miércoles, 7 de marzo de 2018


UN CIERRE DE AÑO QUE FUE SIN ESCALAS DEL RESPLANDOR AL CLAROSCURO

Teatro Colón: Temporada 2017, Ballet: “El Cascanueces” Música de Piotr Illich Tchaickovsky. Coreografía: Rudolf Nureyev en reposición de Aleth Francillion. Protagonistas: Macarena Gimenez (Clara), Maximiliano Iglesias (Drosselmeyer/Mago/Príncipe), Edgardo Trabalón (Fritz/Danza Española), Emilia Peredo Aguirre (Luisa/Danza Española), Norma Molina (Abuela/Danza Arabe),  Julian Galván (Abuelo/Danza Arabe), Marta Desperés (Madre/Danza Rusa), Sergio Hochbaun (Padre/Danza Rusa), Facundo Luqui (Cascanueces), Guillermo Pérez (Rey de los Ratones), Paula Cassano-Alejo Cano Maldonado (Solistas Danza Arabe), Martín Vedia-Emiliano Falcone-Jiva Velázquez (Danza China), Ludmila Galaverna-Eliana Figueroa-Facundo Luqui (La Pastoral). Ballet Estable del Teatro Colón, Directora: Paloma Herrera. Alumnos de la Carrera de Danza del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, Coro de Niños del Teatro Colón, Director: Cesar Bustamante. Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Escenografía y Vestuario: Nicholas Georgiadis. Iluminación: Rubén Conde. Función del 28 de Diciembre de 2017.

NUESTRA OPINION: REGULAR

  Y llegamos a la última función del Colón para este año de la mano de “El Cascanueces”, la joya con música de Tchaickovsky  que marca la vuelta de la Coreografía de Rudolf Nureyev en reposición de Aleth Francillon (Integrante de la Fundación que lleva el nombre del Gigante Ruso de la Danza), luego del lamentable entredicho que la repositora tuviera con la entonces Directora del Ballet Estable, Lidia Segni y con el también por entonces Director General del Teatro, Pedro Pablo García Caffi. Esperemos que sea desde ahora el comienzo de un mutuo reencuentro que concluya en un beneficio para todos. Sin embargo, al sentarme en mi ubicación y comenzar a leer mi programa de mano, mi vecino de butaca me advirtió que no se hallaban las semblanzas de la pareja protagónica. Fui a esa zona de la publicación y efectivamente veo que se hallaban impresas las trayectorias de otros dos integrantes del Ballet Estable, en lugar de las correspondientes a quienes bailarían en esta función, a pesar de que ya desde hace quince días atrás contábamos con la información que proporciona la oficina de prensa en el sentido de que Macarena Giménez y Maximiliano Iglesias serían la pareja protagónica. Es de esperar que este lamentable suceso no vuelva a ocurrir.
  La versión de Nureyev (Obviamente que pensada en primer lugar para si  mismo), le otorga al protagonista masculino tres roles a saber: Drosselmeyer (Padrino de Clara), el Mago que anima la fiesta de Nochebuena y el Príncipe en que muta el Cascanueces (el que como tal en su apariencia “viva” está a cargo de otro Bailarín). En el Sueño de Clara, Los hermanos se transforman en los bailarines de la Danza Española, los Abuelos dirigen la Danza Arabe, los Padres son la pareja principal de la Danza Rusa y hasta los pequeños amigos se transforman en Ratones y Soldados al mando del Cascanueces.  Por ello hay una cierta coherencia en la narración de la fantasía con la transformación de los seres queridos de Clara en protagonistas del sueño.

  En la función presenciada, se vio un muy buen primer acto, con un buen comienzo de Macarena Giménez en el protagónico, una soberbia presencia de Maximiliano Iglesias en los tres roles, y fundamentalmente un estupendo Fritz de Edgardo Trabalón,  bien secundado por Emilia Peredo Aguirre como Luísa. Tambien se vió a Facundo Luqui luciéndose como el “Cascanueces” de forma humana, de la misma forma que a Guillermo Pérez en la encarnación del “Rey de los Ratones” Muy buena faena les cupo a los alumnos de la Carrera de Danza del Instituto Superior de Arte del Teatro con un formidable ensamble en los momentos de conjunto. Y el Ballet Estale mostrando un accionar muy ajustado tal como se lo viera en “La Bella Durmiente del Bosque” que tanto elogié en esta misma página.

  En el segundo acto pudimos apreciar una estupenda Danza Española con Trabalón y Peredo Aguirre mostrando impecables desplazamientos y desplegando una fomidable técnica. Un muy simpático cuadro para la Danza Arabe con Julián Galván transformado de Abuelo en Dueño del Harem y Norma Molina transformada de Abuela a Esposa Principal, mientras observaban la cuidada actuación y las estupendas figuras desarrolladas por Paula Cassano y Alejo Cano Maldonado. Muy simpáticos Marta Desperés y Sergio Hochbaun en la mutación que los llevó de Padres de Clara a Comandar la Danza Rusa que contiene hasta una cierta acrobacia muy bien resuelta. La Danza China tuvo la destacadísima interpretación de Martín Vedia, Emiliano Falcone y Jiva Velázquez, mientras que con mucha gracia y lucimiento Ludmila Galaverna, Eliana Figueroa y Facundo Luqui animaron “La Pastoral”. En el cuadro del célebre “Vals de las Flores” observé un cuidado desplazamiento del cuerpo de baile, sin embargo, algún desencuentro con el foso provocó que algunos bailarines quedaran desacoplados con el restó tardando bastantes compases en recomponer la coreografía. Precisamente, Enrique Arturo Diemecke concertó con mucha pericia la función, llegando a picos notables como ocurre con su conducción de los Conciertos de la Filarmónica y una vez mas el aporte muy cuidado  del Coro de Niños preparado por su titular, Cesar Bustamante, lo que ocurre es que a veces el reconocido temperamento que aflora en la interpretación del Conductor Mexicano hace que el conjunto lo siga como en el escenario y es allí donde en algunos pequeños momentos algunos bailarines se perdían dada la alteración del ritmo con el que venían haciéndolo desde los ensayos. Huelgan los elogios para la escenografía y el magnífico vestuario de Nicholas Georgiadis, sumado al impecable marco lumínico desarrollado por Rubén Conde. 

  Y entonces entremos de lleno en el fondo: Los Protagonístas. Maximiliano Iglesias mantuvo la impecable línea que se le vió a lo largo de todo el primer acto. Tiene presencia, técnica muy solvente, gracia y expresividad. Muy buen “Partenaire” de Clara, acompañando perfectamente en los “Pas” y formidables intervenciones solistas. En cambio a Macarena Giménez se la vio algo tensa, muy preocupada por que salga todo bien y esa preocupación derivó en algunas pronunciadas imprecisiones que afectaron  su desempeño, fundamentalmente en el “Pas de deux” y en su solo, y sin una Clara a pleno, la función no termina de cerrar. Si bien el público recibió con agrado el producto final, la sensación que quedó en los habitués de la danza y a mi mismo es que no nos terminó de convencer esta versión. Y el contraste  se evidenció con los Bailarines muy contentos recibiendo el aplauso, Diemecke exultante y extrovertido como siempre y una gran ausente: Paloma Herrera, que no salió a saludar. Evidentemente también percibió todo esto.

Donato Decina

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