martes, 31 de octubre de 2023

 



El Faure Quartett en el Colón, cerrando la temporada 2023 del Mozarteum Argentino. Fotografía de la                                                                           Sra. Liliana Morsia



EL MOZARTEUM CULMINO SU TEMPORADA DE MANERA INMEJORABLE

 

Mozarteum Argentino, concierto de Clausura de la temporada 2023. Presentación del “Faure Quartett”, Integrado por Dirk Mommertz (Piano), Erika Geldsetzer (Violín), Sascha Frömbling (Viola) y Konstantin Heidrich (Violonchelo). Programa: Obras de Schubert, Brahms y Schumann. Teatro Colón, 30 de Octubre de 2023.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE (+)

 

  Una nueva temporada del Mozarteum Argentino ha tocado a su fin con el nivel de excelencia al que nos tiene acostumbrados. En este caso con una nueva presentación del “Faure Quartett” de Alemania, formación de Piano y Cuerdas, abordando un programa muy comprometido que siguió una línea entre el Romanticismo y el Post-Romanticismo en donde estuvieron presentes gigantes de la talla de Schubert, Brahms y Schumann.

 

  En primer lugar el “Faure” ofreció una impactante versión del “Adagio y Rondó Concertante” en Fa mayor, D.487 de Franz Schubert. Partiendo de notas muy sentidas y profundas, vira hacia un brillante rondó en donde a partir del sostén que brinda el piano, los demás instrumentos cuentan con una posibilidad de destaque. Aquí la solidez interpretativa de todo el conjunto se impuso. La versión fue sumamente expresiva y expansiva y el cuarteto está amalgamado que tal forma que expone el estilo de modo contundente.

 

  Una obra muy sentida y con posibilidades para una suma expresividad es, sin dudas,  el Cuarteto para Piano, Violín, Viola y Violonchelo Nº 3  en Do menor del op. 60 de Johannes Brahms. Cuatro movimientos compactos y sin concesiones que parecieran pre anunciar a su Sinfonía Nº 1, op. 68. Hay un primer movimiento de extenso desarrollo en el cuál Dirk Mommertz una vez más fue sostén desde el teclado, Erika Geldsetzer con un manejo formidable de su instrumento y la muy buena cumplimentación entre Sascha Frömbling en la viola y Konstantin Heidrich desde el Violonchelo. Un ágil “Scherzo”, bien llevado, continúa la obra para dar paso luego a un típico Andante “Brahmsiano” en el que el conjunto todo descolló en la interpretación para rematar luego con el “Allegro Comodo” que intensamente cierra la obra. Aquí se produjo la primera ovación cerrada de la noche.

 

  Tras un relativamente breve intervalo a modo de respiro, El “Faure” retornó al escenario del Colón para ofrecer una inolvidable versión del Cuarteto para Piano, Violín, Viola y Violonchelo en Mi bemol mayor, Op. 47 de Robert Schumann en el que a lo largo de sus cuatro movimientos (Sostenuto Assai-Allegro ma non troppo/Scherzo: Molto Vivace-Andante cantábile y Finale: Vivace) los cuatro integrantes dieron sobradas muestras de valía tanto en lo individual como  de conjunto, alcanzando total compenetración con el estilo, sonido homogéneo, sobresaliendo además la labor de Konstantin Heindrich desde el violonchelo en el tercer movimiento con intervenciones sumamente sentidas. Fue una de las mejores versiones en vivo que este cronista ha tenido oportunidad de escuchar y ha sido un broche de oro estupendo para la programación del Mozarteum de este año.

 

  La gran ovación tributada por el público motivó dos bises que consistieron en arreglos de obras efectuados para el cuarteto por sus propios integrantes. “La Gran Puerta de Kiev” de “Cuadros de una Exposición” de Mussorgsky, muy bien realizada con sus tensiones, crescendos y pianissimos perfectamente expuestos por los cuatro instrumentistas y “Canciones que mi madre me enseñó” de  Dvorak/Kreisler en donde la melancolía del fragmento alcanzó en su interpretación el punto justo. Ojalá muy pronto podamos volver a escucharlos en un tiempo en donde algunas de las formaciones más reconocidas anuncian su despedida (Una de ellas también traída por el Mozarteum como el Cuarteto Emerson).

 

  Ha sido para la institución una temporada muy loable en cuanto al esfuerzo, el que tuvo punto culminante con la presentación de la sinfónica de Lucerna con Steven Isserlis y la dirección de Michael Sanderling. Hay ya anuncio con fechas de la próxima temporada, la que será totalmente de cámara pero con nombres muy fuertes como los de Joyce Di Donato, Janine Jansen y Peter Whisperlwey, sumados a conjuntos de la talla de la Orquesta de Camara de Viena, el bien conocido “Il Pomo d’Oro”, la Amsterdam Sinfonietta o la Orquesta y Coro de la Academia Bach de Stuttgart. Siete conciertos de Mayo a Noviembre que prometen mantener el nivel de excelencia al que el Mozarteum nos tiene acostumbrados y que siempre destacamos.

 

Donato Decina


 

EXCEPCIONAL PRESENTACIÓN DE LA ESTABLE PLATENSE

 

Teatro Argentino de La Plata, Temporada 2023. Concierto  a cargo de la Orquesta Estable del Teatro, Director Invitado: Luís Gorelik. Programa: Obras de Debussy, Maragno y Bartok. Sala Alberto Ginastera, 29 de Octubre de 2023.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

 

  No cabe duda alguna que el hecho de la reapertura de la Sala Alberto Ginastera del Teatro Argentino de La Plata ha traído reacomodamientos por parte de sus cuerpos estables tras el largo período de forzosa inactividad que el cierre de dicha sala provocó. Y parte de ello lo constituye el hecho de que el regreso trae aparejado el reencuentro con el verdadero sonido de los conjuntos  musicales y vocales en su ámbito real de trabajo, tanto como para los bailarines del Ballet reacomodarse en su espacio real de labor. De todos los cuerpos estables vistos y escuchados durante estos meses, su Orquesta Estable es el organismo que más oportunidades he tenido de apreciar ya que cubre prestaciones en los tres tipos de espectáculos que allí se ofrecen, esto es, la ópera, el ballet y el concierto, y es en esta última forma por la que tuve el placer de concurrir hasta allí , la que me permitió apreciar el muy buen estado del conjunto en un concierto de programación nada complaciente, en el que el público que allí se dio cita salió plenamente recompensado, devolviéndole a la Orquesta y al Director Invitado sostenidos aplausos que motivaron en el final que el Mtro. Luís Gorelik saliera cuatro veces a saludar ante la insistencia del público presente.

 

  El concierto dio comienzo con una estupenda versión de “Preludio a la Siesta de un Fauno” de Claude Debussy, en la que desde el vamos con el magnífico solo inicial del flautista solista se apreció un magnífico ajuste, gran empaste y un Luís Gorelik que plasmó como pocos el extraordinario colorido orquestal. Puede decirse que en el resto de las secciones tanto cuerdas como arpas y vientos tuvieron una tarde en estado de verdadera gracia.

 

  Para completar la primera parte, Gorelik y los Maestros Platenses ofrecieron una espectacular versión de “Amo” de Virtú Maragno, cuya composición data de 1979 y que como el propio Maestro explicó de manera muy didáctica, refiere tanto a María Ofelia (Esposa del Compositor) como a los terribles momentos de la vida nacional de ese entonces, tallando por supuesto la etapa de las clases de contrapunto de las que el Maestro Maragno era titular de dicha cátedra  en la Facultad de Artes y Ciencias Musicales de la Universidad de La Plata en donde el propio Luís Gorelik fue su alumno. La estructura del trabajo está dividida en tres movimientos de los cuales los dos primeros se interpretan sin solución de continuidad y el segundo deja aparecer la influencia de una melodía de Palestrina en la que Maragno se inspira para este trabajo. Aun así, debo decir que a mi leal saber y entender si bien la obra transcurre en la mayor atonalidad, alguna línea de la melodía de Palestrina se “cuela” en el pentagrama. Partiendo desde las sonoridades más profundas, la obra tiene momentos de mucha intensidad y otros de profunda introspección. El Mtro. Gorelik en su comentario justamente manifestó la preocupación muy profunda de Maragno por ese momento de la vida nacional (para quienes no lo saben ese año se inició con tensiones con la vecina Chile que casi culminan en una guerra [la real la padecimos tres años después con la aventura que estos mismos personajes siniestros llevaron a cabo en Malvinas] solo frenada por el enviado del hoy San Juan Pablo II, el Cardenal Samoré. Se lanzó una campaña destinada a contrarrestar las denuncias por violaciones a los derechos humanos, las que como ocurre habitualmente aquí lograron ser opacadas con el triunfo en el Mundial Juvenil de Futbol en el mismo momento en que la Comisión Interamericana de la O.E.A. estaba tomando las denuncias en plena Buenos Aires y, colofón, comenzó a tallar muy fuertemente la “Tablita Financiera” [régimen de devaluaciones acotado impuesto por el Ministro José Martínez de Hoz], la misma que posibilitó  la apertura indiscriminada de importaciones que culminó en quiebras muy importantes de la industria, cuando no en retiro de inversiones extranjeras. Esto por solo citar algunas cosas ocurridas ese año). Entonces ese tercer movimiento enfoca al “Amo”, en este caso los sres. gobernantes de facto. Es un trabajo muy sentido, que el Mtro. Gorelik interpretó a la perfección con una Orquesta que respondió de forma magnífica y que gozó de una estupenda recepción del público, el que se mantuvo en completo silencio de principio a fin. 

 

  La parte final nos trajo la descollante labor de la Orquesta con un Gorelik inspiradísimo en una versión para el recuerdo del Concierto para Orquesta de Bela Bartok. A lo largo de sus cinco movimientos no hubo fisura alguna. Desde el halo misterioso inicial llevado adelante por las cuerdas que da paso a la tensión creciente, llevada al máximo “climax” con las fanfarrias de metales, pasando por el intimo segundo movimiento, la dramática descripción de la despedida en el tercero tanto por quién comisionó la obra, la Sra. Koussevitsky en nombre de la Fundación creada por su esposo Serge como (¿Por qué no pensarlo?)  tal vez anticipando la suya propia. El sarcasmo corrosivo que despliega en el cuarto con una fina ironía musical y el chispeante movimiento de cierre. Fue una labor verdaderamente descollante en todo sentido y la Orquesta toda fue la protagonista.

 

  Vale la pena estar atentos a todos los anuncios, sobre todo porque las entradas se consiguen por internet y son gratuitas. A las oportunidades que he tenido de ver, el magnífico concierto del Mtro. Vieu con Daniela Tabernig como solista y esta que aquí comento, se suma otra el próximo Domingo 5 con una de las batutas femeninas más descollantes con que hoy cuenta la Argentina: Natalia Salinas. Concurran, saldrán gratificados.

 

 

Donato Decina

La Filarmónica volvió a brillar en el Colón de la mano de Srba Dinić

LA CALIDAD BIEN ENTENDIDA EMPIEZA POR CASA
Martha CORA ELISEHT

El Teatro Colón es la sede y hogar de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires
(OFBA). Por ende, cuando vienen grandes batutas, es un placer escuchar este tipo de
conciertos en su ámbito natural. Tras haber dirigido el Festival Rachmaninov en el
Coliseo, Srba Dinić volvió al Colón para presentarse nuevamente con la Filarmónica el
pasado sábado 28 del corriente, con la participación de los siguientes solistas: Paul
Lewis (piano), Carles Pachón (barítono) y Sabina Cvilac (soprano) para interpretar el
siguiente programa:
- Concierto n°4 para piano y orquesta en Sol mayor, Op.58- Ludwig van
BEETHOVEN (1770-1827)
- Sinfonía Lírica, Op.18- Alexander von ZEMLINSKY (1871-1942)
Tras la tradicional afinación de instrumentos a cargo del concertino Pablo Saraví, el
maestro serbio hizo su presentación sobre el escenario del Colón junto al pianista
irlandés Paul Lewis para brindar una de las interpretaciones más brillantes que esta
cronista recuerde del mencionado concierto de Beethoven. Compuesto entre 1804 y
1806, fue dedicado al archiduque Rodolfo de Austria, quien era no sólo el hermano
menor del Emperador Francisco I, sino también, su mecenas y un consumado pianista.
Su estreno tuvo lugar en el Theater an der Wien en 1808, en un concierto formado
exclusivamente por obras de Beethoven, donde el genio de Bonn hizo su última
aparición pública como solista al piano con orquesta. Consta de tres movimientos
(Allegro moderato/ Andante con moto/ Rondó: vivace), que fueron ejecutados con una
precisión absoluta y una interpretación sublime por parte de Lewis, quien hizo su debut
en el Colón. No pudo haber sido mejor: un perfecto ajuste de la Filarmónica por Srba
Dinić que permitió el perfecto lucimiento del solista en el 2° movimiento, donde
primaron las sutilezas, el buen gusto y la pureza del sonido. En el último movimiento, el
romance entre el director, el solista y la Filarmónica fue total: una armonía total y un
encastre perfecto para brindar una versión con todo el ímpetu beethoveniano. Paul
Lewis enamoró al público argentino y, por lo tanto, se retiró ovacionado. Fue una pena
que no anunciara el bis que ofreció en calidad de solista. Era notorio que se trataba de
un compositor romántico -al estilo de Schumann o Mendelssohn-, pero al consultarlo
con pianistas, no podían determinar con certeza cuál era. Posteriormente, se supo que
fue una de las Canciones sin palabras de Mendelssohn, pero sin especificar el número
de opus. Sea como fuere, es uno de los intérpretes extranjeros más sobresalientes de
todos aquellos que han sido invitados al ciclo de Abono de la Filarmónica.
En la segunda parte del concierto, Srba Dinić volvió a demostrar su maestría y fuste
para dirigir una obra que se representa en muy contadas ocasiones: la Sinfonía Lírica de
Alexander von Zemlinsky, compositor austríaco contemporáneo de Alban Berg, quien
fuera maestro de Arnold Schönberg y quien tuviera influencia sobre los músicos de la

Segunda Escuela de Viena, entre los cuales se encontraba Erik Korngold.
Lamentablemente, su obra cayó en el olvido por mucho tiempo y recién en esta última
década ha comenzado a revalorizarse. La mencionada sinfonía consta de 7 canciones
para soprano y barítono compuestas en 1922 sobre textos de El Jardinero, del poeta
bengalí Rabindranath Tagore (1861-1941) traducidos al alemán, que se ejecutan sin
interrupción. A diferencia de La Canción de la Tierra de Mahler, que perseguía una
canción sinfónica, Zemlinsky buscaba una sinfonía que fuera un ciclo de canciones,
concatenadas de tal manera que se mantienen los movimientos sin interrupción, pero
donde los últimos compases de cada uno de los 7 lieder que la integran recuperan el
tema del primero. El Adagio appasionato de la Suite Lírica de Alban Berg se traduce en
una de las canciones interpretadas por el barítono. Al igual que en la obra mahleriana, el
barítono y la soprano cantan sus arias en forma alternada. La orquestación posee un
orgánico prácticamente completo (maderas y metales por 4, dos arpas, abundante
percusión, cuerdas y celesta), que permite el lucimiento de todas las secciones de
instrumentos. Es una obra compleja y difícil, donde tiene que existir un equilibrio
perfecto entre los solistas y la orquesta. Respecto de este tema, Sabina Cvilak posee una
voz agradable, potente, melodiosa, con brillo y buen color tonal y logró una muy buena
interpretación, a diferencia del barítono catalán Carles Pachón, cuya voz tiene un buen
color para su cuerda y buena línea de canto, pero muy justa para un teatro de grandes
dimensiones como el Colón. Hubo momentos donde costaba escucharlo, porque la
orquesta lo había tapado. La Filarmónica fue la gran protagonista de la noche, ya que
sonó de manera impecable bajo la magistral batuta del maestro serbio, quien demostró
un perfecto conocimiento de la obra. En el caso particular de esta cronista, también fue
la primera vez que escuchó esta gran joya del post romanticismo vienés y que, sin ser
atonal ni dodecafónica, de cierta manera anuncia la tendencia que está por venir. Otra
noche de Colón y un mérito más para la orquesta en su larga lista de logros.
La renovación completa del repertorio y el sinfín de directores extranjeros que se
presentaron durante el transcurso del corriente año han permitido que la Filarmónica
haya recuperado su bien ganado prestigio. El 2023 ha sido un gran año en materia de
conciertos sinfónicos y todavía faltan 5 semanas para culminar el presente ciclo. Por
más que se presente en otros escenarios importantes como la Usina del Arte y el
Coliseo, la calidad bien entendida empieza por casa. Hubo conciertos que se tendrían
que haber hecho en el Colón, porque la calidad de los intérpretes así lo ameritan y bien
lo merecen.

 


   


Muy buenas actuaciones en el ciclo de la OFBA


Teatro Colón

Sábado 28 de octubre de 2023  

Escribe: Graciela Morgenstern

Fotos: Liliana Morsia


Orquesta Filarmónica de Buenos Aires

Director: Srba Dinic

Solistas: Paul Lewis (piano)

Sabina Civilak (soprano)

Carles Pachon (barítono)

Programa: L. van Beethoven: Concierto para piano Nº 4 en Sol mayor, Op. 58

A. von Zenlinsky: Sinfonía Lírica, Op. 18

Siguiendo con su ciclo de conciertos, la OFBA presentó un programa muy interesante,

con dignos intérpretes.

En la primera parte se pudo escuchar el Concierto para piano Nº 4 en Sol mayor, Op. 58,

de Ludwig van Beethoven, en una lucida versión, tanto por parte del solista como de la

orquesta.Fue con   el Cuarto Concierto, en sol mayor, que se alcanzó el máximo de la

condensación, de la unidad con la exposición en solitario, de la imaginación y de la

disciplina, escribió el pianista Glenn Gould. Esto podría parecer una declaración

sorprendente, especialmente cuando el Tercer Concierto, con su tormentoso Do menor

paralelo a la Quinta Sinfonía, y el Quinto Concierto, caracterizado como es por su

amplitud y nobleza, han tendido a eclipsarlo. En esta versión, el pianista Paul Lewis

resaltó la poesía inherente en la obra, tanto en el aplomo inquebrantable del inicio como

en el radiante Vivace o, tal vez, en el centro expresivo del Andante, en el que logró gran

elocuencia y matices transparentes. Nunca se extra limitó ni forzó la dinámica y

sonoridad. Fue una maravilla, no sólo por el excelente fraseo que logró, su perfecta

digitación que puso a las claras un técnica sólida, sino especialmente, por la pureza y el

brillo de su interpretación.

En tanto, la OFBA bajo la hábil batuta de Srba Dinic, estuvo en todo momento,

consustanciada con el trabajo del solista, especialmente en la cuidadosa construcción de

su diálogo con la orquesta en el movimiento lento, que es sumamente imaginativo. Dinic,

también, supo resaltar los diferentes temperamentos de la partitura, llegando al rondó

final, que comienza tímido, pero pronto asume un carácter enérgico. Los músicos


respondieron en todo momento a las órdenes del director realizando un trabajo

encomiable.

En la segunda parte, se presentó la Sinfonía Lírica Op 18, de Alexander Von Zemlinsky.

Compuesta entre 1922 y 1923, une la forma sinfónica con el Lied, en una tradición que

tiene su precedente anterior, entre otros, en El Canto de la Tierra, de Mahler. El mismo

Zemlinsky afirmó que su Sinfonía Lírica tenía su origen en la célebre obra mahleriana. Los

textos provinieron del poeta hindú y premio Nobel de literatura Rabindranath Tagore. Los

pasajes cantados se intercalan entre la soprano y el barítono. El movimiento inicial

presenta una orquesta casi ensordecedora, que obliga al barítono a una tarea

sobrehumana en la que es prácticamente imposible de oír. En el resto de los

movimientos, enlazados por interludios, Zemilinsky va dejando paso a una orquestación

prodigiosa, de un refinamiento tímbrico excepcional, y donde la labor de los cantantes es

esencial, integrándose en la obra como un instrumento más.

   La versión contó con dos buenos cantantes que cumplieron su cometido sin deslumbrar.

El barítono Carles Pachon sobrevivió como pudo al inclemente movimiento inicial, donde

su voz evidenció falta de caudal sonoro para esta partitura y para una sala de las

dimensiones del Colón. Cantó con buen fraseo en sus intervenciones posteriores, sobre

todo en “Du bist die Abendwolke” donde le expresa a su amada toda su pasión.

   Por su parte, la soprano eslovena Sabina Civilak, con voz cálida y agradable color,

cantó con intensidad su parte “Vollendedenn das letzte Lied”, logrando un momento de

muy buena jerarquía artística y dejó una buena impresión, sin deslumbrar.

   Una vez más, Srba Dinic exhibió buen dominio de la obra, aunque hubo ciertos

desajustes en los planos sonoros que se podrían haber evitado, en el movimiento inicial.

Pero dirigió de manera firme, segura y vigorosa. La orquesta estuvo a su acostumbrado

nivel artístico. En definitiva, un muy buen programa, con buenas actuaciones.

CALIFICACION: MUY BUENO

lunes, 30 de octubre de 2023

 Interesante versión musical de “CUERPOS SUTILES” en La Biblioteca Café


SUTILEZA ANATÓMICA EN PERMANENTE IMPROVISACIÓN

Martha CORA ELISEHT


Con el advenimiento de la denominada postmodernidad, uno de los géneros

literarios que está perdiendo terreno es la poesía. Y no porque falten poetas, sino por

falta de interés comercial por parte de los organizadores de espectáculos. Hasta no hace

mucho tiempo atrás, siempre existía un recital de poesía en la temporada teatral. Por lo

tanto y, hoy en día, se ejerce en espacios muy reducidos o en cafés literarios. No

obstante, hay otras formas de difundir este género: una de ellas, la denominada ópera

experimental, que consiste en traducir en música un texto o bien, adaptarlo para poder

ser interpretado. El pasado 6 del corriente tuvo lugar en la Fundación Beethoven el

estreno de “CUERPOS SUTILES”, ópera experimental con idea, realización e

interpretación de Marisa Bukser sobre 5 poemas homónimos de María Inés Grimoldi,

que se repitió en La Biblioteca Café el pasado sábado 28 del corriente.

El espectáculo consistió en un unipersonal (bululú) donde la intérprete -quien es,

a su vez, músico-adaptó y recitó los textos de los poemas apoyada en una proyección de

video, que contó con ilustraciones del libro homónimo a cargo de Florencia Capella,

cámara, fotos y videos de Darío Longobucco y edición de Estudio Qenti, a cargo de

Esteban Tonetti.

La estructura de la obra es la siguiente:

1) Un cuerpo en otros cuerpos (Cuerpos sutiles): mensaje de bienvenida y recitado

2) Cuerpos sutiles (María Inés Grimoldi)

3) Poemas convivientes (texto: Marisa Bukser)

4) Cuántica (María Inés Grimoldi)

5) Tigres (María Inés Grimoldi)

- Opiniones desde abajo (Marisa Bukser)

- Enumeración (Marisa Bukser)

6) Gendarmes (María Inés Grimoldi)

7) The starchild (María Inés Grimoldi)

A su vez, los diferentes poemas fueron montados sobre ragas karnáticas -género

musical del sur de la India-, que consta en una sucesión de sonidos ascendentes y

descendentes relacionados entre sí a partir de los ganakas (forma de articulación sonora

que, a su vez, incluye otros sonidos), que brindan a la raga un color y comportamiento

particular. Esta sucesión de notas siempre se monta sobre una escala pentatónica, lo cual

permite una improvisación pautada constante y permanente. En este caso, se emplearon

ragas Hamasandi, Kalyani, Shubhapantuvarali, Ranjani, Baghesree y Halaparna. Esta

última fue la que permitió una mejor improvisación y es la más usada por violinistas y

flautistas en el sur de India. Si bien la adaptación y la improvisación del texto

estuvieron muy bien realizadas, el hecho de estar montados sobre una escala pentatónica

puede resultar monótono para quien no esté familiarizado con este tipo de música. El


mérito de Marisa Bukser como creadora e improvisadora ha sido muy grande, al igual

que en la parte recitada, donde se pudieron apreciar muy bien las inflexiones de la voz y

los estados de ánimo, que coincidieron con la proyección de video. Es una experta en

este tipo de música, tan poco difundida en nuestro medio de la cual, Ravi Shankar ha

sido su mayor exponente y George Harrison, su mejor difusor.

La experiencia de unir y difundir la poesía con este tipo de música ha sido

particularmente interesante. La música contemporánea es un mundo de constante

creación y experimentación, que permite descubrir nuevos universos en materia sonora

y adaptar poemas u otro tipo de géneros literarios.

 Excelente concierto de la Sinfónica Nacional junto a Alejandro Jassan en el CCK


TRES JOYAS QUE BRILLAN CUANDO SE LAS TOCA

Martha CORA ELISEHT


Luego de la pandemia, en estos últimos dos años parece haber un resurgimiento

de obras de música clásica que se han rescatado después de mucho tiempo. En 2022

hubo una notable recuperación de partituras de compositores nacionales -

principalmente, obras de Alberto Williams, con motivo de cumplirse el 50° aniversario

de su fallecimiento- y, durante el transcurso del corriente año, tanto de compositores

nacionales como extranjeros. Tal es el caso del repertorio que la Orquesta Sinfónica

Nacional ofreció en su último concierto el pasado viernes 27 del corriente en la Sala

Sinfónica del Centro Cultural Kirchner (CCK), con dirección musical de Alejandro

Jassan y la participación de Pablo Sangiorgio como solista invitado.

El programa estuvo formado por las siguientes obras:

- Scherzo sinfónico- Virtú MARAGNO (1928-2004)

- Fantasía escocesa en Mi bemol mayor para violín y orquesta, Op.46- Max

BRUCH (1838-1920)

- Sinfonía n°2 en Si menor, Op.5- Alexander BORODIN (1833-1887)

Alejandro Jassan es uno de los mejores directores de orquesta argentinos y demostró

su amplia experiencia y conocimiento del repertorio vernáculo desde los primeros

compases del Scherzo sinfónico de Virtú Maragno. Compuesta en la década del ’50, es

una obra de la primera etapa de este gran músico santafesino, que supo conjugar el

folklore local con la vanguardia italiana y fue profesor a cargo de la Cátedra de

Contrapunto en el Conservatorio de La Plata. Tal como lo indica su título, es un scherzo

en ritmo de malambo de breve duración, que posee numerosos contrapuntos y

cromatismo orquestal desde su inicio a cargo de la percusión y los bronces hasta la

entrada de las cuerdas. Posee también ribetes que remedan la obra de Carl Nielsen (en

cuerdas) y Ginastera (en metales) y permite el lucimiento de todas las secciones de

instrumentos. La perfecta marcación y dominio de tempi por parte del director y la labor

de los músicos permitieron una versión brillante de principio a fin en todos los aspectos.

La Fantasía Escocesa en Mi bemol mayor, Op.46 fue compuesta por Max Bruch en

1880 luego de un viaje a Escocia. En aquel entonces, el músico alemán se desempeñaba

como director de la Liverpool Philharmonic Society y decidió componer una fantasía

para violín y orquesta en 4 movimientos basada en temas folklóricos escoceses (Grave.

Adagio cantábile (Trough the Word Laddie)/ Allegro scherzando (The Dusty Miller)/

Andante sostenuto (My heart is in the Highlands- I´m a Doun of lack O´Johnie)/ Allegro

Guerriero (Hey Tuttie Tatie- Scots Wha Hae). Fue dedicada al gran virtuoso del violín

Pablo de Sarásate, pero también intervino otro gran violinista en su composición:

Joseph Joachim, quien la estrenó en Liverpool en 1881. Bruch quedó muy disconforme

con su interpretación y decidió volver a representarla junto a Pablo de Sarásate en 1883,

al frente de la Orquesta de la Liverpool Philharmonic Society. Ahí se convirtió en un


éxito rotundo, pese a que se ejecuta en muy raras ocasiones (la primera vez, en el caso

particular de esta cronista). Para su interpretación, se colocó al arpa entre los primeros y

segundos violines para que actuara de manera concertante con el violín. Pablo

Sangiorgio fue un solista excepcional: abordó desde el trémolo en el grave inicial con

un sonido prístino y un fraseo impecable, que se continuó con una excelente línea

melódica en el cantábile – que no sólo permite el lucimiento del solista, sino también de

todos los grupos de instrumentos- y continuó con la apertura de la melodía en el

vibrante Allegro scherzando en ritmo de giga escocesa, donde el solista enfrenta pasajes

de notable dificultad, cuyo fraseo debe sonar a la perfección. Sangiorgio lo logró

merced a su prodigiosa digitación, con una notable ejecución del pasaje de escalas

ascendente y descendente, al igual que el fraseo en cascada. Luego de un pasaje

bellísimo a cargo de las violas, se pasa directamente en modo attaca al Andante

sostenuto, donde el violín ejecuta una serie de variaciones sobre los dos temas escoceses

mencionados en la descripción de los movimientos (My heart is in the Highlands y I´m

a Doun for Lack O´Johnie), mientras la orquesta ejecuta la melodía. Aquí, el violinista

se destacó en los trinos mientras el oboe introduce la melodía final, seguido por el

solista y la orquesta. El impactante Allegro guerriero final es un Allegro molto maestoso

in tempo di marcia basado en dos canciones patrióticas escocesas (Hey Tuttie Tatie y

Scots Wha Hae -esta última, con letra de Robert Burns-), que fueron interpretadas con la

majestuosidad que requiere dicho movimiento. El solista hizo gala de su digitación y

precisión en las variaciones sobre los temas anteriormente mencionados, logrando un

muy buen dúo con el arpa en el concertante. Tras el fraseo en la fuga final, el Auditorio

Nacional se puso de pie para ovacionar a los intérpretes, motivo que obligó a Pablo

Sangiorgio a ejecutar un bis: Capricho para Buenos Aires II, de Bernardo Stalman, una

exquisita obra para violín solista en ritmo de tango -género que domina a la perfección,

ya que se desempeñó como concertino de la Orquesta de Tango de Buenos Aires-. Otra

ovación y numerosos vítores para este gran talento nacional.

Por último, la Sinfónica Nacional brindó una versión perfecta de cabo a rabo de la

mencionada Sinfonía n°2 en Si menor, op.5 de Borodin, que fue compuesta entre 1869 y

1876, orquestada por Borodin y revisada a posteriori para su publicación tras la muerte

del integrante del Grupo de los Cinco por Rimsky- Korsakov y Alexander Glazunov en

1877. Se la conoce también como Sinfonía Heroica, ya que remeda una reunión de

héroes de guerra en su primer movimiento (Allegro moderato). La marcación y el

dominio de los tempi por parte de Jassan fueron perfectos desde el inicio y continuaron

en el resto de los 4 movimientos que integran la obra (Scherzo- molto vivo/ Andante/

Finale: Allegro). El bellísimo scherzo- molto vivo posee reminiscencias de las Danzas

Polovtsianas de El Príncipe Igor, que permite un gran lucimiento de las cuerdas y las

maderas. Todos los solistas de la Sinfónica se lucieron y, muy especialmente, el corno

en la apertura del 3° movimiento (Andante). Y la interpretación y dirección del Allegro

in tempo di drushba final fue magistral desde todo punto de vista. Un concierto de

calidad excepcional de la mano de una gran batuta.

Lo bueno de la programación de las orquestas sinfónicas durante el transcurso del

corriente año es que han incluido obras que se representan en muy escasas

oportunidades y, por ende, son absolutamente desconocidas -en el caso particular de

quien escribe, las dos únicas veces que escuchó la sinfonía de Borodin fue,


precisamente, por la misma orquesta-. Tres auténticas joyas que brillan con luz propia

cada vez que se las ejecuta.

domingo, 29 de octubre de 2023

 

Emergente batuta en gran debut…

 Por Jaime Torres Gómez

Luego de importantes galardones en gravitantes concursos europeos para directoresLuis Toro Araya (28) hizo un esperado debut junto a la Filarmónica de Santiago en el decano coliseo artístico nacional, el Teatro Municipal capitalino.

No era la primera vez que se veía al maestro Toro Araya por estas latitudes, recordándose vivamente una triunfal presentación junto a la Orquesta de Cámara de Chile el año pasado, dando cuenta de un talento desbordante que amerita seguirle su derrotero profesional.

Actualmente radicado en Europa, es director asistente de la prestigiosa Sinfónica Nacional de España, combinando su actividad como invitado en diversas agrupaciones internacionales. En Chile, curiosamente, su debut en “orquesta grande” no lo hizo precisamente con la Sinfónica Nacional, como habría sido natural, al ser por varios años integrante de sus segundos violines, dando pie a una anotación de mérito a las autoridades del Teatro Municipal haberlo fichado oportunamente y en un inmejorable contexto como el abono filarmónico, esperándose en lo pronto su debut con la misma Sinfónica

Con un convocante y bien hilvanado programa, asimismo de alta exigencia artística, se destaca el equilibrio de las obras escogidas -con lo muy conocido y menos recurrido-, más una inteligente combinación entre las mismas.

Muy bienvenida la inclusión de la Obertura de la ópera “Genoveva” (Op. 81), de Robert Schumann, no recordándose su programación en las últimas décadas. Y de las oberturas schumanianas, la más recurrente localmente ha sido “Manfredo”, asimismo la Obertura, Scherzo y Final”, que, en rigor, es un orgánico de tres partes que incluye una obertura. En el caso de Genoveva, se trata de la única ópera del compositor, basada en la leyenda medieval de Genoveva de Brabante. En lo formal, esta obertura está bien estructurada y pletórica de recursos musicales que enriquecen su discurso interno, asimismo, como es recurrente en Schumann, signada de un transparente tejido armónico.

Excelente lectura de Toro Araya, logrando auscultar con entera asimilación las complejidades armónicas -de expuesta desnudez- mediante un acabado manejo de las dinámicas, acentos, fraseos e indicaciones de carácter, obteniendo debida correspondencia general de los filarmónicos.  

Con certero criterio complementario, seguidamente se ofreció el Preludio y Muerte de Amor de la ópera Tristán e Isolda, de Richard Wagner. Pieza fundamental de la historia de la música, este Preludio, construido por algunos de los leivmotiv de la ópera, expone magistralmente, a través de un largo crescendo seguido de un rápido decrescendo, la vívida pasión y éxtasis entre los amantes. Revolucionario el inicio con el disonanteAcorde de Tristán”, abriendo nuevos horizontes armónicos, y sin duda antesala al quiebre de la tonalidad desarrollada luego fundamentalmente por Schönberg. Y coherentemente engarzado con la Muerte de Amor de Isolda, se provee total unidad a esta pieza de concierto.

Magistral entrega de la joven batuta, con madurez musical a borbotones que comprendió en plenitud el pathos interno global, traducido en un continuum discursivo de progresivo (y atrapante) interés… Con deslumbrante técnica, Toro Araya logra sacar lo mejor de la Filarmónica en todo orden. Notable la precisión inicial en la indicación de la séptima disminuida del acorde tristaniano, más una galería de logros en acentos, matices y balances. Certera adopción de tempi más notable trabajo en texturas y timbres. Sin duda, una versión triunfal y largamente ovacionada por el numeroso público…

Como cierre, una versión de antología de la Sexta Sinfonía “Patética” de P.I. Tchaikovsky. Obra de habitual repertorio local y generalmente bien abordada, empero, en esta oportunidad, Luis Toro Araya trasunta toda rutina, proponiendo una visión no necesariamente de viscerales desgarros, optando por una mirada compasiva (y estoica) al dolor impreso por el compositor en esta obra, escrita poco antes de morir…

Con puntilloso análisis del todo, Toro Araya saca a relucir detalles casi inadvertidos en todo orden. Escrupuloso trabajo en fraseos, inflexiones, empáticos tempi, amén de un soberbio manejo de matices, dinámicas y carácter. Inapelablemente, una cátedra de musicalidad servida de una deslumbrante técnica de dirección. Formidable respuesta de los filarmónicos santiaguinos. 

En suma, una presentación con visos de antología de una joven batuta nacional, que dio cuenta de sus grandes proyecciones internacionales…   

jueves, 26 de octubre de 2023

 


La Sra. María Jaunarena, directora de escena e integrante de la comisión directiva de "Juventus Lyrica",                                                        

                                                    Fotografía de la Sra.Liliana Morsia



 Reportaje a María Jaunarena


Juventus Lyrica acaba de cerrar su temporada 2023 con la ópera Don

Giovanni, con música de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto de Lorenzo Da

Ponte.

Conocida como “La ópera de las óperas”, ante la versión que

disfrutamos, se impone el diálogo con María Jaunarena, regisseur y Directora

Ejecutiva de Juventus Lyrica. Se trata de una directora que ha optado no por

las puestas predominantemente en boga, sino por aquellas basadas en el

sentido profundo de las obras en cuya realización trabaja, con imaginación

escénica y rigor intelectual.

“Para bien o para mal, nuestra vida actual está establecida a partir de

pulseadas que Don Juan ganó como un pionero y en soledad. A pesar de

perder en la obra, en la vida real Don Juan le torció el brazo a Dios. Nuestra

época no solo lo legitima, le rinde culto. Como señala el filósofo Gilles

Lipovetsky ´la era de la hipermodernidad resulta inseparable de la seducción

soberana´. La cultura del hedonismo y del individualismo lo ha ocupado todo”,

dice María Jaunarena en El primero de nosotros, el texto inicial del programa

de mano, verdadero ensayo, breve, conciso y profundo sobre el personaje, con

el dominio de la escritura en el que destaca igual que en el de la escena.


-Don Giovanni es el villano en la obra pero en la realidad su personaje,

muy difícil de rastrear en la Historia, ha seducido a escritores como Tirso de

Molina y Moliere y a un gran número de músicos y su postura hedonista ha

triunfado como el modo en que muchos desean verse. En su texto no solo son

mencionadas las referencias históricas sino también filosóficas del personaje y

del tema y se nos presenta a dicho personaje, más que como un villano, como

un espejo.

¿La idea de llevar a escena una obra semejante, tan vasta y con tal

poder de significación surge de haber estudiado antes todos sus antecedentes

y haberla elegido, o estos son profundizados luego de la decisión de ponerla en

escena? ¿Qué factores trabajan en la elección de una obra en general y de una

de tanto compromiso en particular?


MJ: Varios. Desde el sentido para uno de los propósitos fundacionales

de Juventus que es cautivar público nuevo para la ópera (con todo el énfasis en

los programas para adolescentes que tenemos) y la formación de artistas

jóvenes. Esta ópera es, a mi juicio, la biblia de la ópera. Es una obra inevitable.

Y sirve a ambos propósitos. Musicalmente da origen al romanticismo, porque la

mayoría de los compositores reconocen el quiebre que produjo Mozart en los

cánones musicales con esta creación. Pero también porque Don Giovanni, es

decir, Don Juan, es el inicio del hombre moderno, es el hombre que se opone a

la religión, al matrimonio, no sigue ninguna voluntad más que la propia, cultiva

su imagen, su cuerpo, impone el placer sobre el deber. Es el inicio de lo que

somos hoy en el siglo XXI. En particular para los adolescentes que están en

pleno proceso de definición de su propia identidad y la pregunta “¿quién soy?”

tiene un peso sustancial, el protagonista les responde en una de sus primeras

líneas del libreto “quién soy nunca lo sabrás” (Chi son io tu non saprai). La

frase es inquietante porque nunca terminamos de conocer realmente quiénes

somos.


-En la visión de Mozart y Da Ponte un mito español anterior al siglo XVII

se vincula a un argumento cuyos personajes no sólo son un reflejo social del

siglo XVIII sino también de las nuevas ideas: “Quiero ser un gentilhombre/ y no

quiero servir más”, dice Leporello en el aria inicial Notte e giorno faticar. La

diferencia social es muy marcada por el carácter de sus personajes, la música,

el canto y el movimiento escénico. La puesta que usted concibió lo refleja

claramente y renuncia a cualquier otro objetivo que no sea el de rescatar la

significación de la obra en su naturaleza transgresora, su propia belleza y en el

plano de lo social.

¿Es eso lo que tuvo en mente al concebirla y cómo fue la génesis de esa

concepción?


MJ: En Mozart, sobre todo en su unión con Da Ponte, el conflicto social

emerge siempre. Da Ponte se llamaba Emmanuel Conegliano, era judío, de

chico vivió en un gheto marginado cerca de Venecia, hasta que lo convirtió al

catolicismo un obispo llamado Lorenzo Da Ponte, de quien heredó el nombre.


Da Ponte está cortado por la tijera de no pertenecer y conoce a la perfección

sus consecuencias. Mozart también. Se pasó la vida dilapidando lo poco que

ganaba en ropa para acceder a los círculos de las cortes que podían financiar

su producción. La apariencia lo era todo. Estamos antes de la época del

compositor independiente, aunque Mozart es el pionero y se le parece

bastante. Todo eso está condensado en Don Giovanni, que en más de una

oportunidad cambia de vestimenta o se pone una máscara para acceder a lo

que quiere. En boca de Molière, Don Juan argumenta “Hay tantos que hacen lo

mismo y recurren a la máscara para engañar al mundo”. Molière es el

antecedente más importante del libreto de Don Giovanni. Me parece que los

dos, Mozart y Da Ponte, conocían a la perfección de qué hablaba el mito de

Don Juan y el resultado fue esta obra maestra. Como directora escénica, me es

imposible evitar las múltiples referencias al conflicto social que atraviesan la

obra. Me gusta trabajarlas a nivel estético y también a nivel de sentido, por

supuesto. Que Don Giovanni seduzca a la campesina Zerlina habla también de

la transgresión del protagonista y por eso Doña Ana canta “me desmayo”

cuando la ve por primera vez. Es casi un insulto para ella y también muestra el

carácter abierto, intrépido y hasta podríamos decir “ecuménico”, en un sentido

irónico, de Don Juan (vale aclarar que en Molière las intervenciones de la

campesina están mal escritas, algo así como si en español el personaje se

comiera las eses, precisamente para mostrar el quiebre de nivel social al que

llega el seductor). Justo antes de eso, Don Giovanni canta: “Viva la libertad”, y

a continuación “mi casa está abierta a todos”. Eso no es nada menos que una

declaración política bien moderna, en términos de principios.


-Una manera de pensar el vínculo entre música, sociedad y política es la

circunstancia de que hubo un auditorio popular para las óperas de Mozart, que

están concebidas dentro de un gran refinamiento musical: en La Flauta Mágica,

-cuyo aspecto temático usted tan bien analizó- es el simbolismo del número,

tres, por ejemplo: tres acordes iniciales, tres pruebas; también un riguroso

pasaje fugado y muchos otros elementos; en Don Giovanni es, por ejemplo, la

superposición de tres formas musicales al final del primer acto, cada una

vinculada a una diferente clase social. La idea de que hay formas populares

para oyentes populares aparece al menos cuestionada por este hecho,


asimismo, el límite entre lo que es considerado popular y lo que no lo es

aparece como difuso.

Lo social atraviesa toda la ópera, desde el propio hecho de que parte del

poder de seducción del personaje se basa en su rango, hasta el pensar que

obras musicalmente tan refinadas fueron destinadas a una audiencia popular.

Creo que su puesta entendió muy bien este vínculo entre música,

sociedad y política y que una forma de expresarlo fue la concepción de cada

personaje, su marcación escénica y el vestuario. ¿Hubo influencia de alguna

puesta en particular o es la propia obra la que propuso su forma de llevarla a

escena?


MJ: Don Giovanni es una obra maestra, creo que es mi ópera favorita.

Juventus Lyrica nació con esta obra. La tengo grabada en la retina. Y cada vez

que se programa, intento verla. He leído también el mito en sus múltiples

versiones. Cada una por supuesto ha influido de alguna manera, consciente e

inconscientemente. Es imposible e inverosímil pensarse como un artista en

soledad que todo lo que tiene para decir viene desde dentro y sólo se le ocurrió

a uno. Es parte del mandato de originalidad contemporáneo, parte del legado

del “yo” de nuestro querido Don Juan. Pero somos producto de otros, ya desde

nuestro nacimiento. Con respecto a mi trabajo como directora, siempre intento

en primer lugar, tratar de descifrar al compositor y al libretista. Porque cada

silencio, cada indicación de sottovoce o forte, indica una intención. Para eso es

fundamental la comunión con el director musical. Y luego por supuesto, intento

comprender el libreto. En ese sentido, mi primera fuente de inspiración es Da

Ponte. Da Ponte no es sólo un escritor. Da Ponte es un regisseur. Es evidente.

Escribe como director. Si no lo sigo, naufrago. Ya me pasó cuando dirigí Las

bodas de Fígaro. Si el personaje no desaparece en el compás que el lo indica,

y reaparece en el otro, el chiste no funciona.


-Quizás las categorías de “puesta tradicional” y “puesta moderna” no

reflejen aquello de lo que una realización se trata y haya que poner la

categorización en otros términos: si la puesta es funcional a la obra o no lo es.

La mayoría de las veces parece imponerse hoy el criterio de que una obra es

no un universo autónomo sino algo cuya interpretación es preciso “actualizar”,


en lugar de concebirla como aquello que debe poder colocar a la obra en el

centro.

En ese sentido, su puesta –que suma además sencillez, sobriedad y

belleza visual- fue enteramente funcional en un argumento donde el

movimiento es esencial, ya que huidas, apariciones y encuentros están

íntimamente vinculados tanto al desarrollo de la acción como a las diferencias

sociales de las que la obra se trata. Su estética como realizadora parece estar

en seleccionar elementos y no acumularlos y en el detalle que hace a la

presencia de cada uno de esos elementos.

Suponemos que el proceso de elegir una ópera y llevar a cabo una

puesta, con todo lo que implica, tiene varias etapas y muchos desafíos: ¿cómo

es ese proceso? ¿Cuál es el primer estímulo? ¿Qué se siente al poder levarlo

adelante?


MJ: Coincido en que el clivaje entre a puesta tradicional vs puesta

moderna no me representa. No creo en el purismo de representar todo

exactamente como fue, ni creo tampoco en este mandato de actualizarlo todo

donde el director muestre que tiene una idea original, por más que esa idea

desvirtúe la acción dramática de la obra. Para mí, ante todo, lo que se va a

llevar a escena es teatro, para que haya teatro debe haber una acción

dramática y un conflicto. Si traemos la obra a la actualidad: honestamente no

entiendo el conflicto. ¿Dice hoy algo interesante alguien que no cree en el

matrimonio, ni en Dios ni se ata a nada más que a sí mismo? ¿Con quién entra

en conflicto esa persona? Para mí con nadie. Si no entra en conflicto, no hay

trama posible, el espectador se duerme. Cuando inicié el proceso de ensayos

tuve que aclarar que la puesta no era moderna y noté las caras de decepción

de varios. Vivimos alienados por los slogans. En ópera es actualizarlo todo a

cualquier costo. Forma parte de la misma trampa del individualismo. De otro

lado de la grieta, no actualizar y montar un museo en el escenario, sin tender

ningún puente con el espectador actual, tampoco conduce a ningún lado. Son

categorías vacías ambas. Para mí, la programación de una obra tiene que

obedecer a una pregunta: “¿es esta obra relevante hoy? ¿vale la pena volver a

representarla? ¿por qué?” En este caso, esas preguntas se respondieron solas.

¿A quién no seduce Don Giovanni? Es el germen del hombre nuevo. Ese que


todos somos hoy. El que pone el yo ante todo, el que se ama, y se reproduce

en infinidad de dispositivos en poses y circunstancias, el que se aburre y

cambia de pareja como de vestido, el insatisfecho que no puede no encadenar

un consumo a otro, el que no tiene ninguna atadura a nada más que a su

propia voluntad, el que publica cada una de sus acciones en redes (como Don

Giovanni en el catálogo de Leporello), el que usa la máscara para sus

conquistas online (ya sea con un pseudónimo o creando varios perfiles) y

termina con ellas con la misma brutalidad con la que Don Juan desechaba sus

conquistas. Diría más, somos peores que él. Don Juan tenía poesía, tenía

profundidad, le gustaba el desafío, cuanto más difícil la conquista mejor para él.

Nosotros somos vagos, banales y profundizamos hasta por ahí nomás. Con

respecto a la estética, “menos es más” dice el lema. Prefiero condensar la

cantidad de elementos, uno que sobra confunde al público. Y finalmente, en

referencia a la última pregunta, llevar una ópera a escena es un esfuerzo

descomunal. Sobre todo para una organización sin estructura fija (me refiero a

edificio físico, cuerpos estables, etc.) y sin fines de lucro como es Juventus

Lyrica. El proceso suele ser difícil y agotador. Pero siempre logramos una

mística. Un compromiso por parte del equipo artístico y de producción.

Sabemos que a pesar de los múltiples escollos estamos intentando llevar a

escena una obra maestra que algunos disfrutarán por primera vez. Eso, en

parte, compensa todo.


-“De la cuarentena salgo cantando” fue más que un lema; significó una

actitud ante la adversidad y –en la función de reapertura de la actividad lírica en

el Teatro Avenida, el 3 de julo de 2022- una revelación de talentos que

pudieron surgir y encontrar su lugar pese a esa adversidad, por medio de un

actividad que no fue interrumpida. Se trata de un mensaje muy poderoso: el del

arte como una herramienta de supervivencia. ¿Qué reflexión le merece ello de

cara a 2024 y el veinticinco aniversario de Juventus Lyrica?


MJ

Juventus Lyrica es una asociación que nace a contracorriente y que en

su génesis de origen está cortada por la tijera de avanzar contra viento y

marea. Su objetivo nunca fue sencillo, la ópera no es sencilla, menos si trata de


hacerla con nuevas voces y despertar el interés por la ópera en niños y

adolescentes, como es lo que hacemos hace varios años. No es a simple vista,

un trabajo automático y fácil de financiar. Es antiguo y artesanal. Pero creo que

la ópera aporta mucho contenido a esta “era del vacío” en la que vivimos. Y

creo que, con nuestra tarea, de alguna manera apuntamos a elevar el horizonte

cultural y emocional al que miramos y al que miran los adolescentes. Del límite

surge la creatividad, y el mayor valor que tiene Juventus es el esfuerzo, el

compromiso, la profundidad del trabajo, el amor y la voluntad que ponen las

personas que se involucran en cada proyecto. Tal vez por eso hemos durado

tanto en un país tan vertiginoso. Y también porque para nosotros hacer una

ópera siempre es como la primera vez.




                                                                                           Eduardo Balestena

miércoles, 25 de octubre de 2023

 Muy buena reposición de “NORMA” por Música en Escena en el Teatro Empire


UNA VERDADERA CÁTEDRA DE BEL CANTO


Martha CORA ELISEHT


A menos de dos meses para terminar el año, las compañías de ópera

independiente siguen presentando proyectos y reponiendo títulos. Bajo la dirección

general de Antonio Leiva y musical a cargo de Silvana D’Onofrio, la compañía

MÚSICA EN ESCENA repuso uno de los títulos más representativos del bel canto:

NORMA, de Vincenzo Bellini (1801-1835), hecho que tuvo lugar el pasado sábado 21

del corriente en el teatro Empire con puesta en escena de Antonio Leiva, vestuario de

Mirta Liliana Palacio, iluminación de Stefany Briones Leyton y subtitulado electrónico

de Ana María Rizzi. Participaron la orquesta y el coro de la compañía, con el siguiente

elenco: Monserrat Maldonado (Norma), Juan G. Cueto (Pollione), Daniela Prado

(Adalgisa), Jorge Balagna (Oroveso), Martina Gioiosa (Clotilde) y Matías Klemm

(Flavio).

Compuesta en 1831 con libreto de Felice Romani sobre la tragedia homónima de

Alexandre Soubet (Norma, òu L’Infanticide), es la primera tragedia lírica escrita por

Bellini y pone de manifiesto las excepcionales dotes del compositor para encarar el

drama romántico. La protagonista se debate entre su deber como sacerdotisa de los

druidas y el amor que siente por el procónsul romano Pollione, quien, a su vez, es

enemigo de su pueblo y, al mismo tiempo, padre de sus dos hijos. Al mismo tiempo, es

madre y suma sacerdotisa; amante abandonada y rival vengativa. Todo en una sola

persona y su final trágico es la catarsis que realiza al no poder cumplir con sus votos

religiosos, el amor no correspondido y el deber hacia su pueblo. La maravillosa

ornamentación y la riqueza de las melodías compuestas por Bellini traducen a la

perfección los sentimientos contradictorios de la protagonista, donde la celebérrima

Casta diva es su carta de presentación. Al respecto, Richard Wagner decía lo siguiente:

“Hubiera dado mi obra entera por haber compuesto una sola aria de NORMA”. La

popularidad de este clásico del bel canto a nivel universal es inmensa y la mencionada

aria forma parte del repertorio de toda soprano lirica.

Para la presente versión, Antonio Leiva empleó un telón de fondo sobre el cual,

se realizó una proyección de video representando al bosque, permitiendo ampliar las

escenas mediante un zoom de acercamiento o alejamiento, mientras una estructura

vertical de base triangular rematada en dos brazos simétricos similar a un majström (en

sueco, palo o vara que termina en una estructura triangular de la cual, penden dos

círculos que se adornan con cintas y flores, que marca el inicio de la primavera en dicho

país nórdico) se erguía sobre el escenario. El tronco representó a Yggdrasil (árbol de la

vida, en la mitología celta) y los brazos, al poderío y al yugo romano sobre la Galia.

Sobre el telón de fondo, un círculo representaba a la luna, mientras se emplearon un par

de tarimas dispuestas convenientemente sobre el escenario para recrear las escenas en el

bosque, la casa de Norma y la cama sobre la cual, reposan sus hijos. También

permitieron que el coro se colocase convenientemente sobre el escenario. El resto de las


escenas se logró mediante muy buenos efectos de iluminación. El vestuario fue

sumamente sencillo: pantalones negros y chaquetas grises para los guerreros druidas y

túnicas de diferentes colores para el coro femenino y las principales protagonistas,

quienes usaron aros y collares plateados. Los romanos, vestidos de negro y con las

características caligas, mientras el resto del elenco cantó descalzo. Sólo Norma y

Oroveso estaban ataviados con túnicas de color diferente y ricamente ornamentadas,

dada su condición de suma sacerdotisa y su padre, jefe de los druidas.

Es indiscutible la labor de Silvana D’Onofrio como pedagoga, preparadora y

directora de orquesta. En esta ocasión, contó con el apoyo incondicional de Mario

Dardis, quien acompañó a los músicos brindando apoyo desde el piano. Sin embargo,

hubo numerosas imperfecciones en las cuerdas y parte de los vientos. La orquesta se fue

recién afianzando hacia el final del 1° acto y mejoró durante el 2°. En cambio, el coro

de la entidad estuvo muy bien balanceado y preparado, con un perfecto equilibrio entre

todas las voces. En el bel canto, es un protagonista más y juega un rol esencial en las

escenas más importantes, lo que se logró en la presente representación. En cuanto a los

roles secundarios, tanto Matías Klemm (Flavio) como Martina Gioiosa (Clotilde)

tuvieron una muy buena actuación. Son dos cantantes muy jóvenes que están

desarrollando una carrera prometedora y lo demostraron sobre el escenario. Por su parte,

Jorge Balagna encarnó muy bien a Oroveso y Juan G. Cueto hizo lo mismo con

Pollione; fundamentalmente, en los dúos con Adalgisa, Norma (“In mia man al fin…

¿Preghi al fine?”; “Qual cor tradisti”) y en el monumental trío que cierra el 1° acto

(“¡Ah! Non tremare, o pérfido”). Y, en cuanto a los roles femeninos, Daniela Prado fue

la Adalgisa ideal: dramática, segura, con voz potente, perfecta coloratura, brillo y

legato. Sobresalió vocal y actoralmente durante toda la ópera y descolló en el dúo del 1°

acto con Pollione (“Va, crudele, al Dío spietato”) y con Norma (“¡Oh,

rimembranza!”). Se retiró ovacionada, al igual que Monserrat Maldonado como Norma.

La soprano paraguaya es una de las mejores voces del momento actual y supo encarar a

la protagonista con brillo y maestría desde la mencionada Casta diva hasta los

mencionados dúos junto a Adalgisa y Pollione, al igual que en la escena de más hondo

dramatismo (“Teneri, teneri figli”), donde debe separarse de sus hijos. Una actuación

digna de representación en la temporada de un teatro oficial y una ovación de aplausos

al final.

Al cierre de esta crónica, lamentablemente, se anunció que se han cancelado las

representaciones programadas para los sábados 28 del corriente y los días 4 y 5 de

Noviembre próximo por razones de fuerza mayor, acorde a la información brindada por

el Teatro EMPIRE. Es una pena que el público no pueda disfrutar de este clásico, ya que

ha sido una auténtica maestría en materia de actuación y bel canto, digna del escenario

del Colón.

martes, 24 de octubre de 2023

 

Concurso Sigall 2023: ¿agonía o sobrevivencia…?

 Por Jaime Torres Gómez

Tras un prolongado receso del Concurso de Ejecución Musical Dr. Luis Sigall, de Viña del Mar, recientemente se realizó la versión Piano, luego de un receso en el año 2019 producto del estallido social vivido en el país, y extendido tras la pandemia.

Recién el año pasado, con la versión Violín, se reeditó su realización, dando cuenta de una reconocida voluntad de continuar con este relevante certamen afiliado a la Federación de Concursos de Ejecución Musical con sede en Suiza.

Con una historia de 49 años, es menester referirse a su buena convocatoria en distintos continentes, reflejado en muchos galardonados con importantes trayectorias. Así, no es hiperbólico afirmar que el Concurso Sigall no sólo es patrimonio fundamental de la ciudad de Viña del Mar, sino de toda Latinoamérica

No obstante sus pergaminos -contemplando, desde un inicio, a gravitantes personalidades internacionales del mundo musical como jurados, amén del buen nivel promedio de participantes-, en el tiempo se ha observado un deterioro en aspectos como la proyección de los premios y una menor jerarquía internacional de los jurados, restándole prestancia… Sin embargo, debe destacarse la continuidad de su realización, lo que es un mérito del mayor encomio…  

Lamentablemente, las dificultades han ido agudizándose a extremos peligrosos ante el abandono de las actuales autoridades edilicias viñamarinas, traducido en no otorgar los recursos necesarios (económicos y operativos) a la Corporación Cultural de Viña como entidad organizadora.

Así, en la presente versión, hubo precariedades fundamentales como no haber facilitado un piano de cola entera (como los estupendos Fazioli o Bösendorfer, ambos de propiedad municipal), más la provisión de recursos para disponer de una orquesta completa en la jornada final, en vez de haber recurrido a arreglos para cuerdas, la mayoría musicalmente muy débiles…    

Sumado a lo anterior, de alguna manera la inutilización del Teatro Municipal de Viña (de magnífica acústica) coadyuvó a la no conveniencia de realizar la versión piano, ameritando haberla cambiado por otra mención como guitarracello o canto, hasta  tener asegurada la disposición del Municipal viñamarino para desarrollarse en condiciones ad-hoc, y ocupando así sus excelentes pianos. En todo caso, considerando la pronta entrega del coliseo artístico viñamarino tras 13 años de refacciones, debiera motivar a las autoridades edilicias a un comprometido apoyo al Sigall como imagen-ciudad…    

En lo artístico, y de acuerdo al registro en youtube de la jornada final (en esta oportunidad no fue posible estar in situ), es posible apreciar el excelente nivel de los finalistas, dando cuenta del interés internacional que aún suscita este concurso.

Si bien la calidad de la grabación es precaria, empero se evidencia la solvencia del italiano Claudio Berra (26 años) como ganador, con el Concierto N° 2 de Chopin (acompañado por la Orquesta Marga Marga, de la Región de Valparaíso, y en base al arreglo original del compositor para cuarteto de cuerdas), evidenciando formidable calidad de toque y excelente musicalidad.

Y niveles parejos en todo orden se dieron con la ucraniana Anfisa Bobylova (31 años, segundo lugar) y la japonesa Ryoko Arata (31 años, tercer lugar), en los conciertos N° 20 de Mozart y N° 1 de Beethoven, respectivamente. Sólo lamentar la debilidad de los arreglos (cuerdas) en sendos conciertos, máxime al no darse buen correlato del protagonismo original de los vientos (en especial del clarinete, en Beethoven), ameritando completo replanteo de la curatoría musical respectiva.

En suma, una versión del Concurso Sigall que no cedió ante riesgos de agonía… y con lecciones que ayudarán a ponderar mejor ciertas decisiones estratégicas relevantes, especialmente al estar en camino a sus 50 años de trayectoria                

jueves, 19 de octubre de 2023

 


          Créditos: Servicio de Prensa Teatro Colón, Fotografía del Sr. Máximo Parpagnoli



Gran actuación de Osiel Gouneo junto al Ballet Estable del Colón


CON TODO EL FERVOR Y EL ESPÍRITU SHAKESPERIANO

Martha CORA ELISEHT


La obra de William Shakespeare (1564-1616) es gloriosa y monumental desde

todo punto de vista. Nadie lo ha superado desde el punto de vista de la variedad y

profundidad de sus obras, el recurso lingüístico y la representación de sus personajes.

Por ello es el mayor escritor de la literatura inglesa y uno de los más grandes a nivel

universal.

Asimismo, su extensísima obra ha sido fuente de inspiración para numerosos

compositores de ópera y música clásica: entre otros, Georg Friedrich Haendel (JULIO

CÉSAR), Giuseppe Verdi (MACBETH, OTELLO, FALSTAFF), Ambroise Thomas

(HAMLET), Charles Gounod, Piotr I. Tchaikovsky, Héctor Berlioz (ROMEO Y

JULIETA), Otto Nikolai (LAS ALEGRES COMADRES DE WINDSOR) y, más

recientemente, Thomas Ades (LA TEMPESTAD). Y dentro del ballet, a Sergei Prokofiev

(ROMEO Y JULIETA), Félix Mendelssohn- Bartholdy (EL SUEÑO DE UNA NOCHE

DE VERANO) y LA FIERECILLA DOMADA, estrenada en 1969 por el Ballet de

Stuttgart con coreografía de John Cranko y música orquestada por Kurt- Heinz Stolze

sobre melodías de Domenico Scarlatti (1685-1757). Precisamente y, luego de más de 18

años de ausencia de los escenarios porteños, el Ballet Estable del Teatro Colón decidió

incorporar este título a su temporada, cuyas representaciones tienen lugar entre el 15 y

el 21 del corriente sobre el escenario del mayor coliseo porteño bajo la dirección de

Mario Galizzi, con participación de Pablo Aharonian como coreógrafo repositor y una

supervisora coreográfica de lujo: Marcia Haydée, quien lo estrenó en Buenos Aires en

1982 junto a Richard Cragun en los roles protagónicos con la participación del Ballet

de Stuttgart sobre el escenario del Colón.

Quien escribe tuvo la oportunidad de asistir a la función el pasado martes 17 del

corriente, con el siguiente reparto: Camila Bocca (Catalina), Osiel Gouneo

(Petrucchio), Ayelén Sánchez (Blanca), Federico Fernández (Lucencio), Emanuel

Abruzzo (Hortensio), Vinicius Vasconcelos (Gremio), Lucas Garcilazo de la Vega

(Bautista), Adrián López (Sacerdote), Omar Urraspuru (Tabernero), Cecilia Lucero y

Luciana Barriero (Dos taberneras); David Gómez, Emiliano Falcone, Martín Vedia y

Nicolás Scianca (sirvientes de Petrucchio); Paula Cassano, Eliana Figueroa, Julieta

Urmenyi, Gerardo Wyss, Alan Ferreyra y Pablo Noriega (pas de six). La presente

reposición es una producción del Teatro Municipal de Santiago de Chile y contó con

escenografía y diseño de luces de Steen Bjarke (basada en el diseño de Elizabeth

Dalton), vestuario de Elizabeth Dalton, supervisado por Diana Eckmann e iluminación

de Rubén Conde. La dirección musical estuvo a cargo de Javier Logioia Orbe al frente

de la Orquesta Estable.

Una de las particularidades que posee esta joya del ballet es que, además de ser

eximios bailarines, los protagonistas también deben ser muy buenos actores para poder


interpretar a la intempestiva y colérica Catalina, quien -por momentos- debe alternar

pasos y figuras de la danza clásica (sostenuto, developée) con elementos de danza

contemporánea (giro, contracción, relajación) y recursos de pugilato para poder pelear

con Petrucchio. Por su parte, el bailarín debe desarrollar saltos y piruetas de extrema

dificultad para dar vida al tosco pretendiente -un campesino que ha cobrado una jugosa

herencia y le ofrece una muy buena dote a Bautista -padre de Catalina y Blanca- para

reclamar la mano de su hija. La menor de las dos hermanas es la antítesis de la mayor:

dulce, refinada y llena de pretendientes, está enamorada de Lucencio, pero no puede

casarse hasta que su indomable hermana no se despose. Todo esto genera una deliciosa

comedia de enredos al estilo de Shakespeare, donde los vecinos se quejan de los

escándalos provocados por la protagonista. Y, como dice el refrán, a todo chancho le

llega su San Martín: Petrucchio la hace pasar hambre, frío y penurias hasta que la

orgullosa Catalina depone su actitud y no sólo se transforma en una esposa ejemplar,

sino que les enseña a su hermana y a las demás mujeres cómo se debe tratar a un

marido.

La orquestación de Kurt- Heinz Stolze sobre la música barroca de Scarlatti

estuvo magistralmente interpretada por Logioia Orbe al frente de la Estable y es

fundamental para la coreografía de Cranko, donde se pudo apreciar el extraordinario

trabajo de Marcia Haydée en la preparación de los roles protagónicos:

fundamentalmente, el de Catalina, con una gran actuación de Camila Bocca. Su

desempeño no sólo fue brillante como bailarina, sino también, como comediante.

Derrochó gracia, soltura y simpatía sobre el escenario y reafirmó lo que esta cronista

manifestó hace exactamente 5 años atrás: ser la sucesora natural de Karina Olmedo

como prima ballerina del Colón. Ha tenido un enorme crecimiento profesional, motivo

por el cual fue elegida para este rol. Por otra parte, su partenaire no pudo haber sido

mejor: dueño de una técnica y disciplina sorprendentes adquiridas durante su formación

en el Ballet Nacional de Cuba, Osiel Gouneo es un bailarín excepcional. Sus

pirhouettes, saltos, entrechats y la monumental solage del 3° Acto fueron de una

perfección absoluta. Independientemente de los recursos acrobáticos -que fueron

festejados por el publico en todas y cada una de sus intervenciones-, resultó un

magnífico intérprete de Petrucchio.

La segunda pareja protagónica estuvo a cargo de Ayelén Sánchez y Federico

Fernández como Blanca y Lucencio, quienes también tuvieron una muy buena

actuación, al igual que Emanuel Abruzzo y Vinicius Vasconcelos como Hortensio y

Gremio respectivamente. Este último se destacó mediante sus dotes histriónicas para dar

vida a este último personaje. La interpretación de las taberneras a cargo de Luciana

Barriero y Cecilia Lucero fue muy correcta, al igual que el cuerpo de baile en las

escenas de conjunto. Si bien no hay tanta coordinación como en otros ballets, el Ballet

Estable se destacó en la primera y segunda bodas y especialmente, en el soberbio pas

de six del 2° acto, con una gran actuación. El numeroso público que se dio cita esa

noche en el Colón estalló en aplausos y vítores al final.

Desde que Mario Galizzi asumió la dirección del Ballet Estable se han sucedido

una serie de éxitos rotundos con estrenos locales, reposición de clásicos y títulos que

hacía muchos años que no se representaban, como en este caso. Una lección de buen


ballet con intérpretes de gran jerarquía para dar vida a este clásico shakesperiano, con

todo el fervor y el espíritu del genio de Stratford- on Avon.