domingo, 6 de octubre de 2024

 Excelente actuación de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación


CON LO MEJOR DEL REPERTORIO CENTROEUROPEO

Martha CORA ELISEHT


Los conciertos de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación suelen

basarse en ejes temáticos. El pasado lunes 30 del corriente se llevó a cabo un concierto

denominado CORAZÓN EUROPEO en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso

Nacional bajo la dirección de su titular -Sebastiano De Filippi- con participación del

trompetista Fernando Ciancio en calidad de solista para interpretar obras de

compositores de países centroeuropeos, que se detallan a continuación:

- “Una página de álbum”- Richard WAGNER (1813-1883) (orquestación de

Clarence Le Massena)

- Canon y giga en Re mayor (para violines y bajo continuo)- Johann

PACHELBEL (1653-1706)

- Concierto para trompeta y orquesta en Mi bemol mayor- Johann Baptist Georg

NERUDA (1708-1780) (edición de Michel Rondeau)

- Metamorfosis, estudio para cuerdas solistas, TrV290/ Av 142- Richard

STRAUSS (1864-1949)

Posteriormente a la tradicional afinación de instrumentos a cargo del concertino

Pablo Pereira, Sebastiano De Filippi hizo su presentación para comenzar el concierto

con una obra cuasi inédita de Wagner: Una página de álbum, que lleva el número 94 de

su catálogo de composiciones (Wagner Werk Verseichnis, WWV), data de 1861 y fue

compuesta originalmente para piano en el álbum de la princesa Pauline von Metternich.

La transcripción para orquesta de cuerdas realizada por Clarence Le Massara sonó

sumamente romántica desde el principio hasta el final, con una muy buena profundidad

y equilibrio sonoros. Es raro incluir en un concierto música de cámara compuesta por el

genio de Bayreuth y ha sido un gran acierto por parte de la agrupación.

El celebérrimo Canon en Re mayor del compositor barroco alemán Johann

Pachelbel data de 1680 y fue compuesto originalmente para tres violines y bajo

continuo. Posteriormente, se realizó una gran variedad de arreglos para diferentes

instrumentos y es una obra que goza de inmensa popularidad. No obstante, la giga que

sigue al canon en la composición original prácticamente no se ejecuta. En la presente

versión, mientras cellos y contrabajos representan el bajo continuo, los violines

interpretan las 28 variaciones sobre el ostinato sobre una línea de dos compases, que se

repite 31 veces. En la giga, cada grupo ejecuta su parte en canon mediante un

contrapunto al mejor estilo de un concerto grosso. La versión por parte de los

integrantes de la orquesta fue sumamente precisa, correcta y de gran calidad.

Seguidamente, Fernando Ciancio hizo su presentación en el escenario para

interpretar el Concierto en Mi bemol mayor para trompeta y orquesta del compositor

bohemio Johann Baptist Georg Neruda. Fue compuesto originalmente en 1772 para

corno di caccia y, hoy en día, es raro que se toque con otro instrumento que no sea una


trompeta (en esta ocasión, se usó la edición de Michel Rondeau). Representa la obra

más conocida del compositor, cuyo manuscrito original se encuentra en la actualidad en

la Biblioteca Nacional de Praga y consta de tres movimientos: Allegro/ Largo/ Vivace,

siguiendo la estructura clásica de un concierto de aquella época. El movimiento inicial

presenta una introducción de la melodía a cargo de la orquesta, que luego, es tomada

por el instrumento solista. La interpretación de Fernando Ciancio fue estupenda,

logrando un sonido pleno, redondo, con perfecto dominio de trinos y glissandi. Los dos

últimos movimientos se ejecutan sin interrupción (de modo attaca), donde el Vivace

final es un rondó donde la orquesta y el solista establecen un perfecto diálogo. El

contrapunto a cargo de las cuerdas en graves y agudos fue perfecto, al igual que la

resolución de pasajes a cargo del solista. El público estalló en aplausos tras su

interpretación y tanto el encargado de Asuntos Culturales del Senado -Dr. Daniel Abate-

como de la Cámara de Diputados -Sra. Andrea Barbieri- aprovecharon la oportunidad

de entregar el diploma a Fernando Ciancio en calidad de artista invitado, retirándose

sumamente aplaudido.

Como obra de cierre, la orquesta decidió rendir homenaje a Richard Strauss en

el 160° aniversario de su nacimiento con una de sus obras más emblemáticas:

Metamorfosis (Metamorphosen, en alemán), compuesta a fines de la Segunda Guerra

Mundial a comienzos de 1945 para 23 instrumentos solistas de cuerda y comisionada

por Paul Sacher, quien era director del Collegium Musicum de Zürich y la Orquesta de

Cámara de Basilea. Su estreno tuvo lugar en 1946 por la mencionada agrupación en

Zürich bajo la batuta de Sacher. Esta obra cumbre del siglo XX para orquesta de

cuerdas posee 5 temas principales y permite el lucimiento de todos los músicos, donde

cada uno de los instrumentos posee un solo y, por lo tanto, todos actúan como solistas.

El primer tema es lírico (cantábile) a cargo de los cellos, mientras que el segundo, de las

violas. A su vez, éste se divide en dos: uno, de 4 notas y el otro, de dos compases,

tomados de la Sinfonía n°5 de Beethoven. Strauss era un profundo admirador de la obra

del genio de Bonn y, al final de la partitura, escribió “In memoriam” a modo de

homenaje. El tercer tema es de carácter lírico y el cuarto, más dramático. Por último, el

quinto hace alusión a la Marcha Fúnebre de la Sinfonía n°3, “Heroica” de Beethoven y

está a cargo de los contrabajos. Los 5 movimientos que la integran (Adagio ma non

troppo- Aguisto- Piú allegro- Adagio, tempo primo- molto lento) se ejecutan sin

interrupción. En este caso, se hizo una revisión de Sergio Catelani, que se interpretó por

primera vez en el Salón de los Pasos Perdidos -la Orquesta la ejecutó por primera vez en

2023 en el Espacio Cultural El Molino-, donde se pudo apreciar un notable e intenso

trabajo de afinación, compaginación y ensayo mediante la pureza del sonido emanado

de los instrumentos de forma muy compacta desde los primeros compases. La

conjunción de los 5 temas previamente mencionados mediante el efecto de cuerdas

divididas crea ese efecto de devastación, desolación y cansancio causados por la guerra,

que alude asimismo al desánimo de la postguerra. Como todos los instrumentos son

solistas, se crean numerosos contrapuntos que fueron ejecutados a la perfección. Una

muy buena labor de Sebastiano De Filippi mediante una impecable marcación y

dominio de tempi para lograr una versión de excelencia, que fue sumamente aplaudida

al finalizar el concierto.

Es un placer escuchar este tipo de repertorio de la mano de una agrupación de

cámara de excelencia y de un solista que es un virtuoso del instrumento. En este caso,


para traer lo mejor del repertorio centroeuropeo de la mano de sus compositores más

prestigiosos.

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