lunes, 8 de julio de 2019


DE ESCUCHAR SE TRATA

Teatro Argentino de La Plata, Temporada 2019: Opera: “Un Re in Ascolto” (Estreno Americano), Música de Luciano Berio con Libreto en Italiano de Italo Calvino, Wystan Hugh Auden y Friederich Gotter Basada en “La Tempestad” de William Shakespeare, “El Acto de Escuchar” de Roland Barthes y “El Mar y El Espejo” de Wystan Hugh Auden. Intérpretes: Victor Torres (Prospero), Carlos Natale (Director) Hernán Iturralde (Viernes), Patricia Deleo (Protagonista), Marisu Pavón (Soprano I), Fabiola Masino (Soprano II), Verónica Canaves (Mezzosoprano), Miguel Angel Lescano (Cantante I), Alfredo Martínez (Cantante II), Víctor Castells (Cantante III), Ximena Ibarrolaza (Enfermera), María Inés Franco (Esposa), Maximilano Agatiello (Doctor), Walter Schwarz (Abogado), Lucía Zapata (Intervención al Piano). Coro Estable del Teatro Argentino de La Plata, Director: Hernán Sánchez Arteaga, Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata. Diseño de Espacio Escénico: María José Besozzi y Oscar Vázquez, Vestuario: Gonzalo Giacchino, Iluminación: Matías Sendón, Dirección Escénica: Martín Bauer, Dirección Musical: Pablo Druker. Usina del Arte de Buenos Aires, Sala Auditorio. 07 de Julio de 2019.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

  Antes del comienzo, mientras la Orquesta Estable del Primer Coliseo Bonaerense ajustaba los detalles de afinación, un integrante del Coro Estable leyó un comunicado que cuenta con el apoyo de los Cuerpos Artísticos Estables del Teatro Argentino (Orquesta, Coro, Ballet) y secciones técnicas, por el que se informó a los espectadores que por nota elevada por Mesa de Entradas de la Gobernación Bonaerense, se solicitó a la Gobernadora María Eugenia Vidal y al Ministro de Gestión Cultural Provincial, Alejánro “Topo” Gómez la inmediata destitución del Director General y Artístico del Teatro, Martín Bauer (Responsable también de la Dirección Escénica del espectáculo próximo a comenzar). En los principales fundamentos que se enumeraron se estableció: La Escasa actividad que se regístra, el abandono edilicio del Edificio del Teatro (Desde hace dos años cerrado por trabajos de restauración sín que por ahora se sepa a ciencia cierta cuando culminarán dichos trabajos), la falta de proyecto claro que defienda el modelo de propia producción con el que el Coliseo Platense se ha movido hasta el presente, la falta de pago de las becas a los instrumentistas integrantes de la Camerata Académica del Teatro (Serían según el comunicado 7 meses acumulados), la falta de titularización de cargos adjudicados por concurso (Caso denunciado por  la Asociación de Críticos Musicales de Argentina como hecho negativo del año 2018 en la ceremonia de premiación del 27 de Mayo pasado) y, según las palabras empleadas en este comunicado, la conversión de la programación del Teatro como de Experimentación, en desmedro de obras y títulos consagrados la que insumiría fuertes erogaciones al Teatro..

  Es cierto que en materia de temas que tratan de Cuerpos Estables, Estado Edilicio y Atrasos en pagos, corresponde el legitimo derecho de peticionar, y aún más en este caso, cuando sín la presencia de los delegados sindicales que representan  a los Trabajadores que suscriben el comunicado, entendiendo por ello que cabría utilizarse este reclamo como una movida política en un año electoral, se potencia con mayor fuerza el reclamo al punto que provocó una reacción positiva en el público que aplaudió la lectura del documento. En cuanto al repertorio, quisiera detenerme a considerar que es privativo de quien conduce los destinos de la casa de opera  seleccionar la programación. No en vano se hicieron cambios,  como por ejemplo en la titularidad de la Orquesta Estable en la que se colocó allí a Pablo Druker, el que ha evidenciado un total conocimiento del repertorio de Siglo XX y Contemporáneo y se ha armado un equipo que, efectivamente, lleva adelante los destinos del Centro de Experimentación y Creación. Pero ahora bién, no puede circunscribirse solo a ese tipo de repertorio la programación. Hubo algún aspecto sumamente rescatable como por ejemplo la puesta de “Candide” de Leonard Bernstein en la pasada temporada (También nominada por la Asociación de Críticos el año pasado a mejor presentación escénica de Teatros Oficiales Argentinos y a Mejor Estreno Extranjero) y la renovación  del repertorio de Ballet con la convocatoria a Oscar Aráiz, tan elogiada en los círculos de Danza. Pero claro, un Teatro no puede circunscribirse solo a esa programación, implica un equilibrio tal que debe contener a todas las manifestaciones representativas del género, desde la música antigua a la actualidad, pasando por el Barroco, el Clasicismo, el Romanticismo, el “Bel Canto”, el Post-Romanticisimo y las posteriores derivaciones (Dodecafonismo, Impresionismo, Neo-Clasicismo y atonalidad). El Argentino, por muchos años, fue un Organismo con programación de Repertorio. Una insinuación de apertura ocurrió durante le gestión del Tandem José Meliá- Mario Perusso, con las presentaciones de “Turandot” con el final real de Franco Alfano y “Francesca da Rimini” de Zandonai, hechas en épocas en donde el Argentino carecía de sede propia por la postergadisima (22 años) construcción del hoy edificio a restaurarse. Inaugurado este, hubo un serio proyecto de inserción internacional de la mano de Pedro Pablo García Caffi, con Stefan Lano como Director Musical , Javier Logioia Orbe como titular de la Orquesta y Vittorio Sicuri al frente del Coro, en donde se llegó a viajar a Sao Paulo (Brasil) para la Presentación de la Segunda Sinfonía de Mahler y, con la apertura del nuevo edificio, traenos Operas como “Tosca”, Turandot y “Stiffelio”, pero corría 2001 y la crisis que desembocaría en las partidas de Fernando de la Rúa de la Presidencia de la Nación  y del Gobernador Ruckauf a la Cancillería de la gestión Duhalde,  llevaron a la cancelación del resto de la temporada, tras lo cuál el público debió esperar a la posterior gestión de Daniel Suarez Marzal para resarcirse económicamente del perjuicio que provocó la caída de ese resto de programación. Luego hubieron dos gestiones, la de Reinaldo Censabella como Director Artístico con la incorporación de títulos como “Salomé” y la presencia de un creador de la talla de Roberto Oswald, la venida de Dante Anzolini para acrecentar el repertorio Sinfónico y colocarse de esta manera a Dialogar de Igual a Igual con el Colón, por entonces cerrado. La segunda gestión sín dudas fue la del Tandem Roberto Iglesias-Marcelo Lombardero, en donde se  vió la expansión del modelo de producción propia como creo que nunca ocurrió en la historia del Argentino, teniendo  en su haber la presentación del “Don Carlos” de Verdi en Francés, “Lady Macbeth de Mtensk” de Shostakovich, “Tristan e Isolda” “El Buque Fantásma” y “El Oro del Rhin” de Wagner, “Werther” de Massenet, “Giulio Cesare” de Haendel, “Lucia di Lammermoor” o “Il Viagio a Reims” de Rossini entre otras, como para demostrar que no solo de Traviatas y Bohemes se integra una programación. La Presencia de Alejo Pérez al frente de la Estable y Miguel Martínez al frente del Coro, con la increíble realización de la Octava Sinfonía de Mahler, la consagración en esa etapa de un joven valor venido de Ayacucho  que se proyectó al plano internacional como Fabián Veloz,  la Creación de la Escuela de Artes y Oficios y el T.A.C.E.C. (a lo que Martín Bauer no es ajeno), Una Camerata Académica afianzada con el trabajo de Bernardo Teruggi a su frente y la exportación de Puestas al exterior, marcan una etapa en donde a futuro se sabrá a ciencia cierta si marcará la “era Dorada” en materia de realizaciones. Por supuesto no puedo olvidarme del Trabajo posterior de Carlos Vieu al frente de la Orquesta, afianzándola en el repertorio no solo operístico sinó también sinfónico. Lo que ocurre tras esta reseña que hice es que sacando las gos gestiones centrales (Censabella-Lombardero), solo una extra-Argentino, cubrió a mi entender todos los requisitos de temporadas completas, y fue la de Sergio Renán en el Colón. Hago votos para que haya entendimiento y entre todos los sectores involucrados, se saque adelante al segundo Teatro Lírico del País, la Argentina toda lo necesita de pié.

  Escuchar, como el protagonista de “Un Re in Ascolto” (Un Rey que Escucha), pero no es alguien que luego cede a los consejos. Por el contrario, es un empresario teatral lírico que se mimetiza con Prospero, el protagonista de “La Tempestad” de Shakespeare sobre la cuál nacerá una ópera a la que el definirá como una ensoñación y de la que buscará que sea perfecta, aun cuando el Director de la Obra se esfuerce por bajarlo a la realidad y lograr claridad de conceptos. Esa es la trama base sobre la que Italo Calvino desarrollará la línea argumental central, para la que Luciano Berio le incorporó su música. Línea a la que Calvino incorporó ideas provenientes de Roland Barthes y de Auden para que desde ese punto sin un texto a la usanza de la opera tradicional, Berio nos proponga su música, sin ataduras ni esquemas. Acordes base, alguna melodía para graficar situaciones, nunca forzando al máximo a los cantantes, si en cambio llevando al máximo los efectos ( bocinas, percusión) y una orquesta que apoya, para que el cantante entone y diga. Próspero (el empresario) escuchará, se mimetizará y llegará a una locura que lo llevará a la muerte. La línea que separa cordura de extravío fue muy bien resuelta por Martín Bauer desde lo escénico, con grandes actuaciones del conjunto de cantantes convocados. Realzaron la propuesta visual, el aporte del vestuario de Gonzalo Giacchino, los pocos pero efectivos trastos de escena compilados por María José Besozzi y Oscar Vázquez, sumados a la utilización de las Plateas Laterales y del fondo de sala, en donde el coro se expresó como en el Teatro Griego. Y de vital importancia fue el aporte de la Iluminación concebida de manera magnífica por Matías Sendon con todos los fondos de Color y la ubicación de los seguidores para los interpretes en los momentos justos. Por lo que la escena se dividió en Interpretes Secundarios en los laterales, Coro al Fondo, Orquesta y Protagonista principal al centro de la Sala  y la Protagonista de la Obra ingresando por una de las escalinatas principales de la sala, hasta quedar definitivamente ubicada sobre el lateral Izquierdo.

 Fue muy parejo el desempeño de todos quienes realizaron los papeles de menor participación, consignado entonces a Marisú Pavón como la Primera Soprano, una estupenda Fabiola Masino como la Segunda Soprano, Verónica Canaves como la Mezzo-Soprano, Miguel Angel Lascano como el Primer Cantante, Alfredo Martínez como el Segundo Cantante, un muy potente Víctor Castells, como el Tercer cantante, Ximena Ibarrolaza como la Enfermera, María Inés Franco como la Esposa del infortunado Próspero, Maximiliano Agatiello como el Doctor y Walter Schuarz como el Abogado. Una muy correcta intervención tuvo Lucía Zapata desde el Piano.

  Sobresaliente fue la actuación del principal cuarteto vocal, integrado por Patricia Deleo como la Protagonista de la Opera, con magnífica voz, muy buena actuación y estupenda expresividad. Hay una especie de contrafigura que va a “machacar” en cada acción del Empresario, y es Venerdi (Viernes), un deforme, aquí magníficamente encarnado por Hernán Iturralde, si bien en un rol más declamado y actuado que cantado, pero en donde hizo gala de todos sus recursos vocales y actorales y un magnífico manejo de la lengua Italiana, logrando una actuación formidable. Carlos Natale, como el Director e la Obra, trazó una composición estupenda del Personaje y tuvo una magnífica actuación vocal. Expresa como pocos, tiene un registro entero, sabe moverse en escena. Colón, ¿Para Cuándo?. Víctor Torres, en una actuación consagratoria como Prospero, dijo, expresó, cantó y actuó de manera extraordinaria. Fue el protagonista perfecto y en lo actoral su monologo de cierre fue de excelencia.

  Magnífica actuación le cupo al Coro Estable, preparado por Hernán Sánchez Arteaga, con estupendas intervenciones y entradas claras y precisas.

  La concertación de Pablo Druker fue de estupenda de punta a punta. Un trabajo verdaderamente de orfebrería, con un rendimiento superlativo del conjunto instrumental y plena conexión con los Intérpretes y el Coro.

  Me corresponde resaltar, en virtud de lo que previamente expuse, la actitud de los Cuerpos Estables, los que aún en el disenso respecto a la obra que debieron abordar pusieron el mayor empeño y la mayor profesionalidad por sobre todas las cosas, para que la función llegara a la excelencia con la que se lo presentó.

  El final trajo además, el homenaje del Coro Estable y su Director a uno de sus colaboradores, quien se acababa de jubilar. Pidiendo para El, el debido reconocimiento. Justamente, reconocer, escuchar y sumar. Tal vez esa sea la salida.

Donato Decina

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