lunes, 18 de noviembre de 2024

 

UNA MAGNIFICA NOCHE DE CONCIERTO

 

Teatro Colón, temporada 2024. Decimoctavo concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Fabio Mechetti. Solista: Michelle Wong (Corno Inglés). Programa: Obras de Sibelius, Donizetti y Bruckner. 16 de Noviembre de 2024.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

 

  A punto de culminar el ciclo 2024 al que le resta un solo concierto, y con la noticia (para mi sorpresa y la de muchos) dé que a partir de la próxima temporada la Directora de Orquesta griega Zoe Zeniodi será la nueva titular del organismo, la Filarmónica de Buenos Aires contó con la grata presencia de unos de los mejores Directores de Orquesta del Brasil, Fabio Mechetti, quién nos causó inmejorable impresión desde su primera visita con la Filarmónica de Minas Gerais (de la que es su titular) hace algunos años atrás y para el Mozarteum Argentino.  Se desarrolló un programa en cuya primera parte se puso el foco en dos obras de carácter introspectiva la primera y camarística la segunda, para luego pasar a una parte final con una página de imponente presencia.

 

  Con la participación solista de Michelle Wong en corno inglés (titular de ese instrumento en la Orquesta), se ofrecieron en la primera parte una interesantísima versión de “El Cisne de Tuonela” que integra el ciclo “Las Leyendas de Lemminkäinen” del op. 22 de Jean Sibelius. Obra de su etapa nacionalista, sumamente descriptiva, oscura y de fuerte connotación dramática, en la que el Corno Inglés con su timbre de alta melancolía tiene un rol fundamental en la página. Mechetti tomó la muy acertada decisión de hacer participar a Wong como solista desde el vamos y esta notable intérprete se floreó en el escenario con exquisito y transparente sonido, revelándose portadora de una sólida técnica. Sus compañeros, con Xavier Inchausti a la cabeza, respondieron de modo impecable a las indicaciones del maestro Mechetti, alcanzando de este modo una versión de excelente nivel, para una página que no se apreciaba desde hacía mucho tiempo. Esta parte culminó con una muy buena versión del Concertino para Corno Inglés en Sol mayor de Gaetano Donizetti, obra de juventud del gran operista italiano, quien al igual que Bellini compuso esta obra de cámara para este infrecuente instrumento solista. Wong descolló en la interpretación, haciendo aún más visibles sus cualidades y redondeando una perfecta labor. Ante los sostenidos aplausos del público y la indicación del Concertino Inchausti y del resto de sus compañeros en el escenario, la solista con la participación de su hermano en el órgano situado en el palco avant scene, retribuyó   con una muy sentida versión para Corno Inglés y Organo del “Ave Verum Corpus” de Mozart que cautivó a todos los que estábamos presentes en la sala.

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  Ya en la segunda parte se ofreció una extraordinaria versión de la la Sinfonía Nº 4 Wab 104 “Romántica” de Anton Bruckner. En ocasión del anuncio en Febrero pasado de la presente temporada, se dijo que se hacía como un homenaje al compositor austríaco en el bicentenario de su nacimiento. Siendo que esta sinfonía es la más transitada de la producción de Bruckner, y que como consecuencia de ello también fue la más frecuentada por el anterior titular de la Orquesta, consideré que se trataba de algo muy insuficiente dada la importancia que tomaron sus trabajos posteriores. Debo reconocer mi error, en manos de Mechetti, la “Romántica” fue objeto de una formidable interpretación, digna de este acontecimiento.

 

   Esta obra fue, sin dudas, el primer triunfo serio del compositor de Ansfelden, quien venía de un serio fracaso con el estreno de su sinfonía Nº 3, más allá de que Richard Wagner optó por ella para recibir la dedicatoria del compositor. Solo alumnos suyos del conservatorio, con Mahler y Wolf a la cabeza, vieron los méritos de la partitura y sostuvieron anímicamente a Bruckner. El contraste no pudo ser más ostensible. Aun cuando su inseguridad le llevaba a revisar una y otra vez sus trabajos, la “Romántica” fue aclamada por el público vienes. Tal fue su sorpresa que al ser llamado por el célebre director Hans Richter al escenario para recibir los aplausos del público,  Bruckner atinó a ponerle en la mano un talero (moneda austríaca vigente en aquel momento) para que Richter bebiera una cerveza a su salud. El director hizo todo lo contrario, transformando a la moneda en parte de un llavero que siempre guardó como recuerdo.

 

  La versión de la Filarmónica lo tuvo todo, empaste, estupendo sonido, brillantes respuestas de todos sus sectores, dinámicas bien manejadas con tempi ajustadísimo en todo momento. Pequeñas imprecisiones de los cornos en nada empañan el resultado final  con la consecuente aclamación del público. Una gran versión  y un Director al que me gustaría verlo más seguido en el podio de la Filarmónica.

 

Donato Decina

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