sábado, 31 de julio de 2021

 

 

 

SOSTENIDO EN LOS ACIERTOS

 

Teatro Colón, Temporada 2021, Concierto a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Ezequiel Silberstein. Solistas: Iván Rutkauskas (Piano), Fernando Ciancio (Trompeta). Programa: Obras de Shostakovich y Tchaickovsky (30 de Julio de 2021).

 

NUESTRA OPINION. BUENO

 

  Previo a la apertura el próximo viernes 6 del abono de cuatro conciertos en sucesivos viernes durante todo Agosto, la Filarmónica presentó este concierto que venía de la programación originalmente presentada, cuya conducción recayó en Ezequiel Silberstein, actual Regente de la carrera de Academia Orquestal del Instituto Superior de Arte del Teatro y Titular de la Orquesta Académica de dicho Organismo. Como solistas se desempeñaron Ivan Rutkauskas (Maestro Interno del Colón) y Fernando Ciancio (Solista de Trompeta de la Filarmónica), quienes actuaron como tales en la primera obra del programa, el Concierto para Piano Trompeta y Cuerdas Nº 1 de Dimitri Shostakovich. Obra perteneciente al período de mayor expansión de su fermento creativo, coetánea entre otras del ballet “La Edad de Oro”, la Sinfonía Nº 4 y la Opera “Lady Macbeth de Mtensk”, nos permite apreciar todo su talento, el uso de la ironía y la mordacidad a través de los giros y guiños a otros compositores tanto contemporáneos a El como a favoritos suyos. Un expansivo discurso en el primer movimiento, con el piano como protagonista principal y la trompeta acentuando pasajes, da paso a un extenso “largo” (especialidad de este gran compositor) en donde ahí si ambos solistas se unen en una pintura plena de melancolía y expresividad, la que llevará a dos movimientos enlazados entre sí en donde desde tras una cadencia del piano el “allegro” de cierre hará que los solistas su unan en un coda plena de acentuaciones “Beethovenianas” que culminan la obra de modo impactante. Iván Rutkauskas desplegó todos sus recursos interpretativos con plena energía.Expuso las acentuaciones de la partitura de manera convincente, plasmó junto a Fernando Ciancio una interpretación del movimiento largo que constituyó el punto más alto de la velada y el remate en el cierre alcanzó momentos de alto impacto. Fernando Ciancio fue un muy buen sostén de su compañero solista y, como ya lo expuse, en el segundo movimiento se unió de forma tal que el clima creado de total melancolía por ambos interpretes mostró al verdadero Shostakovich, el que expresa en los pentagramas su sentir y (¿porque no?) su desazón ante lo que vendrá (algo que por otra parte el final de su sinfonía Nº 4 muestra más que ningún otro trabajo anterior o posterior suyo). Junto a ellos, las cuerdas de la Filarmónica conducidas por Silberstein arrancaron con un acompañamiento llamativamente impreciso, el que se fue corrigiendo a medida que la interpretación avanzaba. Aun así faltó el sonido homogéneo que le reconocemos a la Orquesta en cada presentación. De cualquier manera, el final mostró  un acople más que correcto, logrando un cierre convincente a la versión.

 

  La segunda parte (la que por protocolo sanitario vigente se ofrece sin solución de continuidad), la constituyó la serenata para Cuerdas de Tchaickovsky, en la que el conjunto volvió a mostrar llamativos desbalances, alcanzando los mejores momentos en la Elegía (vaya paradoja, pareciera que los momentos de melancolía de ambas obras del programa fueron las cumbres. ¿Querrá decirnos algo todo eso?). Sorprendió (al menos desde mi posición en la que fui ubicado en la sala) la falta de amalgama en el sonido y algunos desacoples. Aun así el espíritu alcanzado en el tercer movimiento y la enjundia del final, lograron que el público se entusiasme y se retire conforme de la sala.

 

Donato Decina

No hay comentarios:

Publicar un comentario