhibió bello color vocal y

buen legato. Realizó una labor muy meritoria, de bella y cuidada factura.

Su contraparte, Monique Spells, pareció más apta para el godspell que para este oratorio,

en el que realizó una discreta actuación.

De la misma manera, el tenor Tyrese Byrd posee un material vocal sin armónicos, vibrato

excesivo por momentos, zona aguda que se destimbra, por lo que su contribución a la

obra fue  insuficiente.

Magnífica en cambio, fue la labor de los Coros que abordaron admirablemente sus partes,

de importante peso dramático. La gran masa coral integrada por el numeroso The

Washington Chorus, con más de cien integrantes, sumado al Michigan University

Chamber Choir, con sus cuarenta y siete coreutas, quienes brindaron momentos de

verdadera imponencia vocal que se entrelazó, en algunas escenas, con la prístina

sonoridad del Coro Nacional de Niños, quienes cumplieron una meritoria labor, al igual

que su integrante solista.

Un trabajo de excelencia realizó también la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional

Libertador San Martín, bajo la magnífica conducción de Eugene Rogers, sobresaliente

concertador, con una dirección intensa y expresiva, muy atento siempre a buscar colores

y a la construcción dramática del oratorio.

Las actuaciones contribuyeron a un resultado notable que dio testimonio de esta obra

magna de Mendelssohn que resultó muy bien interpretada, para deleite del público.


CALIFICACIÓN: MUY BUENA

domingo, 16 de junio de 2024

 Anoche, viernes 14/6, se pudo presenciar en el Auditorio Nacional del CCK una gran obra de F. Mendelssohn, Elias op.70, poco difundida en nuestro medio.

Ni El sueño de Geroncio de Elgar ni La Infancia de Cristo de Berlioz ni Redencion de Frank pueden disputarle, pese a sus respectivos méritos el mote de "oratorio romántico modelo" a esta obra.En su introducción y sus cuarenta dos números tomados de la narración bíblica y dispuestos a modo de recitativos, arias, dúos y pasajes corales se pudo escuchar al The Washington Chorus y el Coro de Cámara de la Universidad de Michigan junto a La Sinfónica Juvenil J.de San Martín y el Coro Nacional de Niños, con dirección de Mario Benzecry y María Isabel Sanz con la dirección general del M°Eugene Rogers. Como solistas cabe mencionar a Will Liverman (baritono),Juliet Schelefer( mezzo) Monique Spells (soprano) y Tyrese Byrd(tenor)
Gran mención al M° Liverman, que escenificó y cantó magníficamente el personaje de Elías
La estética arcaizante,que sin embargo posee suficientes toques de modernidad como para encontrar razonable y atractivamente ambiguo su aporte a la causa del Romanticismo, fue reflejada en la performance de este enorme conjunto muy bien guiado por la batuta del M° Rogers.La atmósfera religiosa realzada por pasajes en el estilo y espíritu del antiguo coral luterano fue reflejada en todo el transcurso de la función, que finalizando fue ampliamente aplaudida por el público presente en la sala.

                                                                                                        Marta Lugo de Palacio

 Excelente interpretación del oratorio “ELÍAS” de Mendelssohn en el CCK


UNA PROFECÍA PERFECTAMENTE CUMPLIDA


Martha CORA ELISEHT


Uno de los profetas más representativos del Antiguo Testamento es Elías, cuya

historia forma parte del Libro de los Reyes. Bajo el reinado de Ajab, Elías erradicó la

idolatría del culto de Baal en Israel mediante una sucesión de hechos: la resurrección de

un niño ofrecido como víctima por los paganos; el sacrificio del Carmelo, donde Yahvé

convierte un sacrificio ofrecido en una columna de fuego, mientras una frenética

secuencia de plegarias ofrecidas por los sacerdotes de Baal fracasa; la invocación a la

lluvia por parte de Elías luego de una sequía prolongada para castigar la infidelidad de

Israel; la persecución del profeta por la reina Jezabel, su retiro al desierto, su visión de

Dios, su regreso a su trabajo y la ascensión mediante un carro de fuego al cielo. Esto

motivó a Félix Mendelssohn- Bartholdy (1809-1847) a componer un oratorio sobre este

personaje bíblico.

Tras muchos años de ausencia de los escenarios porteños, ELÍAS se representó

en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner el pasado jueves 13 y viernes 14

del corriente con los siguientes intérpretes: la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil

“Libertador Gral. San Martín”, The Washington Chorus, The University of Michigan

Chamber Choir, bajo la dirección de Eugene Rogers; el Coro Nacional de Niños,

dirigido por María Isabel Sanz y la presencia de los siguientes solistas: Will Liverman

(barítono), Juliet Schlefer (soprano), Monique Spells (mezzosoprano) y Tyrese Byrd

(tenor).

Nacido en el seno de una familia judía y convertido posteriormente al

protestantismo, Mendelssohn era un profundo admirador de la obra religiosa de Bach y

de hecho, no sólo se convirtió en un férreo difusor de su obra, sino que también

organizó la primera representación de La Pasión según San Mateo en 1829. También

era admirador de Händel y preparó una edición de oratorios de este último compositor,

los cuales, a su vez, le sirvieron para componer su primer oratorio: Paulus (1836), con

textos elegidos por el pastor protestante alemán Julius Schubring. En 1845, el Festival

de Birmingham le pidió a Mendelssohn que compusiera un oratorio por encargo.

Originalmente, le solicitó el texto a Karl Klingemann sobre la figura del profeta Elías,

pero no fue capaz de terminarlo. Por lo tanto y, en colaboración con Schubring, lo

compuso con texto en alemán y luego, lo fue adaptando a la traducción inglesa realizada

por William Bartholomew. Esta versión fue la que se estrenó en 1846 y la que se

representó en el CCK. No fue hasta después de la muerte del compositor que se estrenó

la versión original en alemán en 1848 en Leipzig, bajo la dirección de Niels Gade. En

ambos casos, obtuvo un suceso rotundo desde su estreno y se representó con frecuencia

en los principales escenarios del mundo.

La obra se divide en dos partes (20 números en la primera y 22, en la segunda),

con una introducción a cargo de Elías y luego, se interpreta la obertura. El protagonista


está representado por el barítono, mientras que la soprano canta la viuda, el joven y el

segundo ángel; la mezzosoprano, el primer ángel y la reina Jezabel, mientras que el

tenor interpreta a Abdías y Ajab. Se alternan pasajes con recitativo y voces solistas

como con recitativo y coro, para lograr escenas de mayor dramatismo.

Eugene Rogers demostró ser un director sinfónico- coral de primer nivel. Es el

actual director del Washington Chorus, que sonó muy compacto, con una perfecta

selección de las voces y en compaginación con el University of Michigan Chamber

Choir. Ambos coros sonaron de manera celestial en los cánones a 4 voces que cierran

cada una de las dos partes del oratorio. Por su parte, el Coro Nacional de Niños también

tuvo una destacadísima actuación de la mano de María Isabel Sanz, sonando de manera

angelical en su intervención en la 2° parte. Una de sus integrantes actuó como el joven

en el penúltimo número de la 1° parte y tuvo un correctísimo desempeño vocal. Una

pena que quien escribe no supo su nombre, porque merece ser destacada.

La orquesta sonó magnífica merced a la excelente preparación y trabajo de su

titular -Mario Benzecry- y demostró estar a la altura del director y los principales

intérpretes, con un perfecto dominio de tempi y un sonido excelso. Asimismo, contó con

un intérprete de los quilates de Sebastián Aschenbach a cargo del órgano Kreis.

En cuanto a las voces solistas, el barítono Will Liverman fue el mejor desde todo

punto de vista. Independientemente de poseer una voz clara, redonda, contundente, con

brillo, squillo y esmalte, su legato y línea de canto fueron impecables, lo que le

permitieron ejercer sin dificultad el rol protagónico. La soprano Juliet Schlefer también

posee una bellísima voz con buenos matices, coloratura y muy buena línea de canto y se

destacó en cada una de sus intervenciones; principalmente, al inicio de la 2° parte

(Escucha, Israel). La mezzosoprano afroamericana Monique Spells posee una voz con

buen color tonal y matices dramáticos -característico de las voces afroamericanas- y

tuvo un mayor crecimiento en el aria de la reina Jezabel. Si bien el tenor Tyrese Byrd

posee una voz clara, fue el que menos se destacó del cuarteto de solistas. El Auditorio

Nacional estalló en aplausos y vítores tras tan sublime interpretación.

Cuando se escucha una versión tan perfecta y sublime de esta magnífica obra, es

muy difícil encontrar las palabras justas y necesarias para dar un cierre a la crónica. En

este caso, puede decirse que la profecía se cumplió a la perfección.