Excelente transmisión por strreaming desde el
Metropolitan de “FALSTAFF”
LAS ALEGRES COMADRES
ATACAN DE NUEVO
Martha CORA ELISEHT
FALSTAFF
no sólo es la obra póstuma de Giuseppe Verdi (1813-1901), sino también una
deliciosa comedia de enredos basada en la obra homónima de William Shakespeare (Las alegres comadres de Windsor), donde
el protagonista –un sibarita o bon vivant-
se jacta de ser un gran seductor, pese a su voluminosa barriga. Naturalmente,
las comadres planifican su múltiple venganza haciendo caer a John Falstaff en numerosas trampas hasta
que todo termina con un final feliz. El Metropolitan Opera House de New York
brindó el pasado lunes 31 de Agosto una maravillosa recreación de este clásico
verdiano mediante una transmisión por streaming
correspondiente al año 2013, con un elenco compuesto por los siguientes
artistas: Ambroggio Maestri (Sir John
Falstaff), Franco Vasallo (John Ford),
Paolo Fanale (Fenton), Angela
Meade (Alice Ford), Stephanie Blythe (Mrs. Quickly), Jennifer Johnson Cano (Meg), Lisette Oropesa (Nanetta), Carlo Bosi (Doctor Cajus), Keith Jameson (Bardolfo) y Christian Van Horn (Pistola).
La dirección musical estuvo a cargo
de James Levine, y la coral, de Donald Palumbo. Renée Flemming actuó como
presentadora y contó con la siguiente ficha técnica: puesta en escena de Robert
Carsen, escenografía de Paul Syeimberg, vestuario de Brigitte Reifenstuel e
iluminación de Robert Carsen y Peter Van Praet.
Para favorecer los numerosos cambios
de escena, el régisseur decidió que
la puesta en escena tuviera lugar en un hotel durante el 1° Acto, donde la
primera escena se desarrolla en la habitación del protagonista, mientras que la
segunda, en un restaurant, en cuyas mesas se reúnen por una parte, los hombre y
por otra, las mujeres para brindar el marco propicio para los respectivos
cuartetos. De paso, Fenton está
caracterizado como un maître tratando
de enamorar a Nanetta luego de
ofrecerle bombones y una copa de champagne. El 2° Acto se desarrolla en una
amplia cocina –ambientada en la década del’50- de la casa de John y Alice Ford, en cuyo ropero se va a esconder el protagonista tras
haber sido pescado in fraganti tratando
de seducir a Alice. Cuenta con una
mesa con un largo mantel, debajo del cual se esconderán Nanetta
y Fenton para vivir su romance.
El último acto se desarrolla en un establo al cual va a parar el protagonista
tras haber sido arrojado al río dentro del cesto de ropa sucia, mientras que
para la escena final se montan dos paneles separados por una abertura central,
por la cual pasará el protagonista disfrazado como El Cazador Negro al ser citado a la medianoche. Mientras el Coro
hace su aparición engañándolo con
leyendas de hadas y duendes, cada uno de los principales protagonistas canta
sobre una mesa con mantel. Posteriormente, las mismas actúan como pasarela en
la escena final. El escenario se ilumina, Ford
celebra la boda de las dos parejas –creyendo haber casado a su hija Nanetta con el Doctor Cajus, siendo también engañado- y todos se reúnen para cenar
en una larga mesa. El vestuario ideado por Brigitte Reifenstuel es moderno,
donde se resalta la barriga del protagonista, quien luce traje a saco con
chaleco, pantalones cortos con medias escocesas al tono y polainas. En el 3°
Acto, Falstaff luce terrible con un
enterizo gris, sucio tras haber caído al agua y luego de haberse recostado
sobre el heno. Y usa un sombrero con una larga cornamenta de ciervo para su
cita a la medianoche. Posteriormente, se coloca un saco rojo –igual que en el
2° Acto- y aparece vestido como un caballero inglés para la cacería del zorro.
Mientras que los hombres lucen trajes a saco y corbata de diferentes colores,
las damas usan vestidos ceñidos a la cintura con pollera de campana plato- muy
a la década del ’50- para resaltar la misma y peinados de dicha época. En el 2°
Acto, Nanetta usa pantalones tipo
pescador y remera – al mejor estilo Doris Day-, mientras que en el 3° aparece
ataviada como para montar caballos en la escena del establo junto a Fenton, y en la escena final, vestida de
blanco con velo acorde al disfraz del Hada
y posterior vestido de novia. Todos usan capas de color negro a la
medianoche, mientras que los integrantes del Coro lo hacen con sombreros de
astas de ciervo. En la escena final, las damas lucen vestidos en diferentes
tonos de rojo, al igual que Ford, mientras
que Bardolfo y Pistola lo hacen vestidos de escoceses con faldas al tono. Un
efecto magistral de iluminación hizo el resto y permitió pasar de una escena a
la otra.
El nivel vocal de los protagonistas
fue excepcional, al igual que los roles secundarios. El Coro tuvo una
destacadísima actuación en cada una de sus intervenciones durante toda la obra,
al igual que los tenores Carlo Bosi como el Doctor
Cajus y Keith Jameson como Bardolfo y
el bajo Christian Van Horn como Pïstola. Independientemente
de ser buenos cantantes, son soberbios actores y lograron darle a sus voces las
inflexiones necesarias para interpretar sus respectivos fragmentos. Stephanie
Blythe se lució brindando sus insuperables matices como contralto como Mrs. Quickly, en su aria más mentada (“Reverenza”), al igual que en el
cuarteto de damas del 1° Acto, que sonó descomunal. Por su parte, la
mezzosoprano Jennifer Johnson Cano hizo lo mismo como la simpática Meg. Y Ángela Meade descolló como la
astuta Alice Ford, brindando fidelidad a su marido y también, tratando de
seducir a Falstaff. Naturalmente, no
podía esperarse nada menos de esa impresionante soprano ligera que es Lisette
Oropesa, cuya aria sonó de forma magistral en el 3°Acto. Y en cuanto a los
roles masculinos, tanto el tenor Paolo Fanale como el barítono Franco Vasallo
tuvieron una actuación muy destacada como Fenton
y John Ford respectivamente. El
tenor se lució al cantar su Serenata de
amor en el 3° Acto, mientras que el barítono hizo lo suyo en el aria y dúo con
el protagonista en el 1°.
Merece un párrafo aparte la
excelente actuación del italiano Ambroggio Maestri como Sir John Falstaff. Al igual que el legendario Gabriel Bacquier, es
un barítono/ actor de raza, caracterizado no sólo por el caudal, la potencia y
la maestría de su voz, sino también por la perfecta caracterización del
personaje. Independientemente de poseer el physique
du rôle indispensable para encarnarlo, sus magníficas dotes histriónicas le
permitieron componer este simpático y pícaro personaje a la perfección. Bien
podría decirse que hizo honor a su apellido, ya que fue un maestro en su
interpretación. Todo perfectamente logrado gracias a la impecable dirección de
James Levine en el podio, que supo dar brillo e intensidad sonora a la
orquesta.
La semana dedicada a Verdi (Metropolitan Verdi Week) culminó con
una brillante representación de la obra póstuma del genio de Roncole. Es una
lástima que hayan repetido numerosas transmisiones por streaming ofrecidas durante el transcurso del corriente año de las
óperas más conocidas del repertorio verdiano. Sería bueno que de vez en cuando
repusieran los títulos menos representados (OTELLO,
STIFFELIO, I LOMBARDI ALLA PRIMA
CROCCIATA, DON CARLO) en lugar de los más conocidos. O al menos, ofrecer
versiones históricas para poder apreciar los clásicos en todo su
esplendor.
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