jueves, 7 de diciembre de 2023

 



                          Créditos: Prensa del Teatro Colón, Fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli


UNA EMBAJADA ARTISTICA PARA UN IMPORTANTE ACONTECIMIENTO

 

Teatro Colón, temporada 2023. Función Extraordinaria. Actuación  de The Geidai  Philarmonia Orchestra Tokyo,  Director: Kazuki Sawa. Solista: Eitetsu Hayashi (Wadaiko [Tambor Japones]). Programa: Obras de Smetana, Matsushita y Brahms. 06 de Diciembre de 2023.

 

NUESTRA OPINION: BUENO

 

 Durante el corriente año, el Imperio Japonés y la República Argentina celebran el 125º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas. Dícese que los primeros inmigrantes nipones de los que se tenga constancia en Ntro. territorio fueron ubicados allá por 1886. Varios hitos mutuos tuvieron lugar hasta el presente, pero el más significativo es el tratado de migración de 1961 firmado en Tokyo durante la gira del Presidente Constitucional Argentino Dr. Arturo Frondizi, cuya entrada en vigor tuvo lugar en 1963. Por ambas partes se registraron visitas de artistas, deportistas, delegaciones comerciales e incluso militares (En 1903 Argentina adquirió a Japón dos acorazados de la época aquí conocidos como Moreno y Rivadavia. En recuerdo del primero hasta se compuso una célebre marcha militar). Para celebrar esta feliz circunstancia, se ofreció  un concierto en el Teatro Colón de Buenos Aires en el que se presentó la Geidai Philarmonia Orchestra Tokyo, agrupación originada  en la Universidad de Bellas Artes y Música de Tokyo, en 1898 (También cumple 125 años) en la Tokyo Music School, la que luego viró hacia la actual universidad. Para tener una idea cabal, esta orquesta estrenó en Japón las sinfonías Nºs. 5 y 9 de Beethoven y la Nº 6 “Patética” de Tchaickovsky. La agrupación  se presentó bajo la dirección del Mtro. Kazuki Sawa, quien además de Director de Orquesta es Violinista,  reconocido músico de cámara y actualmente es profesor emérito de la Universidad de las Artes, tras haber sido Presidente de la misma y Decano del Departamento de Música.

 

  La programación ofrecida la constituyeron dos obras de “punta” conocidas por todos: “El Moldava” (integrante del ciclo “Ma Vlast” [de mi Patria]) de Bedrich Smetana y la 4ª Sinfonía en Mi menor, Op. 98 de Johannes Brahms, mientras que en el centro se produjo un estreno absoluto en la Argentina cual es “Hi-Ten-Yu” para Tambor japonés y Orquesta de Itsao Matsushita. Llamó poderosamente la atención la ausencia de música argentina, en momentos en que cada vez con mayor frecuencia las orquestas de primer nivel mundial ofrecen obras de Alberto Ginastera y Astor Piazzolla (máxime en el caso de este último con la devoción que los japoneses profesan por el tango). Así como en los últimos tiempos van ganando más protagonismo nombres como Osvaldo Golijov y Esteban Benzecry (En el caso de este último su mono-opera “Garasha” inspirada en una historia en el Japón del 1500 se estrenó en tierra nipona con rotundo éxito). También el hecho de que el programa de mano recibido, tanto como la gacetilla de prensa, tuvieron carencia total de comentarios, sobre todo de la obra japonesa ofrecida en estreno, en momentos en que un público mayoritariamente neófito, integrado fundamentalmente por japoneses y descendientes de los mismos, seguramente pisaba el Colón por vez primera. Me provocó mucha pena esta situación. Además debería observarse el hecho que traer una agrupación de arriba de 75 músicos con un traslado aéreo que como mínimo debe haber insumido al menos 36 horas de viaje y con una diferencia horaria de 12 horas por un solo concierto sin la posibilidad de ofrecer al menos uno más es un verdadero despropósito.

 

  Entrando de lleno en la música escuchada, se apreció una interesante lectura de “El Moldava” de Smetana a partir de la elegancia originada en los gestos del Mtro. Sawa, haciendo honor a sus conocimientos surgidos como instrumentista y desde la música de cámara, hecho que motivó una excelente respuesta de las cuerdas del conjunto. Sin embargo se apreció un sonido excesivamente  “forte” en el timbal, característica que se mantuvo en casi todo el concierto y que por momentos conspiró con todo lo bueno desarrollado por el resto del conjunto.

 

 

 El punto más alto de la noche se produjo con la interpretación de “Hi-Ten-Yu” para tambor japonés de Isao Matsuyita con la participación  del solista Eitetsu Hayashi. De lo poco que se ha hallado sobre el compositor es que es un vasto creador de canciones las que han llegado a los registros grabados. Aquí parte con un instrumento que es empleado en la música tradicional japonesa. Eitetsu Hayashi es un profesional de vastísima trayectoria, el que por muchos años formó parte del conjunto soporte del Ballet “Kodo”, el que años atrás se presentó en el ciclo del Mozarteum Argentino en el Teatro Coliseo en tiempos del Colón cerrado por el “Masterplan”  y del cual el tambor Wadaiko es fundamental en la música que se emplea en las danzas. Este solista muestra una condición física envidiable, ya que la interpretación surge desde la entrega física, la música parte de los planos más bajos hasta estallar un “fortísimo”. La orquesta se integra como sostén con una intervención uniforme, hasta que tras un grito emanado desde lo gutural por parte del solista estalla el conjunto todo atacando una melodía por momentos demoledora, tras lo cual retorna la calma y la música tanto desde el solista como de la orquesta se va extinguiendo de manera paulatina. Debe decirse que el Colón “rugió” con el final de la obra aclamando a los intérpretes y a la tercera salida se produjo la aparición del solista junto a otros dos jóvenes instrumentistas para abordar otra obra de similares características en la que la energía domina y la entrega de los solistas fue total. Tras largas ovaciones se llegó al intervalo.

 

  La parte final nos trajo una apenas correcta versión de la Cuarta de Brahms en donde llamaron mi atención algunas pifias y el hecho de que más allá de los gestos del director que pedía enfatizar las sutilezas, estas quedaron por alguna razón a mitad de camino. Más allá de que la idea de la obra era la correcta, la misma no se plasmó por completo en esta versión. Sin embargo,  el público sostuvo el aplauso y tras varias salidas del Mtro. Sawa al escenario, este concedió un único bis: la “Rapsodia para Orquesta” de Yuzo Toyama, la que seguramente se escuchó por primera vez en la Argentina por intérpretes netamente japoneses con un brillante despliegue de energía que hizo delirar a la sala, para que todos, Orquesta, Director y Solistas visiblemente conmovidos salieran una última vez a agradecer el fervor de la gente.

 

Donato Decina

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