Muy buena transmisión por streaming de “ERNANI” en
el Metroploitan de New York
EL ROMANTICISMO Y BEL
CANTO EN PRIMERA PERSONA
Martha CORA ELISEHT
Hay
óperas que son más representadas por diferentes motivos: por ser celebérrimas,
ser de gusto del público mayoritario, ser clásicas, trágicas, bufas, veristas o
románticas. Dentro de esta última categoría se encuentra “ERNANI” de Giuseppe Verdi (1813-1901) que se dio a conocer mediante
transmisión por streaming del
Metropolitan Opera House de New York el día 27 del corriente, con el siguiente
reparto: Marcello Giordano (Ernani), Ángela
Meade (Elvira), Dmitri Hvorostovsky (El Rey Carlos V), Ferruccio Furlanetto (Silva), Mary Ann Mc Cormack (Giovanna, dama de Elvira), Adam Laurence
Herskowitz (Don Riccardo) y Jeremy
Galyon (Yago, criado de Silva). La
dirección orquestal estuvo a cargo de Marco Armiliato y Donald Palumbo, a cargo
del Coro, con régie y escenografía de
Pier Luigi Samaritani, vestuario de Peter Hall e iluminación de Gil Wechsler.
La presentación estuvo a cargo de Jloyce Di Donato.
De la notable producción verdiana,
esta ópera es una de las menos representadas, pese a que obtuvo un éxito inmediato
desde su estreno en 1844 en el teatro La
Fenice de Venecia. Francesco María Piave se inspiró en el drama homónimo de
Víctor Hugo (Hernani) para escribir
un libreto ambientado en la España de siglo XVI, en época del reinado de Carlos
V de Habsburgo. No fue fácil para el público de la época aceptar que el
protagonista fuera un bandolero (masnadiero,
en italiano) y mucho menos, basar el libreto en un escritor considerado
subversivo e inmoral para aquella época. No obstante, Verdi le ordenó a Piave
que eliminara todo aquello que considerase superficial del drama de Víctor Hugo
y se concentrara sólo en la acción principal. El resultado es una obra maestra
en cuanto a su prodigiosa musicalidad, el conflicto que se desata entre los
protagonistas principales -tres hombres que se disputan el amor de Elvira- y un rol fundamental que juega
el Coro, actuando al unísono como un cuerpo colegiado desde el punto de vista
vocal. Por lo tanto, es una ópera romántica donde predomina el bel canto en toda su magnitud.
En la presente producción –que data
de 2012- , Pier Luigi Samaritani realizó una puesta en escena muy pomposa, con
escenografía y vestuario de época que resultaron ser toda una fiesta para los
sentidos. Unido esto a la magistral preparación del Coro por Donald Palumbo y a
la soberbia dirección orquestal de Marco Armiliato, ya está todo dicho. El Coro
descolló en todas las arias, pero fundamentalmente, en la famosísima “Si ridesti il león di Castiglia”, donde
fue ampliamente aplaudido. El dinamismo y la garra que Marco Armiliato imprimió
a la orquesta fueron vitales para lograr una excelente interpretación de esta
difícil obra y un perfecto acompañamiento de los principales intérpretes.
Marcello Giordano tuvo a su cargo el
rol protagónico, que estuvo muy bien actuado. Es un tenor que posee una bella
voz y un gran vibrato, pero se lo
escuchó muy justo durante su presentación en el aria inicial del 1° Acto (“Mercé, diletti amici… dell’esilio
nel dolore”), donde –por momentos y según impresión personal de quien
escribe- parecía quedarse sin aire en
determinadas partes de las arias. No obstante, mejoró mucho a medida que
avanzaba la obra hasta llegar al trío final del 4° Acto y su fatal desenlace. También
tuvo una muy buena intervención en el aria donde une sus fuerzas a las de Silva para derrocar al Rey (“Padre, con essi intrépido… Odi il voto…
Sprezzo la vita”). En cambio, la
soprano Angela Meade ofreció una excelente Elvira
de punta a punta. No sólo su coloratura es excelente para este rol -donde
el bel canto alcanza su máxima expresión-,
sino que además de sus soberbios agudos y sus espléndidos pianissimi en las notas agudas, posee bellísimos matices en las
notas graves. Esto se vio desde el aria inicial de Elvira (“Sorta é la notte….Ernani, Ernani, involami…/Tutto sprezzo che
d’Ernani”) hasta sus intervenciones en los dúos y tríos. Naturalmente, sobresalió
en los momentos de mayor intensidad dramática, donde el Met se vino abajo en
una ovación de aplausos y vítores. Lo mismo sucedió con el gran Dmitri
Hvorostovsky, quien brindó un excelente Don
Carlo y que fue sumamente ovacionado en las arias principales (“La vendetta d’il Re” y su juramento
sobre el monumento a Carlomagno, donde decide proclamarse Emperador. Una
lección de actuación y estupendo nivel de canto, al igual que la del bajo
Ferruccio Furlanetto, quien dio vida a un excelso Silva, dispuesto a aliarse con el Rey en la cavatina y
posteriormente, con Ernani, preparando
un complot para derrocarlo, no sin antes jurar vengarse del protagonista
refugiándolo en su castillo (“La vendetta
piú segreta”) para después cumplir su cometido en la escena del trío final.
Y como tal, se retiró ovacionado al final de la obra. En cuanto a los roles
secundarios, la mezzosoprano Ann Mc Cormack encarnó una muy buena Giovanna y se lució en el sexteto final
del 1° Acto. Lo mismo sucedió con el barítono Adam Laurence Herskowitz como Don Riccardo y con Jeremy Galyon como Yago.
Son roles de corta intervención, pero que deben contar con muy buenas voces
para ser lo suficientemente efectivos, cosa que se logró perfectamente.
En lo personal, es la primera vez
que una pudo apreciar en su totalidad esta gran obra de Verdi; precisamente,
por ser una de las menos representadas. La última vez que se hizo en Buenos Aires
fue en 2006, de la mano de Buenos Aires Lírica y también se representó en el
Teatro Roma de Avellaneda en 2001. Por ende, es una obra que hace rato que está
ausente de los escenarios porteños y que merced a la tecnología, una puede
apreciarla mediante las transmisiones del Met por streaming. Y cuando se cuenta con intérpretes de gran jerarquía,
tanto mejor para lograr esta difícil conjunción entre romanticismo y bel canto.
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