La Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación y Giulio Biddau en el Palacio Libertad
Un concierto de excelencia
Jueves 23 de octubre de 2025
Sala: Palacio Libertad “Domingo Faustino Sarmiento”
Escribe: Graciela Morgenstern
Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación
Director: Sebastiano De Filippi
Solista: Giulio Biddau (piano)
Programa:
Wolfgang Amadeus Mozart: Concierto para piano y orquesta n.º 12, en la mayor, K.
414
I. Allegro II. Andante II. Allegretto
Josef Suk: Serenata para orquesta de cuerdas, op. 6
I. Andante con moto II. Allegro ma non troppo e grazioso III. Adagio
IV. Allegro giocoso, ma non troppo presto
Como parte de sus conciertos itinerantes, se presentó en el Palacio Libertad, la
Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación, con su director, Sebastiano De Filippi
y el italiano Giulio Biddau, en carácter de pianista invitado. El resultado no podía ser
mejor.
El Concierto para piano y orquesta n° 12 en la mayor, K. 414, fue uno de los tres que
Mozart compuso a fines de 1782 para la temporada de conciertos de invierno en
Viena, tras el éxito de su ópera El Rapto en el Serrallo. La obra fue concebida para ser
interpretada tanto por una orquesta en un teatro como en un salón más íntimo con
piano y un conjunto de cuerdas.
En este concierto el piano cumple un rol protagónico, mientras que la orquesta realiza
una introducción de los temas. Giulio Biddau así lo entendió y ofreció una versión
elegante, muy bien fraseada, especialmente en el Andante, en el que jugó con
flexibilidad en los tiempos. Se pudo apreciar un trabajo minucioso, una persecución de
la esencia estilística y expresiva de la partitura, con líneas transparentes, rítmica
cuidada, texturas claras, sonoridad ligera y fraseo de una finura indiscutible.
La Orquesta por su parte, con sonido límpido y ejecución sin quiebras, alcanzó un
equilibrio e integración total con el solista. Hubo en todo momento, coherencia
conceptual y una elegancia sonora magistral.
En la segunda parte del concierto, la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación,
bajo la batuta de su director Sebastiano De Filippi, brindó una espléndida versión de la
Serenata para orquesta de cuerdas, op. 6, de Joseph Suk.
El compositor, discípulo y yerno de Dvorak, era un violinista especializado en música
de cámara. Ya desde el Andante con moto inicial, las cuerdas brillan con cálida
seguridad, a lo que sigue un baile insinuado en el segundo movimiento. Pero el centro
emocional de la obra es el movimiento lento, que llama a la reflexión. El final jocoso
"pero no demasiado rápido", lleva la obra nuevamente a un encanto despreocupado,
para finalizar con un fortissimo enfático.
La Orquesta transmitió estos diferentes temperamentos sin desacoples, con solvencia
en el desarrollo del discurso expresivo. De Filippi dirigió con energía pero resaltando al
mismo tiempo, las sutilezas que la obra contiene. Los integrantes de la Orquesta
respondieron a sus exigencias y juntos, lograron un resultado perfecto, que fue
ovacionado.
CALIFICACIÓN: EXCELENTE
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