viernes, 15 de abril de 2022

 

 

 

SENCILLAMENTE FORMIDABLE

 

Ballet Estable del Teatro Colón: Director: Mario Galizzi. Temporada 2022. “Giselle”, Ballet Romántico en dos actos con música de Adolphe Adam y Friederich Brurgüller (Pas- De- Paysan). Coreografía: Gustavo Mollajoli (Basada en los originales de Coralli-Perrot y Petipa) en reposición de Martín Miranda y Nestor Asaff. Reparto: Natalia Ossipova (Giselle), Daniel Camargo (Duque de Albrecht), Dalmiro Astesiano (Hilarión), Ayelen Sanchez (Mirta, Reina de las Willis) Marisol López Prieto (Zulma), Ludmila Galaverna (Moyna), Norma Molina (Berthe, Madre de Giselle), Igor Gopkalo (Duque de Curland), Natalia Saraceno (Bathilde, prometida de Albrecht), Maximiliano Cuadra (Wilfred, escudero del Duque), Matías de Santis (Asistente del Duque de Curland), Camila Bocca-Maximiliano Iglesias (Pas-de-Paysan). Escenografía y Vestuario: Nicola Benois. Iluminación: Rubén Conde. Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Manuel Coves. Función del 14 de Abril de 2022.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

 

  Ante un Colón colmado, Natalia Ossipova demostró en el escenario él porque es una de las más grandes bailarinas del momento. Pocas veces se ha podido apreciar (y habrá que remontarse a muchas décadas atrás) tanta expresividad, plasticidad y belleza de desplazamientos como las que ofreció en la función que he presenciado. Dotó a su Giselle de todos los condimentos que el personaje debe tener, desde la sencillez y timidez del comienzo, la exteriorización de su amor por Albrecht y la frescura de su juventud, a los cambios que va adquiriendo en su fatal delirio que la lleva a la muerte y desde esta última, marcar el halo protector de Albrecht con el que se despedirá. Estableció con su partenaire Daniel Camargo una conexión estupenda y Este (convocado para reemplazar a su par ruso imposibilitado de venir) estuvo a la altura de las circunstancias expresando cada una de las situaciones que el argumento plantea. Así amor, sorpresa, desazón y derrumbe fueron plasmadas por Camargo con notable prestancia. Y la conexión establecida entre ambos llevó a que cada uno plasme en escena arte con mayúsculas. Ossipova tiene una velocidad endiablada en los giros, saltos en los que queda suspendida en escena y un dominio de los desplazamientos formidable. Camargo por su parte con giros estupendos, muy buenos saltos y notable en los acompañamientos. Junto a ellos, Dalmiro Astesiano trazando un muy buen Hilarión, sumamente expresivo, que cargará con su culpa tras revelarle a la infortunada protagonista que su amor está comprometido con otra mujer. Muy buen desempeño de Ayelen Sanchez en el segundo acto como Mirta, reina de las Willis, bien secundada por Marisol López Prieto y Ludmila Galaverna como Zulma y Moyna respectivamente, mientras que en el Pas-de-Paysan del primer acto Camila Bocca y Maximiliano Iglesias fueron una muy buena pareja que tuvo permanente conexión, muy buenos desempeños individuales y aportaron frescura a ese lucido momento del acto. El resto de intérpretes estuvo a la altura de las circunstancias y como conjunto comienza a percibirse el trabajo de Mario Galizzi con mucha precisión en los desplazamientos, los que rayaron a gran altura en el segundo acto con las estupendas intervenciones de las Willis que hicieron estallar en aplausos al público. Siempre bienvenidos la escenografía y el vestuario de Nicola Benois realzados por la muy precisa y buena iluminación de Ruben Conde y una Filarmónica de Buenos Aires sobriamente guiada por Manuel Coves al servicio de los bailarines con los tempi justos y el preciso remate.  Todo ello dio por resultado una de las mejores funciones de este título tan tradicional como hacía mucho tiempo no veía.

 

Donato Decina

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