miércoles, 24 de octubre de 2018

TALENTO, BELLEZA Y PLASTICIDAD 10º Festival Buenos Aires Danza Contemporánea en Co- producción con Italia XXI. Presentacón de la Compagnia Zappala de Danza. Director y Coreógrafo: Roberto Zappala. “I Am Beautiful”, inspirada en la escultura homónima de Auguste Rodin. Idea: Nello Calabró y Roberto Zappala. Interpretación y Colaboración en la Construcción: Maud de la Purification, Filippo Domini, Sonia Mingo, Gaetano Montecasino, Adriano Poppolo Rubbio, Fernando Roldan Ferrer, Claudia Rossi Valli, Alberto Gnola y Valeria Zampardi. Músicos en escena: Puccio Castrogiovanni, Salvo Ferrugio, Marco Corbino, Gionni Allegra, Salvattore Assenza. Teatro Coliseo, 14 de Octubre de 2018. NUESTRA OPINION: MUY BUENO. Esta primera temporada de Italia XXI permitió, que en consonancia con la décima edición del Festival Buenos Aires de Danza Contemporánea, pudiéramos conocer a la Compagnia Zapala de Danza Contemporánea, de la que Roberto Zappala es su Director y Coreógrafo. “I Am Beautiful”, la escultura de Auguste Rodin obró como disparador para que el Coreógrafo en colaboración con Nello Calabró pergeñaran este espectáculo, el que con la ayuda de todos los bailarines mencionados arriba se transforma en una creación colectiva, ayudada desde la música por un conjunto de cinco interpretes en vivo. La escueta información del programa impreso por el Festival no menciona la autoría de la música, lo que nos permitiría ahondar mas en el presente comentario. Aún asi podemos decr que hubo un interesante vestuario compuesto por vestimentas blancas en la primera parte, tras la que los interpretes irán abandonando paulatinamente el escenario para regresar luciendo ropas verde fluo, lo que permitirá visualizar mejor el espectáculo en donde por momentos la iluminación será tenue en consonancia con la acción escénica. Una coritna de flecos blancos dispuesta en semicirculo alrededor del escenario será el medio por donde los bailarines ingresarán y egresaran de la escena, tras la cual y en disposición elevada se ubicaron los cinco músicos dispuestos dos a cada costado y uno en el centro. La precisión, la belleza, la plasticidad de los cuerpos, la impresionante técnica que cada bailarín desarrolló en el escenario. La música, por momentos vibrante aunque en la sección central de la obra abusó del minimalismo musical que apoyó variaciones de los bailarines igualmente reiterativas, tuvo instantes con pasajes cantados en un incomprensible lenguaje, para luego si hacerlo en italiano y una de las bailarinas actuará declamando en Francés sobre los detalles de esta creación. Mas allá de la circunstancia señalada, la actuación de los interpretes fue sobresaliente. La energía y el despliegue visual inundaron el escenario del Coliseo y el público, mayoritariamente conformado por jovenes (Evidentemente estudiantes de esta disciplina) recibió esta entrega con total euforia. Y en mi caso, la gratificante experiencia de poder conocer a un conjunto tan notable. Donato Decina

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