martes, 10 de septiembre de 2024

 El Gladiador y la Sinfónica en precaria visibilidad


Por Jaime Torres Gómez

Recientemente la Sinfónica Nacional de Chile, junto al Coro Sinfónico de la

Universidad de Chile, fueron parte de la exhibición en tiempo real de la aclamada

película El Gladiador, interpretando la integridad de la banda sonora

original compuesta por Hans Zimmer, de importante colaboración al ámbito

del Séptimo Arte.

Llevado a cabo en el Movistar Arena de Santiago -con capacidad para cinco mil

personas-, hace varios años vienen desarrollándose este tipo de presentaciones

en dicho espacio, con una fidelización de un amplio público evidenciado ante la

alta convocatoria generada, prácticamente copando la capacidad del recinto.

A diferencia de otras agrupaciones, en el caso de la Sinfónica Nacional, se trató

de la primera agrupación institucional que colaboraba en este perfil de

espectáculos, dado que normalmente se recurre a orquestas ad-hoc con músicos

de diversas procedencias. Por otro lado, no siendo parte del calendario

oficial de abono y de extensión anunciada a comienzo de año, obedeció a una

presentación anexa a dicha programación, y promovida sin mayor antelación.

Respecto a la pertinencia de este tipo de presentaciones, considerando la labor

principal de la decana orquestal del país, cual es la difusión de la música de

tradición escrita universal más su rol promotor de la música de los compositores

nacionales, en el caso de marras, a priori, podría enmarcarse en este contexto, y

por cierto interesante en el entendido de tratarse de música con méritos propios. A

la vez, ante la creciente demanda por las presentaciones de la Sinfónica Nacional

en su ámbito natural -temporada de abono y extensión-, una incursión adicional

como la referida podría ser riesgosa, y al límite de cierta sobreexigencia

productiva.

Así, a la postre, esta incursión se percibe interesante en tanto y cuanto ha sido

eventual y/o experimental, aunque de ninguna manera esencial para el desarrollo

artístico de la Sinfónica Nacional y del Coro, salvo, quizás, que sus réditos les

pudieran ser relevantes como para continuar por ese derrotero. En este caso, a la

luz de la visibilidad percibida, el balance no le es favorable ante la exigua

promoción de la Sinfónica como del Coro de la Universidad de Chile. Baste ver el

afiche promocional sin mención explícita de sendos elencos, quedando -orquesta

y coro- literalmente innominados, perdiéndose una buena instancia para

difundirlos debidamente a nuevos públicos.

La música, de Hans Zimmer junto a la colaboración de Lisa Gerrard, es de un

atractivo eclecticismo, fusionando influencias estilísticas (en momentos con citas

explícitas) de Wagner, Holst, Korngold, Rozsa e incluso algo de Richard Strauss.

A la vez, la incorporación de música vernácula de diversas procedencias (en

especial las canciones con vocalidades de obscuros colores y timbres


específicos), provee un funcional idiomatismo al cometido de soporte musical para

una película. Muy buen manejo de la armonía y la orquestación, más un buen

tratamiento de las líneas y texturas vocales en los coros y solista principal.

El producto del espectáculo, sin duda de buena factura al enmarcarse dentro del

concepto de “obra de arte total”, en cuanto síntesis sonora (música en vivo) y

visual (exhibición del filme), y no simple de recrear en vivo al tener que

sincronizarse los tiempos musicales a la continuidad de la reproducción visual.

Muy satisfactorios los resultados musicales de los elencos nacionales junto al

experimentado director británico Benjamin Pope, quien extrajo lo mejor de los

mismos y en perfecta correlación a la rigidez del devenir temporal de la cinta. A la

vez, destacadas intervenciones de la mezzo israelí Ayana Haviv en las partes

solistas (muy emotiva en la canción Now We Are Free) Y de excelencia la

amplificación, con buen balance y presencia sonora. Sólo lamentar la errática

calidad en la resolución de las imágenes, en momentos borrosas.

En suma, una grata experiencia en cuanto a propuesta artística global y sus

resultados musicales, aunque en deuda la efectividad de la difusión del nombre de

la Sinfónica Nacional y Coro Sinfónico de la Universidad de Chile.

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