viernes, 7 de agosto de 2020

 

Gran transmisión histórica por streaming de “SIMÓN BOCCANEGRA” del Metropolitan

 

DE AMOR FILIAL, INTRIGA, PODER Y TRAICIÓN

Martha CORA ELISEHT

 

            De la maravillosa y pródiga producción verdiana, una de las óperas menos representadas del genio de Roncole es “SIMÓN BOCCANEGRA”, que se pudo apreciar mediante una histórica transmisión por streaming desde el Metropolitan Opera House de New York el pasado miércoles 5 del corriente que data de 1995, con puesta en escena de Giancarlo del Mónaco, escenografía y vestuario de Michael Scott e iluminación de Gil Wechsler, con un elenco integrado por los siguientes cantantes: Vladimir Chernov (Simón Boccanegra), Kiri Te Kanawa (Amelia Grimaldi), Plácido Domingo (Gabriele Adorno), Robert Lloyd (Jacopo Fiesco), Bruno Pola (Paolo Albini), Hao Jiang Tian (Pietro), Joyce Olson (camarera de Amelia) y Charles Anthony (Un Capitán). La dirección orquestal estuvo a cargo de James Levine, mientras que Raymond Hughes dirigió el Coro de la institución.

            Al igual que en otras óperas del binomio Giuseppe Verdi- Francesco María Piave, el auténtico Simón Boccanegra existió en la vida real. Fue el primer Duque de Génova y no era un corsario –a diferencia de su hermano Egidio-, sino un representante de las clases populares y los comerciantes, que gobernó dicho ducado entre los años 1339 a 1344, pero que fue obligado a dimitir por presiones de los aristócratas en tiempos de inestabilidad política. Volvió a ser electo en 1356 y falleció a causa de un envenenamiento durante su mandato en 1364. Debido a que Piave se basa en el drama homónimo del español Antonio García Gutiérrez para escribir el libreto, este último funde el rol de los hermanos y presenta al protagonista como un corsario. El estreno fue en 1857 en el Teatro La Fenice de Venecia, pero la obra fue posteriormente sometida a una revisión a cargo de Arrigo Boito debido a las dificultades que existía para su representación original. La misma data de 1881 y es la que se representa en la actualidad.  Consta de un Prólogo y tres Actos y la acción se desarrolla en Génova a mediados del siglo XIV. No sólo contó con un  fastuoso vestuario de época y una magnífica caracterización de los personajes, sino también con una monumental puesta en escena. Mientras que el Prólogo de la obra se desarrolla en el Palazzo Fieschi –donde María Fiesco (hija de Jacopo) permanece prisionera por orden de su padre, quien desea impedir a toda costa la unión con el plebeyo Simón Boccanegra-, el 1° Acto tiene lugar en la Villa Grimaldi –una típica villa italiana de aquella época, con balcón y jardines- y posteriormente, en la Sala del Consejo que el protagonista preside. El 2° Acto se desarrolla en la recámara del Duque, mientras que el 3°, en la Sala del Consejo. La ambientación y los detalles de época fueron de muy buen gusto y suntuosidad, logrando un perfecto clima medieval, que se vio perfectamente complementado por el vestuario diseñado por Michael Scott para la ocasión.

            Al igual que en otras transmisiones históricas del Metropolitan, el material fílmico se conservó en perfecto estado. Lamentablemente, no puede decirse lo mismo del sonido, que se escuchaba muy bajo en los pianissimi o en otras partes donde disminuye la intensidad sonora. Probablemente haya sido grabada a bajo volumen, pero no por ello dejó de ser brillante. Ya se pudo apreciar a un James Levine con más años de oficio, más canoso  y con la contextura física que todo el mundo conoce dirigiendo la orquesta del Met con su habitual marcación, puntuación e imprimiéndole su entusiasmo  para ilustrar los momentos de mayor tensión e intensidad dramática –que abundan por doquier en esta obra, donde el odio entre familias, las intrigas políticas y las traiciones están a la orden del día-. Por su parte, el Coro también sonó perfectamente bien, merced a la conducción y la preparación impuestos por Raymond Hughes en una obra donde tiene numerosas intervenciones (el apoyo de los plebeyos a Simón, su elección como Duque, la reunión en la Sala del Consejo, el tumulto de la población que quiere derrocarlo conducido por Gabiele Adorno, la derrota de los Güelfos en el 3° Acto, el festejo nupcial de Amalia y Gabiele y la asunción de Adorno como Duque). Esto sucede tanto en el escenario como fuera de escena.

            Desde el punto de vista vocal, la presente versión se caracterizó por presentar un elenco de excelencia, que brindó la intensidad dramática que esta gran ópera necesita. La gran Dame Kiri Te Kanawa interpretó una espléndida Amelia Grimaldi desde el principio hasta el final, destacándose en los dúos de amor junto a Plácido Domingo, en la escena donde le confiesa a Simón que es hija adoptiva de la familia Grimaldi y que es una huérfana de origen humilde. Al escuchar su historia y darse cuenta que es su hija –fruto de su relación con María Fiesco, que muere en el Prólogo cuando el protagonista es electo como Duque- , la interpretación del dúo entre la soprano y el barítono fue soberbia tanto desde el punto de vista vocal como actoral. Y recibió la ovación del Met tras su pianissimo final tras acusar a Paolo como probable autor de su rapto. Lo mismo sucedió luego del dúo de amor del 2° Acto y en el magistral Trío junto a Simón y Gabriele. Naturalmente, se necesitó un tenor de los quilates de Plácido Domingo para interpretar el personaje de Gabriele Adorno, cuyo padre fue asesinado por Simón, del cual desea vengarse desconociendo que es el padre de la mujer que ama. Al enterarse de la verdad, depone su actitud y decide luchar junto a él para derrotar a los Güelfos. Su inconfundible y caudalosa voz se lució desde su aparición en el 1° Acto, al vivir su amor prohibido con Amalia, pero descolló en el 2° Acto. Tras su aria, la ovación del Met fue total. Por su parte, el barítono ruso Vladimir Chernov supo colocarse en la piel del protagonista desde su aparición en el Prólogo hasta el dúo mencionado entre padre e hija del 1° Acto, su intervención en la Sala del Consejo, la convocatoria a la paz, la escena donde maldice a Paolo –hombre de su confianza- y donde bebe el agua envenenada –lo que lo obliga a cantar acostado por sentirse débil-. Tras la misma, el Met estalló en aplausos por su magnífica capacidad actoral y vocal. Lo mismo sucedió en el dúo entre Simón y Jacopo a fines del 3° Acto, donde ya moribundo, le confiesa a su enemigo que Amelia es su propia hija y su nieta. Y antes de morir, declara Duque a Gabriele Adorno en medio de la algarabía general. Su actuación fue magistral. Y el bajo Robert Floyd fue una revelación: un hermoso registro vocal –con perfecto dominio de las notas oscuras dentro de los graves-, un fraseo impecable y grandes dotes histriónicas, que le permitieron interpretar sin dificultad el personaje de Jacopo Fiesco. También tuvo una destacadísima actuación el bajo Bruno Pola como el intrigante Paolo Albiani- quien ayuda a Simón a acceder al poder, pero al ver que el Duque no le concede la mano de Amelia, decide raptarla-. Tras la maldición de Simón, decide asesinarlo valiéndose de Jacopo y  Gabriele. Como ellos se niegan, decide envenenarlo. Posteriormente, es condenado a muerte. Desde el punto de vista vocal e histriónico, fue excepcional. Y en cuanto a los roles secundarios, todos los intérpretes encarnaron muy bien a sus respectivos personajes.

            Cuando todos los factores se combinan y encajan a la perfección para representar un clásico, el resultado final es una obra maestra. En este caso, con todo el esplendor de la Génova del siglo XIV para brindar el marco perfecto que requiere este gran drama verdiano.

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