martes, 9 de diciembre de 2025

 


Beatrice Venezi captada por Juanjo Bruzza para Prensa del Teatro Colón durante el Concierto de homenáje al centenario de la Orquesta y el Coro Estables de la Casa.



Una vez mas Mario Perusso ofreciendo su sapiencia al frente de la Orquesta Estable del Teatro Colón, Fotografía de Juanjo Bruzza para Prensa del Teatro Colón.


DISRUPCION Y TRADICIONALISMO

 

Teatro Colón, temporada 2025. Concierto enmarcado en el centenario de  la Orquesta y Coro Estables del Teatro. Directores Orquestales: Beatrice Venezi/Mario Perusso. Director del Coro: Miguel Martínez. Solista: Guadalupe Barrientos (Mezzosoprano). Programa: Obras de Prokofieff, Verdi, Mascagni. Gounod y Puccini. 07 de Diciembre de 2025.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Finalizando los festejos por el centenario de los cuerpos estables del Teatro Colón, tuvo lugar este concierto que unió a la Orquesta y el Coro Estables de la casa sumado al concurso de una voz que desde su infancia llegó al escenario de la calle Libertad para desde ahí proyectarse hacia el mundo: la Mezzosoprano Guadalupe Barrientos.

 

  La gala reunió a dos batutas que suman novedad y tradición: Beatrice Venezi, recientemente nombrada Directora Musical del Teatro La Fenice de Venecia (A pesar de fuertes cuestionamientos de fuerzas de dicho teatro ante su designación) y el Director Emérito de la Orquesta Estable, el querido maestro Mario Perusso.

 

  La primera parte del programa, bajo la Dirección de la conductora italiana, estuvo consagrada a un título poco frecuentado tanto por la Orquesta como por el Coro, la cantata “Alexander Nevsky” de Serguei Prokofieff. Puede decirse que para estos Organismos en un festejo de estas características suena disruptivo ya que el común del público hubiera esperado más fragmentos como los que se ofrecieron en la segunda parte.

 

  Armada como cantata en 1939, sobre la base de la música que Prokofieff compusiera para el fílm de Serguei Einsestein, cuenta con siete números basados en escenas de la guerra entre la Rusia Zarista y los Caballeros de la Orden Livona durante la primera mitad del siglo 13 con el Príncipe Alexander Nevsky como principal estratega ruso. Puede decirse que sus textos de insuflado patriotismo, de autoría del escritor Vladimir Lugovskoi, actuaron como incentivo ante el inminente estallido de la segunda guerra mundial. Instantes de fuerte carga dramática, con otros de carácter descriptivo como en la irrupción de la solista (El Campo de los Caídos) redondean una espectacular visión  musical de Prokofieff.  El Coro Estable tuvo una irreprochable labor bajo las ordenes de Miguel Martínez. Emisión homogénea y muy bien amalgamada. Guadalupe Barrientos con una muy buena intervención en el mencionado pasaje del “Campo de los Caídos” y una firme conducción de Beatrice Venezi, quien se mostró absolutamente consustanciada con la partitura para redondear una muy buena labor por parte de todos.

 

  El comienzo de la segunda parte aportó el instante más emotivo del atardecer cuando al aparecer en el escenario, una gran ovación recibió a Mario Perusso, Director Emérito de la Orquesta Estable. Para quienes pensaban que el Maestro acometería con los fragmentos Veristas y/o Puccinianos, Perusso  ofreció una muy buena versión en “tempi” y matices de la Sinfonía (Obertura) de “La Forza del Destino”, muy bién recibida por el público, seguida de una muy buena interpretación tanto para el Coro como la Orquesta del “Coro Festivo” de “Nabucco”, desplegando el querido Maestro toda su sapiencia en la interpretación Verdiana.

 

  Ya con la Maestra Venezi  nuevamente en el podio se apreció una muy dinámica versión del “Intermezzo” de Cavalleria Rusticana de Mascagni, seguida por el “Innegiamo” de la primera parte de la obra con el concurso nuevamente de Guadalupe Barrientos, quien con voz robusta acometió su fragmento. Un interesante Coro de la “Kermesse” de Fausto de Gounod con magnífica participación de la masa coral. Pasando a Puccini se apreció una correcta versión del “Intermezzo” de Manón Lescaut (¿casualidad?, al momento de escribir este comentario recibo vía E-Mail la programación 2026 del Colón y “Cavalleria” y “Manon Lescaut” forman parte de la misma). La parte final encontró a ambas fuerzas musicales unidas para el comienzo del segundo cuadro  del segundo acto de “Aida” de Verdi en correcta exposición desde “Gloria all Egitto” hasta el final de la “Marcha Triunfal”, música del Ballet incluida. Aquí Venezi se mostró plenamente cómoda, con justeza en los tiempos, una orquesta absolutamente amalgamada y un Coro Estable en su salsa.

 

  No extrañó la euforia del público y por eso se ofreció un infaltable “caballito de batalla” a la hora del bis: “Va Pensiero”. Quedaron unidas la Disrupción y la tradición.

 

 

Donato Decina


lunes, 8 de diciembre de 2025

 



Concierto del cuarteto Aulos en Gavia 1921

.Cuarteto Aulos: Paula Diel, violín; Diego Barraza, viola; Emma Chacón

Oribe, cello; Gerardo Gautin, fagot

.Gavia 1921, Mar del Plata, 7 de diciembre, hora 20.

Formado hace alrededor de un año, sus integrantes lo son también de la

Orquesta Sinfónica Municipal; la propuesta musical es diferente en cuanto a la

propia formación y al repertorio que aborda.

Géneros y épocas que conviven

En la primera parte fueron interpretados el Cuarteto op. 73, en do

mayor, para fagot y trío de cuerdas, de Francois Devienne (1759-1803); la

Milonga para Mabel y Peluca, de Eduardo Rovira (1925-1980) y Novitango,

de Astor Piazzolla (1921-1992) (arreglo de Diego Barraza)

Cada parte de la presentación contó con las explicaciones de Gerardo

Gautin (solista de fagot de nuestra Orquesta Sinfónica Municipal y músico de

gran formación y trayectoria) quien señaló que la del cuarteto Aulos era una

formación muy común hacia finales del siglo XVIII hasta comienzos del XIX,

con un gran número de obras que, al caer en desuso tal formación, fueron

siendo relegadas y que su valor musical hace necesario que sea necesario su

rescate.

En cuanto al compositor, bandoneonista y arreglador Eduardo Rovira,

forma parte de la corriente por la cual, músicos como Horacio Salgán y Astor

Piazzolla, llevaron al tango de un carácter de acompañamiento para cantores y

bailarines a una forma esencialmente musical (dicho sea de paso, las obras

abordadas por la Orquesta de Horacio Salgan son de gran refinamiento

musical).

En la segunda parte fueron interpretados el Cuarteto nro. 2 de Franz

Danzi (1763-1826), director de orquesta, cellista y compositor alemán. Obra

extensa y de trabajada elaboración musical.

Mar del Plata 70, de Astor Piazzolla, con arreglo de Diego Barraza,

siguió en el orden del programa. Se trata de un trabajo que el compositor

dedicó especialmente a nuestra Orquesta Sinfónica, lo cual resulta más

significativo en el 80 aniversario del organismo. Es una obra rápida, muy

compleja rítmicamente y en sus dinámicas y fraseo.

El concierto concluyó con Zita, de Astor Piazzolla, con arreglo de Diego

Barraza.

De este modo, la propuesta musical de Aulos es la del rescate

repertorios poco conocidos pero dignos de conocer y de escuchar que implica

abordar aspectos tales como la sucesión de distintas formaciones a lo largo del

tiempo y la existencia de un repertorio amplio para ellas. Como es posible

apreciar, ello demanda además un trabajo de arreglo de obras no pensadas

para esta formación.

Se trata de una propuesta diferente, que abre la percepción a distintos

lenguajes y con requerimientos interpretativos muy diferentes.


Eduardo Balestena



 


Nadine Sierra, una exquisita interprete que se ganó por derecho propio el cariño del público porteño, descollando en el escenario del Colón bajo la atenta mirada de su habitual acompañante, el pianista Bryan Wargon, captados estupendamente por la lente de Juanjo Bruzza para Prensa del Teatro Colón


Inolvidable cierre del Ciclo Aura


Nadine Sierra ovacionada en el Colón

Miércoles 3 de diciembre de 2025 

Escribe: Graciela Morgenstern

Teatro Colón


 

Nadine Sierra, soprano

Bryan Wargon, piano


Programa:

Charles Gounod: "Je veux vivre", de "Romeo y Julieta"

Giacomo Puccini: “Chi il bel sogno di Doretta”, de “La rondine”

Gaetano Donizetti: “Quel guardo il cavaliere…So anch’io la virtù mágica”, de “Don

Pasquale”

Frédéric Chopin: Preludio en re bemol mayor, op. 28, n.° 15 (Piano solo)

Wolfgang Mozart: “Giunse alfin il momento…Deh, vieni, non tardar”, de “Le nozze di

Figaro”

Giuseppe Verdi: "È strano....sempre libera", de "La traviata"

Heitor Villa-Lobos: "MelodÍa Sentimental", de “Floresta do Amazonas”

Ernani Braga: "Engenho Novo", de “Cinco canções nordestinas do folclore brasileiro”

Giuseppe Verdi: “Caro nome che il mio cor”, de “Rigoletto”

Giacomo Puccini: Intermezzo de “Manon Lescaut” (Piano solo)

“O mio babbino caro”, de “Gianni Schicchi”

Gerónimo Giménez: "Me llaman la primorosa", de "El barbero de Sevilla"


Como broche de oro para el exitoso Ciclo Aura, organizado por Elisa Wagner y Mamá

Húngara, se presentó la soprano Nadine Sierra junto al pianista Bryan Wargon, en un

brillante concierto.


Tras su presentación en 2022 seguido de su actuación en “L’elisir d’amore”, el público

argentino ya conocía su timbre de cálida belleza que corre por la sala, con buen

caudal, su técnica depurada y canto refinado. Pero en estos años, su voz ha ganado

en suntuosidad sin perder la frescura en la zona aguda, lo que sumado a su carisma y

presencia escénica, la ha convertido en una de las sopranos más requeridas del

momento.


Desde el comienzo, con el vals de Julieta, "Je veux vivre", de "Romeo y Julieta", de

Gounod, demostró un perfecto dominio de la coloratura, arrancando cálidos aplausos.

En tanto, presentó una chispeante versión de “So anch’io la virtù mágica” de “Don

Pasquale”. Durante todo el recital, demostró un extraordinario manejo del fiato,

sosteniendo frases extensas en varias oportunidades. De la misma manera, impactó

su canto con matices, bellos"filati" y pianísimos, que desplegó en varios momentos de

la función. La primera parte, compuesta por arias de ópera, se completó con “È

strano....sempre libera", de "La traviata";, vertido con ataques seguros e impecable

legato en el primero y haciendo gala, nuevamente, de su coloratura en el segundo.

Junto a ella, el tenor Diego Bento realizó una corta pero sólida intervención y ambos

recibieron una enorme ovación de la concurrencia.


Ya en la segunda parte, las arias se intercalaron con canciones. La soprano se movió

con mucha comodidad y ofreció una muy buena interpretación de la obra de Heitor

Villa-Lobos, "MelodÍa Sentimental", y la de Ernani Braga, "Engenho Novo", cantadas

con buen gusto y calidez. No faltaron una excelente versión de “Caro nome” y “O mio

babbino caro”, vertida con picardía y buen gusto en el decir. Cerrando el recital, "Me

llaman la primorosa", de la zarzuela "El barbero de Sevilla" de Gerónimo Giménez,

con la gracia que el género requiere.

El pianista Bryan Wargon, completamente consubstanciado con Nadine Sierra, realizó

un excelente trabajo, tanto en su rol solista como de acompañante, colaborando a dar

realce a cada una de las obras. Ambos constituyeron un equipo sólido y

absolutamente integrado.

Los aplausos y bravos no tardaron en hacerse escuchar. En respuesta, los artistas,

emocionados ante la ovación, brindaron, fuera de programa: "Summertime”, de “Porgy

and Bess, de Gershwin, un arreglo muy atractivo para soprano y contrabajo de

“Bésame mucho”, de Consuelo Velázquez, junto al contrabajista Marc André, una

vibrante versión de “Vissi d’arte”, de “Tosca”, de Puccini, “I could have danced all

night”, de “My Fair Lady”, de Lerner & Lowe, “Sì, mi chiamano Mimi", de “La Boheme”,

de Puccini, “O sole mio”, de Capurro- Di Capua y finalmente, “Beautiful Dreamer”, de

Stephen Foster.

Párrafo aparte merece el Ciclo Aura que, organizado por Elisa Wagner y Mariano

Nante al frente de Mamá Húngara, programaron con inteligencia, dos artistas en

franco ascenso: Jonathan Tetelman y Aigul Akhmetshina y dos cantantes ampliamente

consagradas: Elina Garanča y Nadine Sierra, permitiendo de esta manera, que el

público argentino tuviera la oportunidad de acercarse a lo que sucede en escenarios

líricos de primer nivel. Seguramente fue un gran esfuerzo lograrlo pero las ovaciones

también fueron para ellos.


Volviendo al recital que nos ocupa, fue un momento inolvidable.

CALIFICACIÓN: EXCELENTE.

martes, 2 de diciembre de 2025

 


Momento de la actuación de la flautista Guadalupe Planes acompañada por la Sinfónica de Tres de Febrero bajo la Dirección de su Titular, Ezequiel Fautario. Fotografía de la autora del presente comentario.


Soberbia actuación de la Sinfónica Municipal de 3 de Febrero en el Palacio Sarmiento


NO HAY MAL TIEMPO QUE DETENGA AL ORGULLO


BONAERENSE


Martha CORA ELISEHT

El pasado domingo 30 del corriente amaneció gris y lluvioso sobre Buenos

Aires. Sin embargo, las condiciones climáticas adversas no fueron impedimento para

que los porteños salieran a disfrutar de las numerosas opciones que la Reina del Plata

ofrece en materia cultural: entre los cuales, un concierto que tuvo lugar en el Auditorio

Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento donde participó la Orquesta Sinfónica

Municipal de Tres de Febrero (OSTREF) bajo la dirección de Ezequiel Fautario y la

participación de la flautista Guadalupe Planes como solista.

El programa estuvo integrado por las siguientes obras:

- Obertura “Santos Lugares”- Eliel GARBERI

- Concierto en Re mayor para flauta y orquesta, Op.283- Carl REINECKE (1824-

1910)

- Sinfonía n°41 en Do mayor, K.551 (“Júpiter”)- Wolfgang A. MOZART (1756-

1791)

Luego de que los músicos tomaran sus puestos sobre el escenario, Ezequiel

Fautario se presentó ante la audiencia provisto de un micrófono para brindar una breve

reseña sobre las obras comprendidas en el concierto. Asimismo, agradeció la presencia

del público, a las autoridades del Palacio Libertad por la invitación y a la Orquesta

Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” por haber aportado los timbales

para la ejecución de la obras.

Nacido en Santos Lugares, Eliel Garberi es un joven pianista, compositor y

arreglador que ganó en 2022 el primer premio de la Asociación Argentina de

Compositores por su obra Neblinas con motivo de cumplirse el 40° aniversario de la

Gesta de Malvinas. Compuesta en 2024, la obertura Santos Lugares alude a dicha

localidad del conurbano bonaerense y se ha transformado en la carta de presentación de

la Sinfónica de Tres de Febrero, porque se ha tocado en numerosas ocasiones dentro de

sus ciclos de conciertos. Su duración aproximada es de 9 minutos y es un allegro

maestoso que combina elementos típicos del folklore argentino con un pregón (El

escobero) que alude al vendedor de velas y escobas en la basílica de Lourdes y

cadencias que remedan la música de ciertos compositores europeos como Rachmaninov,

Herbert y Scriabin. El resultado es una obra de bella línea melódica tonal, brillante, muy

bien acompasada, que recibió numerosos aplausos. Se aprovechó también la presencia

del compositor en la sala para hacer extensivo su reconocimiento.

El Concierto para flauta y orquesta en Re mayor, op.283 fue compuesto en 1908

y estrenado un año después por quien fuera director de la Gewandhaus de Leipzig y un

notable pedagogo (fue maestro de Isaac Albéniz, Christian Sinding, Max Bruch,

Frederick Delius, Edvard Grieg, Leoš Janaček y Felix Weingartner, entre tantos otros).


Es una obra de gran solidez estructural e inspiración melódica, que consta de tres

movimientos: Allegro moderato/ Lento e mesto/ Moderato- In tempo animato- Tempo I-

Piú mosso- Piú lento maestoso, que representan un desafío para el solista; sobre todo,

por las cadencias, staccatos y rubatos del último movimiento. Mientras los dos

primeros son de carácter luminoso, el segundo es más sombrío. Guadalupe Planes

brindó una muy buena versión de esta obra merced a sus grandes dotes interpretativas y

por demostrar un profundo conocimiento de la partitura, lo cual se vio reflejado en su

interpretación. Por su parte, la interacción entre la orquesta y la solista fue perfecta, lo

que se tradujo en numerosos aplausos por parte de un Auditorio Nacional prácticamente

colmado de gente pese al mal tiempo imperante.

Como obra de fondo, se eligió la última contribución que Mozart aportó al

género sinfónico: la Sinfonía n°41 en Do mayor (“Júpiter”), compuesta en 1788

durante un período sumamente creativo de su vida, ya que sus últimas tres sinfonías

fueron compuestas con tan sólo un mes de diferencia entre una y otra. El sobrenombre

de Júpiter alude al padre de los dioses en la mitología romana para resumir en un solo

término el carácter triunfal y solemne de la obra. Se supone que el editor alemán

radicado en Inglaterra Johann Peter Salomon fue quien acuñó dicho término en 1819, ya

que el nombre “Sinfonía Júpiter” apreció por primera vez en los programas de

conciertos del Festival de Música de Edimburgo (Escocia). Tuvo la aprobación de

críticos, músicos y compositores desde su estreno, ya que se trata de una obra maestra

estructurada en 4 movimientos, acorde a los cánones del clasicismo: Allegro (Do mayor,

4/4) / Andante cantábile (Fa mayor, ¾) / Menuetto- allegretto- Trío (Do mayor, ¾) y

Molto allegro (Do mayor, 2/2). Escrito en forma de sonata, el 1° movimiento se

caracteriza por la presencia de silencios dentro del flujo rítmico -característica de las

sinfonías de Haydn- con duración irregular y cambiante de las frases, con un conflicto

entre calma y oscuridad en toda la obra, pero que se hace más prevalente en el Andante

cantábile. El Menuetto- allegretto- Trío del 3° movimiento ya es bastante característico

del movimiento cultural Sturm und Drang (Tormenta e Impulso), el cual alcanzará su

máxima expresión con Haydn y Beethoven, mientras que el movimiento final retoma la

tonalidad inicial en compás alla breve con un final excepcional por la riqueza del

lenguaje del contrapunto. La orquesta posee el orgánico necesario para abarcar este tipo

de repertorio y excelentes solistas instrumentales, motivo por el cual se logró una

excelente versión de esta célebre composición, caracterizada por ese sonido cristalino y

equilibrado auténticamente mozartiano. La agrupación fue sumamente aplaudida y

vitoreada tras su interpretación, motivo por el cual el director y los músicos se retiraron

muy satisfechos al término del concierto.

Tal como dice el refrán: “al mal tiempo, buena cara”. Prueba fehaciente de ello

ha sido el numeroso público que se dio cita en el Auditorio Nacional el pasado

domingo. Pese a las inclemencias climáticas, el orgullo bonaerense sigue creciendo en

cada oportunidad y no hay mal tiempo que valga cada vez que la orquesta se presenta en

las principales salas de conciertos.

 

CIERRE DE GALA CON UN JOVEN SOLISTA A PURO TALENTO

 

Federación de Sociedades Españolas de la Argentina (Fedespa-La Patriótica), Temporada 2025. Concierto de Clausura del Festival “Federico García Lorca: el Músico”, Director Artístico: Raúl Canosa. Actuación de la Orquesta “Amadeus 91.1”, Director: Alfredo Corral. Solistas: Daniela Prado (Mezzosoprano), Ulises Belen (Piano). Programa: Obras de Beethoven y Falla. Salón principal de la entidad, 30 de Noviembre de 2025.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Una gratísima sorpresa ha resultado en nuestro medio la realización del Festival “Federico García Lorca, el Músico”, el que se materializó gracias a la iniciática y empuje del estimado pianista español Raúl Canosa, quien no solo organizó desde 0 este evento durante los últimos cuatro Domingos del mes de Noviembre, sino que también actuó como acompañante en el concierto de inicio,   para luego brindar junto al gran violinista Luís Roggero un muy buen concierto de cámara. Para el cierre, se programó una sesión que, con solo citar las obras que la integraron, habla a las claras del compromiso y la calidad, cualidades que muchas veces no abundan, para que al final de la velada muchos (me incluyo) pensemos en que de ser posible debe tener correlato en los próximos años y que no quede simplemente en una única edición.

 

  El soporte musical fue brindado por la Orquesta “Amadeus 91.1”, la que se presentó bajo la Dirección de su fundador, el pianista y director Alfredo Corral.

 

  En la primera parte, con el concurso del muy joven intérprete Ulises Belén, se ofreció una memorable versión del Concierto para Piano y Orquesta Nº 2 en Si bemol mayor del Op. 19 de Beethoven. Ulises Belén es un valor que acaba de ingresar en la adolescencia y se encuentra en plena etapa formativa comandada por ese estupendo intérprete y pedagogo llamado José Luís Juri. Al ingresar a tocar en el proscenio, daba la impresión de ver un tanto tenso a este joven intérprete. Sin embargo, tras la extensa introducción, Belén atacó de manera segura, con “tempi” absolutamente dinámico, digitación firme y enérgica y con un estupendo desarrollo de las cadencias. El adagio central nos reveló a un solista inspiradísimo con un impecable manejo de los tiempos y un sonido absolutamente cristalino, para luego desembocar en el Rondó final de un chispeante desarrollo. Párrafo aparte para el estupendo acompañamiento de Alfredo Corral, pianista El también, quien estuvo atento a todas las entradas, obtuvo un parejo rendimiento del conjunto a su mando y logro un total entendimiento con el joven solista. No pasó desapercibido el afectuoso abrazo con el que saludó a Belén al culminar la versión.

 

  Tras dos llamadas a saludar, Belén ofreció una impecable versión de un estudio de Chopin, también ovacionada y que luego de otros tres llamados más por parte del público,  ofreciera una nueva página del gran compositor polaco. Los aplausos continuaban, pero lógicamente, con la agrupación aguardando para la segunda obra a ofrecerse, Ulises belén saludó por última vez a la concurrencia y estaremos atentos a su próxima presentación ya que se trata de  una gran promesa que puede alcanzar niveles inimaginables.

 La segunda parte contó con la voz de la mezzosoprano Daniela Prado para los momentos de participación vocal. Se trató de la Suite para Orquesta del Ballet “El Amor Brujo” de Don Manuel de Falla.  Aquí encontramos a un Alfredo Corral inspiradísimo en donde a partir de la expresividad de sus gestos logra del conjunto a su mando estupendas respuestas, resultando ser también un muy buen comentarista al narrarle al público lo que iba a escucharse. Logró el director plasmar a través de “tempi” muy justo una versión rica en matices con muy buenas intervenciones de los solistas de la Orquesta. Daniela Prado aportó una muy buena línea canora, con estupendo ”decir” gitano y un pleno entendimiento con el Director. La Orquesta “Amadeus 91.1” demostró ser un vehículo versátil y eficaz para estos repertorios, siempre atenta a las indicaciones de su maestro.

 

  La sostenida ovación con la que el público recibió este trabajo habla a las claras del muy buen nivel alcanzado tanto en este concierto como a lo largo de este festival. Hago votos para que esta iniciativa se mantenga y brindar mis felicitaciones a la gente de Fedespa por abrir su imponente salón principal a  la buena música.

 

 

Donato Decina

lunes, 1 de diciembre de 2025

 Una triunfal Cármina Burana…


                                                              Por Jaime Torres Gómez

Si bien pareciera excesiva la programación local de Cármina Burana, la reciente

presentación de la Sinfónica Nacional junto al Coro Sinfónico de la Universidad

de Chile tuvo plena justificación al ser ofrecida en la flamante Gran Sala Sinfónica

Nacional, actual sede de la decana orquestal del país, como una forma de calibrar

su sonoridad en dicho espacio, aún en etapa de ajuste acústico.

En parte, la asidua presentación en Chile de esta magnífica (y “magnética”) obra,

obedece a la inevitable asociación a la legendaria coreografía de Ernst

Uthoff de 1953 para el Ballet Nacional Chileno, ofreciéndose en el tiempo, quizás,

con excesiva rutina, principalmente en formato de concierto, extrañándose mayores

reposiciones coreográficas de la misma.

Esta cantata dramática (escénica) de Carl Orff (1895-1982), estrenada en 1937,

posee una atractiva adopción de lo rítmico y melódico, más la incorporación de

elementos del canto gregoriano, el lied y danzas populares, plasmando una original

conjunción de elementos en base a la colección de poesías profanas latinas hechas

por los goliardos -clérigos descarriados, como estudiantes vagabundos y trovadores

del Medioevo- que cantaban motivos amorosos, hedonistas y sarcásticos contra el

orden establecido. Y si se agrega lo dancístico, conforme a la concepción de Orff,

hacen de Cármina una obra de arte total y expandida a una fenomenología de

atávicas dimensiones… De allí, tan directa y masiva conexión con el público…

Dirigida por el destacado maestro argentino Carlos Vieu (actual Director Musical del

Teatro Argentino de La Plata) en su segunda visita a la Sinfónica Nacional, obtuvo

un sólido resultado musical, signado por una visión globalmente muy bien resuelta,

de trazos firmes, idiomática expresividad -con genuina fuerza interna sin caer en

destemples de tintes ampulosos y feroces-, más un celebrado trabajo en sonoridad

con estupendas texturas, timbres y colores. Excelente adopción de tempi, logradas

dinámicas y admirable colaboración con las voces.

Ejemplar ajuste de los sinfónicos y coreutas a los autorizados requerimientos de

la batuta visitante, a pesar de desbalances por rectificar en la nueva sala de

conciertos santiaguina…

Estupendo desempeño de los solistas, destacándose Tabita Martínez (soprano) en

una candorosa Amor volat undique, emotiva en In trutina y con admirable alta

tesitura en el Dulcissime. El contratenor Moisés Mendoza destacó con magnífico

falsete en el canto del cisne en el asador (Olim lacus colueram). Y del todo

autorizado el experimentado barítono Patricio Sabaté en todas sus intervenciones,

especialmente en Omnia sol temperat, con exquisitos pianissimi y musicalidad a

borbotones.

En suma, un triunfal estreno de Cármina Burana en la Gran Sala Sinfónica Nacional,

liderada por un director de fuste junto a estupendos solistas, más

una orquesta y coro en plenitud de rendimiento.

domingo, 30 de noviembre de 2025

 


Vista de uno de los momentos del concierto homenaje al Papa Francisco en el Auditorio Nacional. Fotografía de la propia Martha Cora Eliseht.


Estreno mundial de la “Misa Mestiza” en el Auditorio Nacional del Palacio Sarmiento


APROBADA POR ACLAMACIÓN Y UNANIMIDAD


Martha CORA ELISEHT


El Cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio (1936-2025), quien pasó a la

posteridad como el Papa Francisco I no solamente fue el 266° Papa de la iglesia católica

y el 8° soberano del Estado Vaticano desde 2013 hasta su muerte, sino que también -

entre otras cosas- un amante de la música clásica y un gran melómano. En el año 2015,

los compositores argentinos Hugo Figueras, Bernardo Latini y Oscar Allorio le

presentaron al Sumo Pontífice su Misa Mestiza para orquesta reducida, coro y solistas,

que presenta los números tradicionales de la composición religiosa (Kyrie/ Gloria/

Credo/ Sanctus- Benedictus/ Agnus Dei/ Comunión/ Legado) fusionados con ritmos

latinoamericanos. El proyecto contó con la aprobación total y la bendición papales.

Posteriormente, se compuso la versión para orquesta sinfónica, coro y solistas que,

lamentablemente, el Papa no pudo escuchar debido a su fallecimiento, ocurrido el 21 de

Abril del corriente año luego de haber oficiado la Misa correspondiente al Domingo de

Pascua en el Vaticano.

La Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” (ONMA) y

el Coro Polifónico Nacional decidieron rendir homenaje a Su Santidad c on el estreno

mundial de la versión definitiva de la Misa Mestiza en un concierto denominado

“Homenaje a la Memoria del Papa Francisco”, hecho que tuvo lugar el pasado viernes

28 del corriente en el Auditorio Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento bajo la

dirección de Fernando Tomé y la participación de los siguientes artistas: Claudio

Santoro (piano), Clara Pinto (soprano), Elisa Giraldo Gärtner (contralto), Esteban

Garreta (tenor), Felipe Carelli (barítono) y Martín Caltabiano (bajo).

El programa estuvo integrado por las siguientes obras:

- “Ubi Caritas”- Georgina PERAZZO (1974)

- “La despedida” (cantata para coro, barítono y piano)- Carlos GUASTAVINO

(1912-2000)

- Misa Mestiza (estreno mundial)- Hugo FIGUERAS- Bernardo LATINI- Oscar

ALLORIO

Durante la primera parte del concierto, se interpretaron las obras para coro y piano y,

posteriormente, los integrantes de la Orquesta Nacional de Música Argentina ingresaron

al escenario para interpretar la mencionada obra en calidad de estreno mundial.

Luego de la entrada del Coro Polifónico Nacional, Fernando Tomé y Claudio

Santoro tomaron sus puestos sobre el escenario para comenzar con el motete Ubi

Caritas (Donde hay caridad) de la compositora argentina Georgina Perazzo, que se

refiere al amor mediante actos de caridad hacia los más necesitados y los pobres -una de

las principales consignas del Papa Francisco durante todo su mandato-. Oriunda de

Berisso, completó sus estudios en el Conservatorio Gilardo Gilardi y la Facultad de


Bellas Artes de La Plata. Su producción abarca obras para piano, orquesta, ópera,

música de cámara y coral. Este motete posee una bella línea melódica de corte

impresionista, donde el coro ofrece un canon a 4 voces que estuvo muy bien balanceado

merced a una adecuada preparación. Como siempre, el acompañamiento al piano de

Claudio Santoro fue magnífico y a su término, Fernando Tomé saludó a la compositora-

quien se encontraba presente en sala- en medio de numerosos aplausos.

Seguidamente, el barítono Felipe Carelli se presentó para interpretar La Despedida,

cantata compuesta por Carlos Guastavino en 1972 para coro mixto, piano y barítono con

texto de León Benarós. La obra se inicia con una extensa introducción a cargo del

piano, donde Guastavino fusiona su tradicional estilo impresionista con ritmos del

folklore argentino previamente a la entrada del coro al unísono. Posteriormente, el

barítono solista entabla una serie de diálogos con el coro: primero, con las voces

femeninas; luego, con las masculinas y finalmente, con todo el coro. El solista tuvo un

gran desempeño, magníficamente acompañado por el coro y el piano. La cantata cierra

con otro solo de piano y la interpretación fue soberbia.

Tras un breve intervalo y la tradicional afinación de instrumentos por parte de la

ONMA, el director y el cuarteto de solistas se ubicaron sobre el escenario para

interpretar la versión orquestal de la Misa Mestiza en calidad de estreno mundial. Se

inicia con el Kyrie -cantado por el coro a cappella junto al bajo- hasta la entrada del

corno, fagot y, posteriormente, el resto de la orquesta. La línea melódica -de carácter

solemne- fusiona la música tradicional religiosa europea con elementos del folklore

latinoamericano introducidos por la marimba, el bongó y las tumbadoras. Por el

contrario, el Gloria es majestuoso y brillante y se caracteriza por ritmos como el

malambo, el taquirari en el aria de la contralto y el joropo en la parte del coro, cuyos

integrantes marcaron el ritmo con palmas y pisadas. El Credo se inicia con ritmos de

marcha y cuatro interpretados en forma conjunta por el cuarteto de solistas, el coro y la

orquesta. Luego de un poderoso tutti, los ritmos cambian a son y gato. Pero el más

impactante de los números que integran esta obra es el Santo/ Bendito, que abre con un

gran solo de clarinete y fagot previamente a la marcación de un intenso candombe por

las maracas, el güiro, claves y otros instrumentos de percusión antes de la entrada del

coro y los solistas. La orquestación de este número fue formidable e incluye un gran

solo de bandoneón y piano previos a su cierre. Las maracas y el güiro marcan también

la entrada del Cordero de Dios (Agnus Dei) a cargo del coro, donde las cuerdas y los

vientos toman la melodía en ritmo de zamba fusionado con música europea, donde el

piccolo imita el sonido de la quena. La música de la Comunión es un vals criollo en ¾

introducido por la soprano, seguida por el bandoneón y el resto de las cuerdas, que

desemboca en una magistral sucesión y fusión de ritmos como la samba, la guaracha y

la salsa cubana que acompaña al coro -cuyo desempeño fue tan magistral como dicha

fusión de ritmos-. Finalmente, el Legado se inicia con el cuarteto de voces solistas y las

cuerdas en ritmo de malambo seguido por el resto de la orquesta y el coro. La

marcación y dirección por parte de Fernando Tomé fueron espléndidas y culmina con un

final brillante. La obra gustó mucho y fue muy bien recibida con numerosos aplausos

por parte del público hasta tal punto, que el director decidió invitar al público a

acompañar con palmas indicando el ritmo de candombe para hacer un bis del cuarto

número de la misa (Santo/ Bendito). El entusiasmo del público no se hizo esperar y se


logró el efecto deseado. De los tres compositores, dos de ellos estuvieron presentes y, al

igual que el público, disfrutaron de su éxito al máximo.

El hecho de estrenar una obra dentro de un concierto es algo maravilloso y mucho

más, si se trata de un estreno mundial. No solamente ha sido un concierto magnífico,

sino, además, un merecido homenaje a un líder espiritual y un auténtico jefe de Estado

cuyo papado se caracterizó por incluir a los pobres, las minorías étnicas y el respeto por

la diversidad de género. De haber escuchado este concierto, Francisco lo hubiera

aprobado.

 

Marcelo Balat en plena interpretación y detrás el Mtro. Pablo Druker al frente de la Sinfónica Nacional. Fotografía del autor del presente comentario.

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Orquesta Sinfónica Nacional

.Director: maestro Pablo Drucker

.Solista: Marcelo Balat, piano

.Auditorio Nacional, Buenos Aires, 26 de noviembre, hora 20.

El maestro Pablo Druker dirigió a la Orquesta Sinfónica Nacional en su

último concierto, con la actuación solista de Marcelo Balat en piano.

El Concierto en si bemol mayor, opus 25, para piano y orquesta de

Piotr Ilitch Thaicovsky (1840-1893) fue la primer obra del programa.

Con una impronta que aúna la libertad expresiva más absoluta y un gran

rigor en el uso de los elementos de que se vale el compositor, es una obra

virtuosa. Ya la introducción –tal como lo señala en maestro José Luís Conde en

su análisis- es un pequeño concierto en sí misma: con un tema inicial, su

elaboración y una coda; tras lo cual llega el desarrollo del tema a (basado en

una canción folklórica ucraniana y los temas b 1 y b 2, que serán amplia,

imaginativa y virtuosamente desarrollados en el extenso primer movimiento.

El segundo movimiento, un lied ternario que responde al esquema

ternario ABA, cita casi textualmente en la sección central una canción francesa.

El último movimiento es la alternancia entre un tema a, tomado de una canción

ucraniana que celebra la llegada de la primavera y otro tema b, con una

canción rusa incluida en la colección de 50 canciones rusas recopiladas por el

compositor.

De todo ello podemos inferir que los requerimientos técnicos y

expresivos son muy grandes: en lo cerrado del diálogo, las intensidades y las

inflexiones sonoras en un todo que no da respiro casi en ningún momento, más

que nada en el primer movimiento que ocupa casi las dos terceras partes de la

obra.

Marcelo Balat es uno de los pianistas más notables, de destacada y

extensa actuación y plasmó una muy lograda versión de una obra referencial

del repertorio.

Como bis, abordó, junto con el cellista Lucas Brass, el tercer Andante

movimiento de la Sonata para violín y cello en sol menor, opus 19 de

Rachmaninov. Joven y destacado cellista, Lucas Brass ha asistido al Campus

Musical de Santa María de la Armonía y formado parte de organismos como la

Camerata Bariloche. En esta ocasión le cupo abordar parte de una de las

sonatas más bellas del repertorio para el instrumento. Dos intérpretes muy

destacados en obras referenciales del romanticismo tardío

La Pavana para una infanta difunta, de Maurice Ravel (1875-1937)

siguió en el orden del programa. Rica en inflexiones y de una sutil musicalidad,

la Orquesta Sinfónica Nacional lució una gran homogeneidad en el sonido y en

la sucesión de las distintas voces instrumentales.

El Poema del Éxtasis opus 54, de Aleksander Scriabin (1872-1915)

cerró el programa.

Obra que requiere un profuso orgánico orquestal (que incluye celesta,

arpas y variados instrumentos de percusión). Como destinada a representar

una concepción filosófica, los elementos formales persiguen la expresión de


sensaciones e ideas: frases delicadas e inflexiones muy suaves van mutando

sucesivamente en un panorama sonoro muy cambiante. Va de suyo que ello

implica una gran ductilidad en toda la orquesta y homogeneidad en los timbres.

Se trata entonces, de una obra compleja en sus elementos rítmicos y en

sus dinámicas, que abarca desde la delicadeza hasta muy potentes masas

sonoras, todo lo cual debe ser plasmado como un continuum organizado y

flexible al mismo tiempo.

La Orquesta Sinfónica Nacional abordó obras de requerimientos muy

diferentes en un concierto en el que mostró acabadamente el excelente nivel

del organismo.


Eduardo Balestena

 


La Inquietud de Nuestros Jovenes lleva a que se formen agrupaciones como la Camerata Arsis, al que aquí se la aprecia actuando en la Fundación Beethoven. Fotografía de la autora del presente comentario.


Muy buena actuación de la Camerata ARSIS en la Fundación Beethoven


A PURO TALENTO Y PASIÓN JUVENIL


Martha CORA ELISEHT


Fundada en Noviembre de 2024, la Camerata ARSIS es un conjunto de músicos

jóvenes cuyo principal objetivo es difundir el repertorio de cámara a todo nivel. Sus

integrantes pertenecen en su mayoría a la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil

“Libertador Gral. San Martín” y la Académica del Instituto superior de Arte del Teatro

Colón (ISATC) y se presentaron el pasado jueves 27 del corriente en un concierto que

tuvo lugar en el auditorio de la Fundación Beethoven, donde se interpretaron las

siguientes obras:

- Divertimento en Fa mayor, K.138 – Wolfgang A. MOZART (1756-1791)

- Intermezzo de CAVALLERÍA RUSTICANA- Pietro MASCAGNI (1863-1945)

- Serenata para cuerdas, Op.48- Piotr I. TCHAIKOVSKY (1840-1893)

Luego de la tradicional afinación de instrumentos a cargo de la concertino Sofía

Herman, la violoncelista Trinidad Gutiérrez actuó como presentadora y agradeció tanto

al maestro Mario Benzecry por el asesoramiento en materia de repertorio como a la

presidente de la Fundación Beethoven – “Pupi” Sebastiani- por el apoyo brindado para

la realización del concierto.

En 1771, la familia Mozart se traslada a Italia con el objetivo que una corte

respetable le otorgara al joven Wolfgang Amadeus un puesto de Kapellmeister. A pesar

de que el objetivo no se cumplió, el genio de Salzburgo no se amilanó, sino que hizo

exactamente todo lo contrario: compuso sus tres Divertimentos para cuerdas en los

primeros tres meses de 1772. Se trata de una forma musical sin una estructura concreta,

que cumplía la misión de divertir a la sociedad durante la época del clasicismo.

Posteriormente, se dejaron de componer después de 1790 y todos poseen tres

movimientos: Allegro/ Andante/ Presto. En el caso del Divertimento n°3 en Fa mayor,

K.138, el presto final se transforma en un rondó, mientras que el celebérrimo

Divertimento en Re mayor, K.136 conserva la estructura anteriormente mencionada. En

este caso, la agrupación ofreció una versión correcta de la mencionada pieza.

De todas las óperas de Pietro Mascagni, CAVALLERÍA RUSTICANA fue

compuesta en 1890 como parte de un concurso organizado por el editor de música

milanés Edoardo Sonzogno para compositores noveles que jamás habían montado una

ópera en escena. Una de las condiciones era que debía ser un melodrama en un único

acto. Tan sólo dos meses antes de la fecha del concurso, Mascagni le pidió a su amigo

Giovanni Targioni- Tozzetti que le proporcionara un libreto. Éste eligió la novela

homónima de Giovanni Verga y junto con su colega Guido Menasci fueron enviándole

el libreto por partes. Finalmente, sobre un total de 73 óperas participantes resultó electa

entre las tres finalistas y se estrenó en el Teatro Constanzi de Roma en Mayo de ese

mismo año, con un suceso notorio de público y crítica que perdura hasta nuestros días.

Su célebre Intermezzo es un bellísimo interludio orquestal que separa ambas escenas y


que forma parte del repertorio habitual de los programas de conciertos. La orquesta

brindó una muy buena versión, que se caracterizó por tener un sonido compacto y

equilibrado.

Compuesta en 1880, la Serenata para cuerdas en Do mayor, op.48 de

Tchaikovsky consta de 4 movimientos: Pezzo in forma di sonatina: Andante non

troppo-Allegro moderato/ Vals: moderato- Tempo di valse/ Elegía: Larghetto elegíaco/

Finale (tema ruso): Andante- Allegro con spirito. Se estrenó en privado en Diciembre

de ese mismo año y su primera ejecución pública fue al año siguiente en Moscú, bajo la

dirección de Eduard Napravnik. El tema inicial del 1° movimiento actúa como leitmotiv

o hilo conductor, que posteriormente, se repite no sólo al final de dicha parte, sino

también, de la obra, otorgándole un carácter cíclico. La versión ofrecida fue muy

compacta, versátil y con un sonido propio, con un muy buen desempeño de los violines

y violas en las dobles cuerdas de la introducción, mientras que la labor de los

violoncelos y las violas se destacó en el cantábile de la Elegía, de corte netamente rusa.

Lo mismo sucedió con el tema folklórico que el compositor introduce en el 4°

movimiento, donde el pizzicato en violines sonó en bloque, mientras las violas, cellos y

contrabajos ejecutan la melodía hasta volver al tema de la introducción. Si se tiene en

cuenta que es una obra de repertorio de las principales orquestas de cámara del país, la

Camerata ARSIS sorprendió por el buen nivel de la interpretación y la calidad del

sonido. Un cierre perfecto, donde los músicos se retiraron muy satisfechos y

agradecidos ante los aplausos del público.

Es maravilloso ver el grado de profesionalismo que tienen estos jóvenes músicos

y el entusiasmo con el que encaran este proyecto. Sería muy bueno contar con maestros

que los asesoren y los perfeccionen en este tipo de repertorio. Una nueva agrupación de

música de cámara que todavía tiene un largo camino que recorrer y mucho para dar.