Excelente actuación de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación
CON LO MEJOR DEL REPERTORIO CENTROEUROPEO
Martha CORA ELISEHT
Los conciertos de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación suelen
basarse en ejes temáticos. El pasado lunes 30 del corriente se llevó a cabo un concierto
denominado CORAZÓN EUROPEO en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso
Nacional bajo la dirección de su titular -Sebastiano De Filippi- con participación del
trompetista Fernando Ciancio en calidad de solista para interpretar obras de
compositores de países centroeuropeos, que se detallan a continuación:
- “Una página de álbum”- Richard WAGNER (1813-1883) (orquestación de
Clarence Le Massena)
- Canon y giga en Re mayor (para violines y bajo continuo)- Johann
PACHELBEL (1653-1706)
- Concierto para trompeta y orquesta en Mi bemol mayor- Johann Baptist Georg
NERUDA (1708-1780) (edición de Michel Rondeau)
- Metamorfosis, estudio para cuerdas solistas, TrV290/ Av 142- Richard
STRAUSS (1864-1949)
Posteriormente a la tradicional afinación de instrumentos a cargo del concertino
Pablo Pereira, Sebastiano De Filippi hizo su presentación para comenzar el concierto
con una obra cuasi inédita de Wagner: Una página de álbum, que lleva el número 94 de
su catálogo de composiciones (Wagner Werk Verseichnis, WWV), data de 1861 y fue
compuesta originalmente para piano en el álbum de la princesa Pauline von Metternich.
La transcripción para orquesta de cuerdas realizada por Clarence Le Massara sonó
sumamente romántica desde el principio hasta el final, con una muy buena profundidad
y equilibrio sonoros. Es raro incluir en un concierto música de cámara compuesta por el
genio de Bayreuth y ha sido un gran acierto por parte de la agrupación.
El celebérrimo Canon en Re mayor del compositor barroco alemán Johann
Pachelbel data de 1680 y fue compuesto originalmente para tres violines y bajo
continuo. Posteriormente, se realizó una gran variedad de arreglos para diferentes
instrumentos y es una obra que goza de inmensa popularidad. No obstante, la giga que
sigue al canon en la composición original prácticamente no se ejecuta. En la presente
versión, mientras cellos y contrabajos representan el bajo continuo, los violines
interpretan las 28 variaciones sobre el ostinato sobre una línea de dos compases, que se
repite 31 veces. En la giga, cada grupo ejecuta su parte en canon mediante un
contrapunto al mejor estilo de un concerto grosso. La versión por parte de los
integrantes de la orquesta fue sumamente precisa, correcta y de gran calidad.
Seguidamente, Fernando Ciancio hizo su presentación en el escenario para
interpretar el Concierto en Mi bemol mayor para trompeta y orquesta del compositor
bohemio Johann Baptist Georg Neruda. Fue compuesto originalmente en 1772 para
corno di caccia y, hoy en día, es raro que se toque con otro instrumento que no sea una
trompeta (en esta ocasión, se usó la edición de Michel Rondeau). Representa la obra
más conocida del compositor, cuyo manuscrito original se encuentra en la actualidad en
la Biblioteca Nacional de Praga y consta de tres movimientos: Allegro/ Largo/ Vivace,
siguiendo la estructura clásica de un concierto de aquella época. El movimiento inicial
presenta una introducción de la melodía a cargo de la orquesta, que luego, es tomada
por el instrumento solista. La interpretación de Fernando Ciancio fue estupenda,
logrando un sonido pleno, redondo, con perfecto dominio de trinos y glissandi. Los dos
últimos movimientos se ejecutan sin interrupción (de modo attaca), donde el Vivace
final es un rondó donde la orquesta y el solista establecen un perfecto diálogo. El
contrapunto a cargo de las cuerdas en graves y agudos fue perfecto, al igual que la
resolución de pasajes a cargo del solista. El público estalló en aplausos tras su
interpretación y tanto el encargado de Asuntos Culturales del Senado -Dr. Daniel Abate-
como de la Cámara de Diputados -Sra. Andrea Barbieri- aprovecharon la oportunidad
de entregar el diploma a Fernando Ciancio en calidad de artista invitado, retirándose
sumamente aplaudido.
Como obra de cierre, la orquesta decidió rendir homenaje a Richard Strauss en
el 160° aniversario de su nacimiento con una de sus obras más emblemáticas:
Metamorfosis (Metamorphosen, en alemán), compuesta a fines de la Segunda Guerra
Mundial a comienzos de 1945 para 23 instrumentos solistas de cuerda y comisionada
por Paul Sacher, quien era director del Collegium Musicum de Zürich y la Orquesta de
Cámara de Basilea. Su estreno tuvo lugar en 1946 por la mencionada agrupación en
Zürich bajo la batuta de Sacher. Esta obra cumbre del siglo XX para orquesta de
cuerdas posee 5 temas principales y permite el lucimiento de todos los músicos, donde
cada uno de los instrumentos posee un solo y, por lo tanto, todos actúan como solistas.
El primer tema es lírico (cantábile) a cargo de los cellos, mientras que el segundo, de las
violas. A su vez, éste se divide en dos: uno, de 4 notas y el otro, de dos compases,
tomados de la Sinfonía n°5 de Beethoven. Strauss era un profundo admirador de la obra
del genio de Bonn y, al final de la partitura, escribió “In memoriam” a modo de
homenaje. El tercer tema es de carácter lírico y el cuarto, más dramático. Por último, el
quinto hace alusión a la Marcha Fúnebre de la Sinfonía n°3, “Heroica” de Beethoven y
está a cargo de los contrabajos. Los 5 movimientos que la integran (Adagio ma non
troppo- Aguisto- Piú allegro- Adagio, tempo primo- molto lento) se ejecutan sin
interrupción. En este caso, se hizo una revisión de Sergio Catelani, que se interpretó por
primera vez en el Salón de los Pasos Perdidos -la Orquesta la ejecutó por primera vez en
2023 en el Espacio Cultural El Molino-, donde se pudo apreciar un notable e intenso
trabajo de afinación, compaginación y ensayo mediante la pureza del sonido emanado
de los instrumentos de forma muy compacta desde los primeros compases. La
conjunción de los 5 temas previamente mencionados mediante el efecto de cuerdas
divididas crea ese efecto de devastación, desolación y cansancio causados por la guerra,
que alude asimismo al desánimo de la postguerra. Como todos los instrumentos son
solistas, se crean numerosos contrapuntos que fueron ejecutados a la perfección. Una
muy buena labor de Sebastiano De Filippi mediante una impecable marcación y
dominio de tempi para lograr una versión de excelencia, que fue sumamente aplaudida
al finalizar el concierto.
Es un placer escuchar este tipo de repertorio de la mano de una agrupación de
cámara de excelencia y de un solista que es un virtuoso del instrumento. En este caso,
para traer lo mejor del repertorio centroeuropeo de la mano de sus compositores más
prestigiosos.
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