martes, 25 de agosto de 2020

 

Gran transmisión histórica por streaming de “EL BARBERO DE SEVILLIA” desde el Met

 

UN CLÁSICO SEMPITERNO

Martha CORA ELISEHT

 

            Independientemente del enorme valor de las transmisiones históricas por streaming desde los principales teatros líricos del mundo, si encima se ofrece un clásico, la misma conlleva un valor agregado. En este caso, el Metropolitan Opera House de New York ofreció en el día de la fecha una estupenda versión histórica de “EL BARBERO DE SEVILLA “ de Gioacchino Rossini (1792-1868) con producción  general de John Cox, escenografía de Robin Wagner, vestuario de Patricia Zipprodt e iluminación de Gil. Wechsler. Contó con la presencia de Ralf Weikert como director orquestal y la de David Stivender a cargo de la dirección del Coro Estable de la institución. Las partes correspondientes a los recitativos fueron ejecutadas por el clavecinista George Darden y el elenco estuvo compuesto por los siguientes cantantes: Rockwell Blake (Conde de Almaviva), Katheleen Battle (Rosina), Leo Nucci (Fígaro), Enzo Dara (Don Bartolo), Ferruccio Furlanetto (Don Basilio), David Hamilton (Fiorello), Loretta Di Franco (Berta) y Charles Anthony (un Oficial).

La presente versión data de 1988 y fue llevada no sólo al disco, sino también al video por el sello alemán Deutsche Grammophon. Si bien el material fílmico se conservó en perfecto estado, faltó ecualización del sonido en algunos tramos, donde –por momentos- apenas se podía escuchar a la orquesta en los pianissimi. No obstante, constituye un clásico por la calidad de los intérpretes y por la excelente puesta en escena de John Cox, ambientada acorde a la época en la cual transcurre la obra. Los cambios de escena se realizaron mediante la plataforma giratoria, que permitió pasar sin dificultad de una escena a la otra. El vestuario de época diseñado por Patricia Zipprodt también permitió el lucimiento de los protagonistas, además de una magistral caracterización de los personajes –elemento indispensable para cualquier ópera, pero más aún para una buffa-. Sobre todo, si se tiene en cuenta que es la ópera buffa más representada en el mundo y asimismo, la más representada de las obras rossinianas. Se estrenó en Italia en 1816 y el secreto de su éxito se debe a que es una comedia de enredos que se burla de la moral establecida. El libreto de Cesare Starbini está basado en la comedia Almaviva de Beaumarchais, caracterizada por ser transgresora y divertida al mismo tiempo.

La celebérrima Obertura sonó perfectamente bien de la mano de Ralf Weikert, quien le otorgó las dos características principales de la música de Rossini: precisa y appasionata. Demostró ser un profundo conocedor de la partitura en todas las arias, dúos, tríos, quintetos y sextetos principales, brindando un muy buen papel. Y en la escena que abre la Serenata del 1° Acto se incluyó un conjunto de músicos junto al protagonista y al Coro, que también tuvo un muy buen desempeño durante toda la función. No es una ópera donde abunden los roles secundarios, pero fue muy destacada la actuación de la soprano Loretta Di Franco como la criada Berta, que interpretó su aria con creces. Por lo tanto, esta cronista pasará a comentar las impecables actuaciones de los principales intérpretes.

Rockwell Blake ha sido una revelación: un tenor joven, con espléndidos agudos, un impecable fraseo y línea de canto que aportó la frescura y espontaneidad necesarias para componer al enamorado Conde de Almaviva  desde su aparición en escena con la Serenata (“Ecco ridente in cel”). Su agudo final fue perfecto y le valió el aplauso del Met, al igual que en el dúo con el astuto Fígaro (“All’idea di quel metallo”), al igual que con Don Bartolo al inicio del 2° Acto (“Gioia e pace”), con Rosina (“Dolce nodo dell’amore”) y su aria final (“Cessa di piú resistire”). Por su parte, el incomparable Leo Nucci dio vida al auténtico protagonista de la obra: el barbero Fígaro, que descolló vocal y actoralmente desde su presentación en escena (“Largo al factótum”), tras la cual, el Met estalló en aplausos, al igual que luego del célebre dúo con Rosina (“Dunque ió son… tu non m’inganni?”) y el trío del 2° Acto junto al Conde y Rosina (“Piano, piano”). El legendario bajo bufo italiano Enzo Dara encarnó un excelso Don Bartolo, que se destacó por sus magníficas dotes histriónicas para componer este gran personaje cómico. Y recibió la ovación del Met  luego de finalizar su primer aria (“A un dottor della mia sorte”), al igual que luego del mencionado dúo junto al Conde al inicio del 2° Acto. Y junto al otro gran bajo –Ferruccio Furlanetto- formaron una pareja genial. Este último encarnó perfectamente a Don Basilio y se lució en su aria principal (“La calunnia é un venticello”), al igual que en los quintetos y sextetos que marcan el final del 1° y 2° Actos (“Fredda ed inmobile” y “Di si felice inniesto”). Por último, la gran soprano afroamericana Katheleen Battle dio vida a una espléndida Rosina desde su aparición en escena, enfundada en un vestido blanco con cinturón celeste y mantilla al tono (“Una voce poco fa”), haciendo gala de su magistral coloratura, fraseo  y sus soberbios agudos, destacándose en los quintetos y sextetos elevando la voz por encima de los demás protagonistas. También sobresalió en los dúos y tríos anteriormente mencionados y en su rondó del 2° Acto (“Contro un cor”, donde apareció con vestido y mantilla negros), tras los cuales recibió la ovación del Met.

Es un auténtico placer poder apreciar a estos grandes cantantes líricos en esta ópera cómica, joya de la lírica y la más representada de las obras de Rossini. Una obra maestra desde todo punto de vista y un clásico siempre vigente, que hace las delicias de los amantes del género y de la prensa especializada. Y un auténtico monumento al bel canto.

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