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de Temporada “Fin de Semana a Puertas
Abiertas” en el Centro Cultural Kirchner
¡INCREÍBLE QUE NO
TOQUEMOS POR ZOOM!
Martha CORA ELISEHT
La
frase mencionada por Pablo Fenoglio resultó sumamente apropiada para titular
esta nota sobre el Ciclo “Fin de Semana a
Puertas Abiertas” organizado por el Centro Cultural Kirchner (CCK), en cuya
Sala Sinfónica tuvo lugar el pasado domingo 10 del corriente el concierto inaugural
de dicho Ciclo a cargo del grupo de cámara VIENTO
SUR, formado por los trombonistas Pablo Fenoglio, Carlos Ovejero, Enrique
Schneebell y Jorge Urani, quienes integran las orquestas sinfónicas más
prestigiosas del país. Los dos primeros son solistas de trombón tenor en la
Estable del Colón y Sinfónica Nacional respectivamente, mientras que los dos
segundos, de trombón bajo en la Estable del Colón y la Sinfónica de Córdoba
respectivamente.
El
programa comprendió las siguientes obras: Microquad
de Roberto Pintos; Tres canciones
suecas de Mogens Andressen; Concertino
para cuatro trombones y órgano de Jan Koetsier –con la participación de
Leonardo Petroni en órgano-; Mano de Obra
de Sonia Possetti y Viento Sur –compuesta
especialmente por encargo y que da el nombre al conjunto- de Noelia Escalzo.
La
mencionada agrupación de cámara se formó en 2002 y se caracteriza por presentar
un estilo innovador, un sonido versátil
y a su vez, compacto y contundente, muy bien equilibrado. No es fácil imaginar
un repertorio para dicho instrumento fuera de la gran orquesta sinfónica o del
jazz, del cual Glenn Miller fue su mayor exponente. Realiza numerosas giras
internacionales y ha participado en los principales festivales para dicho
instrumento en Estados Unidos (Salt Lake City en Utah, Fort Myer en Virginia y
Austin y Lubbock en Texas, entre otras ciudades) y en Brasil (Segundo Festival
“Carlos Gomes”, Campinas) desde 2008 hasta la fecha. También han realizado
numerosas giras por el interior del país y actuaron junto a las orquestas más
importantes (Sinfónica de Córdoba, Santa Fe, Rosario y Orquesta de la
Universidad Nacional de Tucumán). Asimismo, han ofrecido numerosas clases
magistrales en las universidades más importantes de Estados Unidos desde ese
mismo año. Ha grabado dos discos: Del sur
y otros aires (2008) y Tango (2010)
con obras para cuarteto de trombones de diversos compositores argentinos
(Gerardo Gardelin y Gerardo Schiavon) y otros autores como Jan Koetsier, Irvin
Wagner y Duvensky. Precisamente, el concierto para cuatro trombones y orquesta
de Gardelín fue estrenado por la agrupación junto a la Orquesta Sinfónica de
Oklahoma en Stillwater (Minnesota, Estados Unidos) en 2017.
Como
en todos los espectáculos que ofrece el Centro Cultural Kirchner, se cumplió
estrictamente con el protocolo sanitario en vigencia y se agregaron cuatro
mamparas de acrílico transparentes para proteger mejor a los músicos, quienes
ingresaron al escenario provistos de sus respectivos barbijos, que se quitaron
luego de haber saludado al público. Tras la ejecución de Microquad, Pablo Fenoglio tomó el micrófono y mencionó la frase que
encabeza esta nota. Agradeció profundamente la presencia del público y solicitó
un aplauso no sólo para los profesionales de la salud, sino también a la
audiencia por haber estado ausente tanto tiempo de las plateas apoyando a los
artistas. Brindó ilustraciones musicales para explicar la diferencia entre un
trombón tenor y un trombón bajo –Enrique Schneebell ejecutó el solo de La Cabalgata de las Walkyrias de Wagner,
mientras que Carlos Ovejero hizo lo mismo con In the Mood (de Buen Humor) de Glenn Miller- y dio una breve reseña
de cada una de las obras comprendidas en el programa.
La
mencionada obra del compositor argentino Roberto Pintos está escrita a modo de
canon en ritmo de malambo, donde el
trombón bajo marca el ritmo y el tenor ejecuta la melodía. Posteriormente, los
roles se invierten, lo que permite apreciar las diferentes texturas expresivas
del instrumento. Una obra dinámica, ágil y placentera para los oídos.
Seguidamente se ejecutaron las Tres
canciones suecas del compositor danés Mogens Andressen: Quién puede para
el viento –más conocida como La mar
estaba serena- , Coral y Marcha de Appelbro. En la primera de las
tres, el trombón bajo –con sordina- introduce la melodía y se acopla el resto
–todos con sordina, que se quita posteriormente para poder apreciar el sonido
pleno del instrumento- y luego, la tendencia se invierte. La segunda es un adagio en tono menor donde los trombones
forman un canon con un sonido muy bello, compacto y a la vez, solemne.
Posteriormente, la melodía rota a tono mayor, con reminiscencias de los himnos
daneses de Grundvigt (En rose så jeg
skyde y Cabeza ensangrentada, que
se canta con motivo de la Pasión de Cristo en Viernes Santo), mientras que la
tercera es una melodía basada en temas típicos del folklore sueco, con
reminiscencias de Midsommarvaka (Rapsodia
Sueca n° 1 de Hugo Alfvén) y ribetes de jazz en su desarrollo.
Seguidamente,
Pablo Fenoglio hizo la presentación de la obra de Koetsier (1911-2006), cuyo
título original es Concertino para cuatro trombones y orquesta, adaptada
para órgano por Sebastián Aschenbach y Leonardo Petroni. Consta de 3
movimientos: Allegro/ Adagio/ Allegro
scherzando y comienza con un canon a 4 voces a cargo de los trombones con
una melodía de características barrocas en tono menor hasta la introducción del
órgano, que la repica en tono mayor. En un determinado momento de su
desarrollo, los trombones utilizan sordina, que quitan casi inmediatamente
antes de la repetición del tema principal. Leonardo Petroni logró un muy buen
sonido en los agudos, que contrastó muy bien con los graves proporcionados por
el cuarteto. En el Adagio, el órgano
introduce el tema y es seguido por el trombón bajo con sordina, que se quita
posteriormente para el desarrollo del tema principal- muy buen desempeño de
Jorge Urani y Enrique Schneebell al respecto-. Posteriormente, el trombón mayor
–a cargo de Pablo Fenoglio- introduce el tema y el órgano lo desarrolla,
logrando una musicalidad prodigiosa. La obra culmina con una monumental fuga a
cargo del órgano en el Allegro
scherzando, donde Leonardo Petroni supo ejecutar en forma admirable el
órgano Kreis, mientras que el cuarteto de trombones interpretó una magistral
cadencia en la recapitulación.
La
última parte del concierto estuvo dedicada a obras de dos compositoras de tango
argentinas: Mano de Obra de Sonia
Possetti –ganadora del Premio KONEX en su género- , donde el cuarteto logró un
sonido compacto, muy bien equilibrado y agradable en una adaptación para
trombones. Y cerró con Viento Sur, de
la cordobesa Noelia Escalzo, que lleva su nombre en homenaje a los vientos
argentinos. Sus cuatro movimientos son: Pampero,
Zonda, Zosquil y Sudestada. El
primero está escrito en ritmo de tango, donde el trombón bajo marca el ritmo
–muy buena labor de Schneebell- y los tenores, la melodía. Es muy difícil tocar
tango con instrumentos de viento, pero el cuarteto lo hizo de manera admirable.
El segundo movimiento es en tono menor y posee reminiscencias de Verano Porteño de Piazzolla, pero con un
estilo muy personal, que permite apreciar los diferentes sonidos de los
instrumentos. Aquí se lució Carlos Ovejero como trombón mayor.Mientras que el
3° movimiento es más lento y en ritmo de tango, el 4° (Sudestada) es una mezcla entre milonga y candombe, donde el bajo
marca el ritmo y los tenores, la melodía. La labor del cuarteto fue excelente y
el público respondió con un aplauso cálido y sostenido. Y como en todo buen
concierto de cámara, no podía faltar un bis:
una versión exquisita de La muerte
del ángel de Astor Piazzolla –en homenaje al cumplirse el centenario de su
nacimiento-. Carlos Ovejero introdujo la característica fuga del compositor,
mientras que Pablo Fenoglio tuvo a su cargo el tema lento, donde cada uno hizo
sus respectivas variaciones con una musicalidad impresionante, que fue la
principal característica que marcó este concierto.
El
ciclo continuará durante todo el mes de Enero y no sólo se ofrecerán conciertos
de música clásica y popular, sino también muestras y exhibiciones de fotografía
y artes plásticas. Y de paso, brindar la posibilidad de conocerlo tanto a
locales como a turistas. Una muy buena propuesta del CCK de ofrecer una
Temporada de Verano durante Enero para enriquecer la oferta cultural de una
Buenos Aires en tiempos de pandemia.
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