martes, 26 de septiembre de 2017

UN BAILE DE MASCARAS CON SORPRESAS.

Un Ballo in Maschera, Opera de G. Verdi, con libreto de A. Somma. Elenco:  Nicolás Sánchez Bongiovannni (Riccardo),Omar Carrión (Renato),Haydeé Dabusti (Amelia),Anabella Carnevali (Ulrica),Natalia Quiroga Romero V (Oscar),Alejandro Schijman (Samuel),Gustavo Vita (Tom),Hugo Negrete Blanco (Silvano).Coro: Orfeón San Ignacio con dirección de Víctor Betinotti ,  Ambientación: Mariela Daga/ Lizzie Waisse, Vestuario: Mariela Daga, Mascaras: Sergio Schoeder/ Nuria Alarcón, Bailarinas de la Corte: Compañía de Danza de Teresita Campana Dirección Escénica: Lizzie Waisse, Dirección Musical: Ronaldo Rosa De Scalzo. Función del24 de septiembre de 2017, Teatro Avenida, Compañía Melodramma.


                     Lo primero que debe señalarse es que se trata de una producción “off Colón”, por lo que las expectativas deben adaptarse a esa realidad. Es decir, sabemos que tendremos una orquesta y un coro acotados en cuanto a número, un escenario de dimensiones que no permiten grandes artilugios escenográficos, etc. Por ello,  cuando se asiste a una producción de esta naturaleza, lo que ha de juzgarse es, básicamente, la calidad musical y la imaginación en la puesta y en la ambientación.
                   En el caso  de Un Ballo in Maschera, en la visión de Melodramma, es de destacar la calidad de las voces, que hicieron que el espectador pasara por  alto la circunstancia de encontrarse ante una puesta que, más que ello, merecería llamarse  un espectáculo semimontado.
                 La ausencia de escenografía, la que se intentó reemplazar con algunos elementos de utilería es la primera de las características que salta a la vista ante la “puesta“de Waisse. Esta visión pobre, con ambición minimalista, se constituyó en un obstáculo para apreciar algunas de las ideas originales que la regista desarrolló, con éxito relativo.
               Waisse, pone el acento en las “ mascaras” del título de la Obra, destacando, en primer plano, dos figuras enmascaradas y cubiertas con túnicas doradas, cuya presencia  en el escenario no se entiende sino hasta que se lee en el escueto programa de mano que representan los conceptos de  “ Vida “  y “Muerte” . Pero más allá de lo que podría suponerse esta información no surge de una nota en que la regista aclare aspectos de su visión, sino de del cast, en el que se incluye al realizador.
             Otra idea que no he podido comprender es la duplicación de los Óscares. Así, además del Oscar original, muy bien cantado por Natalia Quiroga Romero, a su lado aparece siempre un segundo paje, vestido con idéntico ropaje y  que repite los gestos del original, bailando permanentemente  y creando una sensación de  “dilema”.
               Tampoco se comprende la razón por la cual, en esta visión, Ulrica es ciega. Ningún otro dato o detalle orienta la compresión del espectador.
                  Finalmente y siempre en la visión de Waisse, parecería que, por tratarse, Un Ballo en Maschera,  de una ópera suntuosa, que se desarrolla, mayoritariamente, en lujosos salones, la falta de artilugios escenográficos que ambienten la puesta, ha sido reemplazado por profusas e innecesarias coreografías, llevadas a cabo por cuatro bailarinas, las que, por momentos sólo contribuyen aun desprolijo amontonamiento de gente  en el escenario.
             Pero los defectos de la puesta  han sido suplidos y se hacen tolerables a la luz de las interpretaciones vocales de los cantantes.
                      Haydee Dabusti compone aquí una Amelia madura y melodiosa. Su voz parece adaptarse perfectamente a los requerimientos del rol. Inclusive, su tendencia a la sobreactuación está aquí minimizada y logra que su personaje sea creíble y emocione, especialmente en el Segundo Acto. En suma, en mi opinión personal, esta Amelia que  vi en el teatro Avenida, es, por lejos, el mejor trabajo de la soprano.
                   El Renato de Omar Carrión plasma el profesionalismo del barítono, quien compone  el personaje con absoluta solvencia.
                      Párrafo aparte merece el debutante, Nicolás  Sánchez Bongiovanni, quien afronta el difícil y agotador rol de Riccardo como si fuera un veterano en estas lides. El joven tenor, poseedor de un material de primera,  musicalidad y expresión, ha cantado magníficamente el rol, llegando al final sin que se revele agotamiento alguno.
                            Una excelente Ulrica, en la voz de  Anabella Carnevali y la eficiente faena de Natalia Quiroga Romero como Oscar, completan un elenco  que destacó por lo acertado  de su enfoque y la excelencia de las voces y en el que no discordaron los personajes secundarios.
                           En armonía, el desempeño del Coro Orfeón San Ignacio, dirigido por V. Bettinotti, con especial destaque de las voces masculinas.
                           La orquesta, dirigida por el maestro Ronaldo Rosa, acompañó dignamente a los cantantes.
                            En suma, el espectáculo  resultó muy bueno.

                                                                                                MÓNICA ROSSI

lunes, 25 de septiembre de 2017

¡MONSTRUOSO!


Mozarteum Argentino, temporada 2017: Actuación de Ray Chen (Violín) y Julio Elizalde (Piano). Programa: Obras de Ludwig van Beethoven, Camille Saint-Saëns, Eugene Ysaye, Manuel de Falla/Paul Kochanski y Vittorio Monti.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE (+).

Quedará grabado en Ntra. Memoria y en Ntros. Oídos este formidable concierto en el que Ray Chen confirmó su enorme categoría como violinista y en el que Julio Elizalde se nos reveló no solo como un gran complemento con el primero sino que también El es un formidable interprete desde el teclado. La solidez con la que funcionan en tándem, el refinamiento de este gran interprete Taiwanés, la técnica de Elizalde y su apasionamiento en las obras de envergadura, hacen que al resultado final del concierto no le alcancen los calificativos y desde luego le agreguen al frondoso historial de los conciertos del Mozarteum un nuevo triunfo.

  El inicio fue de la mano de Beethoven y la Sonata para Violin y Piano en Re mayor, que marca el Nº 1 del op. 12. Expresividad, ajuste, pleno entendimiento entre ambos interpretes, todo ello para redondear una versión perfecta.

  La primera parte culminó de manera extraordinaria con una impresionante versión de la Sonata para Violín y Piano Nª 1 en Re menor, del Op. 75 de Saint-Saëns, la que a cuarenta y ocho horas posteriores a la versión del concierto Nº 2 para Piano y Orquesta del gran creador galo por Dimitry Maslaeev y la Filarmónica, terminó por conformar un imponente panorama de las composiciones del Francés. Vuelo, compenetración, técnica, color, ensamble perfecto para un formidable momento.

  La segunda parte la inició Chen solo con una magnífica versión de la Sonata para Violín Nº 4  en Mi menor del Op. 27 del Gran Eugene Ysaye, dedicada a  Fritz Kreisler, la que fue expuesta con una unidad de criterio estupenda y una técnica increíble. Solo recuerdo una versión de un fragmento de la misma a modo de “Bis” por parte de Alberto Lysy en el Auditorio del Belgrano hace treinta y cuatro años atrás  luego de una inolvidable versión del concierto de Dvorak junto a Juan Carlos Zorzi y la Sinfónica Nacional. Esta versión integral de Chen superó ampliamente todos los paradigmas de la interpretación, Estamos asistiendo a un momento histórico en el que los interpretes de origen Asiático se están asimilando de manera definitiva a la música de occidente, logrando además sentimiento en la interpretación y eso es lo que Chen volcó en eta versión que enloqueció a la concurrencia.

 La dupla abordó a posteriori un arreglo de Paul Kochanski en base a seis de las “Siete Canciones Populares Españolas” que Don Manuel de Falla compusiera para Mezzosoprano y Piano (luego también orquestadas). Solo faltó la cantante pues la versión fue inolvidable tanto por lo colorida como por lo expresiva. Hubo “gracejo” español y plenitud de canto.

  El cierre mostró una imponente versión de la “Csardas” de Vittorio Monti, para nada recurrente y populachera, sinó que tuvo virtuosismo, técnica y descomunal empaste.

  La efervescencia que a esta altura dominaba en la sala se vió muy generosamente recompensada. En primer lugar y con sentimiento de acompañamiento a Ntros, Hermanos Mexicanos en esta desgraciada circunstancia que atraviesan, una sentimental y maravillosa versión de “Estrellita” de Ponce. Luego un homenaje a la Argentina con una preparada, estudiada e increíble versión “A lo Osvaldo Pugliese”  (Que lo tenía en repertorio) de “A Evarísto Carriego” de Eduardo Rovira que llevó al público al delirio y cerrar con una “Habanera”  mas que apropiada luego de un tango como broche de oro de un concierto inolvidable.
 

Donato Decina
UN GRAN PIANISTA JUNTO A UN CONJUNTO DE FUSTE

“Ciclo Eufonía”: Presentación de Daniel Levy (Piano) junto al Cuarteto “Petrus” (Pablo Saraví [Primer Violín], Hernán Briático [Segundo Violín], Adrián Felizia [Viola], Gloria Pankaeva[Violonchelo]). Programa: Johannes Brahms: Cuarteto con Piano Nº 2 en La mayor, Op. 26. Robert Schumann: Quinteto con Piano en Mi bemol mayor, Op. 44. Teatro Coliseo, 20/09/17.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

  El cíclo “Eufonía” que el Pianista Daniel Levy junto a su hermano Hugo comenzará a desarrollar a partir de este año apunta al arte de “Saber Escuchar”, concepto que no está de mas refrendar en momentos en que pareciera no ocurrir para el común de la gente. Temas como manejo del silencio, la música y escuchar al otro se podrán percibir en una serie de charlas en el próximo mes de Octubre, y el punto de arranque lo constituyó este concierto en el que este gran interprete Argentino  (desde hace muchos años radicado en Europa) junto al Cuarteto “Petrus” (acaso uno de los mejores conjuntos de cámara Argentinos de la actualidad) recrearon dos obras de gran aliento que pueden considerase como un correlato dado la empatía que hubo entre ambos compositores: Johannes Brahms y Robert Schumann. Mas allá de la conocida relación que unió al primero con la viuda del segundo, el respeto siempre profesado que Brahms mantuvo con la tradición académica alemana de la que Schumann fue uno de sus mas rancios exponentes hace que ubiquemos una línea de continuidad muy definida entre ambos y las composiciones de ellos elegidas para esta ocasión, aunque en el modo cronológico la primera es posterior a la segunda.

  La primera parte de la noche fue para el Cuarteto para Piano y Cuerdas Nº 2 de Brahms. Obra muy homogénea y de amplio desarrollo discursivo, clásico en las composiciones del gran Hamburgués en ese primer período creativo. Aquí el Piano tiene fundamental participación ya que sostiene ese discurso musical y lo refrenda, para que luego sean las cuerdas las que lleven adelante la fuerza de ese discurso. Si bien la versión fue muy correcta, se notó bastante la falta de ajuste en algunos pasajes, que si bien no conspiraron en el resultado final quedaron en evidencia.

  En cambio fue formidable la versión del Quinteto para Piano y Cuerdas de Schumann, la que sin llegar a la cumbre que significó la que ofrecieran en el mismo Coliseo hace casi una década atrás Elena Bashkirova y sus “Jerusalem Chamber Players”, fue de muy buena factura. Levy haciendo gala de su gran técnica y bien ganado prestigio, con plena conexión con el “Petrus” que lució en gran forma lográndose entonces una versión plena de musicalidad y alto vuelo interpretativo.

  La sostenida ovación de la platea logró de los interpretes el que a modo de “bis” ofrecieran la parte final del último movimiento, la que redondeó una actuación estupenda. 


Donato Decina
UN FANTASTICO SOLISTA

Teatro Colón en el Teatro Coliseo: Concierto extraordinario a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Dimitry Masleev (Piano). Programa: Camille Saint Saëns: Concierto para Piano y Orquesta Nº 2 en Sol menor, Op. 22. Ludwig Van Beethoven: Sinfonía Nº 7 en La mayor, Op. 92. 19/09/17.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

  En una serie de presentaciones que los organismos estables del Colón realizarán fuera de sede durante los interregnos entre presentaciones y prestaciones en la propia sala , se inscribe este concierto de la Filarmónica en el renovado Coliseo con su nueva campana acústica, la que logra al menos mitigar bastante al natural sonido del ámbito de la calle Libertad. La oportunidad fue muy bienvenida pués nos permitió conocer a Dimitry Masleev, Primer Premio del Concurso Tchaickovsky de Moscú correspondiente a la Edición 2015. Si bien en cuanto a la duración de las dos obras seleccionadas para este programa, las mismas pueden ser consideradas como de corta duración, las dificultades interpretativas que ámbas presentan conllevan un desafío para los interpretes, y en ese sentido el resultado final puede considerarse como muy aceptable.

  De intrincada escritura y como para ser puesto en manos de un verdadero virtuoso. Así podemos catalogar al segundo de los Comciertos para Piano y Orquesta de Camille Saint-Saëns. Obra que comienza en modo solemne y culmina en la mas absoluta brillantez tuvo en Dimitry Masleev al interprete ideal. Digitación perfecta, técnica sólida, sonoridad absoluta, vuelo interpretativo. Todas estas cualidades fueron puestas de manifiesto sobre el teclado, sumado a un pleno entendimiento con Diemecke y la Orquesta, los que de manera sabia completaron el resto. Versión formidable para un auspicioso debut del que esperamos se transforme en una inmediata actuación en la sala del Colón en el mas breve plazo posible. Masleev le ofrendó al público un bis mas que interesante: una Polonesa de Tchaickovsky que reafirmó todos los conceptos que describiéramos anteriormente.

  La segunda parte se inició con un sentido homenaje que Diemecke le efectuó a sus compatriotas a raíz de los fenómenos telúricos que afectaron a México, como es de Ntro. público conocimiento. Tras el minuto de silencio, la Filarmónica acometió con una interesante versión de la Séptima de Beethoven,, la que mostró diferencias respecto a la que los mismos interpretes ofrecieran en ocasión de la Integral Beethoven del 2015 y que fuera en esa oportunidad una de las tres mas ovacionadas junto a la Cuarta y la Novena. “Tempi” por momentos algo mas “rallentado”. Cambios repentinos en cuanto a la dinámica, eso si, sin resignar en ningún momento el “canto” orquestal que acompaña al conductor Mexicano en cada una de sus interpretaciones. Mas allá de estas observaciones, la versión fue buena con momentos de color y de interesante enfoque.

  También la Filarmónica tuvo sus bises. De acuerdo a lo anunciado por Diemecke antes de ellos, para ser interpretados en todas las ocasiones que sean posibles, las que de acuerdo a declaraciones efectuadas a algunos medios periodísticos se pueden traducir en presentaciones en algunas plazas del interior que recibirán a los Cuerpos Estables del Colón (de hecho este año lo hace el Ballet y por lo visto a partir del 2018 comenzarán a hacerlo los demás). Y fueron dos tangos de la dupla Gardel-Le Pera: el infaltable “Por Una Cabeza” al menos en una versión Argentina y no Hollywoodense y “El Día que me Quieras”, ambos en orquestación del Avellanedense Gerardo Gardelín, compositor, arreglador y  orquestador, los que sonaron simpáticos aunque no pareció ser la mejor oportunidad para hacerlo.


Donato Decina

sábado, 16 de septiembre de 2017

¿SE ECHARA LUZ DONDE NO LA HUBO?

Teatro Colón, Temporada 2017. Opera: “La Traviata”, Música de Giuseppe Verdi con Libreto de Francesco María Piave, basada en “La Dama de las Camelias” de Alexandre Dumas (H). Interpretes: Ermonella Jaho (Violetta Valery), Saimir Pirgu (Alfredo Germont), Fabián Veloz (Giorgio Germont), María Victoria Gaeta (Flora Bervoix), Santiago Burgi (Gastón, Vizconde de Letorieres), Gustavo Gibert (Barón Douphol), Alejándro Meerapfel (Marques D’Orbigny), Mario de Salvo (Doctor Grenvil), Daniela Ratti (Aninna). Vestuario: Raimonda Gaetani en reposición de Anna Biagiotti. Coreógrafo Repositor: Martín Miranda. Escenógrafo Repositor: Andrea Miglio, Repositor de Escena: Stefano Trespidi. Coro Estable del Teatro Colón, Director Miguel Martínez. Orquesta Estable del Teatro Colón: Director Invitado: Evelino Pidó. Escenografía y Dirección Escénica Originales de Franco Zeffirelli. Producción de la Opera de Roma. Función del 15 de Setiembre de 2017.
DETALLE: Función suspendida luego de concluido el primer acto por corte de suministro eléctrico en línea externa, de acuerdo a lo oficialmente informado por el Teatro a los presentes en la Sala.

NUESTRA OPINION: BUENO.

  Comencemos por el final. No acababan de acallarse los compases de “Sempre Libera” cuando al salir de la sala para el primer intervalo percibí un corte en la iluminación interna de la misma. Se veían encendidas las luces de emergencia y luego también algunos de los reflectores de escenario, apuntados hacia la cúpula con el evidente propósito de derramar un potente haz de luz que le permitiera al público sobrellevar esta circunstancia. Personal del Teatro y los Bomberos acreditados allí de manera permanente que iban y venían con andar nervioso y sus aparatos de intercomunicación a “full”. Varios “apagones” parciales para que luego retornase la tenue luz que describí líneas arriba, la que instantes después se  apagó por completo. Un músico de la estable que ensayó los primeros compases de la cortina informativa de “Radio 10”, lo que hizo estallar de risa al público, para que en el medio de la oscuridad un funcionario de la casa informase al público que debido a una falla exterior de las líneas de suministro eléctrico no podía reanudarse la función. Que debía esperarse unos instantes mas para saber si se suspendía definitivamente el espectáculo o bien cuánta demora habría para la reanudación. No transcurrieron mas de diez minutos (y  en ese momento no mas de cuarenta de intervalo) para que el mismo funcionario (a quien no distinguí por la penumbra, por eso no puedo asegurar quien fue) retornó al escenario en compañía de Fabián Veloz para anunciar que la función estaba definitivamente suspendida y que se le informaría al público el momento en que comenzaba la devolución del importe de entrradas y, si se pudiese, hacerla nuevamente en fecha reprogramada. Alaridos del público, hasta que la imponente voz de Fabian acometió “Di Provenza al Mar”, acompañado por algunos músicos de la Estable que en un gesto de extraordinaria profesionalidad actuaron mas allá de la oscuridad reinante y arrancando de los presentes el “Rugido Colón” de las grandes noches como retribución a lo escuchado. Luego y en perfecto orden comenzó la evacuación y a casa con la frustración a cuestas.

  La pregunta del millón es: ¿Cómo sucedió?. Seguida de otra no menos importante. ¿Hay grupo electrógeno de emergencia?. ¿Qué falló?. De todo esto entiendo que el Teatro deberá dar un amplio comunicado aclarativo al respecto. La mayoría presente cuestionó el hecho que con todo lo invertido en la restauración de sala y adecuaciones a los nuevos dispositivos de emergencia no se haya pensado en contingencias de esta naturaleza. Alago falla y es preciso que se eche luz en donde justamente faltó y debe hacerse cuanto antes. Nunca en mis treinta y cuatro años de concurrencia permanente al Colón me tocó vivir un episodio de semejante naturaleza. De los otros (gremiales, fortuitos y hasta de salud de algún interprete) sí, ésto no. Y habitués de muchos años mas que los míos me dijeron que tampoco. Por eso se hace imprescindible una palabra oficial que aclare lo acontecido, y luego, manos a la obra para que nunca mas vuelva a ocurrir algo similar.

  Analicemos lo artístico de acuerdo a lo que se pudo ver. La tradicional puesta de Zeffirelli donde en el transcurso del preludio al primer acto, Violetta moribunda recuerda su pasado esplendoroso. Por ello la presencia de la cama y el tocado de la habitación a un costado de la escena. Mi discrepancia radica en que si nos atenemos al personaje, Ella es una cortesana. Frecuenta círculos sociales de fuerte posición social, pero no deja de ser cortesana. Entonces, ¿se pueden entender los amplios cortinados que en proyección dan paso a otros amplios ambientes de la casa?. Por mas que luego en el segundo acto se mos muestre que también Ella poseía una casa de campo, ¿son palacios?. Yo no lo creo. Por lo demás , la escena fue la clásica, bullicio, vida mundana, los invitados frecuentes de Madmoiselle Valery  y la historia tal cual la conocemos. Cosas que en definitiva son del gusto mayoritario de Ntro. Público y a las que apuntó Enrique Arturo Diemecke al tomar la decisión de traer al Colón este trabajo para reemplazar a la fallida regie de Sofía Coppola,  la que me hubiera encantado ver para saber cuál idea traería. Buena luz, impecable vestuario de época, buenos movimientos escénicos. Excelentes cantantes convocados para los roles Co-primarios, buen rendimiento del Coro Estable.

  En cuanto a la pareja protagónica, Saimir Pirgu  mostró un franco crecimiento vocal respecto a su anterior visita junto a Riccardo Muti para “I Due Fígaro” de Mercadante, apiana notas con criterio y mostró buen regístro en la zona central. Muy convincente en “Un di felice eterea”. Por su parte Ermonella Jaho demostró sobradas condiciones para el rol, había comenzado a desplegar garra y temperamento, además de ser muy buena actriz. Y aquí otro detalle. El “E Strano” fue abordado en su totalidad ya que el Maestro Pidó abrió el corte (no sabemos si antes fue interpretado en el Colón de esa forma, sí se lo escuché a la hoy triunfadora en Europa María José Siri en el teatro Astral dirigida por César Tello en un semi- montaje de Boris) y pudimos escuchar el fragmento completo con sus recuerdos de infancia y juventud. Por lo que me ví frustrado de saber hasta donde llegaba el revisionismo de Pidó quien venía haciendo un buen trabajo con “tempi” mas ágil del habitual, pero que entiendo iba en directa consonacia con abrir cortes y hacer mas llevadera la función.

  Todo está dicho. Cancelé otros compromisos musicales para ver y comentar para Uds. ésta producción. Lamentablemente estimo que no podré volver a concurrir en caso de que se me ofrezca presenciar alguna función restante. Solo resta la explicación oficial del Colón.


Donato Decina

jueves, 14 de septiembre de 2017

UNA TEMATICA SORPRENDENTE PARA UN RESULTADO AUN MAS SORPRENDENTE


“Mozarteum Argentino”, temporada 2017. Presentación de la “Amsterdam Sinfonietta”, Directora y Concertino Solista: Cándida Thompson. Solistas: Jasper Schwappe (Bajo), Mónica Monteiro (Soprano), Nederlands Kamerkoor, Director: Kees Jan de Koning. Programa: Obras de Nystedt, Bach/Thoene, Pärt, Shostakovich/Barshai y Faure. Teatro Colón. 13 de Setiembre de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

  Pocas veces se ha visto en un programa de concierto un abordaje a una temática tan difícil como la del hecho inexorable de la muerte. Depende mucho de la circunstancia que impulse a un compositor a escribir una obra que aborde el enfoque de semejante  hecho, será la que finalmente incida en el producto final. Un solo punto  estará presente en todos los enfoques: la tristeza ante la o las partidas. Por lo demás el contenido y los finales expresan sentimientos: dolor sin consuelo, resignación, aceptación y hasta calma y transfiguración. Requiems o Misas de Difuntos sobran como ejemplo (Verdi, Mozart, Brahms, Dvorak). Poemas Sinfónicos (“Muerte y Transfiguración” de Richard Strauss), piezas de despedida u homenaje (En Argentina el “Adagio Elegíaco” de Juan Carlos Zorzi , “Metamorfosis” del propio Richard Strauss, el “Cuarteto Nº 8” de Shostakovich, entre otras tantas), Sinfonías (“Patética” de Tchaickovsky, 13ª de Shostakovich, 2ª, 6ª y 9ª Sinfonías de Mahler), en donde sobran los ejemplos de los múltiples enfoques y desenlaces que este tipo de obras presentan. Aquí, la visita de la “Amsterdam Sinfonietta” junto al “Nederlands Kamerkoor” trajo la sorprendente propuesta de abordar esta temática en diferentes variantes. Si bien esta presentación estuvo pautada con la suficiente antelación, no sería demasiado exagerado pensar que la actualidad de Europa con tanta violencia, dolor, muerte y locura rondando por todos sus rincones  haya actuado como disparador para la formulación de un programa de concierto de semejantes características y abordarlo durante una gira de Conciertos. La gran sorpresa la constituyó el formidable resultado artístico, factor fundamental para que el público permaneciera mayoritariamente en la sala del Colón, y que sin ser a mi juicio lo mas trascendente que Yo haya escuchado de la temporada del Mozarteum en lo que va del año, se encuadre dentro de lo mejor de la programación que Esta entidad ofrece en la presente temporada. Entonces,  los invito a leer mi punto de vista sobre lo escuchado.

  El comienzo mostró la actuación del “Nederlands Kamerkoor” con la conducción de uno de sus integrantes, el Bajo Kees Jan de Koning, adoptando una singular disposición dentro de la sala. Algunos integrantes en el escenario y los otros a ambos lados de los pasiillos de platea para el abordale de “Inmortal Bach”, para coro “a capella” de Knut Nystedt, compositor Noruego que viviera entre 1915 y 2014. Desarrollada musicalmente bajo una estructura ”alla Bach”, va desarrollando variaciones en las que el coro  cantando en Alemán expresa las frases “¡Ven dulce muerte, ven bendito descanso!, ¡Ven, guíame en paz!”.  Primer cimbronazo para el público, La transfigurada calma que impone este trabajo y la expresividad alcanzada por el Coro sorprendieron gratamente. No pudo haber habido mejor comienzo.

  Posteriormente ingresó Cándida Thompson, Directora y Concertino de la “Amsterdam Sinfonietta”, quien como solista interpretó la “Chacona” que integra la celebérrima “Partita Nº 2 “ de Bach, tantas veces abordada por notables virtuosos del violín ( incluso como Bis de concierto). La muy buena información que Claudia Guzman nos proporcionó en el programa de mano, nos refiere  a que la musicóloga Helga Thoene (especialista en la obra del gran compositor de Leipzig), en una profunda investigación respecto a este gran trabajo que cierra esta mencionada partita, llegó a la conclusión de que claramente Bach cita dos corales luteranos que expresan muerte y sobreposición a ella, como una dedicatoria a la partida de su primera esposa y estos corales son los que el Coro (que aquí se dispuso en semi-círculo alrededor de la instrumentista) interpreta junto a la solista sobre la música de la “Chacona”. La impresión que deja el trabajo así presentado es que en gran parte encajan perfectamente ambos corales sobre la música, pero el desarrollo de la “Chacona” es mas extenso que lo que dá para la interpretación de Estos “Corales”, por lo que cantada tiene minutos de mas, mientras que como pieza para violín solo, el lucimiento y el virtuosismo del interprete juegan el rol fundamental. Aún así fue maravilloso el poder escuchar esta versión y sacar mi propia conclusión de las dos variantes de esta obra.

  De una manera increíble culminó la primera parte del concierto en donde ámbas agrupaciones se “entrelazaron” para interpretar “Da Pacem Domine” de Arvo Part, pieza  original para “Coro a Capella” compuesta por encargo de Jordi Savall para homenajear a los muertos de los atentados de “Atocha” en Madrid (España). Sobre Textos del Segundo Libro de los Reyes, de Segundo Líbro de Crónicas y un Salmo desarrolló una línea melódica para coro a cuatro voces, la que aquí fue expuesta con mucha profundidad lo que provocó que sobre la última nota se lograse un profundo silencio para que la “Sinfonietta” acometiese de inmediato la versión de Rudolf Barshai conocida como “Sinfonía de Cámara” , en Do menor Op.110ª, que no es otra que la orquestación del Cuarteto Nº 8 en Do menor, Op. 110 de Dimitri Shostakovich, el que fuera abordado días pasados por el “American String Quartett” para “Nuova Harmonía” en el Teatro Coliseo. Si bien con respecto a Esta obra mantengo mi posición de preferir la versión original, la interpretación de la “Amsterdam Sinfonietta” fue de tal excelencia que se terminó constituyendo para Mí en la mejor versión que Yo haya escuchado en vivo de este trabajo superando a la de verdaderos creadores como “Los Virtuosos de Moscú” y su espectacular guía, Vladimir Spivakov en la sala del Colón y a la de Krisztof Penderecki junto a la “Sinfonia Varsovia” para el mismo Mozarteum en el Coliseo en tiempos del Colón cerrado alrededor de una década atrás. No está de mas recordar que Shostakovich compuso de un  tirón el Cuarteo Original como homenaje a los muertos y perseguidos de la Segunda Guerra Mundial y citas musicals a modo d autobiografía. La intensidad, la energía desplegada, la expresividad alcanzada por la formación, hicieron que se alcance este formidable resultado, el que tuvo como agregado el que durante los dos últimos tiempos de la obra el coro (nuevamente dispuesto en semi-círculo) fuera incorporándose de pié en forma paulatina, y tras un nuevo y largo silencio en el aire, retomaran el final de Part (ahora en la versión Coro-Orquesta de Cuerdas que compusiera posteriormente), obteniendo un final sobrecogedor que conmovió al auditorio.

  La segunda parte de la programación fue íntegramente dedicada al “Requiem”, Op. 48 de Gabriel Faure, en Segunda versión para Orquesta de Cuerdas y Coro. La “Amsterdam Sinfonietta” presentó su Orgánico completo, incorporando a las cuerdas usuales dos cornos franceses y armonio, los que sumados al coro totalizaron cuarenta y seis interpretes. Aquí Cándida Thompson se reveló como una muy buena Directora. Guiando desde su sitial de Concertino obtuvo del conjunto y el coro una formidable transparencia de sonido, sutilezas, detalles de color y un final que mostró la calma y la fe en lo que haya mas allá de la muerte que es el mensaje final que Faure deja expresado en este trabajo. El Coro  respondió de modo directamente proporcional a la versión orquestal con un ajuste estupendo, empaste de todos sus sectores y un equilibrio absoluto. Dos cantantes del coro asumieron las partes solistas: Jasper Schweppe, un bajo de increíble voz blanca y cristalina de proyección estupenda. Y Mónica Monteiro, oriunda de Portugal, con un “Pie Jesu” de lirismo absoluto. Sin llegar a las alturas a las que arribara el “Ensamble Instrumental de París” hace uno años atrás, abordándolo en la versión original, la presente tuvo un resultado de excelencia, retribuido con una genuina ovación, llamativamente correspondida por dos bises cuando todos pensábamos que no había lugar para nada mas. Primeramente se repitió un fragmento del “Requiem” y luego, en  homenaje a los anfitriones, una versión en arreglo no especificado de “En los Surcos del Amor” de Carlos Guastavino, dejando un sabor mas dulce para el momento de salir. Aun así, la muerte volvió a sorprender puesta ahora en música.


Donato Decina

miércoles, 13 de septiembre de 2017

jueves, 7 de septiembre de 2017

UN TRABAJO DE EQUIPO INOLVIDABLE

Teatro Colón, Opera de Cámara, Temporada 2017: “Piedade”, Opera en Cuatro Escenas para Soprano, Barítono y Tenor (Estreno año 2012, por encargo de la Sinfónica Petrobras). Libreto y Música de Joào Guilherme Ripper. Estreno Argentino. Interpretes: Laura Pisani (Anna de Assis), Sebastián Angulegui (Euclides Da Cunha), Sebastián Russo (Dilermando). Escenografía y Vestuario: Enrique Dartiguepeyrou/Claudia Bottazzini. Iluminación: Horacio Efron. Orquesta, Concertino: Alfija Gubaidulina, Solista de Guitarra: Martín Marino. Dirección Musical: Federico Sardella. Dirección de Escena: Diego Ernesto Rodriguez. Espacio C.E.T.C.; Función del 03 de Setiembre de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

  En 1909, Río de Janeiro y particularmente el barrio “Piedade” de esa ciudad se veían sacudidos ante la noticia de la muerte del Escritor, Poeta, Ingeniero Militar, Naturalista y Docente de Ciencias Sociales y Naturales Euclides Rodrigues Da Cunha, del que se conserva su obra fundamental “Os Sertoes” (Los Sertones), en la que trata un triste episodio de la historia Brasileña de la que El fue testigo fundamental, la guerra de “Canudos”, lugar ubicado en una región árida con población fundada por Antônio Vicente Mendes Maciel, predicador conocido como “Antonio Conselheiro”, de actuación y ascendente sobre las clases bajas.  Y es desde ese lugar donde surgió una rebelión aplastada por completo por el Ejército Brasileño, siendo exterminados el mencionado “Conselheiro” y la totalidad de los habitantes de Canudos. Un anciano, dos hombres y un niño fueron los últimos en caer tras cinco días de apremiante resistencia frente a un Ejército de aproximadamente cinco mil hombres, lo que marcará el momento en que  Da Cunha realice la crónica para el Diario “O Estado de Sao Paulo” de estos sucesos que le marcarán un antes y un después en su vida, ya que caerá en una depresión muy pronunciada  que afectará su relación con su esposa Anna Emilia Ribeiro (a la que en el libreto Ripper llamará Anna de Assis) y su hijo Manoel  ( de muy corta edad). Por este desgraciado hecho, Anna entablará una relación con el Capitán de Ejército Dilermando  Candido de Assis (dieciséis años menor que Ella), la que al ser descubierta por Da Cunha hará estallar un incidente pasional que culminará de modo trágico cuando el Escritor se dirija al domicilio de Assis con el propósito de asesinarlo  ocurriendo lo contrario ya que fue Assis el que al actuar en defensa propia culminará abatiendo al Escritor.

  De esta base en el año 2012  la Orquesta Sinfónica Petrobras, para conmemorar los 110 años de la aparición de “Os Sertoes” de Da Cunha, comisionó a Joâo Guilliaume Ripper la composición de una Obra, la que en forma de una Opera en Cuatro Escenas para Soprano, Barítono y Tenor con el título de “Piedade” develará  durante su transcurso que no solamente se refiere al suburbio en el que tendrá lugar la tragedia, sino que también será una invocación para pedir por el perdón de los integrantes de este triángulo, humanos al fín y al cabo, con todas sus grandezas y misierias.

 Además de esbozar un libreto claro y directo, Ripper se vale de un conjunto reducido para la interpretación de su música al que una guitarra solista le agregará valor, ya que será la interprete exclusiva de los “Intermezzi” entre cada mutación escénica. El estilo de composición del autor Brasileño nos muestra aquí a un compositor con clara influencia del lenguaje expresionista, imbuido en la esencia y las raíces del folcklore de su país, lo cuál es un mérito muy fuerte en su favor, ya que el efecto sobre el espectador es inmediato. Desde el primer Compás nos pintará un paisaje inconfundiblemente Brasileño del que la Guitarra, instrumento fundamental para esta música, será el vehículo que mejor describirá los acontecimientos y que tendrá también un lucimiento muy especial cuando Dilermando interprete al inicio del último cuadro una serenata inconfundiblemente dedicada a Anna (casi como un guiño a “Cavallería Rusticana”, solo que aquí Euclides [emulo de Alfio] será quién perezca y Dilermando [emulo de Turiddu] el que sobreviva).  El hecho de que inteligentemente la Opera de Cámara haya programado las funciones de este trabajo en el espacio del Centro de Experimentación del Colón y que Diego Ernesto Rodriguez, nuestro conocido “barbado” de “Lírica Lado B” haya sido elegido como Director Escénico, significó la puerta de entrada a la creatividad y a la incuestionable calidad visual de todo el espectáculo. La sala posibilitó ubicar al público en todos los angulos. Con esa integración el público fue parte de la escena en el rol de “testigos” del hecho. El espectáculo comienza en silencio, los cantantes entregan al público sentado en primera fila objetos etiquetados simulando ser inventario de la “escena del crimen “ para que lógicamente se aprecien por el espectador elegido. Al estar ubicado en primera fila por la gente de prensa, cosa que mucho agradezco, se me entregó un Casquillo servido (por lo que de inmediato recordé al desgraciadamente célebre “pituto” del caso García Belsunce). Los interpretes recorrerán todo el ámbito del lugar, actuarán y (con inteligencia y sin golpes bajos) mostrarán el desenlace, el que será rematado por una extensa plegaria de la mujer que conmueve y mucho. Rodríguez una vez mas dio prueba de su talento y creatividad. La marcación actoral fue sobresaliente y los desplazamientos se vieron favorecidos por los elementos escenográficos aportados por Enrique Dartiguepeyrou y Claudia Bottazzini, responsables también de un ajustado y sobrio vestuario,  realzado todo esto por una espectacular iluminación de Horacio Efron, presente hasta en los mas mínimos detalles . Es de esperar que todo este equipo sea nuevamente convocado para nuevas realizaciones.

  Y en lo musical,  Federico Sardella obtuvo un formidable rendimiento del conjunto instrumental, conformado por músicos de las principales orquestas del medio. El brillo el color y los momentos de realce de la partitura fueron plenamente logrados . La comunicación con los interpretes vocales fue optima. El Guitarrista Martín Marino fue extraordinario interprete de los mencionados “intermezzi “ además de excelente acompañante de Santiago Russo en la “Serenata”. Y ya que mencionamos lo vocal, no solo Russo, sino también Laura Pisani y Sebastián Angulegui  conformaron un extraordinario terceto protagónico en donde destacar a alguno por sobre los otros sería una verdadera injusticia, por lo que solo me cabe saludar el brillante desempeño de los tres. Todo este trabajo de equipo fue supervisado personalmente por el compositor, a quien descubrí por casualidad sentando al lado mío y al que nuevamente le extiendo mis felicitaciones por este estupendo trabajo.


Donato Decina 

miércoles, 6 de septiembre de 2017

 AL MENOS ALGO NUEVO

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Director: Enrique Arturo Diemecke. Solistas: Cuarteto de Amigos (Haydee Seibert [Primer Violín], Gustavo Mulé [Segundo Violín],Elizabeth Ridolfi [Viola], Miriam Santucci [Violonchelo]). Programa. Obras de Shostakovich, Schuloff Y Bizet/Schedrin. Teatro Colón, 31 de Agosto de 2017.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

  Todo este concierto puede considerarse una rareza ya que la totalidad del orgánico orquestal que se presentó en el escenario lo hizo tan solo en la primera obra que fue brevísima y por cierto prescindible de la que me he de referir líneas mas abajo. La temática fue la música para danza y ¿el Jazz?. Creo que la programación ofrecida en ningún momento evidencio los tradicionales ritmos  que originarios del Africa se expandieron a Estados Unidos, con fuerte componente en Louisiana, para luego sí desembarcar en Europa, en donde fundamentalmente en Alemania,  Francia y Holanda lo hizo con fuerza. Iremos entonces desgranando todos estos conceptos.

El inicio como dije fue con Shostakovich. Se seleccionó el célebre Vals de la “Suite para Orquesta de Variedades”, aunque por mucho tiempo también se lo consideró integrante de la “Suite de Jazz Nº 2 “. Pocas veces se escuchó un inicio de concierto  con una obra muy recurrente e intrascendente. Según mis cálculos, hace mas de treinta años que no se escucha la suite del Ballet “La Edad de Oro” del mismo compositor, que calzaba como anillo al dedo para esta ocasión. Aquí lo único que logró (mas allá de que Diemecke le impuso su brillo y su sello característico)  fue que el público recordase la versión Argentina debida a Rodolfo Sciamarella hace alrededor de setenta años atrás y su inicio: Yo te daree……”

  Lo mejor de la noche vino luego. Desde hace dos años cuatro notables músicos argentinos, integrantes de las principales orquestas de Ntro. Medio conformaron el “Cuarteto de Amigos”. Sabido es también del fecundo trabajo que Haydee Seibert (Primer Violin de la agrupación y Concertino titular de la Filarmónica) viene realizando en ciclos como “Música en Plural”, el Museo “Rómulo Raggio” y el ciclo en el Centro Nacional de Música que ha actuado casi como una prolongación de las inolvidables veladas de “Los Sonidos Prohibidos”, en las que el Maestro Pedro Ignacio Calderón al frente de la Sinfónica Nacional frecuentó el repertorio de los compositores prohibidos por el Nazismo ya sea por religión o ideología del autor. Y es en ese cíclo en donde Yo conocí la música de Erwin Schuloff, nativo de la república Checa, que desarrollara una interesantísima carrera en Viena, para de ahí pasar a Colonia. Capturado por los Nazis, pasó al terrible campo de concentración de Wülzburg donde enfermó de tuberculosis y falleció. En 1930 compuso el Concierto para Cuarteto de Cuerdas e Instrumentos de viento. Obra original, tensa, densa en contenido, fue abordada por el conjunto y los vientos de la Filarmónica con magnífica entrega. Y debemos agradecer al conjunto, el haber logrado que Diemecke la programe y la dirija, haciéndolo muy bien. Entonces, si en grandes ocasiones (por Ejemplo, visita póstuma de Mauricio Kagel o en esta oportunidad) ha demostrado sobrada capacidad para programar nuevo repertorio, ¿Por qué no se agregan al abono mas obras de este tipo a la programación, quedándonos solamente en Stravinsky, Copland, Ginastera o los mexicanísimos Chavez o Revueltas como límites? Ha sido una magnífica revelación para el público y tal vez la primera ocasión que se interpreta Schuloff en el Colón y que, por lógica no debamos esperar a que “Colón Contemporáneo” comparta con la Filarmónica un concierto dentro del abono de la segunda.

  El final fue con la Suite para el Ballet “Cármen” que Rodion Schedrin compuso para su esposa Maia Plissetskaia y el Coreógrafo Alberto Alonso, para que luego también la cuñada de este último, la Cubanísima Alicia Alonso  lo interprete con el Ballet Nacional de Cuba. Compuesta para cuerdas y percusión es una sucesión desordenada de las escenas de la opera que no están colocadas en la disposición original, a las que, no conforme con la riquísima música que Bizet compuso para una de las mas grandes óperas de la historia, le anexó la “Farandole” de la música incidental para la representación de “La Arlesiana” en una de sus escenas. Unos pocos compases propios actúan como enlace en unos pocos momentos. La interpretación fue muy buena y llamó la atención el hecho que por primera vez en muchísimo tiempo Diemecke usó la partitura para dirigir. Pero insisto, es una obra muy menor para un concierto de abono. Si la idea era la danza, hay obras mayores para incluir y si la idea era el jazz, ¿Dónde está el jazz?. Yo lo sigo buscando y no lo encuentro.


Donato Decina
HAY QUE MEDIR MUY BIEN LA LONGITUD DEL SALTO

“Juventus Lyrica”, Temporada 2017: “Turandot”, Música de Giacomo Puccini con Libreto de: Giuseppe Adami y Renato Simoni, basado en la obra teatral homónima de Carlo Gozzi. Ofrecida en reducción orquestal de Enrico Minaglia. Interpretes: Svetlana Volosenko ( Princesa Turandot), Justo Rodríguez Sánchez (Príncipe Calaf), Ivana Ledesma (Liu, esclava), Felipe Cudina Bregovic (Rey Timur de Tartaria), Norberto Lara (Emperador Altoum), Fernando Grassi (Ministro Ping), Pablo Urban (Ministro Pang), Jerónimo Vargas Gomez (Ministro Pong), Walter Aon (Mandarín). Coro de Juventus Lyrica. Coro de Niños. Escenografía: Ana D’Anna-Constanza Pérez Maurice. Vestuario: María Jaunarena, Iluminación: Gonzalo Córdova. Dirección del Coro de Niños: Rosana Bravo. Preparación Musical, Dirección Coral y Orquestal: Antonio María Russo. Preparación Actoral y Dirección Escénica: Ana D’Anna. Función del 1º de setiembre de 2017.

NUESTRA OPINION: BUENO.

  No siempre se mide la magnitud del salto cuando se enfrenta un desafío como es el de programar un título de “Gran Opera” para desarrollar en un Teatro con un escenario que a priori no ofrece todas las condiciones para albergar un título de las características de “Turandot” de Giacomo Puccini, por lo que mi interés fue al enterarme que Juventus lyrica lo encararía en el Teatro Avenida, el de establecer como se encararía la puesta, bajo que marco escénico, como sería la versión orquestal y cual la prestación de las voces protagónicas ante un bocado tan apetecible como de  grandes dimensiones. Mi conclusión (luego de presenciar el estreno) es que el resultado final fue digno en cuanto al esfuerzo realizado, aunque por momentos el espectáculo pendió de un hilo debido a algunos detalles escénicos y, fundamentalmente, algunos detalles musicales que desgranaré a continuación.

  Ana D’Anna afrontó la puesta escénica con muchos de los recursos que le conocemos desde siempre. El uso integral del espacio, el concepto de “derribar” la cuarta columna, haciendo que los interpretes avancen sobre la sala, como por ejemplo los protagonistas, que lo han hecho en una pasarela instalada por delante del foso orquestal, o el Coro de Niños actuando tanto en los palcos como en el ingreso principal a la platea. Eso fue interesante. En cambio, la escenografía que diseñó junto a Constanza Pérez Maurice ocupa la mayoría del escenario, dejando poco espacio para el desplazamiento de la masa coral,como lo fue percibido fundamentalmente en el segundo acto, en donde además del Coro de Niños ubicado en la entrada de platea, el de mayores debió hacerlo sobre el lateral izquierdo para el público. Discutible fue también la decisión de colocar el Trono del Emperador Altoum al mismo nivel del pueblo en esta escena, en donde Turandot someterá a Calaf al acertijo de los enigmas. Ccomo consecuencia de ello, Liu debió espetarle a Calaf el célebre “E per tu amore…” durante el segundo enigma atravesando la multitud y a la guardia y colocarse casi al lado del Príncipe y del Emperador. Con respecto al vestuario diseñado por María Jaunarena, llamó la atención el que las damas de compañía de la princesa lucieran como atuendo kimonos blancos,  mientras todos los demás usaron vestimentas acordes a la época y usanzas chinas. Por lo demás el resto del trabajo escénico tuvo rigor histórico, recibió el beneplácito de la concurrencia y actoralmente estuvo muy correctamente marcado. Complemento fundamental en todo esto fue la iluminación de Gonzalo Córdova que no dejó detalle librado al azar.

  Musicalmente hablando, no fue feliz la elección de la reducción orquestal de Enrico Minaglia, de la que al momento de escribir esta crónica no he podido obtener ni en la página web de la Casa Ricordi de Milán, ni por los buscadores de Internet, fecha de realización  y la cantidad de instrumentistas. El orgánico al que refiere el programa de mano es de treinta y séis instrumentístas de los cuales trece son violines entre primeros y segundos, cuatro violas, cuatro violonchelos, dos contrabajos, un clarinete, un oboe, un fagot, dos cornos, una flauta, un trombón, una trompeta, celesta, un árpa y tres percusionistas. El resultado de esta reducción trae aparejado una pobreza de sonido notable, una falta de énfasis increíble en pasajes resolutorios como en el cierre del primer acto y en la escena final, en donde las trompetas son fundamentales y aquí la única que registra la reducción tiene reservado solamente trabajo de apoyo en esos pasajes. Así las cosas, el trabajo del Maestro Russo mostró un coro correctamente preparado y una versión musical de trazo grueso, no tuvo detalles “finos” y se lo vio muy preocupado por todo lo que ocurría en el foso, por lo que jugó en contra la Pasarela de la puesta y que los interpretes de Turandot y Calaf  entraran a destiempo en esta escena, al igual que el Coro al comienzo de su participación en la función. En cambio el coro de Niños, preparado por la siempre muy eficiente Rosana Bravo tuvo notable lucimiento en todas sus intervenciones.

  En lo vocal,  Svetlana Volosenko encaró el muy difícil rol protagónico. Lo hizo con voz acerada, caudalosa y muy bien colocada, aunque su dicción italiana no haya sido la mejor. Tuvo sólida actuación y se la vió muy segura en todo momento, El Tenor Paraguayo Justo Rodríguez Sánchez compuso a Calaf de menor a mayor, comenzó algo tenso, se soltó a partir de la escena de los enigmas del segundo acto y remató su faena con un muy buen “Nessun Dorma”. La gran triunfadora de la noche fue la Soprano Rosarina Ivana Ledesma como Liu. Dueña de voz aterciopelada y gratísimo timbre, conquistó al público con un magnífico “Signore Ascolta”, un estupendo mano a mano con los demás al final del primer acto sobrellevando la carga dramática y remató con una soberbia interpretación de “Tu che di gel sei cinta”. Es muy buena actriz y convenció en todo sentido. Fernándo Grassi como Ping fue un verdadero bastonero de la escena, haciendo gala de todas sus cualidades vocales y actorales, secundado muy bien por Pablo Urban como Pang y Jerónimo Vargas Gomez como Pong, el que también exhibió potente caudal desde afuera de escena al dar voz al desgarrador “Turandot” del Príncipe de Persia  al caer la hoja del sable sobre la cabeza. Norberto Lara encarnó al Emperador Altoum. Si bien Puccini lo describe como un “Viejo Decrépito”, según el Comentario de la Directora de Escena en el programa de mano, no por ello su interpretación debe ser de la misma forma, sea quien sea el que haya tomado esa decisión, cuando sabemos bien que con su voz real lo puede hacer muy bien y que es como se lo hace mayoritariamente en todo el mundo. Finalmente Walter Aon como el mandarín tuvo un correcto desempeño.

  Por todo lo que les he expuesto, es que insisto en que debe medirse muy bien la magnitud del salto al afrontarse una obra de tamañas características. Queda la experiencia, la que sin duda servirá para mucho cuando se quera afrontar otro desafío de iguales características.


Donato Decina
EN FRANCO TREN DE RECUPERACION

Orquesta Sinfónica Nacional: Director: Gunther Neuhold. Solista: Alexander Panizza (Piano). Programa: Serguei Rachmaninoff: Concierto para Piano y Orquesta Nº 3  en Re menor, Op. 30. Rolf Liebermann; “Furioso para Orquesta”. Alexánder Scriabin: “Poema del Extasis”, Op. 54. CCK-Sala Sinfónica, 30 de Agosto de 2017.

Luego de la “desoladora experiencia” que viví en el Concierto del Domingo 20, oportunamente comentado en este blog, la Sinfónica Nacional retornó al CCK junto Gunther Neuhold, quien debía conducir al conjunto en gira por Corea del Sur y China por esta fecha (mas allá del “papelón” que significó esta cancelación, con la creciente tensión que hay en esa región, ¿habría sido oportuno realizar esa gira?), por lo cuál hubo de parte del director una señal positiva al retornar, contrastante con la drástica decisión del Chileno Francísco Rettig de no volver a dirigir por el momento a la Nacional hasta cobrar la totalidad de los honorarios que se le adeudan y contar con garantías mínimas de respeto por su trabajo.  

  La primera parte del programa ofreció una versión de menor a mayor del concierto para Piano y Orquesta Nº 3 de Rachmaninoff en el cuál Alexánder Panizza asumió la parte solista. Comienzo con algunas imprecisiones. “Tempi Rallentado”  (sobre todo en  el extenso primer movimiento). De cualquier forma a partir del segundo las cosas comenzaron a reencausarse, fluyó el piano con mayor nitidez y la Orquesta mostró empaste y solidez, por lo cual en el tercer movimiento actuaron todos con mayor comodidad y entendimiento. Panizza mostró compenetración y apasionamiento. Su digitación fue precisa y con el transcurrir de la versión encontró su mejor forma. Neuhold del mismo modo fue extrayendo lo mejor del conjunto y en este último movimiento hubo ida y vuelta permanente con el solista. Panizza entregó a posteriori una transcripción de Gershwin, en agradecimiento a los aplausos del público, hecha con mucha calidez.

  La segunda parte tuvo en primer lugar el estreno de “Furioso para Orquesta” de Rolf Libermann , Compositor y Director de Orquesta Suízo. Obra de 1945, es intensa, no da  tregua , tiene pasajes de mucha bravura, es mayoritariamente tonal y logra que el oyente quede virtualmente exhausto al culminar la audición. Aquí Neuhold se movió a sus anchas y le extrajo todo el jugo a la partitura. La Nacional respondió con un perfecto ajuste en todos sus sectores y fue muy bien recibida por el público.

  El cierre se produjo con una formidable versión del “Poema del Extasis” de Alexander Scriabin, con toda la intensidad, apasionamiento, color y detalles virtuosos que esta obra posee. Aquí si, Neuhold y la Orquesta lucieron a pleno. Al conjunto se lo escuchó muy recuperado respecto al concierto anterior y el Director ratificó una vez mas su valía.


Donato Decina
UN CONJUNTO DE EXTRAORDINARIA CALIDAD

“Nuova Harmonia” temporada 2017: Actuación del “American String Quartet”. Programa: Obras de Beethoven, Shostakovich y Ravel. Teatro Coliseo, 29 de Agosto de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

  Luego del extraordinario acontecimiento que significó para la entidad organizadora la presencia de Andras Schiff en el Teatro Colón abordando el primer libro de “El Clave Bien Temperado”, bien podía presuponerse que  las manifestaciones posteriores a este inolvidable concierto vivido no tendrían un nivel semejante. Afortunadamente no ha sido el caso y la presencia del “American String Quartet”integrado por Peter Winograd en Primer Violín, Laurie Carney en Segundo Violín, Daniel Avshalomov en Viola y Wolfram Koessel en Violonchelo, conjunto en residencia de la Escuela de Música de Manhattan y del célebre Festival de Aspen (Colorado), al que concurren desde su formación misma en 1974 (cuando aún sus miembros fundadores eran estudiantes de la Juilliard School), llegaron en gira Sud-Americana por estas latitudes y dejaron un testimonio de suprema excelencia con este concierto que abordo un repertorio absolutamente ecléctico.

  El comienzo marcó una interesante versión del Cuarteto Nº 6 en Si bemol mayor del op. 18 de Beethoven, del cuál a su último movimiento se lo conoce como “La Malinconía”. Fue una versión muy lucida, plena de expresividad, muy buen empaste y un entendimiento absoluto entre los integrantes de la agrupación. Winograd desde su puesto del primer Violín marca el pulso, la respiración. la intensidad. Koessel en el Violonchelo es el alma de la cuerda grave, Carney desde el segundo Violín resalta los pasajes de bravura y Avshalomov es el soporte, el balance. Cada pasaje tuvo el “tempi” exacto de interpretación, por lo cuál no pudo haber comienzo mas impactante.

  Fue gratísimo escuchar la versión original del Cuarteto de Cuerdas Nº 8 de Dimitri Shostakovich, a días de que la otra entidad organizadora de conciertos lo presente en el Colón en el arreglo de Rudof Barshai al que se lo conoce como “Sinfonía de Cámara”. La carga dramática, la presencia constante de su anagrama musical formado por las notas que corresponden a las iniciales de su nombre en idioma alemán y los detalles intensos que tiene esta partitura muy cerrada, dedicada a las víctimas de la segunda guerra mundial (compuesta de un tirón en solo tres días), marcan parte de la interesante historia de este trabajo, el cual fue objeto de una versión sencillamente encomiable en la que el Cuarteto se prodigó con creces. Decididamente fluyó y se respiró la música de uno de los grandes absolutos de la historia musical del siglo veinte.
  Y  en la segunda parte, como obra de fondo, tuvimos una memorable interpretación del Cuarteto de Cuerdas en Fa mayor de Maurice Ravel. Impregnado de todos los detalles del expresionismo, elogiado con creces por Claude Debussy (justificado `plenamente) , nos muestra a un Ravel consumado que ha encontrado definitivamente su camino. La versión tuvo, el color, el preciosismo, los detalles mas finos y el equilibrio de todo el conjunto. Triunfo rotundo.

  Y el cierre nos trajo como “yapa”, la cavatina del Cuarteto Op.130 de Beethoven, que no hizo mas que ratificar las cualidades antes descriptas de estos verdaderos virtuosos de la música de cámara. Un muy buen comienzo de la segunda mitad de temporada, que lleva el mismo nivel de la primera mitad..


Donato Decina

lunes, 4 de septiembre de 2017

CRECIMIENTO Y SUPERACION CONSTANTES

CCK-Sala Sinfónica. “Proyecto Beethoven”. Actuación de la Orquesta Clásica Argentina, Solista y Director: Horacio Lavandera. Programa: Ludwig Van Beethoven: Concierto para Piano y Orquesta Nº5, Op. 73  “El Emperador”; Obertura “Coriolano”, Op. 62 Sinfonía Nº 1 en Do mayor, Op.21. 27/08/17.

NUESTRA OPINION. EXCELENTE.

En un ejemplo de superación y crecimiento constantes, Horacio Lavandera afrontó durante el fin de semana que culminó el Domingo 27 el difícil reto de  interpretar como solista y director los cinco conciertos para Piano y Orquesta del inmenso creador Alemán. Como Uds. saben,  la increíble oferta musical y la escasa disponibilidad horaria hacen que en mi caso me haya reservado solamente para esta ocasión, acicateada además por la posibilidad de verlo dirigir obras sinfónicas ya que en anteriores ocasiones al igual que en las dos primeras noches solo lo efectuó desde el Piano. El resultado final del concierto fue francamente positivo para Ntro. Joven interprete. Su dominio del teclado, la conexión con la orquesta y su visión integral de las obras, dado además que lo hizo con un orgánico orquestal justo en cantidad de instrumentistas (casi como en las épocas de composición y estreno de todas las obras del programa abordado) me llevan a pensar de que el enfoque fue casi de corte historicista, por lo que no dudo en sostener de  que estamos ante  la presencia de un interprete llamado a realizaciones mas importantes mas aún que las que ya ha logrado en los últimos diecisiete años. Y es al Lavandera director de orquesta al que apunto. Dirigió todo de memoria, se plantó muy firme en el podio para la interpretación de “Coriolano” y  la Sinfonía Nº1. Tal vez en la primera debió haber aletargado en algo el “tempi”, pero son cosas que se consiguen sobre la marcha. En cambio la sinfonía emergió de manera fresca, renovada,  como un verdadero disfrute para todos, por lo que para un Director casi debutante en el podio no puede ser mas promisorio el balance de esa noche. La Orquesta Clásica Argentina, con nuestro bien conocido Gustavo Mulé como concertino, no pudo ser mejor vehículo para llevar adelante el desafío. Sonó muy ajustada y precisa y su primer violín estuvo atento no solo a todas las indicaciones del Solista/Director, sino que fue su efectivo complemento mientras este realizaba su interpretación desde el piano.

 Y como souvenir de la noche, luego de la versión de “El Emperador”, el protagonista deleitó al auditorio con la paráfrasis del “Danubio Azul” que hizo ”rugir” a la concurrencia.


Donato Decina

SUPREMA EXCELENCIA


Mozarteum Argentino, Temporada 2017. Actuación del Trío Osmanthys. Carolin Widmann (Violín), Marie-Elisabeth Hecker (Violonchelo) Y Martin Helmchen (Piano). Programa: Obras de Lili Boulanger, Brahms y Dvorak. Teatro Colón 28 de Agosto de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

  En otra de sus formidables realizaciones de programación, el Mozarteum presentó a esta formación compuesta por tres jóvenes y excelentes músicos: la violinista Carolin Widmann (a Quien conociéramos como solista con orquesta poco tiempo atrás), la violonchelista Marie-Elisabeth Hecker y su pareja el pianista Martin Helmchen, los cuales hacen presentaciones a dúo e individuales y que decidieron junto a la primera la conformación de este trío. El sonido que poseen es inmenso, la entrega de los tres es absoluta, el enfoque de las obras va en directa relación con el punto justo que obtienen para cada interpretación. Cuerdas plenas de tersura, piano que no solo balancea, sino que tiene pleno destaque en sus partes comprometidas.

  Fue grato oír “D’un matin de printemps” (De una mañana de primavera) de la muy prematuramente desaparecida Lili Boulanger, la que estaba llamada a ocupar un lugar similar al de su célebre hermana Nadia.  Obra que como bien resalta en el programa de mano la nota de Claudia Guzman fue la última que pudo componer en plenitud, luego de conseguir el célebre “Premio de Roma” (Primera mujer francesa en obtenerlo), pues luego quedó postrada por graves problemas de salud. Aires bucólicos, descriptivos, música muy lograda que los interpretes realizaron de modo ideal. Siguió el Trío para Piano y Cuerdas Nº 2, en Do mayor, del op. 87 de Brahms, en el que el conjunto mostró solvencia y categoría, resaltando el vigor, la intensidad y hasta el color que la partitura posee. Reitero aquí mi elogio a la entrega total de las dos mujeres del conjunto. Widmann y Hecker poseen sonido amplio y hacen gala de una intensidad interpretativa sin límites. Conceptos que sumados al excelente desempeño de Helmchen en el piano se vieron plenamente plasmados en la formidable interpretación del Legendario trío “Dumky” en Mi menor, del op. 90 de Dvorak, tal vez la mejor escuchada en los últimos tiempos por estas latitudes lo que dejó al auditorio en verdadero “Estado de Gracia”. Al punto que motivó al conjunto a cerrar su actuación con “Kleiner Wiener Marsch” de Kreisler, que llenó de alegría a la sala del Colón.


Donato Decina