Monumental reposición de “AÍDA”
para el 110° Aniversario del Teatro Colón
CON LA SUNTUOSIDAD DEL ANTIGUO
EGIPTO
Coincidentemente con el aniversario
de la Patria, el 25 de Mayo pasado el Teatro Colón cumplió sus 110 años de
existencia y decidió festejarlo con la misma ópera con la cual se inauguró en
1908: AÍDA, de Giuseppe Verdi, con
producción escénica del recordado
Roberto Oswald, dirección escénica y vestuario de Aníbal Lápiz y con la
dirección de Carlos Vieu en el podio, a cargo de la Orquesta Estable del
Teatro. También participaron el Coro y
el Ballet Estable del Colón, dirigidos por Miguel Ángel Martínez y Paloma
Herrera respectivamente, con coreografía de Alejandro Cervera.
La citada ópera se encuentra aún en
cartel y participaron varios elencos. Esta cronista tuvo la ocasión de estar en
la función de Gran Abono, donde actuaron los siguientes cantantes: Latonia
Moore (Aída), Riccardo Massi (Radamés), Nadia Krasteva (Amneris), Mark Rucker (Amonasro), Roberto Scandiuzzi (Ramfis), Lucas Debevec Mayer (El Rey de Egipto), Raúl Iriarte (Mensajero) y Marisú Pavón (Sacerdotisa). Para el resto de las
funciones, los cantantes que se detallan a continuación alternaron en los
siguientes roles: Mónica Ferracani/ Haydée Dabusti (Aída), Enrique Folger (quien suplantó a Fernando Chalabe como Radamés por enfermedad de este último),
María Luján Mirabelli/ Guadalupe Barrientos (Amneris),
Leonardo López Linares (Amonasro),
Lucas Debevec Mayer/ Emiliano Bulacios (Ramfis),
Emiliano Bulacios/ Roy Pullen Llermanos (El
Rey de Egipto), Carolina Gómez (Sacerdotisa)
y Sergio Spina (Mensajero).
Esta versión ha sido un lujo en
todos los aspectos: escenografía, vestuario, coreografía, montaje escénico,
nivel de canto y actuación. La Estable sonó auténticamente verdiana bajo la
batuta de Carlos Vieu, quien puso énfasis en las partes más conocidas de la
obra- la célebre Marcha Triunfal, a cargo
de las trompetas, que sonaron magníficamente, al igual que en la Invocación a Ftah, al inicio del 2°
cuadro del 1° Acto- , respetando los tempi
y pianissimi. El Coro tuvo una
destacadísima actuación durante toda la obra, al igual que el Ballet Estable,
con muy destacadas actuaciones de Paula Cassano (Sacerdotisa) y Federico Fernández (Soldado egipcio, que da muerte a un prisionero etíope en medio de
la Danza del 2° cuadro del 2° Acto). Fue una conjunción perfecta entre música,
ballet y canto.
Latonia Moore es la Aída que uno siempre quiso escuchar:
posee una voz caudalosa, armónica, melodiosa, al igual que una excelente
técnica vocal. Es una digna heredera de la gran tradición de sopranos negras
que los Estados Unidos han dado al mundo – de la talla de Leontyne Price o
Leona Mitchell, quienes han sido grandes intérpretes de este personaje y que
han cantado en el Colón-. Su condición de afroamericana hace que posea el physique du rôle ideal para este papel,
además de excelentes dotes histriónicas. Fue muy aplaudida en todas las arias
principales, pero luego del “Oh, Patria
mia!”, el público estalló en aplausos y vítores. Precisamente, debutó en el
Metropolitan de New York en 2012 cantando este rol y, de ahí en más, desarrolló
una carrera meteórica que la catapultó a los principales escenarios de ópera
del mundo.
A Nadia Krasteva se la ha escuchado
encarnando a la Princesa de Bouilly en
Adriana Lécouvreur el año pasado,
donde tuvo una actuación destacadísima en nuestro Teatro. Su interpretación de Amneris fue memorable; no sólo por su
color vocal, sino también por ser una excelente actriz. La rivalidad con Aída en el 1° cuadro del 2° Acto (Ió sono l’amica tua) tuvo momentos de
hondo dramatismo, al igual que el aria del 4° Acto, donde clama por la prisión
y el destino de Radamés. Con respecto
de este último rol, el tenor italiano Riccardo Massi posee un hermoso timbre
vocal y una buena voz, pero no ha satisfecho las expectativas del público. Pese
a haber interpretado numerosos roles verdianos y puccinianos, el rol de Radamés es un desafío para cualquier
tenor y se necesita un gran caudal de voz para poder cantarlo como corresponde.
Sin ir más lejos, la interpretación de Jonas Kaufmann de “Celeste Aída” en el recital ofrecido en el Colón en 2016 fue
impecable. Muy buenas las interpretaciones de Lucas Debevec Mayer y Roberto
Scandiuzzi (como el Faraón y Ramfis,
respectivamente), mientras que Mark Rucker tuvo a su cargo un correcto
desempeño en el rol de Amonasro.
Fueron excelentes las arias a 4 voces, donde ninguna sobrepasó – o cubrió- a la
otra, sino que todos se escucharon perfectamente.
En la era del streaming y las redes sociales, han circulado numerosos videos
sobre las diferentes funciones a cargo de los intérpretes nacionales. Fueron
excelentes las interpretaciones de María Luján Mirabelli y Guadalupe Barrientos- sus Amneris fueron antológicas- , al igual que el Radamés de Enrique Folger y la Aída
de Mónica Ferracani. A una le hubiera gustado poder asistir a más de una
función para poder realizar la crítica en su conjunto, pero no siempre se
puede. Como es tradición, la primera función Extraordinaria estuvo a cargo del
elenco local, y luego, se brindaron las funciones tradicionales (Gran Abono,
Abono Nocturno y Vespertino), alternando con Extraordinarias.
La monumental puesta en escena de
Roberto Oswald y el soberbio vestuario de Aníbal Lápiz- diseñado especialmente
para esta reposición- brindaron el marco adecuado para un derroche de buen
gusto, suntuosidad y lujo sobre el
escenario, rememorando la majestuosidad de la Corte del Faraón en el antiguo
Egipto. Esto demuestra que las producciones organizadas por el Teatro Colón se
encuentran a la altura de las mejores del mundo y otorgaron el marco perfecto
para el aniversario de nuestro mayor Coliseo. Un excelente espectáculo, digno
del Colón.
Martha CORA ELISEHT
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