EL COMIENZO DE UN
AMBICIOSO CAMINO
S.O.D.R.E (Montevideo-Uruguay), Temporada musical 2019: Opera: “Tristán e Isolda”,
Drama en tres actos con Libro y Música de Richard Wagner basada en el relato
homónimo de Godofredo de Estrasburgo. Intérpretes: Gustavo López Manzitti
(Tristán), Carla Filipcic Holm (Isolda),
Leonardo Neiva (Kurwenal), Cecilia Díaz
(Brangania), Hernán Iturralde (Rey Marke), Gerardo Marandino (Melot/Marinero), Alvaro
Godiño (Timonel), Javier Mayo Cordero (Pastor). Orquesta Sinfónica del S.O.D.R.E., Coro Nacional del S.O.D.R.E., Director: Estéban
Louise. Reposición Escenográfica y Diseño de Video: Matías Otalora, Vestuario:
Luciana Gutman, Dirección de Arte y Multimedia: Diego Siliano, Iluminación:
Horacio Efron. Dirección Musical: Alejo Pérez. Dirección Escénica: Marcelo
Lombardero. Auditorio Nacional Dra. Adela Reta de Montevideo, 17 de Noviembre
de 2019.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE.
He tenido el inmenso
privilegio de haber asistido a un acontecimiento histórico. Una puesta
Wagneriana producida y protagonizada por fuerzas Sud-Americanas de espectacular
nivel, de primera oportunidad de producirse íntegramente para la hermana República
Oriental del Uruguay y que respondió plenamente, justificando totalmente el porqué
de Ntra. presencia en la Capital Uruguaya.
Corresponderá a Ariel Cazes el honor de haber
sostenido y completado la programación de este evento. A Marcelo Lombardero de “Aggiornar”
en el aspecto visual su propuesta que le conociéramos en La Plata sin traicionar
un ápice su esencia, y a Alejo Pérez (quien respondió en la emergencia ante la
imposibilidad de Diego Naser de completar la concertación por El asumida)
de lograr con pocos ensayos el
formidable rendimiento de la Orquesta Sinfónica del S.O.D.R.E., entidad a quién
agradecemos desde Cazes hasta sus máximas autoridades la invitación que se nos
cursó para presenciar este inolvidable espectáculo. Para las dos orillas
(Argentina-Uruguay), la semilla que plantaran Fritz Busch y Erich Kleiber dio finalmente
plenos frutos. Tal vez tardando un poco, pero no cabe duda alguna que se logró
y a lo grande.
Dije líneas arriba que la base de esta puesta
de Marcelo Lombardero era la visión que nos ofreció años atrás en el Argentino
de La Plata. Diego Siliano como realizador de Arte y Multimedia (quién
participó del espectáculo platense), efectuó una actualización a los recursos
tecnológicos hoy vigentes, expuestos con mejor definición y logrando un
formidable impacto visual. Tanto Horacio Efrón en la estupenda iluminación como
Matías Otalora en los detalles escenográficos y el diseño del video lograron
completar un formidable conjunto visual el que se completó con el formidable
vestuario de época de Luciana Gutman. Lombardero una vez más logró un trabajo
de equipo imponente para una versión absolutamente fiel a Wagner, leyendo al
milímetro el libreto y no dejando
absolutamente nada librado al azar. Logró de los cantantes los mejores
desempeños actorales. Todos supieron que se cantaba, que se decía y como había
que expresarlo escénicamente. Como figurantes, apoyaron la escena los
integrantes del Coro Juvenil del S.O.D.R.E y en cuanto al Coro Nacional, Esteban
Louise logró un empaste formidable, acoplándose plenamente en la concertación.
En lo
vocal, muy correctas fueron las participaciones de Alvaro Godiño como el timonel
y Javier Mayo Cordero como el pastor. Fue una gran alegría reencontrarme con la
estupenda voz de Gerardo Marandino como el Marinero en el primer acto y en el
siniestro rol de Melot después. Timbre acerado, actoralmente logró exponer la
perversidad del personaje. Hernán Iturralde fue imponente Rey Marke,
exteriorizando el sufrimiento ante la traición y entonando y expresando en el máximo
nivel. Cecilia Díaz se mostró de modo estupendo componiendo a Brangania. Fue la
perfecta ladera de Isolda, mostró la desobediencia al reservar el filtro del
amor contradiciendo a la futura reina y dejó expuesta su desesperación al darse
cuenta que todo se le fue de las manos. El barítono brasileño Leonardo Neiva
fue la gran revelación de la noche como Kurwenal el fiel servidor de Tristán.
Mostró la fidelidad a su señor en la máxima expresión, capaz de soportar estoicamente
los reproches del héroe, pero acompañándolo fielmente hasta el último aliento.
Voz estupenda de noble caudal, muy buenos recursos actorales. Creo que estamos
en presencia de un muy importante valor. Los protagonistas tuvieron su
actuación consagratoria. Carla Filipcic Holm comenzó midiendo cada gesto e intervención
para irse soltando hasta descollar con una estupenda “Muerte de Amor”. Firme,
con estupendo caudal y muy buena línea de canto, demostró cómo se puede pasar
del odio al amor y sostenerlo hasta las últimas consecuencias. El “Tristán” le
llegó a Gustavo López Manzitti en el momento justo. Timbre acerado, voz penetrante,
seguro desde el vamos mostró al héroe en toda su dimensión. Los momentos
finales terminan por conmover al
espectador.
Párrafo final para el formidable trabajo de
Alejo Pérez, acaso Ntra. mayor batuta luego de Daniel Barenboim. Con mucha pericia y gran oficio le extrajo a
la Orquesta todos los matices, aun en pasajes muy comprometidos como el inicio del
tercer acto. Llevó magistralmente a los cantantes, tuvo total conexión y de
modo muy paciente logró llevar a “Tristán, Isolda “ y a todos los demás a la orilla
para que el espectáculo se consume por completo y que ese mar albergue final y
eternamente el pleno amor de los dos amantes.
Donato Decina
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