sábado, 25 de octubre de 2025

 

Vista de todas las fuerzas intervinientes en esta interpretación de la segunda sinfonía de Mendelsohn bajo la guía del Maestro Hernán Schvartzman, Fotografía de la autora del presente comentario.


Espectacular versión de “Lobgesang” por la Sinfónica Nacional y el Polifónico en el

Palacio Sarmiento


MUCHO MÁS QUE UNA SINFONÍA CORAL


Martha CORA ELISEHT


La Sinfonía n°2 en Si bemol mayor, MWV A18 (“Lobgesang”) de Félix

Mendelssohn Bartholdy (1809-1847) no sólo es una sinfonía/ cantata para solistas, coro

a 4 voces y orquesta sobre palabras de la Sagrada Biblia, sino también, una obra

maestra. Fue compuesta por encargo en 1840 con motivo de cumplirse 400 años de la

creación de la imprenta, debido a que el invento de Johannes Gutenberg tuvo un rol

decisivo en la difusión de las ideas de la Reforma protestante impulsada por Martín

Lutero. Precisamente, Lobgesang significa “canto de alabanza” en alemán y

Mendelssohn no sólo utilizó corales luteranos para su composición, sino también textos

bíblicos. Su partitura está dedicada al rey Federico II de Sajonia y su estreno se produjo

en la iglesia Santo Tomás de Leipzig en 1840- la misma iglesia de Johann Sebastian

Bach- con la presencia del compositor en el podio y se transformó en una sinfonía muy

popular. Dura aproximadamente 75 minutos y suele representarse con bastante

frecuencia en el país por las orquestas sinfónicas de la región metropolitana de Buenos

Aires (AMBA), tanto en iglesias como en salas de conciertos.

Si bien el concepto de sinfonía coral nació con la Sinfonía n°9, Op.125 de

Beethoven en 1824, el segundo compositor en recrear este género fue Héctor Berlioz

con su sinfonía Romeo y Julieta en 1839. En el caso de Lobgesang, guarda cierta

similitud con la 9° sinfonía porque comienza con 3 movimientos instrumentales y

termina con una cantata para coro y voces solistas, aunque los movimientos

instrumentales de Mendelssohn son mucho menos poderosos que los de Beethoven y

comparten relación entre sí, porque el tema inicial no sólo cierra la parte instrumental,

sino que, además, está presente al principio y al fin de la cantata.

La Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Polifónico Nacional decidieron incluir

esta bellísima obra dentro de su Ciclo de conciertos, hecho que ocurrió en el Auditorio

Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento el pasado viernes 24 del corriente bajo la

dirección de Hernán Schvartzman, con la presencia de los siguientes solistas: Marisú

Pavón y Ayelén Isaías (sopranos) y Ricardo González Dorrego (tenor). La preparación

del coro estuvo a cargo de Fernando Tomé.

La estructura de la sinfonía es la siguiente:

1) Sinfonía en 3 movimientos:


- Maestoso con moto- Allegro (Si bemol mayor, 4/4)

- Allegretto un poco agitato (Sol menor, 6/8)

- Adagio religioso (Re mayor, 2/4)


2) Alles was Odem hat Lobe den Herrn (Allegro moderato maestoso- Si bemol

mayor, 4/4) (soprano y coro)


3) Saget es, die ihr erlöst seid durch den Herrn. Recitativ (4/4) (Allegro moderato-

Sol menor, 2/2) (recitativo y aria del tenor)

4) Sagt es, die ihr erlöst seid vor den Herrn (A tempo moderato- Sol menor, 4/4)

(Coro)

5) Ich harrete des Herrn (Andante- Mi bemol mayor, 2/4) (Dúo de sopranos y coro)

6) Stricke des Todes hatten uns umfangen (Allegretto un poco agitato, ¾- Allegro

assai agitato- Do menor, 2/2) (Recitativo y aria del tenor)

7) Die Nacht ist vergangen (Allegro maestoso e molto vivace- Re mayor, 6/8)

(Coro)

8) Nun danket alle Gott (Andante con moto- Sol mayor, 4/4) (coro)

9) Drum sing ich mit meinem Liede (Andante sostenuto assai- Si bemol mayor, 2/4)

(dúo de tenor y soprano)

10) Ihr völker! bringet her dem Herrn Ehre und Macht (Allegro non troppo- Si

bemol mayor, 4/4) (Coro)

La orquestación de esta gran sinfonía/ cantata sigue el patrón típico del

romanticismo (cuerdas, maderas por 2, 4 trompas, 2 trompetas y 3 trombones, timbales

y órgano). El trío de trombones que tiene a su cargo el tema principal – fanfarria que se

repite en los tres movimientos instrumentales de la sinfonía que, a su vez, abre y cierra

la cantata- está formado por un trombón tenor, un trombón barítono y un trombón bajo.

Los tres movimientos instrumentales de la sinfonía se ejecutan en forma attaca (sin

interrupción), al igual que los números de la cantata.

En la presente versión, pudo apreciarse desde los primeros compases un sonido

brillante y homogéneo, comenzando por la fanfarria a cargo de los trombones ya

mencionada, con un perfecto equilibrio sonoro entre las diferentes secciones de la

orquesta, al igual que el coro y los solistas. Hernán Schvartzman demostró su maestría y

experiencia como director de ópera y coral mediante una muy precisa marcación de

tempi y de entradas. Y, con respecto de las voces solistas, Ricardo González Dorrego se

lució en los recitativos, arias y dúos a su cargo. Es uno de los mejores tenores expertos

en el repertorio de cámara en el país y lo demostró fehacientemente. Por su parte,

Marisú Pavón y Ayelén Isaías se complementaron muy bien en el dúo de sopranos. La

primera se lució en el agudo previamente a la entrada del coro en el 7° número de la

cantata (Die Nacht ist vergangen- La noche se desvanece), que anuncia el fin de la

noche mediante la llegada de la aurora. La segunda se destacó en el dúo de sopranos y

se la apreció muy segura. La actuación del coro a cappella previamente a la entrada de

la orquesta en el 8° número de la cantata fue espectacular. Precisamente, es el único

número cuya letra no se basa en la traducción de la Biblia al alemán realizada por

Lutero, sino en un himno luterano escrito por Martin Rinckart en 1636 (“De boca y

corazón/ load al Dios del cielo”). La orquesta se acopla mediante una variación de

dicho himno y, posteriormente, el tenor y la soprano realizan el canto de alabanza que

da el nombre a la sinfonía. El canon a 4 voces a cargo del coro y la orquesta del número

final sonó estupendo para el cierre con la fanfarria a cargo de los trombones en la

tonalidad inicial (Si bemol mayor) mediante una fuga magistral. A su término, el

Auditorio Nacional estalló en aplausos y vítores para coronar la labor de todos los

intérpretes.


La única objeción que una tiene para hacer es no haberla interpretado el mismo día

de la Reforma Protestante -31 de Octubre-. A veces, no se puede lograr por

compromisos artísticos contraídos con antelación, pero es un detalle para ser tenido en

cuenta a la hora de programar un concierto. Una obra de semejante envergadura así lo

amerita.

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