Los protagonistas de la velada inaugural del ciclo de abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: La Directora de Orquesta griega Zoe Zeniodi y el pianista uruguayo Homero Francesch. Cred.: Servicio de Prensa del Teatro Colón, fotografía del Maestro Arnaldo Colombaroli.
Muy buen inicio de ciclo de la Filarmónica en el Colón de la mano de Zoe Zeniodi
ENTRE EL ROMANTICISMO Y EL DODECAFONISMO
Martha CORA ELISEHT
El 2024 es un año donde se cumplen numerosos homenajes a varios
compositores con motivo de cumplirse el sesquicentenario o bicentenario de su
nacimiento (Arnold Schönberg y Anton Bruckner, respectivamente) o el centenario de
su fallecimiento (Giacomo Puccini). Por ende, es un año prolífico en materia de
conciertos sinfónicos. Por dicho motivo, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires
(OFBA) decidió homenajear a Arnold Schönberg en el concierto inicial de su Ciclo de
Abono con motivo del 150° aniversario de su nacimiento, hecho que ocurrió el pasado
sábado 13 del corriente bajo la dirección de Zoe Zeniodi con la participación del
pianista uruguayo Homero Francesch como solista para brindar el siguiente repertorio:
- Pelleas und Melisande, Op.5- Arnold SCHÖNBERG (1874-1951)
- Concierto n°5 en Mi bemol mayor para piano y orquesta, Op.73 (“El
Emperador”)- Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827)
Tras tomar ubicación sobre el escenario del Colón con un orgánico prácticamente
completo y la tradicional afinación de instrumentos por parte del concertino Xavier
Inchausti, Zoe Zeniodi hizo su aparición sobre el escenario del Colón provista de un
micrófono no sólo para agradecer el haber sido invitada para la inauguración del
presente Ciclo de la orquesta, sino también para referirse a la obra de Schönberg.
Basada sobre la tragedia homónima de Maurice Mæterlink, data de 1905 y se trata de un
extenso poema sinfónico para gran orquesta escrito en forma de sonata en un único
movimiento de aproximadamente 40 minutos de duración, que posee numerosas
secciones relacionadas entre sí, a modo de los 4 movimientos clásicos de una sinfonía.
Salvo que en vez de emplear leitmotives (asociados a personas o escenas individuales),
Schönberg utiliza grupos temáticos que conforman la construcción de un gigantesco
desarrollo sinfónico, que se inicia en el bosque -donde Goulaud encuentra a Mélisande
y, posteriormente, se casan-, continúa a través de los segmentos internos del Scherzo -
que retrata la fuente donde Mélisande pierde su anillo de bodas y se encuentra con
Pélleas (hermanastro de Goulaud), del cual, se enamora perdidamente-. El Adagio
retrata la escena de amor entre Pélleas y Mélisande, la despedida de los amantes y la
muerte de Pélleas de la mano de su hermanastro, mientras que el Finale anuncia la
recapitulación de la obra, que retrata la muerte de Mélisande. Los segmentos que lo
componen son los siguientes: Die Achtel ein wenig bewegt – zögernd (La octava se
movió un poco- vacilantemente) / Heftig (Violento) /Lebhalft (dinámico)/ Sehr rasch
(muy rápido) /Ein wenig bewegt (Un poco conmovido) / Langsam (Lento)/ Ein wenig
bewegter (Un poco más movido) / Sehr langsam (Muy lento) / Etwas bewegt (algo
movido) / In gehender Bewegung (En movimiento caminante) y Breit (Amplio). Es una
de las pocas obras tonales de Schönberg -escrita en Re mayor-, que permite que todos y
cada uno de los integrantes de la orquesta se luzcan. Precisamente, eso fue lo que
sucedió en la presente versión, donde hubo un notorio trabajo de afinación, ensayo y
ajustes en los diferentes grupos de instrumentos que integran la orquesta, que sonaron
de manera compacta y uniforme, con bellísimos matices y vuelo, así como en el
ensamblaje de sonido. Una muy buena interpretación de la orquesta, donde la labor de la
directora y los músicos se vio coronada por numerosos vítores y aplausos por parte del
público que se dio cita esa noche.
La obra elegida para la segunda parte del concierto fue el célebre Concierto n°5
para piano y orquesta en Mi bemol mayor “El Emperador”, Op.73 de Beethoven,
compuesto en 1811 y dedicado al archiduque Rodolfo de Austria. En aquel entonces y,
pese a su sordera, Beethoven había estrenado la totalidad de sus conciertos para piano
como virtuoso del instrumento. Sin embargo, no pudo hacerlo con este último, de modo
que la responsabilidad cayó sobre Friedrich Schneider el día de su estreno en la
Gewandhaus de Leipzig. No se sabe con certeza quién le puso el mote de
“Emperador”, ya que Beethoven no lo había consignado en la partitura. Algunos
atribuyen la frase “¡C’est l’ Émpereur!” (Es el Emperador) a un oficial francés que
asistió a su estreno en Viena (1812), mientras que otros, a Johann Baptist Cramer -editor
inglés del concierto-. Posee tres movimientos (Allegro (en Mi bemol mayor, 4/4) /
Adagio un poco mosso (en Si mayor, 4/4) / Rondó: Allegro m non troppo, (en Mi bemol
mayor, 6/8), escritos en forma sonata y de los cuales, el 2° y el 3° se ejecutan sin
interrupción. El tono mayor representa el carácter heroico y épico de la obra,
caracterizada al inicio por la larga introducción del piano y la cadencia característica del
genio de Bonn. Permite el total lucimiento del solista y, en este caso, Homero Francesch
desempeñó una muy buena labor junto a la Filarmónica durante los dos primeros
movimientos. Lamentablemente, hubo numerosas imperfecciones en el Rondó final,
pese a que la amalgama sonora entre orquesta y solista resultó perfecta. Zeniodi le
imprimió una marcación precisa y la Filarmónica respondió de la misma forma. No
obstante, el público respondió con un aplauso sostenido y Francesch culminó su
presentación con un bis: Escenas Infantiles de Schumann, donde tuvo un mejor
desempeño.
Debe ser una de las pocas veces donde ha dirigido una mujer en la apertura del Ciclo
de conciertos de la Filarmónica y no sólo Zoe Zeniodi se ganó el afecto del público
argentino, sino que se rindió un justo homenaje al padre de la atonalidad a 150 años de
su nacimiento en un concierto cuyo repertorio osciló entre el romanticismo y el
dodecafonismo.
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