DE ESCUCHAR SE TRATA
Teatro
Argentino de La Plata, Temporada 2019: Opera: “Un Re in Ascolto” (Estreno Americano),
Música de Luciano Berio con Libreto en Italiano de Italo Calvino, Wystan Hugh
Auden y Friederich Gotter Basada en “La Tempestad” de William Shakespeare, “El
Acto de Escuchar” de Roland Barthes y “El Mar y El Espejo” de Wystan Hugh
Auden. Intérpretes: Victor Torres (Prospero), Carlos Natale (Director) Hernán
Iturralde (Viernes), Patricia Deleo (Protagonista), Marisu Pavón (Soprano I),
Fabiola Masino (Soprano II), Verónica Canaves (Mezzosoprano), Miguel Angel
Lescano (Cantante I), Alfredo Martínez (Cantante II), Víctor Castells (Cantante
III), Ximena Ibarrolaza (Enfermera), María Inés Franco (Esposa), Maximilano
Agatiello (Doctor), Walter Schwarz (Abogado), Lucía Zapata (Intervención al
Piano). Coro Estable del Teatro Argentino de La Plata, Director: Hernán Sánchez
Arteaga, Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata. Diseño de Espacio
Escénico: María José Besozzi y Oscar Vázquez, Vestuario: Gonzalo Giacchino,
Iluminación: Matías Sendón, Dirección Escénica: Martín Bauer, Dirección
Musical: Pablo Druker. Usina del Arte de Buenos Aires, Sala Auditorio. 07 de
Julio de 2019.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
Antes del
comienzo, mientras la Orquesta Estable del Primer Coliseo Bonaerense ajustaba
los detalles de afinación, un integrante del Coro Estable leyó un comunicado
que cuenta con el apoyo de los Cuerpos Artísticos Estables del Teatro Argentino
(Orquesta, Coro, Ballet) y secciones técnicas, por el que se informó a los
espectadores que por nota elevada por Mesa de Entradas de la Gobernación
Bonaerense, se solicitó a la Gobernadora María Eugenia Vidal y al Ministro de
Gestión Cultural Provincial, Alejánro “Topo” Gómez la inmediata destitución del
Director General y Artístico del Teatro, Martín Bauer (Responsable también de
la Dirección Escénica del espectáculo próximo a comenzar). En los principales
fundamentos que se enumeraron se estableció: La Escasa actividad que se
regístra, el abandono edilicio del Edificio del Teatro (Desde hace dos años
cerrado por trabajos de restauración sín que por ahora se sepa a ciencia cierta
cuando culminarán dichos trabajos), la falta de proyecto claro que defienda el
modelo de propia producción con el que el Coliseo Platense se ha movido hasta
el presente, la falta de pago de las becas a los instrumentistas integrantes de
la Camerata Académica del Teatro (Serían según el comunicado 7 meses
acumulados), la falta de titularización de cargos adjudicados por concurso
(Caso denunciado por la Asociación de
Críticos Musicales de Argentina como hecho negativo del año 2018 en la
ceremonia de premiación del 27 de Mayo pasado) y, según las palabras empleadas
en este comunicado, la conversión de la programación del Teatro como de Experimentación,
en desmedro de obras y títulos consagrados la que insumiría fuertes erogaciones
al Teatro..
Es cierto que en materia de temas que tratan
de Cuerpos Estables, Estado Edilicio y Atrasos en pagos, corresponde el
legitimo derecho de peticionar, y aún más en este caso, cuando sín la presencia
de los delegados sindicales que representan a los Trabajadores que suscriben el comunicado,
entendiendo por ello que cabría utilizarse este reclamo como una movida
política en un año electoral, se potencia con mayor fuerza el reclamo al punto
que provocó una reacción positiva en el público que aplaudió la lectura del
documento. En cuanto al repertorio, quisiera detenerme a considerar que es
privativo de quien conduce los destinos de la casa de opera seleccionar la programación. No en vano se
hicieron cambios, como por ejemplo en la
titularidad de la Orquesta Estable en la que se colocó allí a Pablo Druker, el
que ha evidenciado un total conocimiento del repertorio de Siglo XX y Contemporáneo
y se ha armado un equipo que, efectivamente, lleva adelante los destinos del
Centro de Experimentación y Creación. Pero ahora bién, no puede circunscribirse
solo a ese tipo de repertorio la programación. Hubo algún aspecto sumamente
rescatable como por ejemplo la puesta de “Candide” de Leonard Bernstein en la
pasada temporada (También nominada por la Asociación de Críticos el año pasado
a mejor presentación escénica de Teatros Oficiales Argentinos y a Mejor Estreno
Extranjero) y la renovación del
repertorio de Ballet con la convocatoria a Oscar Aráiz, tan elogiada en los
círculos de Danza. Pero claro, un Teatro no puede circunscribirse solo a esa
programación, implica un equilibrio tal que debe contener a todas las
manifestaciones representativas del género, desde la música antigua a la
actualidad, pasando por el Barroco, el Clasicismo, el Romanticismo, el “Bel
Canto”, el Post-Romanticisimo y las posteriores derivaciones (Dodecafonismo,
Impresionismo, Neo-Clasicismo y atonalidad). El Argentino, por muchos años, fue
un Organismo con programación de Repertorio. Una insinuación de apertura
ocurrió durante le gestión del Tandem José Meliá- Mario Perusso, con las
presentaciones de “Turandot” con el final real de Franco Alfano y “Francesca da
Rimini” de Zandonai, hechas en épocas en donde el Argentino carecía de sede
propia por la postergadisima (22 años) construcción del hoy edificio a
restaurarse. Inaugurado este, hubo un serio proyecto de inserción internacional
de la mano de Pedro Pablo García Caffi, con Stefan Lano como Director Musical ,
Javier Logioia Orbe como titular de la Orquesta y Vittorio Sicuri al frente del
Coro, en donde se llegó a viajar a Sao Paulo (Brasil) para la Presentación de
la Segunda Sinfonía de Mahler y, con la apertura del nuevo edificio, traenos
Operas como “Tosca”, Turandot y “Stiffelio”, pero corría 2001 y la crisis que
desembocaría en las partidas de Fernando de la Rúa de la Presidencia de la
Nación y del Gobernador Ruckauf a la
Cancillería de la gestión Duhalde, llevaron a la cancelación del resto de la
temporada, tras lo cuál el público debió esperar a la posterior gestión de
Daniel Suarez Marzal para resarcirse económicamente del perjuicio que provocó
la caída de ese resto de programación. Luego hubieron dos gestiones, la de
Reinaldo Censabella como Director Artístico con la incorporación de títulos
como “Salomé” y la presencia de un creador de la talla de Roberto Oswald, la
venida de Dante Anzolini para acrecentar el repertorio Sinfónico y colocarse de
esta manera a Dialogar de Igual a Igual con el Colón, por entonces cerrado. La
segunda gestión sín dudas fue la del Tandem Roberto Iglesias-Marcelo
Lombardero, en donde se vió la expansión
del modelo de producción propia como creo que nunca ocurrió en la historia del
Argentino, teniendo en su haber la
presentación del “Don Carlos” de Verdi en Francés, “Lady Macbeth de Mtensk” de
Shostakovich, “Tristan e Isolda” “El Buque Fantásma” y “El Oro del Rhin” de
Wagner, “Werther” de Massenet, “Giulio Cesare” de Haendel, “Lucia di Lammermoor”
o “Il Viagio a Reims” de Rossini entre otras, como para demostrar que no solo
de Traviatas y Bohemes se integra una programación. La Presencia de Alejo Pérez
al frente de la Estable y Miguel Martínez al frente del Coro, con la increíble
realización de la Octava Sinfonía de Mahler, la consagración en esa etapa de un
joven valor venido de Ayacucho que se
proyectó al plano internacional como Fabián Veloz, la Creación de la Escuela de Artes y Oficios y
el T.A.C.E.C. (a lo que Martín Bauer no es ajeno), Una Camerata Académica
afianzada con el trabajo de Bernardo Teruggi a su frente y la exportación de
Puestas al exterior, marcan una etapa en donde a futuro se sabrá a ciencia
cierta si marcará la “era Dorada” en materia de realizaciones. Por supuesto no
puedo olvidarme del Trabajo posterior de Carlos Vieu al frente de la Orquesta,
afianzándola en el repertorio no solo operístico sinó también sinfónico. Lo que
ocurre tras esta reseña que hice es que sacando las gos gestiones centrales
(Censabella-Lombardero), solo una extra-Argentino, cubrió a mi entender todos
los requisitos de temporadas completas, y fue la de Sergio Renán en el Colón.
Hago votos para que haya entendimiento y entre todos los sectores involucrados,
se saque adelante al segundo Teatro Lírico del País, la Argentina toda lo
necesita de pié.
Escuchar, como el protagonista de “Un Re in
Ascolto” (Un Rey que Escucha), pero no es alguien que luego cede a los
consejos. Por el contrario, es un empresario teatral lírico que se mimetiza con
Prospero, el protagonista de “La Tempestad” de Shakespeare sobre la cuál nacerá
una ópera a la que el definirá como una ensoñación y de la que buscará que sea
perfecta, aun cuando el Director de la Obra se esfuerce por bajarlo a la realidad
y lograr claridad de conceptos. Esa es la trama base sobre la que Italo Calvino
desarrollará la línea argumental central, para la que Luciano Berio le
incorporó su música. Línea a la que Calvino incorporó ideas provenientes de
Roland Barthes y de Auden para que desde ese punto sin un texto a la usanza de
la opera tradicional, Berio nos proponga su música, sin ataduras ni esquemas.
Acordes base, alguna melodía para graficar situaciones, nunca forzando al
máximo a los cantantes, si en cambio llevando al máximo los efectos ( bocinas, percusión)
y una orquesta que apoya, para que el cantante entone y diga. Próspero (el empresario)
escuchará, se mimetizará y llegará a una locura que lo llevará a la muerte. La
línea que separa cordura de extravío fue muy bien resuelta por Martín Bauer
desde lo escénico, con grandes actuaciones del conjunto de cantantes convocados.
Realzaron la propuesta visual, el aporte del vestuario de Gonzalo Giacchino,
los pocos pero efectivos trastos de escena compilados por María José Besozzi y
Oscar Vázquez, sumados a la utilización de las Plateas Laterales y del fondo de
sala, en donde el coro se expresó como en el Teatro Griego. Y de vital
importancia fue el aporte de la Iluminación concebida de manera magnífica por Matías
Sendon con todos los fondos de Color y la ubicación de los seguidores para los
interpretes en los momentos justos. Por lo que la escena se dividió en
Interpretes Secundarios en los laterales, Coro al Fondo, Orquesta y Protagonista
principal al centro de la Sala y la Protagonista
de la Obra ingresando por una de las escalinatas principales de la sala, hasta
quedar definitivamente ubicada sobre el lateral Izquierdo.
Fue muy parejo el desempeño de todos quienes
realizaron los papeles de menor participación, consignado entonces a Marisú
Pavón como la Primera Soprano, una estupenda Fabiola Masino como la Segunda
Soprano, Verónica Canaves como la Mezzo-Soprano, Miguel Angel Lascano como el
Primer Cantante, Alfredo Martínez como el Segundo Cantante, un muy potente Víctor
Castells, como el Tercer cantante, Ximena Ibarrolaza como la Enfermera, María
Inés Franco como la Esposa del infortunado Próspero, Maximiliano Agatiello como
el Doctor y Walter Schuarz como el Abogado. Una muy correcta intervención tuvo
Lucía Zapata desde el Piano.
Sobresaliente fue la actuación del principal
cuarteto vocal, integrado por Patricia Deleo como la Protagonista de la Opera,
con magnífica voz, muy buena actuación y estupenda expresividad. Hay una especie
de contrafigura que va a “machacar” en cada acción del Empresario, y es Venerdi
(Viernes), un deforme, aquí magníficamente encarnado por Hernán Iturralde, si
bien en un rol más declamado y actuado que cantado, pero en donde hizo gala de
todos sus recursos vocales y actorales y un magnífico manejo de la lengua
Italiana, logrando una actuación formidable. Carlos Natale, como el Director e
la Obra, trazó una composición estupenda del Personaje y tuvo una magnífica
actuación vocal. Expresa como pocos, tiene un registro entero, sabe moverse en
escena. Colón, ¿Para Cuándo?. Víctor Torres, en una actuación consagratoria
como Prospero, dijo, expresó, cantó y actuó de manera extraordinaria. Fue el protagonista
perfecto y en lo actoral su monologo de cierre fue de excelencia.
Magnífica actuación le cupo al Coro Estable,
preparado por Hernán Sánchez Arteaga, con estupendas intervenciones y entradas
claras y precisas.
La concertación de Pablo Druker fue de
estupenda de punta a punta. Un trabajo verdaderamente de orfebrería, con un
rendimiento superlativo del conjunto instrumental y plena conexión con los Intérpretes
y el Coro.
Me corresponde resaltar, en virtud de lo que
previamente expuse, la actitud de los Cuerpos Estables, los que aún en el
disenso respecto a la obra que debieron abordar pusieron el mayor empeño y la
mayor profesionalidad por sobre todas las cosas, para que la función llegara a
la excelencia con la que se lo presentó.
El final trajo además, el homenaje del Coro Estable
y su Director a uno de sus colaboradores, quien se acababa de jubilar. Pidiendo
para El, el debido reconocimiento. Justamente, reconocer, escuchar y sumar. Tal
vez esa sea la salida.
Donato Decina
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