Juveniles: simplemente, ¡¡¡deslumbrantes…!!!
Por Jaime Torres Gómez
La
segunda presentación con público
presencial en pandemia de la Sinfónica Nacional Juvenil, confirmó
encontrarse en un “estelar” momento.
Lo
anterior ha sido fruto de un sistemático trabajo por décadas a partir del
comprometido impulso desplegado por el recordado maestro Fernando Rosas, quien
concibió un proyecto educativo a través de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (Foji), siendo la
agrupación estrella la Sinfónica Nacional
Juvenil, conjunto que agrupa a una selección
de los más talentosos jóvenes músicos del país. Y al ser una agrupación de perfil formativo, su nivel varía de
acuerdo a los talentos coyunturales, no obstante exhibir en el tiempo un
rendimiento promedio muy satisfactorio.
Relevante
ha sido disponer de un maestro titular
con las credenciales de Maximiano Valdés, relevante director
nacional de trayectoria internacional, quien ha logrado imprimirle una
magnífica impronta sonora y gran sentido de ensemble, traducido en presentaciones
con importantes entregas interpretativas. Y por cierto, del todo encomiable la
labor sistemática por muchos años de los instructores.
Después
de una formidable presentación inaugural en octubre -en aquella oportunidad con
una acotada cantidad de músicos-, ahora dispuso de un amplio orgánico conforme
las obras, como la Obertura de la ópera “Los Maestros Cantores de Nüremberg”,
de R.
Wagner, y la Octava Sinfonía de A.
Dvorak. La función correspondió a la realizada en el multifuncional
espacio del Centro Cultural “Chimkowe” de Peñalolén, de gratas características acústicas.
Con
una solidísima versión de la obertura wagneriana, el maestro Valdés dio cuenta de un exhaustivo
trabajo en texturas, balances, transparencias y ajuste grupal, amén de un
enfoque privilegiado en lo íntimo que en lo estentóreo. Espléndida respuesta de
las cuerdas, con aterciopelada sonoridad, más un notable ensamble de las
maderas y calibrada proyección de los bronces.
Finalmente, una deslumbrante versión en todo orden de la Octava de Dvorak.
Con buena frecuencia local, esta obra es de las más cautivantes sinfonías del compositor checo y quizás la de mayor inspiración vernácula. De brillantez global y
expuestos pasajes solísticos en las maderas (gran protagonismo de la primera
flauta), la versión ofrecida reflejó excelencia a borbotones. Con una certera
visión del todo, Valdés delinea una
lectura de irreprochable claridad de voces,
inteligentes acentos, cálidas texturas y empáticos tempi. La respuesta de los “muchachos”, a un nivel
internacionalmente competitivo. Notable respuesta de las maderas en ensamble y
calidad tímbrica, destacándose especialmente la flauta solista (Vicente
Morales), exudando virtuosismo técnico y consumada musicalidad.
En suma, una deslumbrante presentación de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil junto a su magnífico maestro titular, esperándose contar con su presencia prontamente en más presentaciones, y a la vez con una extensión de su colaboración por varios años más en tal calidad
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