jueves, 18 de diciembre de 2025

 


Momento del concierto en homenaje a su Santidad Francísco llevado a cabo en la Basílica Ntra. Sra. de la Merced. Fotografía de la propia Martha Cora Eliseht


Homenaje al Papa Francisco con un gran concierto en Nuestra Señora de La Merced


DOS ESTILOS CONFLUYENTES Y UN ESPERADO ESTRENO

Martha CORA ELISEHT


El Papa Francisco I hubiera cumplido 89 años el pasado 17 de Diciembre. Por lo

tanto, se decidió rendirle un homenaje en el día de su natalicio con un concierto

conmemorativo de 300 años de música sacra en Latinoamérica, que tuvo lugar en la

basílica “Nuestra Señora de la Merced” en la mencionada fecha con participación del

Ensamble Interamericano Contemporáneo y el Coro Nacional de Música Argentina bajo

la dirección de Federico Ciancio, con participación de los siguientes solistas vocales que

integran el mencionado Coro: Natalia Salardino y María Paula Alberdi (sopranos);

Lucila Blanc y Adriana Arregui Rodríguez (contraltos); Matías Tomasetto y Martín

Diaz (tenores); Pablo Basualdo y Javier Lezcano (bajos). La presentación y comentario

alusivo de las obras estuvo a cargo de Santiago Giordano.

El programa estuvo compuesto por las siguientes obras:

- Cantata sacra “Nican- Mopohua” (estreno integral)- Pedro CHEMES (1964)

- Salmo para solistas y Coro (Dixit Dominus)

- Antífona para soprano (Beatus ille servus)

- Antífona para tenor (Fidelis servus)

- Salmo para Coro y contralto (Confitebor tibi Domine)- Domenico ZIPOLI

(1688-1726)

- Villancico para Coro y solistas: “Hoy que Francisco reluce”- Roque CERUTI

(1683-1760)

Integrado por músicos de las principales orquestas sinfónicas de Buenos Aires, el

Ensamble Interamericano Contemporáneo nació por iniciativa de Mariana Gaitán y

Pedro Chemes con el objetivo de difundir la música contemporánea latinoamericana.

Desde el estreno de la Misa El pan compartido en 2022 en el templo de San Ildefonso y

en el aquel entonces Centro Cultural Kirchner (CCK), la agrupación ha recibido

numerosos premios y fue patrocinada por el Mecenazgo del Gobierno de la Ciudad de

Buenos Aires y por el Ministerio de Cultura de dicha ciudad. En este caso, la presencia

del Coro Nacional de Música Argentina – perteneciente a la Dirección Nacional de

Elencos Estables- contribuyó y consolidó el éxito de las obras comprendidas en el

programa por la calidad de sus integrantes y su experiencia en el repertorio de cámara.

Para la realización de este concierto, se invitó a los siguientes músicos: Gabriel Schebor

(tiorba), Mariana Lischetti (órgano), Hugo Asrin (contrabajo) y Gabriel Said

(precusión).

Provisto de un micrófono, Santiago Giordano se dirigió al público para comentar

el estreno de la Cantata sacra Nican- Mopohua del compositor argentino Pedro

Chemes, que es la musicalización del texto homónimo en idioma nahuátl que narra las

apariciones de la Virgen de Guadalupe al nativo San Juan Diego Cuautlatoatzin en el

cerro de Tepeyac (México) en 1531. Se atribuye la transcripción del nahuátl en


caracteres latinos a Antonio Valeriano de Azcapotzalco, un noble indígena y erudito

educado en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco que habría escuchado el

mencionado relato directamente de Juan Diego. La escritura data de 1556 y es un relato

de suma riqueza espiritual, cuya revisión estuvo a cargo del Dr. Salvador Reyes

Equiguas, académico de la Universidad Autónoma de México y especialista en lengua

nahuátl y cultura mexicana de la época colonial. En este caso, la música está por detrás

del motivo que la originó: el texto en idioma originario y su posterior traducción al

español. Se inicia con una apertura en cuerdas de estilo contemporáneo, seguida por el

oboe y el órgano previamente a la entrada del coro, con participación de solistas,

recitativos, cánones a 4 voces, fragmentos instrumentales con reminiscencias del

barroco español y por momentos, románticos. La línea melódica alterna lo

contemporáneo con la música sacra tradicional, con un gran desempeño del coro – que

canta tanto a capella como en canon a 4 voces y, por momentos, a bocca chiusa- y los

solistas, donde se destacaron la soprano María Paula Alberdi, la contralto Lucila Blanc,

los tenores Martín Diaz y Matías Tomasetto y los bajos Pablo Basualdo -impecable en

su aria- y Javier Lescano. El desempeño del Ensamble dirigido por Federico Ciancio fue

magnífico, logrando una interpretación de gran calidad en uno de los templos más

bonitos y antiguos de Buenos Aires, que brindó el marco necesario para la

interpretación. La obra fue muy bien recibida y el público la aplaudió intensamente. Se

invitó al compositor a saludar junto al director y los artistas.

Luego de una breve pausa, Santiago Giordano hizo una breve referencia a los

compositores barrocos italianos Roque Ceruti y Domenico Zipoli. En la época colonial,

todavía no se había credo el Virreinato del Río de la Plata y, por lo tanto, la superficie

correspondiente al actual territorio argentino formaba parte del Virreinato del Perú, con

capital en Lima. El rey Felipe V de Borbón prefería a los compositores italianos por

sobre los españoles y, por lo tanto, no es casual que fueran de dicha nacionalidad,

además de ser jesuitas -precisamente, la misma orden a la cual pertenecía el Papa

Francisco-. Roque Ceruti llegó a Lima en 1707 como director musical del virrey y fue

maestro de capilla en Trujillo y en la Catedral de Lima, donde trabajó por casi 30 años,

transformándose en uno de los compositores del barroco italiano con mayor presencia

en Latinoamérica. Dejó 28 obras, de las cuales se incluyó en el presente concierto un

villancico dedicado a San Francisco de Asís (“Hoy que Francisco reluce”), que bien

pudo aplicarse a honrar la memoria del Papa argentino. En el caso de Zipoli, llegó a

Buenos Aires en 1717 y viajó a Córdoba para completar sus estudios como sacerdote

jesuita, cos que no logró. No obstante, fue un compositor muy prolífico de música para

los cultos y oficios religiosos en las misiones jesuíticas. Ya era conocido en Europa por

su Sonate d’intavolatura y su estilo se compara al de compositores como Bach y

Vivaldi, caracterizado por su gran versatilidad.

Precisamente, el Salmo para solistas y coro “Dixit Dominus” fue la obra elegida

para abrir esta segunda parte del concierto, donde luego de la magnífica introducción a

cargo del órgano se pudo apreciar la excelente preparación del coro, las voces solistas

en las antífonas a cargo de María Paula Alberdi, Lucila Blanc, Matías Tomasetto y el

ensamble instrumental, sonando netamente barroco. Le siguió una soberbia

interpretación de la antífona para soprano Beatus ille servus por parte de Natalia

Salardino, acompañada en violoncello y oboe por Esdras Campos y David Bortolus

respectivamente. Le siguió una muy buena interpretación de la antífona para tenor


Fidelis servus a cargo de Martín Díaz acompañado por Grace Medina (violín) y Gabriel

Schebor (tiorba), pero quien se llevó los laureles fue la contralto Adriana Arregui

Rodríguez, quien brindó una excelsa versión del Salmo para contralto y coro

(Confitebur tibi Domine). Por último, se interpretó el mencionado villancico “Hoy que

Francisco reluce” de Ceruti en español, con un muy buen desempeño del coro y del

ensamble instrumental. El público aplaudió intensamente la labor de lo intérpretes,

motivo por el cual, Federico Ciancio decidió ofrecer un bis: el Gloria del Dixit Dominus

de Zipoli para poner punto final a un gran concierto.

Uno de los siete principios de la filosofía acuñada por Hermes Trimegisto dice lo

siguiente: “Los extremos se tocan”. Nada más cierto y se puede aplicar perfectamente

en este caso. La música contemporánea tiene mucho del barroco y abreva en dicho

estilo, del cual se nutre. En este caso, confluyeron dos estilos tan diferentes y tan

similares para rendir un justo homenaje a los 300 años de presencia de música sacra en

Latinoamérica en el día del cumpleaños del Papa Francisco. Como buen melómano que

era, lo hubiera aprobado.















































































































Ibstabtes prvios al inicio del concierto en la Basílica de Ntra. Señora de la Merced., fotografía de autoría de la propia Martha Cora Eliseht.





Homenaje al Papa Francisco con un gran concierto en Nuestra Señora de La Merced


DOS ESTILOS CONFLUYENTES Y UN ESPERADO ESTRENO

Martha CORA ELISEHT


El Papa Francisco I hubiera cumplido 89 años el pasado 17 de Diciembre. Por lo

tanto, se decidió rendirle un homenaje en el día de su natalicio con un concierto

conmemorativo de 300 años de música sacra en Latinoamérica, que tuvo lugar en la

basílica “Nuestra Señora de la Merced” en la mencionada fecha con participación del

Ensamble Interamericano Contemporáneo y el Coro Nacional de Música Argentina bajo

la dirección de Federico Ciancio, con participación de los siguientes solistas vocales que

integran el mencionado Coro: Natalia Salardino y María Paula Alberdi (sopranos);

Lucila Blanc y Adriana Arregui Rodríguez (contraltos); Matías Tomasetto y Martín

Diaz (tenores); Pablo Basualdo y Javier Lezcano (bajos). La presentación y comentario

alusivo de las obras estuvo a cargo de Santiago Giordano.

El programa estuvo compuesto por las siguientes obras:

- Cantata sacra “Nican- Mopohua” (estreno integral)- Pedro CHEMES (1964)

- Salmo para solistas y Coro (Dixit Dominus)

- Antífona para soprano (Beatus ille servus)

- Antífona para tenor (Fidelis servus)

- Salmo para Coro y contralto (Confitebor tibi Domine)- Domenico ZIPOLI

(1688-1726)

- Villancico para Coro y solistas: “Hoy que Francisco reluce”- Roque CERUTI

(1683-1760)

Integrado por músicos de las principales orquestas sinfónicas de Buenos Aires, el

Ensamble Interamericano Contemporáneo nació por iniciativa de Mariana Gaitán y

Pedro Chemes con el objetivo de difundir la música contemporánea latinoamericana.

Desde el estreno de la Misa El pan compartido en 2022 en el templo de San Ildefonso y

en el aquel entonces Centro Cultural Kirchner (CCK), la agrupación ha recibido

numerosos premios y fue patrocinada por el Mecenazgo del Gobierno de la Ciudad de

Buenos Aires y por el Ministerio de Cultura de dicha ciudad. En este caso, la presencia

del Coro Nacional de Música Argentina – perteneciente a la Dirección Nacional de

Elencos Estables- contribuyó y consolidó el éxito de las obras comprendidas en el

programa por la calidad de sus integrantes y su experiencia en el repertorio de cámara.

Para la realización de este concierto, se invitó a los siguientes músicos: Gabriel Schebor

(tiorba), Mariana Lischetti (órgano), Hugo Asrin (contrabajo) y Gabriel Said

(precusión).

Provisto de un micrófono, Santiago Giordano se dirigió al público para comentar

el estreno de la Cantata sacra Nican- Mopohua del compositor argentino Pedro

Chemes, que es la musicalización del texto homónimo en idioma nahuátl que narra las

apariciones de la Virgen de Guadalupe al nativo San Juan Diego Cuautlatoatzin en el

cerro de Tepeyac (México) en 1531. Se atribuye la transcripción del nahuátl en


caracteres latinos a Antonio Valeriano de Azcapotzalco, un noble indígena y erudito

educado en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco que habría escuchado el

mencionado relato directamente de Juan Diego. La escritura data de 1556 y es un relato

de suma riqueza espiritual, cuya revisión estuvo a cargo del Dr. Salvador Reyes

Equiguas, académico de la Universidad Autónoma de México y especialista en lengua

nahuátl y cultura mexicana de la época colonial. En este caso, la música está por detrás

del motivo que la originó: el texto en idioma originario y su posterior traducción al

español. Se inicia con una apertura en cuerdas de estilo contemporáneo, seguida por el

oboe y el órgano previamente a la entrada del coro, con participación de solistas,

recitativos, cánones a 4 voces, fragmentos instrumentales con reminiscencias del

barroco español y por momentos, románticos. La línea melódica alterna lo

contemporáneo con la música sacra tradicional, con un gran desempeño del coro – que

canta tanto a capella como en canon a 4 voces y, por momentos, a bocca chiusa- y los

solistas, donde se destacaron la soprano María Paula Alberdi, la contralto Lucila Blanc,

los tenores Martín Diaz y Matías Tomasetto y los bajos Pablo Basualdo -impecable en

su aria- y Javier Lescano. El desempeño del Ensamble dirigido por Federico Ciancio fue

magnífico, logrando una interpretación de gran calidad en uno de los templos más

bonitos y antiguos de Buenos Aires, que brindó el marco necesario para la

interpretación. La obra fue muy bien recibida y el público la aplaudió intensamente. Se

invitó al compositor a saludar junto al director y los artistas.

Luego de una breve pausa, Santiago Giordano hizo una breve referencia a los

compositores barrocos italianos Roque Ceruti y Domenico Zipoli. En la época colonial,

todavía no se había credo el Virreinato del Río de la Plata y, por lo tanto, la superficie

correspondiente al actual territorio argentino formaba parte del Virreinato del Perú, con

capital en Lima. El rey Felipe V de Borbón prefería a los compositores italianos por

sobre los españoles y, por lo tanto, no es casual que fueran de dicha nacionalidad,

además de ser jesuitas -precisamente, la misma orden a la cual pertenecía el Papa

Francisco-. Roque Ceruti llegó a Lima en 1707 como director musical del virrey y fue

maestro de capilla en Trujillo y en la Catedral de Lima, donde trabajó por casi 30 años,

transformándose en uno de los compositores del barroco italiano con mayor presencia

en Latinoamérica. Dejó 28 obras, de las cuales se incluyó en el presente concierto un

villancico dedicado a San Francisco de Asís (“Hoy que Francisco reluce”), que bien

pudo aplicarse a honrar la memoria del Papa argentino. En el caso de Zipoli, llegó a

Buenos Aires en 1717 y viajó a Córdoba para completar sus estudios como sacerdote

jesuita, cos que no logró. No obstante, fue un compositor muy prolífico de música para

los cultos y oficios religiosos en las misiones jesuíticas. Ya era conocido en Europa por

su Sonate d’intavolatura y su estilo se compara al de compositores como Bach y

Vivaldi, caracterizado por su gran versatilidad.

Precisamente, el Salmo para solistas y coro “Dixit Dominus” fue la obra elegida

para abrir esta segunda parte del concierto, donde luego de la magnífica introducción a

cargo del órgano se pudo apreciar la excelente preparación del coro, las voces solistas

en las antífonas a cargo de María Paula Alberdi, Lucila Blanc, Matías Tomasetto y el

ensamble instrumental, sonando netamente barroco. Le siguió una soberbia

interpretación de la antífona para soprano Beatus ille servus por parte de Natalia

Salardino, acompañada en violoncello y oboe por Esdras Campos y David Bortolus

respectivamente. Le siguió una muy buena interpretación de la antífona para tenor


Fidelis servus a cargo de Martín Díaz acompañado por Grace Medina (violín) y Gabriel

Schebor (tiorba), pero quien se llevó los laureles fue la contralto Adriana Arregui

Rodríguez, quien brindó una excelsa versión del Salmo para contralto y coro

(Confitebur tibi Domine). Por último, se interpretó el mencionado villancico “Hoy que

Francisco reluce” de Ceruti en español, con un muy buen desempeño del coro y del

ensamble instrumental. El público aplaudió intensamente la labor de lo intérpretes,

motivo por el cual, Federico Ciancio decidió ofrecer un bis: el Gloria del Dixit Dominus

de Zipoli para poner punto final a un gran concierto.

Uno de los siete principios de la filosofía acuñada por Hermes Trimegisto dice lo

siguiente: “Los extremos se tocan”. Nada más cierto y se puede aplicar perfectamente

en este caso. La música contemporánea tiene mucho del barroco y abreva en dicho

estilo, del cual se nutre. En este caso, confluyeron dos estilos tan diferentes y tan

similares para rendir un justo homenaje a los 300 años de presencia de música sacra en

Latinoamérica en el día del cumpleaños del Papa Francisco. Como buen melómano que

era, lo hubiera aprobado.

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