COLUMNA DE OPINIÓN
CORONAVIRUS: ¿PREVENCIÓN O PSICOSIS GENERALIZADA?
Martha CORA ELISEHT
A causa de la pandemia mundial de
coronavirus COVID-19, las principales casas de ópera y teatros líricos del
mundo han cancelado sus actividades. Naturalmente, la primera que lo hizo fue
el celebérrimo Teatro Alla Scala de
Milán, y posteriormente, otros importantísimos teatros de ópera en Italia- Massimo de Palermo, San Carlo de Nápoles y la Arena
de Verona, entre otros- siguieron su ejemplo. Posteriormente, la Staatsoper Berlin y la Ópera de Viena (Wien Staatsoper) se sumaron a la medida,
al igual que la Opéra Garnier de
París y otros prestigiosos teatros europeos.
Ante el aumento de propagación de
casos en Argentina, tanto el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
como el Gobierno Nacional dispusieron las respectivas medidas de cancelación de
espectáculos públicos en los museos y dependencias oficiales a su cargo, entre
los que se encuentran el Teatro Colón, la Usina del Arte y el Centro Cultural
Kirchner, respectivamente.
En el primer caso, el Colón
suspendió sus actividades hasta fines de Abril inclusive, mientras que en el
CCK optaron por suspender las actividades hasta el 25 del corriente en forma
momentánea, y posteriormente, retomarlas o proseguir con la suspensión acorde a
la situación epidemiológica.
Naturalmente, la nación más poderosa
de la tierra no podía dejar de estar en sintonía con el resto del mundo y el
Metropolitan de New York también canceló sus actividades y presentaciones,
compensando a los abonados y a la audiencia de las transmisiones HD mediante
una serie de transmisiones de grandes funciones de ópera por streaming a partir del 16 de Marzo,
emulando a sus pares europeos.
Desde el punto de vista médico, el
oyente se preguntará: si no hay circulación local de virus, ¿es necesario
llegar a tal extremo?.... Por supuesto que sí. Las medidas que se tomaron han
sido las adecuadas no sólo para evitar
contagios, sino también la propagación viral en ámbitos cerrados ante
pacientes que presenten síntomas de infección respiratoria aguda (tos, catarro,
expectoración). Si ha venido un elenco de un país con alta incidencia (ej: “NABUCCO,” con director de orquesta italiano
y algunos intérpretes residentes en dicho país), lo mejor es suspender la
Temporada, postergar las representaciones y realizarlas con elenco local. Lo
mismo sucedió en el CCK con el maestro Mariano Chiacchiarini –residente en
Alemania- , quien debió guardar la respectiva cuarentena luego de los ensayos.
Puede sonar un poco ridículo que se debieron haber tomado antes, pero se actuó
a tiempo.
Habitualmente, el coronavirus se
encuentra dentro de los 89 tipos diferentes de virus que causan el resfrío
común, pero tiene la particularidad de mutar y originar epidemias a nivel
mundial. Ya ocasionó el SARS en China y Hong Kong en 2012 y en 2015, en Medio
Oriente (MED coronavirus). El COVID-19 es otra mutación que tiene la
particularidad de propagarse rápidamente por vía inhalatoria, es altamente
contagioso y como no existe aún una vacuna disponible ni inmunidad local en la
población expuesta, la única arma con la
que se cuenta es la prevención. Eso no implica que haya que salir corriendo a
comprar todo el stock de alcohol en gel que haya en el supermercado ni que haya
que usar barbijo las 24 horas del día, porque no sirve absolutamente para nada.
Es alarmar y amedrentar a la población inútilmente
En
Salud Pública, con pequeñas acciones se logran grandes resultados. Basta
y sobra con un buen lavado de manos con agua y jabón y, en caso de no poder
acceder a un lavatorio cerca, ahí recién se debe apelar al alcohol en gel. El
barbijo sólo deben llevarlo aquellos que presentan síntomas tales como tos
seca, fiebre o síntomas asociados con catarro (mocos, expectoración). Y si
alguien presenta decaimiento general o alguna condición clínica predisponente
(DBT, bronquitis a repetición, EPOC), lo ideal es quedarse en casa para evitar
contagiarse o contagiar a otros.
Como médica, una jamás pensó que
volvería a tener que vivir otra psicosis generalizada como sucedió en 2009 con
la epidemia de gripe A H1 N1, donde cundió el pánico por la gran cantidad de
muertes que produjo –el mismo número que la gripe común- y los únicos
beneficiados fueron los fabricantes de alcohol en gel, barbijos y el
laboratorio que produjo el oseltamivir que se llenaron los bolsillos. Por eso
hay que ser cauto y prudente a la hora de informar, para evitar caer en un
sensacionalismo barato o difundiendo noticias falsas –el auténtico cáncer de
las redes sociales-. Ojalá que esta epidemia sirva para demostrar a la
humanidad que ante una enfermedad que no tiene tratamiento específico, todos
somos iguales. Y sobre todo, que pueda aprender de sus errores, que viene
cometiéndolos sistemáticamente desde que el mundo es mundo.
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