domingo, 31 de octubre de 2021

 

PARA EL SANO DEBATE

 

Teatro Colón, temporada 2021, ciclo “Grandes Intérpretes Internacionales”, Presentación de la Soprano Kristine Opolais acompañada al piano por Marcelo Ayub. Programa: Obras  de Cilea, Verdi, Catalani, Boito, Wagner/Liszt y Puccini. 30 de Octubre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Recuerdo particularmente un concierto de canciones de cámara que presentó la soprano Karitta Mattila en un abono del Mozarteum Argentino en la sala del Teatro Colón, en donde muchos concurrentes cuestionaron severamente el hecho de que la interprete actuara las mismas en directa consonancia con los textos de dichas canciones. Para muchos asistentes el juicio de valor era inapelable: faltaba más canto y no aceptaba la actuación.  Hoy ante la presencia de la gran soprano letona Kristine Opolais entre Ntros.  en el mismo escenario volvió a generarse el debate, pero esta vez mas civilizadamente. Ahora es, ¿ha cambiado la forma de cantar?, ¿la actuación suple carencias?, ¿hay o no interpretes para determinado repertorio?. Si nos atenemos que en los recitales de algún tiempo atrás los interpretes abordaban determinados fragmentos en una sucesión de 5 o 6 para ahí tomar un breve respiro, retomar con otros tantos, llegar al intervalo y repetir esa secuencia en segunda parte y que luego del final formal el furor era tal que el intérprete ofrecía cuanto menos cinco bises (Monserrat Caballé llegó al extremo de ofrecer ¡14! (otro recital aparte), el último de los cuales fue “Casta Diva”). ¿Existen hoy ese tipo de intérpretes?. Algo ha cambiado y eso es el saldo que ha dejado esta presentación de Kristine Opolais: que como nunca el habitué de la sala del Colón tras el largo silencio al que lo sometió la pandemia vea hoy en mayor perspectiva que ocurre en la actualidad con el fenómeno del arte lírico y no colocara la comparación con los artistas de ayer al momento de analizar lo que acababa de escuchar.. Y es cierto,  la forma de cantar ha cambiado. Tal vez existen pocas voces que puedan afrontar un repertorio de peso como el que Opolais propuso en el escenario del Colón y que las carencias vocales queden a cubierto con una generosa actuación. Entonces tras dos momentos de peso en los que ya ingresa actuando desde el detrás de escena al escenario, hay necesidad de un respiro que es cubierto por el pianista acompañante como tal vez antes no ocurría con tanta asiduidad. Hay énfasis en los gestos, despliegue de técnica vocal, a veces notas forzadas, a veces mayor canto franco. Y es aquí donde de menor a mayor Kristine Opolais fue construyendo su labor en el escenario del Colón. Desde el recitado previo a “Io son l’umile ancella” y el aria propiamente dicha a un interesante “Ave María “ y la posterior “Canción del Sauce” de Otello, retornar a “Adriana” y entregarse por completo en “Poveri Fiori”  para mostrarnos una correcta “Ebben? ne andró lontana”.  Empezar a subir el voltaje con “L’Altra notte in fondo al mare”, sortear una impensada dificultad en “Vissi d’arte” (Llamó la atención el hacerlo de espaldas al público casi en su totalidad y rematar con un agudo corto y esforzado) y cerrar con “Un bel di vedremo”  de una de sus últimas creaciones “Madama Butterfly”. Claro, había en los bises un plus. Comenzando por “La Canción a la Luna” de “Russalka”, una de sus creaciones con la que conquistó a los seguidores Argentinos de las transmisiones del Met Neoyorkino. Lo hizo atravesando el pasillo central de platea deteniéndose en tres puntos del mismo coincidentes con cada momento de énfasis del aria y ahí por fin encontramos a la intérprete plena que admiramos siguiendo sus presentaciones desde las redes sociales y las transmisiones en vivo y el Colón entró en efervescencia. Un bello “O mio babbino caro” rematado hasta con un gesto de picardía en el rostro y el decir y cerrar con total entrega en otro de sus grandes papeles “Manon Lescaut”  con “Sola Perduta Abbandonata”, con la que finalmente conquisto al público expectante. Párrafo aparte para la descollante labor de Marcelo Ayub en el acompañamiento y en sus momentos de destaque. Debió suplir al habitual acompañante de Opolais tras un percance que este sufriera al llegar al país. Ayub mostró solvencia, musicalidad, aportó el clima justo que Opolais necesitó en cada aria  y se lució con exquisita técnica en sus momentos solo con el Interludio del segundo acto de “Adriana Lecouvreur” tanto como el del acto IV de la misma y una espectacular versión de la transcripción para piano de la “Muerte de Amor de Isolda” que Franz Liszt realizara sobre el original de su yerno, Richard Wagner.

 

  Puede decirse que fue muy valiosa esta presencia en donde la Artista Completa pudo imponerse aun cuando el público espera otro tipo de voces y fue mucho más valioso todavía que el público haya sido sumamente respetuoso de esta forma de actuar y que en el debate lo acepte. Ese es el mayor saldo que dejó esta gratísima presencia.

 

Donato Decina

 

UN MUY BUEN DIRECTOR

 

Teatro Colón, temporada 2021, Concierto a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Paolo Bortolameolli. Programa: Obras de Drangosch, Schreker y Beethoven. 29 de Octubre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

 

  Sorprendió mucho el hecho de que el Maestro Bruno Gelber, quién era el solista de este programa y que tendría a su cargo la obra de fondo del concierto, el Nº 3 de Beethoven, cancelase su presentación por razones de salud, lo que tratándose de un solista de su talla debió haber sido algo serio, por lo que hago votos desde aquí para que sea pronta su recuperación. Lo cierto es que esta decisión hizo que todo el peso de la velada recayera sobre el director invitado, el joven maestro chileno Paolo Bortolameolli, poseedor ya de muy buenos antecedentes profesionales con interesantes presentaciones en Europa a lo que se suma su actual labor como asistente de dirección del Maestro Gustavo Dudamel en la Filarmónica de Los Angeles. Ya desde el vamos se pudo percibir que estábamos ante la presencia de un verdadero conductor de raza con su abordaje de una obra de Ernesto Drangosch la Suite miniatura fantástica “Baltraüme” (Sueños de un Baile) la que ha sido rescatada y revisada por el Mtro. Lucio Bruno-Videla en su incansable labor en el Instituto de Investigación en Etnomusicología del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Es una obra que consta de cuatro partes cuya música nos refiere a las acciones que transcurren durante un baile. Compuesta en 1905 y estrenada en concierto en Enero de 1906 en el entonces Casino Bristol de la Ciudad de Mar del Plata, se inscribe en las tradiciones del Post-romanticismo Europeo que ya por entonces comenzaba a dar paso a las nuevas tendencias de la música. Encontramos en esta partitura descripciones de ensueños, momentos de apasionamiento, fragmentos descriptivos. Bortolameolli guió con precisión a la Filarmónica extrayendo de estas páginas hasta el máximo posible, haciendo que de inmediato el público reaccione favorablemente ante un trabajo que gracias a la labor de Lucio Bruno-Videla pudo apreciarse quizás por segunda vez y que a mi entender merecería programaciones futuras. Otro tanto le cabe a la interpretación de la Sinfonía de Cámara en un Movimiento de Franz Schreker, la que ignoro si no ha sido una primera audición Argentina. Orquestada para un orgánico reducido de cuerdas, vientos y percusión, desarrollada con elementos propios del romanticismo tiene un gran desarrollo expansivo y es rica en materiales. Bortolameolli le imprimió a la orquesta una profundidad interpretativa tal que obtuvo un sonido homogéneo y momentos de extraordinario brillo. Verdaderamente se percibió un “capolavoro” que quedará como uno de los grandes hechos musicales de la presente temporada.

 

  La mencionada ausencia del Mtro. Gelber fue cubierta con una estupenda versión de la Septima Sinfonía Op. 92 del propio Beethoven en una labor para nada rutinaria, rica en detalles y minuciosa hasta la medula a la que le dio el plus de ofrecerla en forma completa. Se vio a un conductor absolutamente compenetrado hasta en el mínimo gesto y le extrajo al conjunto todo lo que el buscó, por lo que debemos agradecerle este enfoque tan personal, carente de la menor tentación de caer en una interpretación de compromiso. Ignoro con cuanta antelación se pudo trabajar en la sinfonía, pero cualquiera que haya sido la cantidad de ensayos se vio una mutua colaboración entre Director y Orquesta y por ende el formidable resultado. Ojalá tengamos a Bortolameolli mas seguido por aquí.

 

Donato Decina

 

KRISTINE OPOLAIS

Teatro Colon 30/10/2021 – Marcelo Ayub (piano)

La soprano letona Kristine Opolais, es una de las cantantes más destacadas de la actualidad, a la que bien le cabe la definición de “cantante  -  actriz”, con el que se la presenta en su curriculum.

Muy expresiva e intensa en su interpretación, logró convencer escénicamente en cada aria que ofreció en su recital en el Teatro Colon.

Claro que, como vemos frecuentemente en estos tiempos, esa misma intensidad dramática que expresa con sus gestos y movimientos, no condicen con el instrumento vocal requerido para interpretarlas.

La voz de Opolais, no es una gran voz.  Aunque bella,  no es una voz dramática ni con el volumen suficiente para encarar el repertorio que propuso y es por eso, que hay un marcado desbalance entre su actitud corporal y su canto. Lo que sobra en su actitud, falta en su voz.

Hay que reconocer, que fue novedosa la manera de presentarse en escena. Entra al escenario cuando ya el pianista acompañante arranca con la introducción musical del aria que va a interpretar. Entra en escena el personaje, no la intérprete, no la soprano con nombre y apellido.

El comienzo fue un poco titubeante, con un perceptible nerviosismo en su voz, que fue desapareciendo a lo largo de la velada ante los aplausos del público, y  se fue afianzando con más entrega a lo largo del concierto.

Por lo dicho, no es de extrañar que sus mejores momentos estuvieran en las arias más líricas, como la “canción a la luna” de Rusalka de Dvorak y “O mio babbino caro” del Gianni Schicchi, de Puccini, que ofreciera en los bises.

Algo le sucedió interpretando “vissi d’arte” de Tosca de Puccini, que cantó inexplicablemente de espaldas a público y que terminó con un agudo corto y tirante.

También fue interesante su interpretación de la escena de Desdemona (Canción del sauce y Ave Maria), del Otello verdiano. También incluyo  “L’altra notte in fondo al mare”, del Mefistofele, de Boito , en la que se pudo apreciar concretamente, las virtudes y falencias de la cantante.

El resto del repertorio interpretado comprende las dos arias de Adriana Lecouvreur de Cilea; “Ebben?, ne andro lontana” de La Wally de Catalani; “Un bel di vedremo” de Madama Butterfly de Puccini; y como bis final “Sola, perduta, abbandonata”, de Manon Lescaut de Puccini, en la que expuso todos los reparos que comentamos.

Mención especial para el pianista acompañante, Marcelo Ayub, quien es también Maestro preparador, en el Teatro Colon, e interpretó estupendamente, como solista, los arreglos de Liszt para la “Muerte de amor” del Tristan e Isolda de Wagner y el “Intermezzo” de la Manon Lescaut de Puccini.

Como conclusión se puede decir que la “cantante  - actriz” Kristine Opolais, podría cambiar esa definición por la de “actriz -  cantante” ya que deslumbra más como actriz que como cantante.

sábado, 30 de octubre de 2021

 

UN NUTRIDO EJERCICIO DE VISION, AUDICION Y PENSAMIENTO

 

Centro Cultural Kirchner, temporada 2021. Concierto Escénico: “El Secreto del Cabello de Beethoven”. Dado a partir del film “Ludwig Van” (1969) de Mauricio Kagel. Idea: Sebastián Tellado y Haydee Schvartz. Intervención musical en vivo del Ensamble Tropi Se escucharon obras de: Alesio/Yiso,  Bauckholt, Oña, Baes, Lennon/Mc. Cartney, Cage, Satie, Andriessen Y Beethoven. Auditorio Nacional, 28 de Octubre de 2021.

 

NUESTRA  OPINION: MUY BUENO

 

  Dos hechos puntuales. Una reflexión de Pierre Boulez y la subasta años atrás de un mechón de cabello cuya pertenencia es atribuida a Beethoven, más el film Ludwig Van del Compositor Argentino Mauricio Kagel de 1969 como punto de partida, fueron los disparadores que movilizaron a  Haydee Schvartz y Sebastián Tellado a concebir este concierto escénico en el que todo, aún la música seleccionada, queda inteligentemente entrelazado con centro en la figura del creador que compuso con absoluta libertad y plasmó en el pentagrama dolores, afectos, sentimientos. A lo largo de este trabajo de verdadera orfebrería, sostenido en la idea musical por la siempre bienvenida presencia del Ensamble Tropi, veremos debates, reflexiones, preguntas  cuyas respuestas debe brindárselas cada espectador por sí mismo, música conocida en arreglos notables para esta versión y por sobre todo y ante todo Beethoven y su música, reflejada en Ludwig Van film que el compositor Mauricio Kagel plasmó en 1969 (pensando seguramente en el bicentenario del genio que tendría lugar al año siguiente) y el debate lógico de esa época en que el “Mayo Francés” y la “Primavera de Praga” dispararon tantos cuestionamientos al sistema vigente. ¿Mercantilismo en la música o creación musical?, ¿Beethoven logró artísticamente lo que se propuso?. ¿Se compatibiliza la música de Beethoven con “Because” de Los Beatles?, ¿Por qué Kagel en imagen y no en su música pero sí la música de sus discípulos?. Interrogantes a los que como se dijo cada uno de los presentes debió responderse a sí mismo y si a eso agregamos que las imágenes de Kagel son tan contundentes como su música, el resultado fue un producto magníficamente elaborado, que no pasa desapercibido y que de las manos de Schvartz y Tellado logra llegar a muy buen puerto. El que el mensaje llegue al espectador y lo deje reflexionando

 

Donato Decina.

martes, 26 de octubre de 2021

 

FIESTA PARA LOS OIDOS

 

Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación. Tercer concierto presencial de la temporada 2021, Director: Sebastiano de Filippi. Programa: Obras de Binelli, Revanello, Respighi y Verdi/Toscanini. 25 de Octubre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  “Raíces Itálicas” es el nombre que llevó este concierto de acuerdo a la temática que desarrolló  Sebastiano de Filippi con la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación de la que como sabemos es titular. La conclusión central que extraemos de esta velada es que el Director le aumenta al conjunto el desafío musical a cada presentación y la respuesta que obtiene de la Orquesta es cada vez mayor en forma proporcional con cada desafío. Esa respuesta viene de la mano de un sonido cada vez más corpóreo, homogéneo. Un mayor manejo de las sutilezas como pasajes en “pizzicato” en donde en gran parte de la noche los instrumentistas lo demostró y una cada vez mayor innovación al programar, lo que hace que el conjunto no se amesete en determinados repertorios, sino que al explorar lo nuevo se renueve la exigencia.

 

  Estas “Raíces Itálicas” provienen tanto de músicos peninsulares como de descendientes de Italianos como es el caso concreto del bandoneonista y compositor Daniel Binelli quién en ocasión de una estancia suya en la Ciudad de México en el año 2014 compuso “Balada Nocturna”, obra para cuerdas de carácter muy introspectivo e íntimo, con un lógico aire de tango al que el conjunto hizo honor con una muy buena interpretación que el público recibió de muy buen agrado. Tras los aplausos, el Director optó por permanecer en el podio y de inmediato se pudo escuchar en aparente estreno argentino Dos Piezas del compositor Italiano Oreste Revanello (1871-1938), cuya producción se centra fundamentalmente en obras litúrgicas y motetes. Aquí, en lo que aparentemente es una faceta menormente difundida pudimos apreciar “Nana” y “Visión” de un tratamiento muy interesante en la escritura con una estructura de desarrollo de primer tema que da paso a un segundo o también “núcleo central” para luego recapitular el tema inicial. Aquí una vez más De Filippi buceó al fondo de cada página y los músicos brindaron un discurso sostenido, el que no decayó en momento alguno,  logrando captar el interés de todo el auditorio.

 

  Una vez más tras los aplausos el Director optó por permanecer en el podio y acometió junto al conjunto el primer “pezzo grosso” de la noche que fue la tercera suite de las “Antiguas danzas y arias para laud” de Ottorino Respighi en una versión plena de canto orquestal, con perfecto dominio del estilo, “tempi” acertado en cada página y la primera amalgama fuerte de sonido que sacudió a la concurrencia que aplaudió de manera eufórica a esta versión ofrecida. Pero aún quedaba “Algo más”.

 

  Ahora sí, el maestro De Filippi prefirió tomar un breve respiro que sirvió tanto al conjunto como a El mismo para reponer fuerzas y acometer “Sinfonía para Cuerdas”, el arreglo que Arturo Toscanini efectuó para  este tipo de formaciones del “Cuarteto en Mi menor” de Giuseppe Verdi quién lo compuso durante su estancia en Nápoles en 1873 (época posterior al estreno de “Aida” y casi paralelo al “Requiem”). Y aquí demos la derecha al Director. Previo a esto, Respighi (cuya familia tuvo pleno vínculo con Verdi y hasta él mismo lo acicateó a un joven Ottorino en su carrera como compositor). Ahora, Verdi en el día mundial de la Opera y en arreglo de uno de sus máximos difusores (aunque en sus últimos años de vida Don Giuseppe lo convirtió en el paradigma del  “Dictador del  podio” fundamentalmente tras  haber estrenado Toscanini en la “Scala” sus “Cuatro Piezas Sacras” sin consentimiento suyo). Y aquí también se entroncan las relaciones de familia ya que los Toscanini tenían amistad con el padre de Verdi, es decir las tres familias (Verdi, Respighi y Toscanini) mantenían contacto en la Parma del sigo diecinueve  con los Verdi como aglutinante.

 

  La “versión Toscanini” sorprende por un discurso muy robusto para cuerdas. Confieso que en algún momento intenté recordar la versión original y justamente por el detalle que expresé en el párrafo anterior se me hizo muy difícil. Recién en el Tercer movimiento (Prestissimo) encontré un equilibrio ideal. De todos modos, la interpretación de De Filippi y los músicos fue brillante de punta a punta con momentos de sonido pleno, otros de gran profundidad y otros de notable manejo de las sutilezas. Aquí también se trató de un estreno argentino, muy bienvenido, al que el conjunto y su Director le hicieron honor y al que el público retribuyó con una justiciera ovación, la que fue respondida  por un sorpresivo y sorprendente bis. Al mejor estilo del Maetsro Iván Fischer y sus músicos de la “Budapest Festival Orchestra”, De Filippi convocó a los violinistas Eleonora Votti (quién cantó con registro de soprano),  Paula García Presas (Quien lo hizo como Mezzosoprano), el Concertino, Pablo Pereira (en cuerda de Tenor)  y el  propio De Filippi (quien como sabemos proviene del canto y tiene registro de bajo/barítono). Otros dos violinistas, Pedro Sotelo  (quien ocupó el teclado en función de clave continuo) y Sergio Catelani (Quien fue el Director) para que en el Día Mundial de la Opera se homenajease al género con una de las formas que le dieran origen: el Madrigal y aquí la última de las sorpresas. De otro autor poco frecuentado: Jakob Arcadelt  se escuchó “Il Bianco e Dolce Cigno”, entonado por los cuatro vocalistas con gratísimos registros y con pleno ajuste de parte de Catelani del conjunto instrumental. Gran broche de oro para una noche de fiesta.

 

  Donato Decina

 

UN  DON PASQUALE QUE JUEGA EN PRIMERA

Ccomentarios Eduardo Casullo

Miembro de ACMA

 

Función de Don Pasquale en el Teatro Empire, Caba, domingo 24/10

 

Don Pasquale es una ópera en tres actos de las tantas que ha escrito Donizetti. Parecía, con todo respeto, que en vez de la máquina de hacer chorizos, tenía una máquina de hacer operas. De sus 66 óperas, la que nos ocupa es la número 64 y además, paradójicamente, se estrena el 3 de enero de 1843 en París, en el Teatro de los italianos.

Se la considera una ópera bufa, una costumbre que se había puesto de moda en la época, y que se trata básicamente de engaños y pretendiendo mostrar una moraleja, que en lo personal lo dudo bastante, pero así se la conoce.

La obra está escrita para cuatro personajes principales, coro y un quinto, que no por parecer un rol menor, deja de tener una importancia fundamental: me refiero al notario.

La obra está estrechamente vinculada a la comedia del arte donde Don Pasquale  se compara a Pantaleón, Ernesto al enamorado Pierrot, Malatesta al listo Scapino, en tanto que Norina representa a Colombina. El falso Notario tiene eco de una larga línea de falsos.

Está ambientada en Roma en su versión original y basada en un libreto de Angelo Anelli, que fue utilizado en la opera de Pavesi Ser Marco Antonio.

Se dice que Donizetti tardó sólo 7 días en escribirla, aunque muchos estudiosos sugieren que lo que se escribió en ese tiempo fueron sólo las líneas melódicas y a posteriori se complementó con la orquestación, cuyo orgánico es bastante complejo, a saber:

2 flautas (también flautín), 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagots, 4 trompas, 2 trompetas, 3 trombones, timbal, bombo y platillos, cuerdas, interinamente: Pandereta, 2 guitarras.

Obviamente, es costosa, y en estos tiempos de pandemia, necesita además un foso lo suficientemente grande para esta orquesta.

Aunque no es lo estándar, esta obra tiene la particularidad de que puede realizarse en versión simplificada eliminando los coros, y aunque tienen paginas muy bellas, son típicos de comentarios que solo describen situaciones del carácter de los personajes, los cuales si se omiten, no desmejora en mucho el resultado final.

No quisiera dejar de mencionar que varias de las bellas melodías fueron tomadas parcialmente de otras obras anteriores como el elixir de amor, Lucia, etc.

 

​LOS PERSONAJES SEGÚN DONIZETTI

Don Pasquale, viejo solterón y rico (bajo buffo).

Doctor Malatesta, amigo de Don Pasquale y de Ernesto (barítono).

Norina, joven viuda, enamorada de Ernesto (soprano ligera).

Ernesto, sobrino de Don Pasquale (tenor lírico o ligero).

Un notario (bajo o barítono).

Criados.

 

En esta versión del Teatro Empire, los roles estuvieron a cargo de: Claudio Rotella, Santiago Vinelli, Karen Brandan, Patricio Oliveira y Agustín Bravo.

La dirección Musical a cargo de Juan Casasbellas.

El acompañamiento musical, con dos pianos, a cargo de Matías Fernández De La Puente y Matías Galíndez.

Y la regie fue realizada por Roberto Antier.

Se agregaron tres sirvientes que fueron Luciana Rondán, Alejandro Pujalte y Pablo Montaner.

Pero entremos en esta versión:

Fue notable tanto en el desarrollo vocal como el escénico de Claudio Rotella, quien manejó el rol con ductilidad, excelente dominio de los pianos y los fortes, y grandes detalles en la interpretación dramática. Un nivel pocas veces visto en un Don Pasquale.

La Norina de Karen Brandan tuvo momentos de verdadero lucimiento, sobre todo en las  bellísimas arias que Donizetti le escribió, donde también supo manejar los pianos y fortes con solvencia.

Patricio Oliveira tiene una voz notable y si bien tira más al lirico spinto y no al lirico liviano, también controló en todo momento las potencias vocales, lo cual le valió grandes aplausos por parte del público.

El Dr. Malatesta a cargo de Santiago Vinelli, cumplió con su rol, muy difícil por momentos.

Pero hay otra cosa que fue importante: los tríos, cuartetos y demás concertados tuvieron un buen equilibrio musical, pudiendo escucharse cada una de las voces sin que ninguna tape a la otra.

La puesta en escena de Roberto Antier estuvo complementada con un gran número de detalles que potenciaron muchísimo el actuar de los cantantes y le otorgaron vida y convencimiento sobre los textos. Aun en los apartes, donde queda librado generalmente al placer del cantante, se notaron muy bien marcados. A mí humilde modo de ver, hubiera preferido encontrar en el momento más dramático, la bofetada, donde hasta la música cambia totalmente, un cambio de luces. En este sentido, la iluminación no jugó un rol demasiado significativo, salvo en los momentos en que los personajes hacían su entrada por puertas laterales.

La dirección musical de Juan Casasbellas fue excelente, llevando los tiempos justos que la obra requiere y también en los momentos que los cantantes no miran la mano.

Participaron con creatividad los tres sirvientes acompañando las escenas.

La caracterización y selección del vestuario realizada por Luciana Rondán fue sumamente atinada para cada uno de los roles, destacándose sobre todo el cambio de Sofronia a Norina en la escena del falso casamiento.

En definitiva, una excelente versión que merece tener muchas más representaciones, porque refleja el espíritu de Donizetti y es un placer escuchar tantas y tan bellas partes excelentemente interpretadas.

La próxima y última función será el día viernes 29 de octubre a las 19:30hs, nuevamente en el Teatro Empire.

 

sábado, 23 de octubre de 2021

                           DE VARIACIONES Y CONCIERTOS

 

Teatro Colón, temporada 2021. Concierto a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solistas. “Baires Horns” (Fernando Chiappero, Luís Ariel Martino, Gustavo Ibacache, Christian Morabito). Programa: Obras de Händel, Gardelín y Ginastera. 22 de Octubre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Antes del inicio, el Mtro. Diemecke solicitó un aplauso a la memoria de Bernard Haitink, fallecido el día anterior y a quién iba dedicado el concierto. Más allá de que se produjo a una edad avanzada (¿92 o 96?), consecuencia biológica a la que nadie escapa, y que estaba retirado desde hacía 2 años  (a pesar de lo cual dejó una puerta abierta diciendo que si había una emergencia que cubrir El estaba listo para ir a donde  sea), es un vacío muy sensible el que deja. Quienes tuvimos la fortuna de escucharlo en el Colón en su máximo esplendor al frente de la Royal Concertgebow Orchestra (En mi caso 1985 y anteriormente vino en 1971), lo recordaremos como un guía solido que siempre llegaba al fondo de las partituras. Vaya entonces Ntro. sentido homenaje que tendrá en el programa de hoy 23 un anticipo de uno mayor el próximo Sábado 30.

 

   La tónica del programa ofrecido tuvo dos formas musicales como ejes: el concierto y la variación.  Se inició con el Concerto Grosso nº 12 del op. 6 que lleva el Nº330  de catálogo de Händel, el que si bien fue interpretado con instrumentos modernos fue objeto de una muy buena y digna versión, sostenida en atriles solistas de excelencia. Basta con consignar (entre otros) a Xavier Inchausti (Concertino), Elías Gurevich (Segundo primer violín), Delmir Lujla (Guía de segundos violines), José Antonio Araujo (Primer violonchelo) y Javier Dragún (Primer Contrabajo) , para tener una pauta de lo que fue la versión construida por Diemecke justamente a partir de dichos instrumentistas. Ajustada de punta a punta, intensa, respetuosa del estilo, en mi caso operó como un bálsamo luego de la controvertida puesta de “Theodora” en donde justamente Händel quedó injustamente relegado por los desgraciadamente conocidos factores extra-musicales.

 

  Luego  de este comienzo auspicioso, pudo escucharse en estreno mundial otro concierto, en este para cuatro cornos y orquesta del compositor, arreglador y director de orquesta  argentino Gerardo Gardelín en donde ofició en la faz solista el conjunto Baires Horns, integrado por Fernando Chiappero, Luís Ariel Martino, Gustavo Ibacache y Christian Morabito, los que también se desempeñan como instrumentistas de las Orquestas del Teatro Colón y a quienes les está dedicado este trabajo. Es una composición estructurada en los clásicos tres movimientos (Urbano [Maestoso-Allegro], Místico [Lento] y Ritual [Andante]). De escritura absolutamente tonal, tiene pasajes de fuerza y brillo, alternados con otros de absoluta intimidad, tratamiento por momentos “jazzisitico”, otros de música ciudadana y elementos folcklóricos. Mientras que al conjunto solista le reservó momentos de fanfarria, seguidos de variaciones a ser interpretadas en forma individual por cada uno y llevar el discurso de los temas centrales de cada movimiento.  No cabe duda alguna que a lo largo de su faceta como arreglador, Gardelín se fue embebiendo en este tipo de música y al igual que otros grandes de la música popular fue internándose en lo clásico hasta lograr estas composiciones que ahora somete a consideración del público. La labor de Baires Horns tuvo ajuste, absoluta cumplimentación, impecable sonoridad y plena solidez, esperando tener la oportunidad para poder escucharlos solamente a ellos en concierto. Llamó mi atención el hecho de que a pesar de ser cuatro cornos los solistas. otros se encontraban en el orgánico orquestal con participaciones importantes resaltando pasajes del acompañamiento. Podrá decirse “suena a” o “se parece a”, pero nunca “es igual a”. La música de Gardelín es muy personal y en el caso puntual del último movimiento, el tratamiento empleado para la orquestación me hizo recordar al que Waldo de los Ríos efectuara en su célebre “Suite Sudamericana” de los años 60 . Un trabajo muy logrado y efectivo que fue bien recibido por el público.

 

    El plato fuerte de la noche lo constituyó el excelente trabajo ofrecido en las “Variaciones Concertantes”, op. 23 de Alberto Ginastera en donde Diemecke fue hasta el fondo de la obra y sostenido por una inspirada Filarmónica trazó una paleta de color y sonido que ubicará a esta versión como una de las más impactantes que yo haya escuchado en vivo. Pareja de punta a punta, respuestas de excelencia de todos los solistas, intensidad, instantes de profunda introspección, detalles que hacen a que justamente el resultado final sea  la excelencia y que no en vano, haya sido la obra más aplaudida del programa. ¿Se pedía música Argentina en el repertorio?, pues allí está. Como debe ser.

 

                                                                                                                                                       Donato Decina

viernes, 22 de octubre de 2021

 

INTELIGENCIA Y CATEGORIA

 

Teatro Colón, temporada 2021. Serie: “Grandes Intérpretes Internacionales”. Recital de la Soprano Olga Peretyatko junto al Pianista Mattias Samuil. Programa: Obras de Bizet, Offenbach, Chopin, Gounod, Wagner, Dvorak, Tosti, Puccini, Gershwin, Bellini y Rossini. 21de Octubre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

 

 

Conocida en el medio musical por su importante Carrera que incluye actuaciones en los principales escenarios del mundo, la Soprano Rusa Olga Peretyatko llegó al Colón en  este difícil 2021 para presentarse entre nosotros dentro del ciclo Grandes Intérpretes Internacionales.  No defraudó en absoluto. Es poseedora de un bello timbre, de gran extensión vocal, buen fiato y bellos pianísimos de los que fue haciendo gala a lo largo de la noche. Dentro del interesante repertorio abordado dio preeminencia al francés, el que evidentemente es una de sus debilidades y balanceó por igual los fragmentos operísticos con los de canciones de cámara, las que conformaron una sección de “cuna”, compuestas por grandes autores  que integran uno de sus trabajos más recientes. Es muy rescatable que aun en la dificultad, el Colón haya mantenido  la decisión de traer figuras de prestigio, las que se completarán con las ya confirmadas Kristine Opolais y Elena Maximova, lo que le da a Ntro. Primer coliseo una vez más su carácter de sala líder en Sud-América.

 

   A pesar de que como se sabe, dadas las regulaciones por pandemia los espectáculos deben hacerse sin intervalo, una voz en off anunció que se haría por excepción en este recital uno de quince minutos, pero que como es sabido las confiterías de distintos niveles no estaban habilitadas. Aun así, se pudo apreciar el retorno de muchos habitués, atraídos por la presencia de Peretyatko, lo que seguramente habrá de repetirse en los próximos dos recitales mencionados.

 

  La primera parte entonces estuvo consagrada a Opera Francesa, atacando Peretyatko el aria de “Leila” de “Los Pescadores de Perlas” de Bizet con un notable refinamiento. Continuó con los momentos importantes reservados a soprano de los tres roles protagónicos femeninos de “Los Cuentos de Hoffmann” de Offenbach con una leve pausa entre Olympia y Antonia. Absoluta soltura y gracia al actuar en la “Canción de Olympia” con la complicidad de su acompañante Mattias Samuil quien en lugar de la cuerda interpretó la clásica melodía de inicio de los teléfonos celulares en una forma moderna de hacerla “Arrancar”. Interesante enfoque dramático para “Antonia” y  simpatía en el momento de Giulietta.  Entre Offenbach y el Vals de Giulietta en este caso de la opera de Gounod, Peretyatko intercaló, también del propio Gounod, la Serenata: “Quand du Chantes”, canción de cuna esta poco frecuentada en repertorio de recitales  que movió a confusión al público aplaudiendo entre parte y parte de dicha serenata. Aun así, la Soprano Rusa agradeció los aplausos continuó con la interpretación y culminó la primera parte con el ya dicho “Vals de Giulietta” con frescura absoluta en la voz.

 

Tras la pausa, escuchamos un hermoso segmento de canciones de cuna, iniciado con “Dors mon enfant” de Richard Wagner expresada con absoluta prestancia y un interesante timbre robusto.  “Dobru noc” de Dvorak, el punto más alto de la noche, por expresividad, dicción y porque la misma melodía del genial compositor checo conmueve. La parte Italiana (llamativamente rezagada en el recital) sobrevino de la mano de “Ninna Nanna” de Tosti y una estupenda versión de “L’Uccelino” de Puccini.  Cerró el segmento una muy buena interpretación de “Summertime” de “Porgy and Bess” de Gershwin con perfecta dicción inglesa.

 

  Y en la parte final del recital “formal” dos titanes del “Bel Canto”: “Casta Diva” de “Norma” de Bellini en donde el timbre “blanco” de Peretyatko no desentonó en absoluto, seguida de dos Rossini de mucho peso: “Bel Raggio Lusinghier” de “Semiramide” con estupendas coloraturas y “Una Voce Poco Fa”  de “El Barbero de Sevilla” con ornamentos personales que la hicieron más atractiva aún, en donde mostró todos sus recursos y su calidad tanto expresiva como interpretativa. Párrafo aparte para la muy buena labor de Mattias Samuil en el acompañamiento al piano. Siempre atento, seguro, a la altura de Peretyatko y reservándose en ambas partes dos intervenciones personales durante los descansos de la soprano,  Nocturnos de Frederic Chopin: el Nº2 del Op. 9 en Mi bemol mayor en el que alcanzó un alto grado de compenetración y un clima de absoluta intimidad  y el Nº 20, Op. Póstumo en Do sostenido menor llevado a tempi justo en una muy buena interpretación.

 

  Más allá de las limitaciones de tiempo, los visitantes se prodigaron ofreciendo tres bises, arrancando en francés con “J’ai vu passer une Hirondelle” de Dell’Acqua ,la poco frecuentada “Estrela Brasilianiches” de Antonio Pimienta  y cerrar con una magnífica interpretación de “Il Baccio” de Arditti, cierre perfecto para una noche de las que tanto se extrañaban.

 

Donato Decina

martes, 19 de octubre de 2021

 

NO TODO ESTA PERDIDO

 

“Surdanza Espacio”, Temporada 2021. Apertura del Ciclo “Ci Danza 2021”. Presentación del “Baires Sur Novus Ballet”, Fundadora: María Luján Costa, Directora Artística: Laura Fiorucci. Programa: “Cenicienta (Un Cuento Bailado)”, con música de Serguei Prokofieff. Intérpretes: Melisa Guccione (Cenicienta), Humberto Benítez (El Príncipe), Anastasia Belinco (La Madrastra), Luján Costa (Drisella), Antonella Danese (Anastasia), Martina Casado (El Hada Madrina), Laura Lifschitz (El Ratoncito). Wilde (Buenos Aires) 16 de Octubre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Cuando uno llega a la sede de “Surdanza Espacio”, vienen a la memoria los usos, costumbres y vivencias que nos han inculcado Ntros. mayores. Esto es: a partir de la sede de esta notable institución, ubicada en el nivel superior del edificio que alberga al Club Social Bella Vista de Wilde, uno encuentra que hay clases de danza, canto, música, mientras que en el club se encuentran los deportes con epicentro en el fútbol infantil. Pensemos en una típica familia joven ensamblada con la pareja y sus pequeños hijos y cuantas historias se encuentran en cada barriada de Capital y Gran Buenos Aires en donde surge en la madre la inquietud de ver a su hijita yendo a danza y  al padre acompañar a su varón al partido de fútbol en donde este jugará. En este caso, se da. Llegar a Surdanza y ver a los chicos ya vestidos para entrar a jugar el partido y a las niñas con sus madres esperando para ingresar a ver “Cenicienta”. Circunstancialmente se dio con una de las madres una pequeña charla en la espera del ingreso: “Traigo a la nena a estudiar danza aquí, me enteré de esto y les avisé al resto de las madres del grado. Ya vienen dos compañeritas con sus madres en camino”.  Al ingresar, el control de rigor de temperatura y alcohol en las manos. Una platea bien dispuesta con sillas en pequeños grupos tal como manda el protocolo. En el “avant scene”, las colchonetas de clase pegadas una junto a otra. Las niñas tendrán el privilegio de ubicarse allí. El escenario está hecho en base a  piso de madera, el que ha sido convenientemente resinado para un mejor pisar y desempeño de los bailarines. Miro hacia arriba y hay una parrilla para iluminación importante. De ahí cuelgan los “tachos” de luces que realzarán la puesta. Telón de fondo con una sugerente luna para hacer realidad la noche mágica. Completa el preparativo el comienzo de la música desde un equipo de sonido. Se la escucha muy bien y me hace recordar aquellas funciones del Ballet del Colón en las que los anuncios de cartelera expresaban “Música grabada en cinta magnetofónica”, expresión superada afortunadamente por un enorme salto tecnológico del que somos privilegiados testigos. Los afiches avisan de que la institución ha recibido ayudas del Instituto Nacional del teatro y de la Municipalidad de Avellaneda. El empleo de esas ayudas aquí si está a la vista.

 

  Para esta ocasión, teniendo en cuenta el espacio y las normativas vigentes, el “Baires Sur Novus Ballet”, compañía fundada por María Luján Costa y Dirigida Artísticamente por Laura Fiorucci, coreógrafa Venezolana discípula nada menos que de Vicente Nebrad (además titular del Ballet de la Provincia de Córdoba”), conformó una versión condensada de “Cenicienta” que lleva la estupenda música de Serguei Prokofieff integrada por: la llegada de la invitación al baile a la casa en la que viven Cenicienta, su Madrastra y sus Hermanastras. La pelea por las ropas entre las Hermanastras, Cenicienta y su vestido que es capturado y roto por la Madrastra. La aparición del Hada Madrina y el encantamiento. El  Baile con la aparición del Príncipe, los intentos seducción de la Madrastra y las Hermanastras. La aparición fulgurante de Cenicienta ejerciendo la inmediata atracción del Príncipe. Las famosas 12 campanadas y en este caso la zapatilla que queda en el camino. La búsqueda del Príncipe y los infructuosos intentos de Madrastra y Hermanastras de que la zapatilla calce y, finalmente, Cenicienta que se la calza con el clásico final felíz conocido por todos.  

 

  La acción se desarrolla en un acto y durante los cambios de escena una voz en “off” narraba el libreto de lo que se iba a ver. La puesta es austera, pero muy efectiva, acorde a éste y a los otros espacios en los que la compañía actúa (generalmente salas pequeñas y escenarios no tan amplios), con unos pocos trastos escénicos correctamente seleccionados, vestuario de época muy bien realizado y también dos recursos muy eficaces, el primero un simpático ratoncito ( el que junto a otros integra el original de la historia) al que Laura Lifschitz dio vida aquí, enlace la historia acercando elementos que hacen a la escena y en segundo lugar el que durante la transformación de Cenicienta por el hada madrina, una doble siempre sentada de espaldas aguarda el efecto de la “varita mágica” y ahí intercambia lugar con la ya “embellecida” original. La iluminación estuvo muy bien realizada y ajustada con la escena.

 

  Y en cuanto al desempeño de los bailarines: Antonella Casado como Anastasia y Luján Costa (entiendo que se trata de la fundadora de la Compañía) como Drisella, dieron forma en modo estupendo a las dos Hermanastras. Gracia en los movimientos, brillante actuación mostrando los celos, caprichos y hasta las peleas por la ropa y los hasta ridículos desplazamientos en el baile para seducir al príncipe. Anastasia Belinco cumplió una magnífica labor como la Madrastra con notable actuación y gracia en el baile. Con una gesticulación precisa dio a entender todo sin caer en la crueldad en la que a veces incurre el cuento narrado. Una verdadera revelación lo constituyó la presentación de Martina Casado como el Hada Madrina. Técnica refinada, nobles desplazamientos y gracia escénica. “Physique du Rol” exacto. Y en cuanto a la pareja protagónica, Humberto Martínez fue un muy buen Príncipe. Gracia al actuar, Muy buenos giros dentro de lo que el espacio escénico lo permitió y plena conexión con su compañera, en este caso Melisa Guccione, la que tuvo gracia, encanto y refinamiento, muy buenos giros y sobrios desplazamientos. Aquí cabe consignar también que para esos momentos también desde la escena se comenzaban a batir palmas lo que era continuado por los espectadores motivando aún más a los bailarines durante sus intervenciones de destaque. El dúo entre ambos en la escena del baile marcó el punto más alto de la tarde. El final incluyó una pequeña canción de musical para el saludo de los bailarines y porque no, para que dure el encanto de las niñas del “avant scene” quienes en un perfecto y maravilloso silencio siguieron toda la función.

 

  Pero no solo “Cenicienta”  integra este festival. Diferentes formas de danza, Clásica, moderna, contemporánea y Flamenco conforman la programación que tendrá punto final el próximo Domingo 24. En www.surdanza.com.ar, encontrarán la programación y en el sitio “Alternativa Teatral” pueden adquirir las localidades. La experiencia bien vale la pena un viaje hasta Wilde. Por mi parte después de ver todo este esfuerzo y su resultado final me hace llegar a una conclusión: No todo está perdido.

 

Donato Decina

 

Muy buena actuación de la soprano Verónica Cangemi junto a la Estable del Colón

 

IMBUIDOS DEL ESPÍRITU MOZARTIANO

Martha CORA ELISEHT

 

            La Temporada 2021 de la Orquesta Estable del Teatro Colón será recordada como una de las mejores en materia de Ciclos de Conciertos de Abono. No sólo por la excelente labor de sus integrantes, sino también por la presencia de prestigiosos directores y la jerarquía en sus interpretaciones de las diferentes obras que integran los programas. Prueba de ello ha sido el concierto ofrecido por dicho organismo sinfónico el pasado sábado 16 del corriente en el mayor coliseo del país, con la participación de la soprano Verónica Cangemi y el pianista Fernando Pérez como solistas bajo la dirección de César Bustamante, en un programa compuesto íntegramente por obras de Wolfgang Amadeus Mozart (1735-1791) que se detalla a continuación:

-          Obertura de “EL RAPTO EN EL SERRALLO”, K.384

-          “Vado, ma dove?... Oh, Dei!”, aria para soprano y orquesta K.583

-           Obertura de “DON GIOVANNI”, K.527

-          “Mi tradi quell’alma ingrata”- DON GIOVANNI, K.527

-          Obertura de “LAS BODAS DE FÍGARO”, K.492

-          “Porgi, amor”- LAS BODAS DE FÍGARO, acto II, K.492

-          “Dove sono i bei momenti”- LAS BODAS DE FÍGARO, acto III, K.492

-          Rondó concertante en Re mayor para piano y orquesta, K.386

-          “Ch’io mi scordi di te?... Non temor, amato bene”, K.505

 

El genio de Salzburgo sólo tenía 25 años cuando compuso EL RAPTO EN EL SERRALLO (Die Entführung aus dem Serail) en 1781 tras su llegada a Viena. Contó con el apoyo de Gottlieb Stephanie -director del Nationalsingspiel por aquel entonces-, quien quedó impresionado por su anterior ópera -ZAIDE- y decidió componer el libreto él mismo. En aquel entonces, existía en Europa un furor por todo lo que tuviera que ver con lo oriental y particularmente, las turquerías -magistralmente representadas por Rossini en sus óperas L’ITALIANA EN ALGHIERI e IL TURCO IN ITALIA-. La obra se estrenó en el Burgtheater de Viena en 1782 y fue un suceso rotundo desde su inicio, con gran aceptación por parte del público. En la obertura ya se introduce al oyente en el clima de fábula, con melodías que combinan el contraste entre el mundo oriental y occidental. Si bien la versión ofrecida por la Estable ha sido muy correcta, una pudo percibir cierto exceso por parte de los instrumentos de percusión -especialmente, tambor y platillos-. No obstante, no le ha restado mérito merced a la labor realizada por los intérpretes.

A continuación, Verónica Cangemi hizo su presentación sobre el escenario con “Vado, ¿ma dove?... Oh, Dei!”, donde ofreció una muy buena versión de esta aria. La soprano mendocina posee una voz ideal para este tipo de composiciones y lo demostró merced a su musicalidad, técnica e interpretación. Originalmente, Mozart la compuso como aria alternativa para una ópera de Vicente Martín y Soler (“Il burbero di buen cuore”, EL GRUÑÓN DE BUEN CORAZÓN), con texto de Lorenzo Da Ponte en 1789 y narra la preocupación del personaje de Lucila al enterarse que su esposo atraviesa graves problemas económicos, rogándole al amor que la guíe en tan difícil momento. Finalmente, la ópera no se concretó y quedó como aria para soprano y orquesta.

La celebérrima obertura de DON GIOVANNI encontró en la Orquesta Estable una digna interpretación, caracterizada por un excelente equilibrio sonoro que permitió resaltar los momentos de mayor dramatismo en los motivos ascendentes y descendentes característicos de la misma, al igual que en la sección central que narra las andanzas del gran seductor. Asimismo, Verónica Cangemi también se destacó en el aria de Donna Elvira (“Mi tradi quell’alma ingrata”), donde la protagonista hace alusión a la contradicción que siente entre su amor por Don Giovanni y el despecho. El personaje le calzó como un guante y le permitió destacarse tanto vocal como actoralmente. Lo mismo sucedió con la otra gran obra integrante de la trilogía Mozart/ Da Ponte (LAS BODAS DE FÍGARO), cuya obertura constituye uno de los grandes “caballitos de batalla” de toda orquesta de ópera. La Estable no ha sido la excepción a la regla y ofreció una versión fresca, chispeante y destacada por la maestría de sus músicos. La dirección de César Bustamante fue perfecta desde todo punto de vista. Posteriormente, la soprano ofreció una muy buena versión de las dos arias de la Condesa (“Porgi, amor” y “Dove sono i bei momenti”), donde el espíritu mozartiano se hizo sentir gracias a su perfecta coloratura y muy buen manejo de los trinos y fioritura.

La otra gran figura de la noche fue el pianista Fernándo Pérez, quien también pareció estar imbuido del espíritu del compositor mencionado anteriormente. En efecto, brindó una soberbia versión del mencionado Rondó para piano y orquesta K.386, que completó en 1782 pero que se no se publicó en vida del compositor. Sus piezas fueron vendidas a diferentes compositores en 1799 y tras un arduo trabajo de investigación y reconstrucción musical, el manuscrito se reconstruyó en el siglo XX y no es en sí mismo un rondó propiamente dicho, sino una serie de variaciones. Se inicia como un Allegretto grazioso y presenta dos cambios de tiempo (Adagio/Allegro), donde el piano retoma el tema inicial para la recapitulación final. Pérez ofreció una versión magistral, caracterizada por ese sonido cristalino, preciso y equilibrado característico del genio de Salzburgo. Y la orquesta supo acompañarlo perfectamente merced a la gran correspondencia entre músicos, solista y director.

Para terminar, los solistas se unieron a la orquesta para brindar el aria de concierto “Ch’io mi scordi di te?...”, compuesta en 1786 y caracterizada por un diálogo entre la soprano solista y el piano con ribetes cuasi operísticos. Tanto Cangemi como Pérez se lucieron en su interpretación, desempeñando una muy buena labor que se vio coronada por los numerosos aplausos y vítores al finalizar la misma.

La música de Mozart no sólo es inmortal, sino que se caracteriza por su frescura y espontaneidad. Quizás por eso gusta tanto al público de todo el mundo y sigue perfectamente vigente hasta nuestros días. Y si se ofrece en versión de gran jerarquía como la narrada en esta nota, permanecerá inalterable y tan popular con el correr de los tiempos.  

sábado, 16 de octubre de 2021

 

 

 

AL SERVICIO DE LA MUSICA DE ROBERT SCHUMANN

 

 

Teatro Colón, temporada 2021: Concierto a Cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: David del Pino Klinge. Solista: Homero Francesch (Piano). Programa: Obras de Robert Schumann.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Este concierto de la Filarmónica porteña convocó a un probado solista quien ya se presentó anteriormente junto al conjunto, el pianista uruguayo Homero Francesch y marcó la presentación en la sala del maestro peruano David del Pino Klinge, Director y Docente de larga y reconocida trayectoria quien desde el año 2015 ejerce la titularidad de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, destacándose la amplitud de repertorio que allí desarrolla y una muy comentada y elogiada participación junto al orgánico rosarino en el ciclo que se llevó a cabo en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner en donde participaron las Orquestas del Interior de Ntro. País. Programa consagrado a Robert Schumann con dos de sus obras fundamentales de catálogo, el Concierto para Piano y Orquesta en La menor Op 54 y la Sinfonía Nº 4 en Re mayor Op. 120. Sin duda música reconocida y programa de altísimo compromiso.

 

  Estas dos obras de Schumann nos muestran a este gran creador  en toda su personalidad. Páginas en las que hay momentos de un clima de absoluta intimidad, otros de alto brillo y también instantes de absoluta enjundia. Conforman un verdadero desafío interpretativo que en el caso del concierto para piano se vio una vez más reflejado en una muy buena participación solista de Homero Francesch, quien supo recrear con delicadas filigranas, muy buena técnica y  sostenidos ataques todo lo que Schumann plasmó en el pentagrama, muy bien secundado por Del Pino Klinge quien guió a la Filarmónica  con gestos precisos y, lógicamente, con un alto diálogo con el solista fundamentalmente en el segundo movimiento en el que hay un ida y vuelta permanente entre ellos. Aquí cabe destacar el desempeño de la sección de violonchelos quienes brindaron en sus pasajes un refinadísimo sonido. Francesch recibió sostenidos aplausos del público, lo que motivó a que brindara como bis una exquisita “Reverie”, en la que alcanzó un clima de maravillosa intimidad el que se tradujo en un exquisito silencio por parte de los espectadores, ávidos estos de escuchar a tan buen interprete.

 

  En cuanto a la Sinfonía Nº 4, Del Pino Klinge desarrolló un bienvenido enfoque personal, traducido en el abordaje de algunos pasajes a un tempi un tanto más lento de lo habitual para remarcar distintos detalles y luego ir progresivamente “in crescendo”  para retomar el discurso de la obra. Si bien todos conocemos que esta página se interpreta sin solución de continuidad, el Director realizo una pequeña pausa entre los movimientos 1º y 2º y entre el 2º y el 3º ( no es el único en hacerlo). Y justamente entre el 3º y el 4º, que es en donde aquí la partitura marca claramente esa interpretación sin solución de continuidad, es en donde la interpretación de del Pino Klinge tuvo los mayores logros con momentos de sostenido discurso en el tercero, en donde los oyentes pudieron percibir con nitidez la superposición de temas que Schumann incluye  y en donde todos los sectores de la Filarmónica respondieron de modo admirable, un extraordinario pasaje del 3º al 4º y un cierre pleno de brillo y enjundia en donde el Conductor Peruano sostuvo en todo momento su enfoque. Párrafo aparte lo merece la brillante intervención de Pablo Saraví en los solos del segundo movimiento que fueron instantes de absoluta exquisitez.

 

  Esta ha sido una noche muy pareja, con dos muy buenos intérpretes y un conjunto que va cada vez más reinsertándose y retomando el ritmo después de tanto silencio.

 

Donato Decina

jueves, 14 de octubre de 2021

 

Excepcional retorno de la Orquesta Sinfónica Nacional en el CCK

 

YO FUI TESTIGO

Martha CORA ELISEHT

 

            Tras el retorno de la presencialidad en todos los espectáculos acorde a las nuevas disposiciones sanitarias con aforo del 100%, el marco no pudo haber sido más propicio para el retorno de los cuerpos artísticos pertenecientes a la Dirección Nacional de Organismos Estables. Tras un año y 8 meses de prolongada ausencia, finalmente se produjo el tan ansiado retorno a la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner (CCK) de la Orquesta Sinfónica Nacional el pasado miércoles 13 del corriente bajo la dirección de Carlos Vieu.

            Acorde a los protocolos sanitarios vigentes, se realizó un programa elaborado especialmente para orquesta de cuerdas con el siguiente repertorio:

-          “Metamorfoseando”- Gerardo GARDELIN (estreno)

-          Divertimento en Re mayor para cuerdas, K 136 -Wolfgang A. MOZART (1736-1791)

-          Serenata para cuerdas en Mi menor, Op.20 – Sir Edward ELGAR (1857-1934)

A medida que los músicos fueron apareciendo en escena, un Auditorio Nacional colmado de gente los recibió con un cálido aplauso. Seguidamente y tras saludar al público, el concertino Luis Roggiero tomó el micrófono para dedicar el concierto a la memoria de la violoncelista Myriam Santucci, desaparecida físicamente el 31 de Diciembre pasado e integrante de la agrupación. Los aplausos volvieron a resonar fuertemente hasta que el maestro Carlos Vieu hizo su aparición en escena. Ante la consabida ausencia de programas de mano, él mismo anunció las obras. La de Gerardo Gardelin fue compuesta a modo de catarsis durante la pandemia y posee momentos de gran expresividad en cadencias y ritmos relacionados con el tango. No es una obra tanguera en sí misma, pero su estructura rítmica está fuertemente relacionada con el 2/4. La melodía es agradable y fue muy bien recibida por parte del público. Durante los aplausos, Carlos Vieu no sólo invitó al compositor a subir a saludar al escenario, sino que también elevó la partitura en señal de aprobación. Un hermoso gesto que se repite cada vez más en el ámbito de los conciertos a modo de homenaje a su creador.

El célebre Divertimento en Re mayor para cuerdas de Mozart consta de 3 movimientos: Allegro/Andante/Presto, que fueron ejecutados de manera exquisita y con suma precisión. Vieu impuso su consabida maestría, su temperamento y su perfecta marcación a la hora de dirigir y la orquesta respondió con un sonido cristalino y preciso. Lo mismo sucedió con la Serenata para cuerdas en Mi menor de Elgar en sus 3 movimientos (Allegro piacevole/ Larghetto/ Allegretto), que sonó perfectamente romántica. El compositor inglés es uno de los principales exponentes del romanticismo musical tardío y la dedicó al filósofo Edward Whinfield. Si bien es una obra de juventud, el Larghetto central en 2/4 marca su estilo característico, que se va a repetir en la celebérrima Nimrod de las Variaciones Enigma. En cambio, el Allegro piacevole inicial comienza en 6/8 -compás que vuelve a repetirse al final del último movimiento (Allegretto) para cerrar la obra-. La versión ofrecida por la Sinfónica fue magistral y el Auditorio Nacional estalló en aplausos y vítores tras finalizar la misma.

Ante la respuesta del público, Vieu anunció un bis: La Muerte del ángel de Astor Piazzolla, donde toda la orquesta sonó muy bien acompasada, afinada y afiatada en la fuga inicial y final. Por su parte, Luis Roggiero interpretó de manera sublime el solo de violín central. Fue un bis de gran jerarquía y el homenaje de la orquesta al cumplirse el centenario del nacimiento del compositor.

Cuando una agrupación sinfónica retorna a los escenarios tras una prolongada ausencia, se transforma en un hecho histórico. Ha sido un auténtico placer poder haber sido testigo del mismo ante una sala repleta de gente. Un regreso merecido y sumamente esperado por parte de la mejor orquesta del país.