sábado, 25 de marzo de 2017

NO CUBRIO LAS EXPECTATIVAS

Teatro Colón. Inicio de la temporada año 2017, Opera: “Adriana Lecovreur”, Drama en cuatro actos con Música de Franceso Cilea y Libreto de Arturo Colautti, basada en la obra homónima de Eugene Scribe y Ernst Legouve. Protagonistas: Virginia Tola (Adriana Lecouvreur), Leonardo Caimi (Maurizio di Sassonia), Alessandro Corbelli (Michonnet), Nadia Krasteva (Principessa di Boullion), Fernando Rado (Principe di Bouillion), Sergio Spina (Abate Chazeuil), Fernando Grassi (Quinault), Patricio Oliveira (Poisson), Oriana Favaro (Madmoiselle Jouvenot), Florencia Machado (Madmoiselle Dangeville), Sebastián Russo (Mayordomo). Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martínez. Bailarines: Matías Santos (Paride), Manuela Rodríguez Echenique (Afrodita), Silvia Grün (Hera). Bailarines Figurantes, Coreografía: Lidia Segni. Orquesta Estable del Teatro Colón. Escenografía: Christian Prego, Iluminación: Rubén Conde. Dirección de Orquesta: Mario Perusso. Regie y Vestuario: Aníbal Lápiz. Función del 21 de Marzo de 2017.
Calificación: Regular.



Cuando aún no se han acallado las opiniones del “Affaire Gheorghiu”, “Adriana Lecovreur” subió a escena y lo mas probable es que cuando usted lea este comentario, el  espectáculo esté por o habrá bajado de cartel.  No es la intención de esta crónica el recrear el “Circo Romano”, pero si me atengo a las declaraciones que Enrique Arturo Diemecke, Director de Programación y Producción Artística recientemente designado, efectuó a Graciela Nóbilo para la revista “Cantábile”, es evidente que el Colón careció de plan “B” para cubrir  la deserción de la  Sra. Gheorghiu con alguna figura disponible de segundo circuito y satisfacer la exigencia de un público que obló sumas monetarias altamente considerables para estar presente en el acontecimiento, algunos de los cuales provinieron del extranjero e hicieron sentir su disconformidad en las redes sociales,  incluso en la “Fan Page” de la diva Rumana. No se supo manejar una situación tan difícil, la que por cierto explotó en forma casi inmediata a la asunción de los nuevos Directivos que rearman de este modo el “Staff Alcaraz”. Así las cosas, Virginia Tola (uno de Ntros. dos o tres valores femeninos de mayor proyección internacional hoy en día), que encabezaba el segundo elenco, asumió la responsabilidad de cargar con el Rol en el elenco titular con un digno resultado y sacar a flote el espectáculo. Pero para que las cosas hubiesen llegado a mejor puerto, se precisa algo mas que una buena voz y es mucha garra y mucho temperamento, condiciones que Ntra. Artista adquirirá con el paso del tiempo, pero que aquí aún no están, lo que hace que se sienta mas la cancelación de la diva. “Io son l’umile ancella” y “Poveri Fiori” fueron correctamente vertidas, los duos con los demás protagonistas tuvieron correcta factura vocal, pero faltó una pizca mas de carga emotiva.
  En cuanto al protagonista Masculino, el italiano Leonardo Caimi, tiene bello timbre, “apiana” notas con inteligencia, demuestra una correcta prestancia escénica pero en “La Dolcissima Esfige” y en “L’Anima ho stanca”, su zona mas aguda estuvo al borde del quiebre, solucionándolo con oficio. Solo a partir de “Il Ruso Mencikoff” y de ahí al final pudo crecer en su desempeño. Ahora bien, ¿era el acompañante mas apropiado para la Gheorghiu?. Me quedaron dudas.

  Vamos al resto del elenco, Nadia Krasteva como la Princesa de Boullion fue uno de los puntales fundamentales de la función. Garra, presencia, temperamento, buen registro vocal. Convenció en todo momento. Alessandro Corbelli  es una figura de incesante tránsito en los principales escenarios del mundo y demostró con creces el porqué. Mas allá de que le convendría no arriesgarse demasiado al afrontar las notas mas agudas, su caracterización de Michonnet fue de antología, acaso el mejor que este cronista haya visto. De impecable factura también ha sido el trabajo de Fernando Rado con una magnífica interpretación del Principe de Boullion. Tuvo estupenda voz, soberbia presencia y estupenda actuación. Junto a El, una vez mas Sergio Spina fue el ladero ideal como el Abate de Chazeuil, dio el carácter y tuvo estupendo canto. Fernando Grassi y Patricio Oliveira fueron impecables Quinault y Poisson. Dos interpretes de Lujo fueron Oriana Favaro como Madmoiselle Jouvenot y Florencia Machado como Madmoiselle Dangeville. Debería pensarse en que si están llamadas a cubrir mayores responsabilidades artísticas como en el caso de la primera (nada menos que Sophie  en “El Caballero de la Rosa”),¿ es correcto o no hacerles cantar “bolos” tan pequeños?.

  Correcto ha sido el desempeño del Coro Estable. Y  una vez mas, Mario Perusso hizo gala de su sabiduría. Magnífica concertación, dejó respirar a los cantantes, los protegió y evitó en todo momento que las cosas salieran de su cauce. Tuvo emotividad, sobre todo en el inicio del cuarto acto. Tal vez lo mejor que pudo ocurrir es que la Dirección Musical del Espectáculo haya recaído en sus manos.

  Lidia Segni trazó una interesante coreografía para el “Juício de París”, con buena respuesta de los tres bailarines protagonistas.

  El Trío Lápiz-Prego-Conde es el mejor continuador la la línea “Tradicional”que representó el inolvidable Roberto Oswald. Buen gusto, soberbia recreación de época, magnífico vestuario e iluminación efectiva.  Interesante marcación actoral, aunque en algún caso los tiempos no le permitieron ahondar mas en el trabajo de roles.

  De no haber mediado la circunstancia de cancelación de Angela Gheorghiu, podría hablarse de una buena función. Desgraciadamente, al frustrarse la lógica expectativa, la vara sube y por ello el resultado se convierte en discreto.


Donato Decina

1 comentario:

  1. Coincido en tu comentario, pero el tenor fue lamentable. Cariños.

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