Impresionante producción de “I PURITANI” desde el
Metropolitan de New York
UN DEBUT DE LUJO
Martha CORA ELISEHT
Ha comenzado el 2021. Sin embargo,
el Metropolitan Opera House de New York permanece con su temporada cancelada
hasta 2022 con motivo de la segunda ola correspondiente a la pandemia mundial
de coronavirus COVID 19. Por lo tanto, seguirá con sus habituales transmisiones
por streaming sobre diferentes
temáticas. Comenzó el 1° de Enero con la Pavarotti
Week y continuó con la semana de rivalidades épicas (Epic rivalities), dentro de la cual tuvo lugar la reposición de I PURITANI de Vincenzo Bellini
(1801-1835) el pasado viernes 8 del corriente que data de 2007, con puesta en
escena de Sandro Sequi, escenografía de Ming Chou Lee, vestuario de Peter Hall
e iluminación de Sharon Thomas. La dirección orquestal estuvo a cargo de
Patrick Summers, mientras que Raymnod Hughes tuvo a su cargo la del Coro de la
institución. Pero además, contó con más de un valor agregado: marcó el debut de
Anna Netrebko sobre el escenario del gran teatro lírico neoyorquino y contó con
la presencia de Beverly Sills –gran intérprete de este rol- como presentadora invitada. Renée Flemming
actuó como presentadora y realizó entrevistas a los protagonistas durante los
intervalos.
Además de la mencionada soprano como
Elvira, el elenco estuvo integrado
por los siguientes cantantes: Eric Cutler (Arturo
Talbot), Franco Vasallo (Riccardo), John
Relyea (Giorgio, hermano de Elvira), Valery
Ruminski (Lord Walter, tío de Elvira y
Giorgio), Eduardo Valdes (Bruno) y
María Zifchak (Enrichetta de Francia).
La última ópera del cisne de Catania fue compuesta durante el último año de vida del
compositor y se estrenó en Enero de 1835 en el Teatro Italiano de París, con
libreto de Carlo Pepoli sobre el drama Têtes
rondes et cavaliers de Jacques François Ancelot y Boniface Saintine. Sin
embargo, algunos autores indican que también se basó –en parte- de la novela Old Morality de Sir Walter Scott, ya que
narra los hechos políticos que ocurren en la obra y el lugar donde transcurre
la acción, acorde a su título original (I
PURITANI DE SCOZIA, LOS PURITANOS DE ESCOCIA). Tuvo un éxito rotundo desde
su estreno y representa un verdadero desafío para los cantantes por la gran
exigencia vocal e histriónica durante los tres actos que comprende la misma.
Por eso se representa escasamente en la actualidad.
La escena está ambientada en 1650 en Escocia y se
montó no sólo una puesta en escena clásica –donde los personajes entran y salen
por escaleras de la ciudadela donde transcurre la obra y sus patios- , sino que
contó con un gran despliegue escénico donde abundaron los figurantes que
encarnaron a los puritanos y a los soldados de Cromwell, además de un magnífico
vestuario de época, rico en cuellos con encajes para los caballeros y cofias
para las damas. Los puritanos lucieron vestimentas oscuras con cuellos blancos,
mientras que los soldados, yelmos de metal y lanzas. La caracterización de los
personajes fue estupenda y los cambios de escena se lograron mediante un telón
pintado en tonos de gris durante el 1° Acto y para el resto, mediante
claroscuro en la iluminación. Esto fue aún más evidente durante la famosa Escena de la locura de Elvira en el 2° Acto, mientras que se
centra sobre los protagonistas durante el encuentro entre Elvira y Arturo en el 3°.
Una superproducción digna del Met, abundante en recursos y caracterizada por
los detalles de lujo y buen gusto, traducidos a la perfección en el fastuoso
vestuario de los principales protagonistas.
Pätrick Summers demostró ser un profundo conocedor
de la obra de Bellini, brindando brillo, temperamento y luminosidad a la
orquesta, haciendo hincapié en los momentos más dramáticos de la obra para que
el bel canto pudiera lucirse en todo
su esplendor. En este tipo de óperas, el Coro juega un rol fundamental, ya que
sirve de marco vocal y actúa como un protagonista más en todo el repertorio belcantista. Por lo tanto, su
participación ha sido decisiva y se lució desde el comienzo de la obra (“Quando la trompa silba”) y siguió ante
el compromiso de Arturo y Elvira (“Ad Arturo honore/ Ad Elvira
honore”) para desembocar ante la recuperación de Elvira y su posterior desvarío al enterarse que Arturo ha sido condenado a muerte por su
traición (“O povera! Misera!”). La
preparación por parte de Raymond Hughes fue excelente y recibió un mere3cido
aplauso al final de la obra.
Tanto el tenor Eduardo Valdes como la mezzosoprano
María Zifchak tuvieron actuaciones destacadas como Bruno y Enrichetta de
Francia. Esta última se lució en el trío del final del 1° Acto junto a Arturo y Riccardo (“Se il destino a te
m’ínvolta”). Por su parte, Valery Ruminski hizo lo mismo como Lord Walter en el duetto con Elvira en la
segunda escena del 1° Acto. Y Franco Vasallo encarnó un espléndido Riccardo desde su aparición en escena (“A te, o cara…. Ah, per sempre ió t’e
perdutto!”). Posee una voz con excelente musicalidad, fiato y fraseo que le permitió sortear las arias y los pasajes más
difíciles con total naturalidad. También se lució en el duetto y la cabaletta con Giorgio
al final del 2° Acto (“Patria!
Vittoria! Honore!... “Quando la trompa intrépida”), donde el Met estalló en
aplausos al bajar el telón. Por su parte, John Relyea es un espléndido bajo-
barítono, capaz de interpretar roles de carácter como Giorgio. Se destacó en su cavatina
del 2° Acto (“Il sui Capelli… Dove,
Arturo, dove ándate ancor’?”), en el trío junto a Anna Netrebko y Franco
Vasallo que cierra la mencionada Escena
de la locura y al interceder ante Riccardo
para salvar a Arturo y recomponer
de su desazón a su hermana (“Il rival
salvar potesse”).
Eric Cutler dio vida a Arturo Talbot, quien se ve dividido ante su amor por Elvira y su lealtad a los Estuardo y
Francia. Para ello, origina la confusión al salvar a Enrichetta colocándole el
velo nupcial de su prometida, quien pierde la razón al creer que su prometido
la abandonó por otra en el altar. Se destacó desde su aparición en escena (“Ah,
mía cara! Amor t’adora”) por su excelente fraseo y sus impecables pianissimi. Posee un registro amplio en
agudos, que llaga hasta el Fa sobreagudo necesario para las arias del 3° Acto (Cavatina “Credeasi, mísera”!; duetto y cantábile con Elvira “Da quel di ch’ió ti mirai”; “Crudele!”). Al finalizar cada
una de sus intervenciones, el Met se vino abajo en aplausos y se retiró más que
ovacionado. Y el debut de Anna Netrebko no pudo haber sido mejor, ya que estaba
en su mejor momento como soprano de coloratura por aquel entonces. Su
prodigiosa y vibrante voz descolló desde su cavatina
en el 1° Acto (Ah, sí, son vergin
vezzosa”), donde la soprano debe mostrar una amplia gama de tonalidades.
Naturalmente, su monumental agudo le permitió sobrellevar el rol sin
dificultad, al igual que en el duetto con
Arturo del 1° Acto y su entrada
previa a la Escena de la locura (“O,
redente mi la speme”), durante la misma (Cavatina:
“Qui la voce che mi chiama”) y en la monumental cabaletta (“Vien, duetto, é in cel la liuna”), donde no sólo se
desmaya en brazos de sus damas de compañía, sino que además, canta la segunda
parte de la misma acostada sobre el piso, antes de retirarse subiendo las escaleras.
A esa altura, la ovación del Met fue total y cayó rendido a sus pies. Y en el
3° Acto, se lució en su aria (“Vieni fra
queste braccia”) y en la stretta final
junto a Eric Cutler (“Ah! Sento il mio
bell’angelo”), donde brindó un agudo magistral antes de caer el telón, lo
que le valió una nueva ovación del
público.
Con intérpretes de gran jerarquía, representar una
obra maestra del bel canto es
posible. Lamentablemente, el público deberá esperar mucho tiempo para que la
gran sala lírica de New York pueda volver a abrir sus puertas para brindar una
temporada lírica en forma presencial. Pese a la esperanza de la vacuna, habrá
que aprender a convivir con el virus por mucho tiempo hasta poder erradicarlo
ante el recrudecimiento de la pandemia. Afortunadamente, las transmisiones por streaming y el archivo sonoro quedan
para poder seguir disfrutando. Hoy más que nunca el arte es esencial.
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