Vista de todas las fuerzas intervinientes en esta interpretación de la segunda sinfonía de Mendelsohn bajo la guía del Maestro Hernán Schvartzman, Fotografía de la autora del presente comentario.
Espectacular versión de “Lobgesang” por la Sinfónica Nacional y el Polifónico en el
Palacio Sarmiento
MUCHO MÁS QUE UNA SINFONÍA CORAL
Martha CORA ELISEHT
La Sinfonía n°2 en Si bemol mayor, MWV A18 (“Lobgesang”) de Félix
Mendelssohn Bartholdy (1809-1847) no sólo es una sinfonía/ cantata para solistas, coro
a 4 voces y orquesta sobre palabras de la Sagrada Biblia, sino también, una obra
maestra. Fue compuesta por encargo en 1840 con motivo de cumplirse 400 años de la
creación de la imprenta, debido a que el invento de Johannes Gutenberg tuvo un rol
decisivo en la difusión de las ideas de la Reforma protestante impulsada por Martín
Lutero. Precisamente, Lobgesang significa “canto de alabanza” en alemán y
Mendelssohn no sólo utilizó corales luteranos para su composición, sino también textos
bíblicos. Su partitura está dedicada al rey Federico II de Sajonia y su estreno se produjo
en la iglesia Santo Tomás de Leipzig en 1840- la misma iglesia de Johann Sebastian
Bach- con la presencia del compositor en el podio y se transformó en una sinfonía muy
popular. Dura aproximadamente 75 minutos y suele representarse con bastante
frecuencia en el país por las orquestas sinfónicas de la región metropolitana de Buenos
Aires (AMBA), tanto en iglesias como en salas de conciertos.
Si bien el concepto de sinfonía coral nació con la Sinfonía n°9, Op.125 de
Beethoven en 1824, el segundo compositor en recrear este género fue Héctor Berlioz
con su sinfonía Romeo y Julieta en 1839. En el caso de Lobgesang, guarda cierta
similitud con la 9° sinfonía porque comienza con 3 movimientos instrumentales y
termina con una cantata para coro y voces solistas, aunque los movimientos
instrumentales de Mendelssohn son mucho menos poderosos que los de Beethoven y
comparten relación entre sí, porque el tema inicial no sólo cierra la parte instrumental,
sino que, además, está presente al principio y al fin de la cantata.
La Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Polifónico Nacional decidieron incluir
esta bellísima obra dentro de su Ciclo de conciertos, hecho que ocurrió en el Auditorio
Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento el pasado viernes 24 del corriente bajo la
dirección de Hernán Schvartzman, con la presencia de los siguientes solistas: Marisú
Pavón y Ayelén Isaías (sopranos) y Ricardo González Dorrego (tenor). La preparación
del coro estuvo a cargo de Fernando Tomé.
La estructura de la sinfonía es la siguiente:
1) Sinfonía en 3 movimientos:
- Maestoso con moto- Allegro (Si bemol mayor, 4/4)
- Allegretto un poco agitato (Sol menor, 6/8)
- Adagio religioso (Re mayor, 2/4)
2) Alles was Odem hat Lobe den Herrn (Allegro moderato maestoso- Si bemol
mayor, 4/4) (soprano y coro)
3) Saget es, die ihr erlöst seid durch den Herrn. Recitativ (4/4) (Allegro moderato-
Sol menor, 2/2) (recitativo y aria del tenor)
4) Sagt es, die ihr erlöst seid vor den Herrn (A tempo moderato- Sol menor, 4/4)
(Coro)
5) Ich harrete des Herrn (Andante- Mi bemol mayor, 2/4) (Dúo de sopranos y coro)
6) Stricke des Todes hatten uns umfangen (Allegretto un poco agitato, ¾- Allegro
assai agitato- Do menor, 2/2) (Recitativo y aria del tenor)
7) Die Nacht ist vergangen (Allegro maestoso e molto vivace- Re mayor, 6/8)
(Coro)
8) Nun danket alle Gott (Andante con moto- Sol mayor, 4/4) (coro)
9) Drum sing ich mit meinem Liede (Andante sostenuto assai- Si bemol mayor, 2/4)
(dúo de tenor y soprano)
10) Ihr völker! bringet her dem Herrn Ehre und Macht (Allegro non troppo- Si
bemol mayor, 4/4) (Coro)
La orquestación de esta gran sinfonía/ cantata sigue el patrón típico del
romanticismo (cuerdas, maderas por 2, 4 trompas, 2 trompetas y 3 trombones, timbales
y órgano). El trío de trombones que tiene a su cargo el tema principal – fanfarria que se
repite en los tres movimientos instrumentales de la sinfonía que, a su vez, abre y cierra
la cantata- está formado por un trombón tenor, un trombón barítono y un trombón bajo.
Los tres movimientos instrumentales de la sinfonía se ejecutan en forma attaca (sin
interrupción), al igual que los números de la cantata.
En la presente versión, pudo apreciarse desde los primeros compases un sonido
brillante y homogéneo, comenzando por la fanfarria a cargo de los trombones ya
mencionada, con un perfecto equilibrio sonoro entre las diferentes secciones de la
orquesta, al igual que el coro y los solistas. Hernán Schvartzman demostró su maestría y
experiencia como director de ópera y coral mediante una muy precisa marcación de
tempi y de entradas. Y, con respecto de las voces solistas, Ricardo González Dorrego se
lució en los recitativos, arias y dúos a su cargo. Es uno de los mejores tenores expertos
en el repertorio de cámara en el país y lo demostró fehacientemente. Por su parte,
Marisú Pavón y Ayelén Isaías se complementaron muy bien en el dúo de sopranos. La
primera se lució en el agudo previamente a la entrada del coro en el 7° número de la
cantata (Die Nacht ist vergangen- La noche se desvanece), que anuncia el fin de la
noche mediante la llegada de la aurora. La segunda se destacó en el dúo de sopranos y
se la apreció muy segura. La actuación del coro a cappella previamente a la entrada de
la orquesta en el 8° número de la cantata fue espectacular. Precisamente, es el único
número cuya letra no se basa en la traducción de la Biblia al alemán realizada por
Lutero, sino en un himno luterano escrito por Martin Rinckart en 1636 (“De boca y
corazón/ load al Dios del cielo”). La orquesta se acopla mediante una variación de
dicho himno y, posteriormente, el tenor y la soprano realizan el canto de alabanza que
da el nombre a la sinfonía. El canon a 4 voces a cargo del coro y la orquesta del número
final sonó estupendo para el cierre con la fanfarria a cargo de los trombones en la
tonalidad inicial (Si bemol mayor) mediante una fuga magistral. A su término, el
Auditorio Nacional estalló en aplausos y vítores para coronar la labor de todos los
intérpretes.
La única objeción que una tiene para hacer es no haberla interpretado el mismo día
de la Reforma Protestante -31 de Octubre-. A veces, no se puede lograr por
compromisos artísticos contraídos con antelación, pero es un detalle para ser tenido en
cuenta a la hora de programar un concierto. Una obra de semejante envergadura así lo
amerita.
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