Excepcional retorno
de la Orquesta Sinfónica Nacional en el CCK
YO FUI TESTIGO
Martha CORA ELISEHT
Tras el retorno de la presencialidad en todos los
espectáculos acorde a las nuevas disposiciones sanitarias con aforo del 100%,
el marco no pudo haber sido más propicio para el retorno de los cuerpos
artísticos pertenecientes a la Dirección Nacional de Organismos Estables. Tras
un año y 8 meses de prolongada ausencia, finalmente se produjo el tan ansiado
retorno a la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner (CCK) de la Orquesta
Sinfónica Nacional el pasado miércoles 13 del corriente bajo la dirección de
Carlos Vieu.
Acorde a los protocolos sanitarios vigentes, se realizó
un programa elaborado especialmente para orquesta de cuerdas con el siguiente
repertorio:
-
“Metamorfoseando”-
Gerardo GARDELIN (estreno)
-
Divertimento
en Re mayor para cuerdas, K 136 -Wolfgang
A. MOZART (1736-1791)
-
Serenata para
cuerdas en Mi menor, Op.20 – Sir
Edward ELGAR (1857-1934)
A
medida que los músicos fueron apareciendo en escena, un Auditorio Nacional
colmado de gente los recibió con un cálido aplauso. Seguidamente y tras saludar
al público, el concertino Luis Roggiero tomó el micrófono para dedicar
el concierto a la memoria de la violoncelista Myriam Santucci, desaparecida
físicamente el 31 de Diciembre pasado e integrante de la agrupación. Los
aplausos volvieron a resonar fuertemente hasta que el maestro Carlos Vieu hizo
su aparición en escena. Ante la consabida ausencia de programas de mano, él
mismo anunció las obras. La de Gerardo Gardelin fue compuesta a modo de
catarsis durante la pandemia y posee momentos de gran expresividad en cadencias
y ritmos relacionados con el tango. No es una obra tanguera en sí misma, pero su
estructura rítmica está fuertemente relacionada con el 2/4. La melodía es
agradable y fue muy bien recibida por parte del público. Durante los aplausos,
Carlos Vieu no sólo invitó al compositor a subir a saludar al escenario, sino que
también elevó la partitura en señal de aprobación. Un hermoso gesto que se
repite cada vez más en el ámbito de los conciertos a modo de homenaje a su
creador.
El
célebre Divertimento en Re mayor para cuerdas de Mozart consta de 3
movimientos: Allegro/Andante/Presto, que fueron ejecutados de manera
exquisita y con suma precisión. Vieu impuso su consabida maestría, su
temperamento y su perfecta marcación a la hora de dirigir y la orquesta
respondió con un sonido cristalino y preciso. Lo mismo sucedió con la Serenata
para cuerdas en Mi menor de Elgar en sus 3 movimientos (Allegro
piacevole/ Larghetto/ Allegretto), que sonó perfectamente romántica. El
compositor inglés es uno de los principales exponentes del romanticismo musical
tardío y la dedicó al filósofo Edward Whinfield. Si bien es una obra de
juventud, el Larghetto central en 2/4 marca su estilo característico,
que se va a repetir en la celebérrima Nimrod de las Variaciones
Enigma. En cambio, el Allegro piacevole inicial comienza en 6/8
-compás que vuelve a repetirse al final del último movimiento (Allegretto) para
cerrar la obra-. La versión ofrecida por la Sinfónica fue magistral y el
Auditorio Nacional estalló en aplausos y vítores tras finalizar la misma.
Ante
la respuesta del público, Vieu anunció un bis: La Muerte del ángel de
Astor Piazzolla, donde toda la orquesta sonó muy bien acompasada, afinada y afiatada
en la fuga inicial y final. Por su parte, Luis Roggiero interpretó de
manera sublime el solo de violín central. Fue un bis de gran jerarquía y
el homenaje de la orquesta al cumplirse el centenario del nacimiento del
compositor.
Cuando
una agrupación sinfónica retorna a los escenarios tras una prolongada ausencia,
se transforma en un hecho histórico. Ha sido un auténtico placer poder haber
sido testigo del mismo ante una sala repleta de gente. Un regreso merecido y
sumamente esperado por parte de la mejor orquesta del país.
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