UN REGRESO CON TODO
EL AMOR PROPIO
Orquesta
Sinfónica Nacional, temporada 2022. Director: Luis Belforte. Solitas: Valentín
Garvie (Trompeta), Rodrigo Domínguez (Saxo), Sebastián Achembach (Organo).
Programa: Obras de Rudel Rey, Garvie, de Falla y Saint-Säens. Centro Cultural
Kirchner, Auditorio Nacional, 18/03/22.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO.
Y por fin la Sinfónica
Nacional retornó al escenario del Auditorio Nacional con el mejor orgánico que
hoy por hoy puede presentar. Al momento de escribir este comentario, ya Uds.
han conocido en Ntro. programa de ayer,
Sábado 19, por las declaraciones de su Coordinador, el Mtro. Marcelo Massun,
acerca de las vicisitudes para completar la plantilla de instrumentistas para
la presente temporada. Así y todo debo recalcar que en este concierto se han
estrenado dos obras de compositores Argentinos en lo que parece ser la
recuperación de sus objetivos fundacionales de promoción de los compositores
nacionales.
Podrá discreparse por el orden en que fueron
ofrecidas las obras que integraron este primer programa (las dos argentinas al
comienzo, luego de Falla y cerrar con Saint-Säens), pero como manifesté, se
inició con los dos estrenos argentinos. En primer lugar “Supernova” de Demian Rudel Rey, joven compositor.
Se trata de una obra muy concentrada, por momentos de orquestación muy potente
y de frondoso discurso orquestal. Hay una sección central sin embargo, en la
que se produce un interludio en el que los aerófonos sostienen un acorde base
para que el resto de las secciones desarrollen diferentes variaciones y luego
retomar con fuerza el momento final. Belforte condujo con suma concentración a
las fuerzas orquestales y logró un muy correcto resultado. Un muy respetuoso aplauso
acompañado del llamado al escenario al compositor recibió este trabajo que en
mi opinión está inscripto en formas musicales que hoy se están dejando de lado,
empero, sea bienvenida y le permita al creador seguir desarrollando una labor
sostenida.
Valentín Garvie es un destacado compositor y trompetista
quien está desarrollando una muy interesante carrera tanto en el campo de la
música popular como en el clásico y aquí sorprendió con una composición para
una combinación de trompeta, saxo, órgano y orquesta, caracterizada por un
comienzo enjundioso en donde los solistas desarrollan sus partes y un espacio
librado a la improvisación acompañados por una orquesta muy potente. Aquí
también debo expresar que la acústica tantas veces discutida del Auditorio
Nacional ayudó a resaltar los “tutti” y por momentos hubo saturación de sonido.
Sin embargo la sorpresa sobrevino después ya que el orgánico orquestal se va
apagando, el escenario quedó en penumbras y desde los laterales de la bandeja
del tercer piso del Auditorio emergieron los aerófonos acompañando las
improvisaciones fuera de escena del Saxo, del propio Garvie que con su trompeta
fue interpretando desde distintos sectores fuera de escena y la apoyatura del órgano
manejado de forma irreprochable por Achembach. Al igual que la orquesta, los
aerófonos también fueron disminuyendo su sonido hasta su extinción total, la
sala se oscureció aún más, saxo y trompeta culminaron su intervención y quedo
solamente iluminado el órgano en donde Achembach de modo impecable cerró la
obra en la sala totalmente oscurecida. Un estupendo trabajo. Original, creativo
y sumamente interesante, realzado por el acompañamiento estupendo de Belforte y
la Orquesta.
Luego de una primera mitad intensa, la
Sinfónica acometió con la versión orquestal definitiva de los fragmentos de “El
Amor Brujo” de Don Manuel de Falla. Belforte logró plasmar la riqueza de
matices, los momentos de intimidad y la paleta de color con la que Don Manuel
describe a Andalucía en su música. Muy efectivas las respuestas de todas las
secciones de la Orquesta y como es lógico con punto culminante en la “Danza
Ritual del Fuego”, aplaudida a pesar de los últimos números que aún faltaban
ofrecer.
Y para el cierre, la versión orquestal de la “Danza
Macabra” de Camille Saint-Saëns en la que brilló la labor solista del
Concertino José Daniel Robuschi y en donde ese trasfondo intenso y misterioso
fue muy bien expresado por la orquesta con la segura guía de Belforte. La gente pedía más y los maestros no se
hicieron rogar. El bisado de la “Danza Ritual del Fuego” para cerrar una noche
de reencuentros, buena música, una irreprochable labor de Luís Belforte y una
entrega de la Orquesta la que con un orgánico no muy frondoso rindió como si
hubieran más de cien músicos en el escenario.
Donato Decina
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