Dieciséis Meses Después
RETORNOS, RECUERDOS,
EMOCIONES
Teatro
Colón, Temporada 2021. Ciclo de conciertos en homenaje a Astor Piazzolla en el
centenario de su natalicio. Actuación de la Orquesta Filarmónica de Buenos
Aires, Director: Pedro Ignacio Calderón. Solistas: Daniel Binelli (Bandoneón) y
la recreación del mítico “Conjunto 9” (Junto a Binelli, Pablo Agri-Brigitta
Danko [Violines], Elizabeth Ridolfi [Viola], Daniel Martínez [Violonchelo], Juan
Pablo Navarro [Contrabajo], Enrique “Zurdo” Roizner [Batería], Ricardo Lew
[Guitarra] y Nicolas Gerschberg [Piano]) Claudio Barile (Flauta). Reconstrucción del programa
monográfico Piazzolla llevado a cabo en la sala el 11 de Junio de 1983: “Verano
Porteño”, “Vardarito”, “Fuga y Misterio”, Concierto para Bandoneón y Orquesta, “Adios
Nonino” y “Concierto de Nácar” (Para 9 Tanguistas y Orquesta Filarmónica).
Teatro Colón, 12 de Marzo de 2021.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
Después de 16
meses se pudo retornar a la sala grande del Colón. Epocas difíciles, protocolos
sanitarios que pueden parecer desmesurados pero que en vista de lo que últimamente
está aconteciendo con el COVID 19, hace reflexionar que tal vez es muy necesario
aplicar de esta manera, necesidad de escuchar música en el ámbito correspondiente.
Todo esto hace que el ingreso al Colón se haya vivido de modo muy especial.
Saludos del personal de sala, cordialidad de la gente de prensa, seguridad que
por fin estuvo al servicio del espectador y no para el exceso y la sala con
muchos vacíos pero a la que el público que pudo acceder a la misma le pudo
poner la calidez que la noche merecía.
La
mejor síntesis descriptiva del sentido de este concierto la brindó Daniel “Pipi”
Piazzolla al recordar como El a sus 11
años de 1983 vivió aquella noche a la que su abuelo catalogó “de Triunfo” y que
de algún modo, los descendientes del gran Astor y su esposa, Laura Escalada
(Presente en el Colón) quisieron revivir. A casi treinta y ocho años fueron de
la partida dos participantes de aquella inolvidable jornada: Pedro Ignacio
Calderón y Enrique “Zurdo” Roizner y junto a ellos, hicieron su importantísimo
aporte Daniel Binelli en Bandoneón, Pablo Agri (Representante de genuina
prosapia tanguística, siguiendo las huellas de su Padre (Violinista de
Piazzolla) y de Fernando Suarez Paz, recientemente desaparecido, Brigitta Danko
(segundo Violín), Elizabeth Ridolfi (Viola), Daniel Martínez (Violonchelo),
Ricardo Lew (Guitarra) y Nicolás
Gerschberg (Piano) . También sumó en "Fuga y Misterio" el muy buen aporte de Claudio Barile en Flauta.
Quiero aclarar de entrada que no pienso trazar
paralelismo alguno entre aquella noche y esta. Para eso busque Ud. querido lector
en las redes sociales o consiga la grabación comercial que en tiempos de Sergio
Renán el Colón editó en sociedad con la inolvidable disquería “La Batuta”. Eso fue irrepetible.
El comienzo recreó los temas que Piazzolla al
frente del “Conjunto 9” brindó en aquel momento: “Verano Porteño”, aquí en una
versión muy melancólica, invitando más a la recordación en cada compás. “Vardarito”,
hecha en muy buena forma y “Fuga y Misterio”, el fragmento de “María de Buenos
Aires” que saltó a la fama cuando a algún sonidista del viejo “Teleonce” (que
ni siquiera se llama así ahora y que tampoco está más en la calle Pavón) en
donde, ¡vaya!, Piazzolla y Escalada se atrajeron durante un reportaje que ella
allí le efectuó, se le ocurrió utilizarlo como cortina del programa político “Tiempo
Nuevo” comandado por un fanático “Piazzoleano”, Bernardo Neustadt. Aquí comenzó
a notarse la excelente labor de Pablo Agri, acaso uno de los violinistas que más
“cantan” hoy por hoy el Tango .
La emocionante ovación que el público tributó
al Maestro Pedro Ignacio Calderón a su ingreso al escenario fue otro de los
puntos culminantes de la noche. Visiblemente conmovido, fue asistido para
ascender al podio y desde ese atalaya, al igual que ilustres colegas suyos (Sergiu
Celibidache y Zubin Mehta, que lo hicieron en idénticas condiciones), guiar con
su noble oficio a una Filarmónica siempre atenta a sus indicaciones. Podrá molestar la colocación de mamparas entre
los instrumentistas de viento que deben quitarse los barbijos, pero estas son
las reglas y hay que acostumbrarse, aún cuando esto perjudica la audición ya
que literalmente absorbe la mayoría del sonido que se proyecta hacia la sala.
Una correcta versión del “Concierto para
Bandoneón y Orquesta”, en la que Nicolás Gerschberg obró como columna vertebral
entre el Solista y la Orquesta marcando el ritmo justo y un Binelli
técnicamente impecable, a la que se sumó otra de “Adios Nonino” en la que Calderón
le pudo otorgar más realce a la Filarmónica, para finalmente converger todos
los Interpretes en una convincente versión del “Concierto de Nacar”, acaso la
página clásica más vibrante que Astor haya logrado luego de sus “Tres Tangos
Sinfónicos”. Aquí sí las virtudes de muchos sumaron para darle categoría a este
trabajo, del que su último movimiento fue lo más brillante y redondo escuchado
en el concierto y que es la impronta que le dio su autor, arrollador como El
era, de un despliegue técnico y energético increíble y de una sensiblidad para
captar como pocos el sentido de las cosas.
Es por eso que la noche tuvo el sentido de
reecontranos con el Colón, con la muy buena música de Piazzolla, con músicos de
primerísimo orden y de la Filarmónica con
Calderón que sigue manteniendo el ascendente sobre los músicos y que por
un instante me hizo rememorar las grandes noches de conciertos que tanto les
debemos, Creame que estuve transportado en el tiempo a ese punto. Ahora saque
Ud. su conclusión.
Donato Decina
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